Lo que ellos quieren...

PLa idea de lanzar un cachorro al frio y peligroso mundo para que aprendiera a valerse por sí mismo antes que pudiera ser considerado un adulto más de la tribu, no era algo ajeno para ella, siendo alguien de los clanes barbaros ella misma había pasado por algo como eso. Aunque siendo que él era un niño rico, probablemente lo que ella vivió no era lo mismo que él tenía por delante, pero aun así no pudo evitar sentir algo de simpatía por ese chico. Simpatía y curiosidad.

— Suena interesante ¿Y qué tipo de tarea debes completar para que la prueba concluya?

La pregunta dejo a Ferd completamente frio ya que dadas las circunstancias en que había tenido que abandonar el lugar al que hasta entonces había llamado su hogar, nunca llego a pensar en la posibilidad de volver. La prueba familiar era solo la fachada que les habían construido para justificar el viaje de Domm y Ferd, pero precisamente Domm y Ferd no tenían un lugar donde volver.

Siendo más claros, si Ferd volvía al marquesado o a cualquier lugar cercano a este, corría el riesgo de desvelar al marques una verdad que su madre quería oculta, sin contar que probablemente su vida estaría en peligro. La única forma en que Ferd podría estar a salvo allí era como Nicky. Eso parecía ser una buena respuesta desde el punto de vista del pequeño.

— Para poder volver debo convertirme en otra persona.

— ¿Otra persona? ¡Ya veo! —La joven mujer se pensó esas palabras muy seriamente, tal vez más en serio de lo que llego a pensar el chico antes de decirlas— En otras palabras necesitas dejar de ser un niño que depende de su familia para convertirte en un hombre, confiable, capaz de sostenerse a sí mismo y apoyar a los demás cuando lo necesiten.

— Si, es exactamente eso… —Ferd estaba muy sorprendido de ver cuán profundo significado le había encontrado esa mujer a esas palabras que el solo dijo al azar, pero ya que el resultado fue tan bueno, tan solo continuo con esa historia.

— Soy Frey, por cierto. Frey del clan Pifosc. Las costumbres de tu familia son muy parecidas a las de mi gente.

— ¿Eres de los clanes barbaros, cierto?

Ella lo miro un poco sorprendía, pero enseguida sonrió con satisfacción al notarlo.

— Que lo hayas deducido solo con eso solo puede significar que de algún modo tú también lo eres.

— Bueno, no sé si sería correcto decir que lo soy. Mi abuela ciertamente lo era, ella y otras doncellas fueron enviadas cuando se firmó el tratado de paz con los 9 reinos en el domino de Nozaris. Algo así como una ofrenda de paz…

Una expresión de inconformidad apareció efímeramente en el rostro de Frey, al escuchar esa último, pero sin intención de decir nada al respecto solo continuo la charla.

— Ya veo… entonces es ese tipo de situación. Bueno chico, ya que parece que no somos muy distintos el uno del otro, por esta vez yo te invitare algo de comer de aquellos puestos. Pero en cambio tendrás que contarme más acerca de lo que planeas hacer para completar tu prueba. Parece algo interesante.

— ¿De verdad? ¿Y puedo pedir todo lo que quiera comer?

— Solo no te pases, a diferencia de ti las pocas monedas de plata son ahorros que he conseguido con mucho trabajo duro.

— ¿Eh? ¿En ese caso no sería mejor si yo te invito a ti?

— No lo creo, si intentaras pagar a esta gente con una moneda de plata, seguro los estarías poniendo en apuros para intentar darte cambio. Incluso si alguno pudiera, inmediatamente te estarías convirtiendo en el blanco de otras personas que quieran estafarte como ese viejo.

— Ya… ya veo.

Al final Ferd accedió a la oferta de Frey, no sintiéndose del todo contento, pues poco a poco comprendía como estaba de distorsionada su percepción del mundo al crecer dentro de la protección de una noble familia. Viéndolo de ese modo, sus constantes pesadillas ahora parecían más como pequeños atisbos de realidad que se lograban infiltrar en su mente.

Mientras caminaba viendo la espalda de Frey que aminaba justo en frente de él, Ferd recordó algo más en lo que se había equivocado no hace mucho, y necesitaba corregirlo. Sus pies se detuvieron de andar y estiro su mano para tomar el borde de la camisa de la joven, para hacer algo que rompería definitivamente con todo lo que se le había inculcado durante su niñez.

AL notar que el chico se detuvo y sentir que tiraba suavemente de su camisa, Frey regreso su mirada, sorprendiéndose al encontrarlo con su cabeza inclinada.

— ¡Yo, de verdad lo siento mucho!

— ¿Qué? No… ¡No es gran cosa! ¡De verdad! ¡Solo lo hago porque me parece interesante tu historia, pero si de verdad te preocupa, puedes invitarme algo cuando lleguemos a la siguiente estación! ¡Después de todo está ubicada en una ciudad muy concurrida y es más habitual que las personas allí hagan negocios usando piezas de plata!

— ¡Qué bien! ¡En ese caso podría invitarte a…! ¡No, espera no es eso! ¡Lo que quiero decir es acerca del otro día en la estación! Esa vez era mi primera vez estando tan lejos de casa y termine perdiendo a Domm de vista. Estaba completamente aterrado, sintiendo como si todo el mundo pudiera acabar conmigo en cualquier momento. Y luego para compensar mi miedo termine actuando como un idiota causándote problemas y a aquellos guardias. Probablemente no vuelva a verlos a ellos para disculparme correctamente, pero a ti te tengo delante de mi ahora mismo y quiero hacerlo antes que mi orgullo me haga decir cualquier otra estupidez. Por eso, de verdad lo siento… Y estem… Tu brazo ¿Se encuentra bien?

— ¿Mi brazo? —Al pensar en ello, Frey recordó que el chico la había atacado con alguna extraña magia que había quemado parte de su camisa, de hecho ya que no traía equipaje con ella, fuera de sus armas y dinero, aún seguía usando esa camisa chamuscada— ¡Ah, descuida! ¡Una pequeña llama como esa jamás podría lastimarme! ¡Aunque mi ropa sí que paso por un mal momento!

— ¿Una pequeña llama? —el orgullo de Fred se vio un poco lastimado por esas palabras. Desde que había perdido su capacidad para usar magia, había estado investigando como recuperarla. Dibujar manualmente círculos mágicos para luego imbuirlos con su mana, fue una buena solución temporal, este era el método más primitivo con el que la humanidad aprendió a usar la magia y por eso el chico no esperaba gran cosa al practicarlo, pero aun así le dolió tal forma en que se menospreciaba su esfuerzo.

Por lo demás, aquellos dos pasaron un rato bastante agradable en compañía del otro hasta que llegó el momento de separarse yendo cada uno a su respectivo camarote.

— Capitán ¿Otra vez jugando con esa cosa? ¿Cuántas veces lo ha armado y desarmado ya? Creo que vas a desgastar los tornillos.

— Esto… siento que puedo olvidar todo lo demás cuando trabajo en ello, es de algún modo relajante. Aunque ya memorice cada pieza de tanto hacerlo, incluso podría hacerle algunas modificaciones a mi antojo.

— ¡Por favor no lo hagas! ¡Cada dron pasa por un exhaustivo control para que cumpla con ciertas normas establecidas, modificarlo después de eso sería ilegal!

— Jaja Eso es gracioso… lo que hacemos en este lugar puede pasar por legal porque así lo decidió la burocracia, pero modificar un poco una maquina se considerara un crimen…

— Yo…

La mujer se quedó en silencio, se sentía completamente culpable y por ende no tenía ningún argumento para refutar lo que el capitán le acababa de decir.

Al percatarse que tal vez se había pasado un poco, el capitán tomo sus muletas para ponerse en pie y desplazarse hasta Miyuki, abrazándola por la espalda.

— Lo siento, solo hablaba por hablar, no era mi intención lastimarte. Es que estoy un poco nervioso por lo de mañana.

— Mañana será el día… ¿Enserio tienes que ir? Si... si dijeras que no quiere yo podría…

— Oye… Para un inútil como yo hay gente extraordinaria como tú que aún nos encuentra algún uso haciendo que nuestra vida tenga un significado. Hacer esto es mi deber para compensarlo.

— ¿Y si te dijera que también tienes un importante deber que cumplir aquí?

— ¿oh? ¿Un deber más importante que el destino de la humanidad? ¡Interesante, cuéntame más sobre ello!

— Capitan… no, Arman, a decir verdad yo…

*Tock\, Tock\, Tock*

— ¡Teniente Miyuki! ¿Está ahí? ¡La general necesita verla urgentemente!

La conversación se vio abruptamente cortada, antes de marcharse la teniente movió sus labios diciendo algunas palabras pero su voz no salió… más bien algo impedía que Arman la escuchara.

—…—

Arman también intento hablarle, sin que sus palabras lograran cruzar por su garganta para convertirse en sonidos. Algo no estaba bien en todo esto.

Todo comenzó a ponerse oscuro y parecía hacerse más grande. Sintiendo que todo su cuerpo palpitaba el capitán miro sus propias manos notando que no era su entorno el que crecía, él se había vuelto más pequeño.

Levantando su mirada para ver a Miyuki noto una severa expresión que lo acusaba en su rostro.

— ¿Por qué tenías que irte?

Un golpe sordo inundo la habitación, al levantarse sobresaltado Ferd golpeo su cabeza contra la pared, causando que un rio rojo bajara a través de su cuerpo. Sus ojos se inundaron de lágrimas, pero no era a causa del dolor de su herida, él estaba sintiendo una abrumadora sensación amargura y culpabilidad oprimiendo en su pecho, sin poder comprender el motivo de esto.

Mirando su entorno, el chico sintió como si estuviera en el lugar equivocado y su mente comenzó a nublarse… más bien se estaba despejando de lo que le nublaba y ahora reconocía  donde estaba. Era el camarote en la nave, junto a él estaba acostada Domm y en la cama contigua se encontraban esas dos mujeres con las que compartían la estancia.

— Arman… ¿Era yo?...

Las imágenes de aquel reciente sueño se desvanecieron lentamente, pero aún quedaban residuos de estas en su cabeza, junto a un desolador sentimiento de tristeza.

Aquella sensación era exasperante el chico quería desvanecerla de su interior, silenciar la voz que le acusaba en su mente, pero sin saber que hacer al respecto inútilmente repetía en voz alta.

— No, no, no… Yo no soy el… Yo no soy ella… Soy Ferd, soy Ferd, soy Ferd…

Con el sonido de la voz del chico, Martina, una de las jóvenes en la otra cama se despertó. Teniendo su sueño embellecedor interrumpido, quería gritarle al chico exigiendo silencio, pero tan pronto como se dispuso a hacerlo, vio como este se levantaba de su cama y comenzaba a hurgar desesperadamente en una maleta  hasta encontrar un bisturí que apunto contra su propio cuello.

— ¡Espera! ¡No hagas eso!

Con un veloz movimiento Martina llego justo al lado de Ferd interponiendo su mano entre el filo del bisturí y su cuello, siendo herida en su lugar.

— ¿Eh? Tu… Tu mano…

El pelirrojo estaba sorprendido y asustado con aquel resultado, el no pretendía herir a nadie más, pero ella se interpuso. Cuando levanto los ojos para mirarla, había una profunda expresión de reproche y decepción. Lo siguiente que se dio cuenta fue un ardor en su muñeca y en su mejilla derecha, mientras soltaba de forma inconsciente el bisturí… ella acababa de abofetearlo.

— ¿Por qué tu…?

Sin poder completar su pregunta su voz fue ahogada por un fuerte abrazo.

— ¡No debes tomar una decisión tan precipitada! ¡A veces suceden cosas que parecen terminar toda esperanza, pero este mundo aún está lleno de cosas hermosas por las cuales vivir!

Con aquel escándalo, tanto Domm como Claerie también tuvieron su sueño interrumpido, teniendo como lo primero que vieron al abrir sus ojos, la imagen de Martina llorando mientras rodeaba a Ferd con sus brazos aferrándose a él con fuerza.

— ¿Martina? ¿Qué está pasando? ¿Por qué esta herida tu mano?

Claerie comenzó a desprender una leve sed de sangre al contemplar a su compañera herida, algo que Domm no pasó inadvertida, apresurándose tomar un ungüento de su equipaje para ponerlo en la herida de la chica y después aplicar algo de magia en esta para sanarla.

La mano de la joven quedo como nueva, pero esta seguía bastante afectada emocionalmente. Su compañera la ayudo a ponerse en pie y la abrazo intentando calmarla.

— Ya paso, ya paso. ¿Puedes decirme que es lo que sucedió?

— Claerie… ese chico… el… Justo como Allan… el intentaba…

Aunque su dialogo estaba  entrecortado por el llanto, para Claerie que había estado siempre al lado de esa chica, desde el mismo instante que daba sus primeros pasos, eso fue suficiente para entender lo que sucedía. Ella miro al chico notando el bisturí tirado a un lado, regresando entonces su mirada hacia Domm con algo de desprecio en su expresión.

— Si eres su asistente deberías tener más cuidado con lo que sucede a la persona a la que sirves.

— Joder, yo soy una médico… este tipo de cosas son completamente nuevas para mi… —Domm murmuraba para sí misma acercándose a levantar el bisturí. Para el asombro de las otras dos jóvenes en la habitación, después de recogerlo lo que hizo fue ponerlo de vuelta en las manos del chico desafiándolo— Hazlo.

— ¿Que? ¡Espera! —Quisieron intervenir Claerie y Martina.

— ¡Ustedes no se metan! Esto es cosa nuestra… Ferd… si es que sigue siendo tú. Intento entenderte y es muy difícil. Todo lo que puedo hacer es tratar de imaginar lo que estés pensando. “SI la señorita lo… si ella rechaza quien eres, lo más fácil es simplemente convertirte en alguien a quien no le importe lo que ella piense”. Tu condición es algo que nunca había visto en mi vida, eres el primero, por eso tuve que preguntarle a mi madre antes que partiéramos en este viaje. Normalmente las personas crecieron sin un sello como el tuyo porque no se les diagnostico nada ya que no presentaban ningún síntoma… Pero entonces en algún momento de sus vidas algo ocurría y la otra conciencia llegaba a formar un caos en sus mentes. Tú por otro lado, ese evento ocurrió cuando aún eras muy pequeño y nuestras madres no sabían si catalogarlo como una bendición o una maldición. Por un lado serias alguien diferente a la persona que todos conocían y tú les verías a ellos como extraños, pero por otro lado ya que no habías desarrollado una identidad y moral propia completa, no generaría conflictos con la entrante, podrían simplemente dejarte ser esa persona sin que esto causara los problemas de salud mental que normalmente conlleva. Pero, “Quiero a mi hermanita, ella debe tener la oportunidad de elegir quien quiere ser al igual que cualquiera” fue lo que esa chica dijo. El resto de la historia ya la conoces, tu ismo la viviste. El caso es fue gracias a su intervención que tienes la oportunidad de elegir en este momento, incluso si más tarde se equivocó y dijo algunas cosas horribles. Probablemente ella ahora este debatiéndose a sí misma por ese error. Eres libre de decidir, pero al menos deberías pensar también en darle la oportunidad a esa chica de volver a verte a los ojos y decirte si realmente lo que dijo es lo que pensaba o solo fue algo en el calor del momento.

— Pfft!

Aunque ella estaba haciendo su trabajo lo más seriamente posible, por algún motivo Ferd se estaba conteniendo la risa, dejándola un poco choqueada. Y de paso a las otras dos chicas.

— ¿Todo ese monologo, lo tenías ensayado o fue algo que acabas de improvisar?

— ¡Oye! ¡Eso es muy despiadado de tu parte! ¡Incluso si solo soy tu asistente!

— Pues lo siento —aquella disculpa no sonaba nada sincera, solo era dicha de forma descuidada a propósito— Pero resulta que nada de esto es por Lora… de hecho ya casi lo tenía superado hasta que me lo recordaste.

— ¿Eh? ¡Oye espera!

Domm había sido cuidadosa de no mencionar nombres propios cuando le hablaba aquel discurso, pero Ferd ahora mismo había mencionado a Lora como si realmente no le importara lo que pasara desde ese punto.

— ¿Qué importa que escuchen? Lo único que a ti te debería preocupar es tu investigación ¿Cierto? A mí en cambio no es como si hubiera algo que debiera preocuparme. ¿Sabes? Nicky tiene a Lora y Arman… no puedo recordar quien era pero el tenia a alguien esperando a que regresara… incluso a veces puedo sentir como si esa persona siguiera esperándolo. Pero Ferd, Ferd no tiene a nadie. Ferd podría desaparecer ahora mismo y estoy seguro que el mundo podría seguir su curso sin que afecte en nada.

Desde la perspectiva de Martina, que no conocía ninguno de los otros nombres mencionados o quienes eran esas personas, todo lo que podía entender es que el chico realmente quería acabar con su propia vida ya que se sentía muy solo.

Ella misma había perdido a alguien en el pasado de forma similar. En ese entonces Martina solo era una pequeña sin poder alguno y no pudo hacer nada por esa persona, por eso, aunque Ferd era un completo desconocido, al poder ver a esa persona en el sentía la necesidad de hacer algo por él.

— Si… Si no tienes a nadie entonces yo podría ser…

— ¡Lo siento, no estoy interesado!

— ¿Qué? ¿Por qué?

La repentina declaración de Martina preocupo mucho a Claerie y Domm, pero Ferd desvió aquella bala como un muro de acero, causando que las dos jóvenes mayores se sintieran aliviadas y a la vez un poco compadecidas por la chica.

— Claerie, he sido rechazada, consuélame. —Martina refunfuño buscando de vuelta los brazos de su compañera.

— Ya, ya. Al igual que nosotras estas personas tienen sus propias situaciones con las cuales lidiar, es grosero pensar que podemos solucionarlo cuando ni siquiera sabemos lo que sucede, lo mejor es dejar que ellos aclaren las cosas entre sí, nosotras debemos volver a dormir.

Muy a pesar de que la chica inflaba sus mejillas para demostrar su descontento con esa conclusión, Claerie la arrastro de regreso a la cama, acostándola y arropándola como a una niña pequeña.

— Mañana estaremos haciendo una parada en el puerto de Barda, también deberíamos volver a dormir. —Le sugirió Domm a Ferd.

— Si… No creo que eso sea una buena idea.

Lo joven médico observo el miedo y la duda que se reflejaba en los ojos del chico, logrando entender por fin lo que acababa de suceder, sentándose a su lado para que pudieran conversar a gusto.

— Así que se trataba de eso… ¿Quieres hablar de ello?

— No quiero… —Respondió el chico dejando saber que no era algo que le agradara, pero aun así continuo— Se siente todo tan real… Es difícil diferenciar que parte se supone que es un sueño y que parte es un recuerdo que logro pasar a través del sello. Y entonces cuando despierto, estoy muy asustado, pero por encima del miedo esta la culpa de vivir tan tranquilamente mientras que otras personas sufren esperando que yo cumpla mi deber.

— ¿Tu deber? ¿Cuál deber?

— Si pudiera recordarlo ¿De verdad crees que me pensaría en la posibilidad de romper el sello?

— Ya veo. ¿Entonces me estás diciendo que si el actual tú lo recordara iría a cumplir con ese deber?

— No necesariamente, primero tendría que pensarme bien si es algo bueno o si por el contrario podría ser algo que cause daño a otras personas. Dependiendo eso decidiría si hacerlo o no.

— Si, eso suena bien. En ese caso por favor no vuelvas a pensar en ello por tu cuenta. Déjame investigarlo, recuerda que soy una genio médico, si me lo propongo de seguro encuentro el modo de conseguir ese recuerdo en concreto sin que afecte el sello... probablemente fue por eso que tu madre me pidió cuidar de ti.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play