Asaltados

— ¿Qué tenemos aquí? ¡Es una belleza de la más alta calidad! ¡Seguro pagaran muy bien por ella en el mercado negro!

— La más pequeña también luce bien ¿Viste lo blanca que es su piel? Siempre he querido probar esa clase de manjar inmaculado.

— ¡Tonto, ese es un chico!

— ¿Un chico? ¿Qué mierda, como puede ser más hermoso que mi esposa?

— ¡Jajaja, incluso un perro callejero es más hermoso que tu esposa!

— Bueno, eso es cierto… Pero no importa, tengo algunos contactos en la nobleza de Daroma, allí pagarían muy bien por un chico con esa carita.

Ahora mismo un grupo de hombres con aspecto de maleantes rodeaban a Domm y Ferd. En sus manos, cuchillos oxidados, trozos de metal magullado y espadas rotas. Claramente solo eran personas promedio que sin otra forma de ganarse la vida, recogieron lo primero que se atravesó en su camino para usarlo como armas de asalto.

Aun así eran demasiados y todos hombres adultos, enfrentándose a una joven que apenas si podía llamarse a si mismo adulta y un niño.

— Suelta las bolsas y corre tan rápido como puedas a la nave. —Ferd le susurro a Domm.

— ¿Qué? Pero nuestras cosas…

— ¡Ahora!

Al gritar esa orden, de entre los dedos del chico se deslizaron varios trozos de papel que se incendiaron en el aire formando una llamarada de tamaño medio. Aquel ataque, si de este modo se le pudiera llamar a tan débil intento no logro golpear a nadie, cada uno de ellos logro evadirlo, pero justo eso era lo que Ferd requería, ahora tenían una ruta de escape por la cual corrieron tan rápido como sus piernas les permitan, tejando atrás todo lo que traían en sus manos.

— ¡Maldita sea, tras ellos!

3 de aquellos bandidos los siguieron, mientras que los otros  recogieron para sí mismos las compras que habían sido abandonadas.

— ¿Esta aquí lo que el viejo de la sastrería encargo?

— Si, justo aquí. Lo demás podemos considerarlo nuestras ganancias.

Los otros tres continuaban siguiendo a Ferd y Domm, o más bien los buscaban ya que los había perdido de vista al doblar en un callejón, en medio de dos edificios, con muchos tendederos de ropa.

— ¡Por aquí no están!

— ¡Tampoco se ven por este lado!

— ¡Maldita sea, ya soñaba con esas monedas de oro!

— ¡Que mentira tu solo querías cogerte a esa chica!

— ¡Lo que sea, el viejo de la sastrería solo quería el contenido de la bolsa del chico, con eso ya nos ganamos nuestra paga!

Solo unos segundos después de que aquellos malandros se marcharan, dentro de un cesto de paja ubicado en un balcón se pudo oír la voz de Domm.

— Ya se han ido, creo que es seguro salir.

Ella espero un poco por la respuesta de Ferd, pero esta nunca llego, logrando asustarla bastante. La joven salió apresurada del cesto y corrió al balcón contiguo para revisar un baúl en este. Al abrir la tapa del baúl, Ferd se encontraba allí acurrucado, su mirada era feroz y se mordía sus labios fruncidos, el chico claramente intentaba contener sus lágrimas.

— Voy a matarlo… Ese maldito viejo tiene que pagarlo… Cualquiera que se atreva a engañarme le abriré el estómago y cenare sus entrañas…

El castigo que estaba planeando el chico era demasiado específico para el agrado de Domm. Después de escuchar la conversación de sus perseguidores, ella también estaba muy frustrada, aquel viejo podría considerarse que los había traicionado… había traicionado la confianza que ellos como cliente habían depositado en él.

Ya que él los había vendido a esos bandidos de poca monta, se tendría bien merecido que Ferd pudiera imaginarse, pero eso era algo que no podría ser. Ellos eran desconocidos en esa ciudad, simples transeúntes sin ningún trasfondo, cualquier cosa que intentaran hacer los podría poner a ellos como los criminales que atentaban contra un pobre comerciante que se ganaba la vida limpiamente, así lo vería la ley local.

— Lo siento mucho, joven amo Ferdy.

Ante la disculpa inesperada por parte de Domm, el pelirrojo no tardo en volver en sí mismo, sintiéndose algo molesto, pero esta vez consigo mismo.

— ¿Por qué mierda te disculpas?

— Eso es porque aunque soy su asistente, soy demasiado débil para ayudarlo a cumplir con sus cometidos.

Era obvio a lo que ella quería llegar con eso y luego de pensarlo con calma Ferd llego a la misma conclusión, pero eso no lograba que se sintiera menos frustrado al respecto.

— Por ahora volvamos a la nave… sig…

El seguramente quería decir más, pero simplemente lo contuvo y dejo salir en cambio un suspiro de amargura.

En este momento uno esperaría encontrar un gran tráfico en cubierta, con las personas que desembarcaban y los nuevos pasajeros llegando, pero en realidad todo estaba más bien tranquilo, o así parecía a primera vista pero al mirar con más detenimiento el ambiente en realidad era tenso.

Las personas miraban unos a otros como indagando en la otra persona, como si intentara encontrar a un culpable, pero ¿Culpable de qué? La pregunta no tardó en ser resuelta cuando dos de los varios guardias que circulaban alrededor se interpusieron en el camino de Domm y Ferd.

— Ustedes dos ¿Tienen un momento? necesitamos hacerles algunas preguntas.

— Pues a decir verdad acabamos de pasar un mal momento y solo queremos ir a nuestro camarote y descansar.

Al responder Ferd aplicaba tanto cinismo como le fuera posible a su tono de voz, haciendo obvio que solo quería fastidiar a aquellos guardias por el hecho de estar en frente de él.

— Chico, esto no es una petición, es una orden ¿Entiendes? No tienes ninguna opción.

— ¡Pues si ese era el caso, debiste comenzar por ahí y no entrar por las ramas a lo imbécil!

— ¡Pequeño bastardo!

El guardia que había estado hablando perdió completamente los estribos por un instante, tomando la empuñadura de su espada, con la disposición de desenfundar y cortar al chico en dos e incluso a su sirviente que se había puesto en medio con el fin de protegerlo, pero la mano de su compañero se apresuró a detenerlo, impidiendo que pudiera sacar el arma de su funda.

— ¡Imbécil, estas cayendo en las provocaciones de un simple crio! ¿De verdad te llamas a ti mismo un guardián de Barda?

El enfadado guardia miro a su compañero y luego a su alrededor, notando entonces la mirada de decenas de personas puestas sobre el ¿Acaso ese mocoso había hecho eso a propósito para atraer la atención de los demás? Si fuera así o no realmente no importaba, ese ya era el caso en el corazón del guardia y ahora se encontraba furioso con aquel chico. Necesitaba hacer algo para desquitarse y ya sabía que seria, solo necesitaba aguardar un poco más.

— Ustedes, podrían mostrar algo más de respeto, somos la autoridad aquí y ese tipo de comportamiento amerita ser castigado. —Sugirió el segundo guardia, manteniendo una podrida sonrisa en su rostro.

Domm se percató de inmediato que este segundo guardia era más elocuente y sensato que el otro tipo y eso a su vez lo hacía mucho más peligroso para tratar, apresurándose a cubrir la boca de Ferd, pues sería un grave error dejar que siguiera hablando a sus anchas.

— ¡Lo siento señor! —Se disculpó la joven— Mi joven amo solo es un niño y hemos pasado un mal día, espero sepa excusarnos.

— ¿Y qué tipo de infortunio ameritaría tal comportamiento? —El primer guardia volvió a tomar la palabra mostrándose algo prepotente, ante la chica.

— Bueno, eso es… Nosotros salimos a comprar algunas cosas que necesitamos para nuestro viaje, pero debido a la mala seguridad en Barda, algunos asaltantes se llevaron todas nuestras pertenencias.

Ese comentario fastidio completamente al segundo guardia, pero su disgusto no fue dirigido a la joven, en su lugar una insidiosa mirada por parte del hombre perforaba en la nuca de su compañero, por haber formulado aquella pregunta.

Antes si hubieran querido usar a ese par como chivos expiatorios, tal vez habrá algunos rumores a causa del ligero roce entre el niño y el guardia, pero ahora que la chica había hablado del presunto asalto, todo apuntaría a que ellos intentaban silenciarlos. Ese par ya no les servían, pero tampoco era opción terminar el interrogatorio en ese punto, sería algo muy sospechoso.

— Por ahora vengan con nosotros a la cabina del capitán, será más cómodo para ustedes si hablamos allí en privado.

— Solo para que quedemos claros, Si algo le nos llegase a suceder a mi compañera o a mí, mi familia se ocupara de hundir en el vacío a esa pequeña roca a la que llaman Barda, con ustedes dos atados en la parte inferior.

Justo al cerrarse la puerta de la cabina de mando, con ellos en el interior de esta, Ferd soltó aquella amenaza. El chico no tenía ninguna razón para sospechar de aquellos guardias, el simplemente comenzaba a ponerse paranoico después de lo ocurrido con aquellos bandidos enviados por el sastre y decidió descargar su frustración con los dos en frente de él ya que le resultaba molesto tener que lidiar con toda esta situación justo después de llegar.

Una ligera jaqueca abatió a Domm; el chico básicamente estaba gritando a los cuatro vientos que era un noble con aquella amenaza. Bueno, por suerte los cuatro vientos solo eran esos dos guardias, de otro modo sería imposible controlar la situación. Ella hurgo en un bolsillo interno de su vestido extrayendo aquella placa de presentación y la dejo en las manos del guardia con mayor elocuencia.

— Cualquier cosa que se hayan enterado dentro de esta cabina jamás sucedió. Espero puedan sepan lo que les conviene a ustedes y sus familias.

— ¡Malditos mocosos! ¡De verdad creen que van a intimidarnos con sus placas de juguete y sus…!

*Punch* *Crack!*

Un fuerte puñetazo hizo que la carraca del guardia más impulsivo crujiera ligeramente. Su compañero lo había golpeado para silenciarlo y evitarse problemas innecesarios ya que no solo había reconocido la legitimidad de aquella placa, también había visto a través de la misma. A primera vista la placa parecía ser propiedad de la nobleza media, pero eso es porque se le había aplicado un hechizo para hacerla ver de este modo.

Solo había dos tipos de persona que querrían hacer esto con sus placas, alguien de nobleza inferior queriendo pasar por alguien de mayor rango y alguien de nobleza superior, queriendo pasar desapercibido. Cualquiera de los casos podría ser considerado un acto criminal dependiendo del lugar en que se presentara. A que él lo había notado quiso usar esto a su favor e imbuyo su mana en la placa para descubrir de quien podría tratarse en realidad, pero el resultado simplemente lo aterro. Aquella placa pertenecía a alguna familia de la realeza.

— Señorita, joven señor, disculpen la impertinencia de mi compañero. Nosotros solo estamos cumpliendo con nuestro trabajo. Pero pueden estar seguros que nada de lo que se diga o se vea aquí adentro saldrá de esta cabina.

— Es bueno que lo entiendas —Domm cruzo sus brazos para acentuar la expresión de superioridad en sus ojos y voz— ¡Ahora, infórmanos que es lo que está sucediendo!

— Eh… ¡Sí! ¡Recientemente llego un reporte a la alcaldía de Barda avisándonos de la desaparición de varias personas, algunos de ellos eran tripulantes de esta nave, incluido el capitán! ¡Por lo que hemos investigado hasta ahora, es posible que la culpable sea una mujer de los clanes barbaros que viajaba en esta nave, ahora mismo intentamos obtener información de su paradero y posibles cómplices!

*Bang*

Un golpe lleno de frustración callo sobre el timón, este fue por parte de Ferd, la información proporcionada por el guardia había terminado de fastidiarle el día.

Considerando que esto era una debilidad que el chico mostraba a los guardias Domm decidió terminar la conversación allí enviando a los uniformados fuera. Estos últimos no estaban muy contentos de haber perdido el control de la situación frente a un niño y una jovencita que apenas había terminado de sufrir la pubertad, pero no tenían más opción que obedecer y salir de allí para seguir sus supuestas labores.

— ¿Realmente vamos a dejar que esos dos críos se salgan con la suya? —Pregunto impaciente el guardia de menor rango a su compañero.

— Es mejor así. No podemos permitirnos que se note que teníamos algo contra ellos, de otro modo seriamos los principales sospechosos cuando ellos desaparezcan esta noche.

— ¡Ah, ya entiendo! ¡Realmente eres un genio, Roger!

En el interior de la cabina de mando, al quedarse solo junto a Domm, Ferd continúo descargando su frustración contra el timón, haciendo que sus nudillos sangraran.

— ¿Sabes que no necesariamente hablaban de la persona que tú piensas? Puede que no lo hayas notado, pero hay más de un descendiente de los clanes barbaros viajando en esta nave. Tú mismo eres uno. Eso no te hace cómplice de quien sea que está secuestrando a esas personas ¿O sí?

— Yo… Creo que estoy muy cansado. ¿Te importa si me adelanto a dormir?

— Iré contigo, no me fio de todos esos guardias deambulando por la nave… ¡Oh, rayo! ¡Comienzo a contagiarme de tu paranoia!

— ¿Quién dices que tiene paranoias? —Ferd se quejó con una mirada inquisitiva ante la sugerencia de Domm.

— No me mires así, recuerda que ahora soy tu médico, no te estoy acusando te estoy diagnosticando.

Aquella fue otra noche en vela para Ferd, quien no podía dejar de pensar si realmente  Frey era la persona culpable que buscaban los guardias o si se trataba de alguien más. Su mente estuvo dándole vueltas a aquellas dos posibilidades por horas, hasta que de pronto hubo un destello de foco sobre su cabeza, aunque no era algo que hubiera pensado por sí mismo, fue algo que Domm le había insinuado.

“No me fio de todos esos guardias deambulando por la nave” fueron las palabras de la joven asistente. Aquellos guardias no eran una excepción a la hora de tener desconfianza sobre las personas alrededor, después de todos ninguno de ellos estuvo presente cuando fueron asaltados esa tarde. Entonces ¿Quién podría asegurar que decían la verdad cuando afirmaron que la culpable era una mujer de los clanes barbaros?

Con esta nueva idea sirviendo de antítesis a las otras dos posibilidades que circulaban en su cabeza dormir ya no parecía una opción para el chico. Saliendo de su cama reanudo el intento de reparación de los restos de la esfera.

Lograr que esta volviera a hablar y flotar sería algo imposible, pero según los recuerdos de arman a los que Ferd tenía acceso hasta ahora, aquella maquina usaba mana como fuente de energía, por eso si lograba juntar correctamente algunas partes, aun había funciones que debería poder reproducir de forma mecánica. El arma capaz de eliminar mercenarios profesionales con un solo ataque y el escudo capaz de repeler proyectiles mágicos eran las funciones que el pelirrojo tenía en mente.

— ¿Es aquí?

— Sí, creo que esta debería ser.

— Oye, tomarse tantas molestias seguro que en el interior hay mercancía de primera calidad. ¿No quieres entrar y echar un vistazo?

— Para con eso, el último tipo que tuvo ideas tontas con la mercancía la jefa le cortó los huevos y lo obligo a comérselos en frente de todos en el desayuno.

— E… ¿Eso es en serio? ¡Joder, yo solo acepte trabajar aquí porque quería algo de diversión!

— Te aconsejo que olvides todo y te resignes. Por ahora solo marca la puerta y sigue adelante.

Mientras trabajaba en la reparación Ferd pudo escuchar aquella conversación del otro lado de su puerta con pasos que se acercaron hasta llegar a la entrada del camarote, un par de rasguños sobre la puerta de madera y luego pasos que se alejaban.

Eso podría ser algo extraño a suceder si se tomaba como un suceso aislado, sin embargo aquellas palabras eran fáciles de relacionar con lo que los guardias investigaban en la tarde. Pero si ahora había guardias vigilando la nave ¿Cómo es que esas personas habían llegado hasta allí tan campantes?

— Domm ¿Estas despierta?

—…jurmm…

Ferd intento llamar a su compañera, pero solo obtuvo un ligero gruñido como respuesta. Por unos segundos contemplo también la opción de intentar llamar a sus otras dos compañeras de camarote, pero se deshizo de ese pensamiento tan pronto como llego.

Lentamente camino hasta la puerta, cuidando no hacer algún ruido y al llegar, pego su oído a esta, tratando de escuchar si aún había alguien del otro lado. Una vez seguro que aquellas personas se habían marchado, abrió la puerta notando un par de trazos  en cruz con alguna especie de tiza.

Mirando a ambos lados del oscuro pasillo se aseguró que estuviese despejado y entro nuevamente a la habitación para salir solo un par de segundos después con un trozo de tela en su mano para borrar la marca y una tiza con la que dibujo barias marcas en puertas al azar.

El no veía las posibles consecuencias de aquella acción, tan solo estaba penando en mantener a Domm, lo más cercano a una familia que tenía ahora mismo, a salvo.

Aun en ese orden de pensamientos el chico abandono la habitación, escabulléndose por los pasillos, evitando ser visto por cualquiera que aún se encontrara despierto a esas horas. Su destino era la cabina de mando, quería llegar a esta para encontrar la lista de pasajeros con el fin de ver que camarote se había asignado a Frey y así ir a confrontarla.

No llevaba mucho tiempo de haberla conocido, pero por lo poco que sabía de ellas, podía decir que era una persona con fuerte carácter y un gran sentido de la justicia. La joven mujer que lo había detenido de causar un grabe incidente en aquella estación, cuando se conocieron por primera vez, quien además a pesar que él se había comportado tan mal en esa ocasión más tarde se desvió para ayudarlo evitando que lo estafaran, no podía ser la misma persona de la que hablaban aquellos guardias. Eso no cabía en su cabeza.

En su cabeza todo parecía estar perfectamente planeado, solo debía llegar a la cabina de mando sin ser visto, revisar la lista e irse a llamar a la puerta de Frey, sin embargo, tan solo faltaban algunos metros para llegar al primer destino cuando la nave comenzó a moverse.

Eso no era algo bueno, se suponía que el capitán de la nave era una de las personas desaparecidas, por lo tanto la nave debería permanecer anclada hasta que se resolviera el caso o encontraran un nuevo capitán para pilotarla. Lo más probable para explicar que estuvieran zarpando justo ahora es que la nave estuviera siendo secuestrada.

Para empeorar la situación, ya habían pasado bastantes horas desde que Ferd se había tomado aquella medicina que le ayudaba a no sentirse mal con el movimiento de la nave y aquel malestar regreso casi de inmediato.

— Esto es malo… tengo que regresar…

Aunque el chico supiera cual era el mejor curso de acción ahora que las cosas se habían complicado, lograr hacerlo fue algo muy diferente. Solo darse media vuelta e intentar dar un paso logro enredar sus piernas, cayendo a un lado del pasillo.

— ¿Qué fue eso? ¿Quién anda ahí?

Alguien del interior de la cabina  logro oír el golpe cuando el chico cayó al suelo, pero él estaba teniendo dificultades para mantener el curso de la nave y no pudo ir a revisar de inmediato, decidiendo enviar a alguno de sus compañeros.

— Tu, ve a revisar.

— estoy seguro que no ha sido nada, además ya estamos en marcha y nadie en la nave puede interponérsenos.

— ¿Eso le dirás a la jefa si algo llega a salir mal?

— Joder… ok, ya voy a revisar.

De mala gana el hombre con pintas de mercenario mal pago salió de la cabina dirigiéndose al lugar que le había sido indicado por su compañero. Todo estaba tranquilo y solitario, como él pensaba, su compañero comenzaba a ponerse paranoico.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play