La quinta princesa Chloe

— Y… ¿Eso era todo lo que tenías para decirme?

Manteniendo su postura opresora contra su pequeña hermana, después de escuchar sus quejas y reclamos, además de las solicitudes de que le devolviera los preparativos para su evento, la princesa Francy se negó a dar alguna respuesta adecuada, simplemente camino d regreso al grupo manteniendo ciertos aires de dignidad. Aun guardaba la esperanza de que la pequeña Chloe pudiera perder la calma de forma inapropiada.

— ¿Sabes? —Al llegar junto a las demás chicas la miro y sonrió como si fuera una apropiada hermana mayor— Tu evento no es algo oficial, pero yo tengo que atender una fiesta del te oficial, aunque mis preparativos fueron perdidos por la servidumbre en algún lugar. ¿Podrías dejarlo pasar solo por esta vez? Aunque si no es posible yo entenderé y me marchare con mis invitadas a otro lugar.

Aquella princesa Francy, parecía ser alguien bastante calculadora, volviendo a arrinconar a la pequeña Chloe en una molesta encrucijada. En esta ocasión no importaba que decisión tomara la quinta princesa, ambas serian algo malo para su propia reputación.

Si decidía dejarle el tercer salón junto a sus preparativos, ella se quedaría sin nada que ofrecerle a sus invitadas hasta que la servidumbre preparara algo más. Eso la convertiría en una mala anfitriona, algo indigno de la realeza.

Por el contrario, si decidía mantenerse en su postura de que su hermana mayor debía marcharse y dejarla continuar con su evento, podría ser considerado con un acto despiadado hacia su propia familia que se encontraba en un apuro. En este punto era más que claro para Chloe que su hermana mayor Francy la odiaba y sentía ganas de llorar por ello, más que por la difícil decisión a tomar.

— Estoy aburrida.

Detenerse a pensar por mucho tiempo tampoco era una buena opción, ya que las invitadas de ambas partes estaban esperando. La indecisión de Chloe dejaba mucho que desear y comenzaba a sentirse más acorralada.

Francy sonrió de forma burlona al escuchar a una de las invitadas de su pequeña hermana impacientarse, pero cuando noto de quien se trataba su sonrisa se convirtió en un tic nervioso que contorsionaba sus labios.

— Hermana, tengo hambre ¿Podemos comer ya?

— ¡Ya cállate Nicky, este no es el momento!

Lora intento mantener a su hermana menor bajo control, pero simplemente tenía la capacidad y esta escapo de entre sus manos para correr justo al lado de la  quinta princesa, que se mordía los labios nerviosa, sin saber qué es lo que ocurriría ahora o como debía reaccionar a ello.

— ¡Oye Chloe! ¡Tú eres una chica buena que siempre da de comer a los necesitados… Aliméntame!

La joven princesa quedo completamente perpleja con aquel comentario. Nicky sonreía de forma inocente mientras hablaba, haciendo difícil comprender si lo hacía apropósito o solo eran terribles coincidencias. Lo que fuera, Francy ya había dejado en claro sus intenciones y la pequeña Chloe no era tan tonta como para dejar pasar esta oportunidad de  salir del terrible predicamento de forma victoriosa.

— Es cierto. Hermana mayor, te dejare el tercer gran salón con todos los preparativos que hicieron mis sirviente. Tú los necesitas más que yo.

Los dientes de la tercera princesa crujieron con rabia e indignación. Si esa niña no fuera hija del marquesado, si su madre no fuera la hermana de la reina, ahora mismo la habría hecho decapitar por los guardias.

Sin que Francy  pudiera hacer nada, Chloe guio a sus invitadas al jardín, lejos de las artimañas de su hermana mayor. Había logrado superar aquella dificultad, pero ahora quedaba el asunto de brindar una adecuada hospitalidad a esas pequeñas nobles que la acompañaban.

— Alteza Chloe, he preparado aquello que me solicito antes ¿Por qué no le pide a sus sirvientes que arreglen una mesa para nosotras en el jardín?

Aunque lo más probable es que no fuera su intención, Nicky ya se había lucido bastante frente a la princesa. Esta vez, Lora quería también inflar su pecho con orgullo, siendo ella quien ayudaba la princesa. Aquello que había preparado por la supuesta solicitud de la princesa, en realidad eran algunos dulces que habían sido preparados como regalos para ella, pero dada la situación, Lora estaba segura que la princesa estaría agradecida que los regalos fueran usados de este modo, ayudándole a conservar su prestigio.

La mesa fue puesta y algunos panecillos rellenos fueron servidos para el disfrute de las señoritas, que comenzaron a comer con encantadoras expresiones en sus tiernos rostros.

— Está delicioso.

— Escuche que son la especialidad en Balanc ¿Cómo los consiguió, su alteza?

— Ah, bueno… Ya que el padre de Lora y Nicky es el actual marqués de Balanc, les pedí que consiguieran algunos para el día de hoy.

— Sabrían mejor con un poco de te…. Auch!

Aquella que se había quejado fue Nicky, quien al instante recibió una reprimenda por parte de su hermana, quien quería evitar que llegase a arruinarlo todo.

— Come en silencio o tendrás que dormir sola por la siguiente semana.

— ¿Eh? ¡Su alteza, Lora se comporta como una salvaje, no vuelva a invitarla, por favor!

— ¿Para eso si sabes cómo guardar la etiqueta? ¡Pequeña criminal!

Algunas risas decoraron el aire, creando un cuadro en el que aquel grupo de señoritas podía apreciar lo que realmente importaba al reunirse con amigos de este modo, sin las pretensiones de la alta sociedad y solo disfrutando de lo que estaba al alcance de sus manos.

Una amistad sincera se forjaba en aquel jardín del palacio real, mes a mes, y luego año tras año se reunía aquel grupo a celebrar sus “fiestas de té”, aunque en realidad solo se juntaban a jugar y reír juntas. A veces a llorar también, porque las cosas no salían como ellas esperaban, porque no verían a alguna de ellas a causa de un largo viaje, por la muerte de alguna de sus amigas debido a las epidemias. A veces alguna nueva amiga se unía al grupo, otras veces tan solo se quedaban viendo las nubes pasar. Pero algo que casi siempre debían hacer al reunirse era practicar la magia. Hacer combates amistosos les ayudaba mucho a mejorar y necesitaban de ello para ingresar a la academia imperial. Era el objetivo común que se habían propuesto.

— ¿Es esa chica?

Un par de figuras misteriosas tomaban vista de la práctica de las jovencitas, pareciendo muy interesados en sus talentos. En particular se fijaban sobre  Lora, quien a sus 10 años ya era capaz de usar la complicada magia glaciar. Aunque eso solo fue un interés momentáneo.

— No, ella no. Seria problemático para el marquesado si pierden a esa chica, escuche que hay un oráculo de los espíritus involucrado en su nacimiento.

— Entonces, la otra pelirroja es… ¿No es su hermana menor? ¿Cómo pueden estar seguros que no es la menor la del oráculo? Después de todo solo tienen 5 horas de diferencia.

Los dos observan detenidamente un momento más a Nicky quien a diferencia de su hermana que recitaba o creaba círculos mágicos elegantemente, para lanzar algunas estacas gélidas a sus objetivos de práctica, simplemente optaba por descargar enormes cantidades de mana elemental, enviando continuas ráfagas de agua y fuego.

— Es una barbarie… justo como su abuela. De ningún modo los espíritus estarían involucrados con alguien así.

— Entiendo… entonces, la menor de las pelirrojas. No acostumbro a preguntar cosas innecesarias a los clientes, pero ¿No es un poco joven aun?

— Si… es tal como usted dice, el problema es que como puede ver su mana ha comenzado a crecer de forma exponencial. Si esperamos a que cumpla los 16 como se haría el procedimiento normalmente, probablemente su glándula mágica habrá crecido tanto que sería incompatible con el cuerpo de la princesa. Por eso se decidió que se hará ahora mientras la compactibilidad entre las dos aun es alta.

— Entendido.

Una de las figuras misteriosas desapareció, mientras que la segunda abandonaba el velo del anonimato para ir donde las chicas practicaban, sonriéndoles de forma desvergonzada mientras las saludaba.

— Señoritas, es un gusto ver lo animadas que están.

— Su… ¡Su majestad!

Todas se dejaron caer sobre su rodilla derecha al mismo tiempo, incluyendo a la quinta princesa Chloe. Todas menos Nicky, quien en su lugar oso desenfundar una espada de madera y lanzar un tajo vertical para intentar golpearlo.

— ¡Viejo, hoy es el día en que por fin voy a derrocarte!

— jajaja ¡Pequeña, bribona! ¡Si quieres mi trono necesitaras entrenar al menos mil años más!

Con un ligero movimiento, el hombre desarmo a Nicky, usando solo sus manos desnudas. Una vez desarmada, la chica estaba a su merced, y la atrapo, tomándola por el torso para levantarla al aire.

— ¡Ah! ¡Suéltame! ¡No soy tu juguete, viejo decrepito!

Aunque la chica se contorsionaba e intentaba zafarse con todas sus fuerzas, inútilmente, ella solo lo hacía por su naturaleza competitiva, sin nada más en mente. Nicky probablemente no era consiente de sí misma como una chica y por eso no notaba que aquel perverso rey aprovechaba aquellos “encuentros” para extender su mano a lugares que no debería tocar… menos en una pequeña como ella.

Nicky no lo notaba, pero las otras 8 señoritas presentes sí que lo hacían, sintiéndose inquietas e incomodas. Pero ninguna se atrevía a decir nada al respecto, pues la persona en cuestión era el rey.

— Pa… padre ¿Cuál es el motivo de su visita?

Pregunto Chloe, cuando lo que en realidad quería era gritarle que parase con ese comportamiento desvergonzado. Se sentía muy humillada en frente de sus amigas.

— Ah, no. Yo solo caminaba por los jardines cuando me percate de sus prácticas y quise acercarme a ver. Por favor no se preocupen por mí  y continúen.

Aunque dijera eso, era difícil para ellas concentrarse mientras él las estaba mirando. Y no era porque se tratara del rey, era porque se trataba de una perversa mirada de un hombre lujurioso, incapaz de contenerse a sí mismo.

— Es cierto, madre… digo, su majestad la reina pregunto temprano por usted, su majestad. Ella quería saber si podrá acompañarla a las celebridades en el templo esta tarde.

— ¿Esta tarde? Eso va a ser complicado…

— Si planea negarse, creo que lo mejor será que lo haga en persona… si envía un sirviente en su lugar, solo estaría poniendo en peligro la vida de ese sirviente.

El viejo rey chasqueo su lengua un poco molesta. Si bien lo que su hija estaba diciendo era algo cierto, el hecho de que estuviera mencionando justo ahora se debía a que a ella le desagradaba la presencia de su propio padre allí.

— Supongo que iré a verla entonces… ¿Y ustedes chicas? ¿Asistirán a las celebridades luego de su entrenamiento?

— Todas debemos ir a reunirnos con nuestras familias, su majestad.

— Ya veo, ya veo…

El viejo rey se marchó y entonces las chicas pudieron respirar con tranquilidad. También en ese momento algunas de sus miradas cayeron directamente sobre Nicky, quien no parecía verse afectada por ese asunto. De hecho entre las presentes, todas vestían un elegante uniforme blanco que constaba de chaleco, camisilla, falda y botas, imitando los que usarían los miembros femeninos de la caballería real. Pero los que vestía Nicky, al usar un pantalón largo, se asemejaba más al uniforme de los caballeros masculinos.

— Señorita Nicky ¿no le preocupa que si su majestad se llegase a propasar contigo ya no puedas casarte?

— ¡Oye, Saria!

Aquella pregunta era un poco desconsiderada ya que la princesa Chloe estaba presente, y otra de las chicas regaño a la que había hecho esa pregunta.

— No me preocupan cosas como esas. —Respondió despreocupada Nicky— Después de todo yo voy a casarme con su alteza Chloe.

La respuesta casi consigue que todas se desmallaran de la impresión. Pero daba más impresión que en realidad se hubieran dejado sorprender de ese modo por Nicky, una respuesta como esa habría sido algo de esperarse de una cabeza hueca como ella.

Las prácticas terminaron y cada una de ellas tomo su camino de vuelta a sus respectivos hogares. El viaje de Lora y Nicky era especialmente largo ya que en esta ocasión no se dirigían a la mansión de sus padres en la capital, en su lugar debían ir hasta el territorio del marquesado.

Para Nicky el viaje se hacía particularmente largo, su inquieta personalidad no la dejaba acostumbrarse a estar sentada durante horas en la silla del carruaje y además en esta ocasión, su hermana mayor parecía estar ignorándola.

— ¡Oye! ¿No crees que me estoy haciendo más fuerte? ¡Hoy seguro estuve más cerca de golpear al viejo! ¡Y también mi magia era mucho más intensa durante las prácticas! ¡Lora, lora! ¿Me estas escuchando?

Nicky intentaba inútilmente llamar la atención de su hermana mayor, pero nada funcionaba. Lora mantenía una mirada fría observando solo el aire, para hacer de cuenta que se encontraba sola. Aunque ese tipo de actitud solo funcionaria con otras personas, Nicky simplemente comenzaría a ponerse más intensa, usando los dedos para picarle en las mejillas.

— Lora ¿Estas enojada? ¡No recuerdo haber hecho algo malo para que te enojes! ¡Esto es injusto! ¡Si no vas a decirme porque estas enojada regresare caminando a casa!

Lora sabía que Nicky era perfectamente capaz de cumplir lo que estaba diciendo y en otro momento no le habría importado, pero esta vez el carruaje no las llevaba de regreso a su casa, sino al territorio de sus padres. Esa chica cabeza hueca probablemente se iría a la casa en la capital sin darse cuenta de lo que estaba haciendo mal.

— ¡Ya basta! ¡Vuelve a sentarte maldita sea!

Con un fuerte tirón Lora volvió a acomodar a su hermana menor en la silla al lado de ella, manteniendo una expresión de disgusto. Esto se sentía como una derrota para ella.

— Lora dijo una mala palabra, que impropio para toda una señorita, fufufufufu.

Las palabras burlonas de Nicky solo lograron que su hermana se enojara aún más, al punto que pequeñas venas brotaban en su frente.

— ¡Tu! ¿Acaso eres consiente que eres una chica? ¡Tú forma de actuar es molesta, ya comienzo a hartarme de tener que estar pegada a ti todo el tiempo para cuidar que no vayas a pasarte! ¡Por si eso fuera poco, hay personas allá afuera cuya autoridad  no puede ser desafiada, me es imposible protegerte de ellos!

La menor de las pelirrojas sabía bien que la preocupación de su hermana mayor era sincera, pero aun así sentía que algunas de sus palabras eran demasiado duras. Su ánimo se aplaco un poco, cruzándose de piernas para apoyar su codo en la pierna derecha que quedaría en la parte superior y de este modo descansar su mentón sobre su mano. Sus labios se fruncieron en una mueca de descontento, mirando a su hermana de reojo para hablarle en un tono de niña consentida.

— Ser chica, ser chico… eso que importa. Simplemente actuó como mejor me siento… como me siento yo misma.

A punto de gritarle un regaño por aquella lógica tan infantil, Lora mordió sus propios labios para evitar decir algo imprudente. Después de todo aquella búsqueda de autovalidación que tenía constantemente Nicky no era algo de simpe capricho. Desde que tenía memoria, la menor había sufrido una extraña enfermedad, era algo que tenía que ver con su mente y con su alma, eso había escuchado Lora alguna vez a sus padres mientras hablaban con la doctora Lu.

— Nicky escúchame. Puede que sientas que algunas de las cosas que haces no perjudican a nadie, pero ya que compartimos un mismo rostro, esas cosas me perjudican a mí. Podridas al menos contenerte un poco cuando estemos frente a otras personas… si no lo haces por ti, hazlo por mí.

En realidad a Lora no podía importarle menos la opinión que otros tuvieran de ella, pues estaba completamente segura de sí misma. Pero si con eso podía evitar que su hermanita se metiera en problemas y reducía el riesgo de que fuera a resultar lastimada, no le importaba fingir que lo necesitaba.

— Descuida Lora, no creo que necesites preocuparte más por esas cosas. —Respondió Nicky con una sonrisa haciendo creer a su hermana que había comprendido la situación, pero enseguida la hizo llevarse una gran decepción— ¡Después de todo, todos saben diferenciar perfectamente que tú eres la lista y yo soy el tonto bicho raro!

— Tu… *suspiro* ¿Qué cosas dices? Desde donde yo lo veo\, tú eres mucho más lista que varios adultos que conozco.

— ¿Deberás lo crees?

— ¡Por supuesto, después de todo tu…!

Un fuerte *CRASH!* interrumpió la conversación del par de hermanas\, de pronto todo pareció comenzar a volar\, la gravedad ya no sostenía a las chicas sobre sus asientos\, dejándolas flotar en el interior del carruaje\, para solo un segundo después sentirse un fuerte golpe\, azotándose sus cuerpos contra una de las paredes del vehículo. El violento incidente no termino allí\, la pared del carruaje intercambio su lugar con el suelo y el techo ahora estaba en un costado\, pero sin demorar\, el techo ahora ocupaba el lugar del piso\, y así continuaba. Esa era la sensación desde el interior.

Dando un vistazo desde afuera, ahora mismo el carruaje rodaba por una larga colina, después de recibir un ataque fortuito que rompió los aimones, aplastando la parte trasera de la bestia de tiro a la vez.

Dos de los caballeros que escoltaban  a las señoritas de la casa Balanc, se apresuraron a cabalgar tras el carruaje que rodaba cuesta abaja, para intentar socorrerlas, mientras que los otros dos buscaban a los posibles agresores.

El carruaje continúo rodando hasta que en el fundo de una cañada, se detendría al chocar con algunos árboles.

Al recibir un fuerte golpe desde el interior, la puerta del carruaje sale volando, permitiéndole así el paso a Nicky, quien arrastraba afuera a su hermana mayor que se encontraba inconsciente.

— ¡Lora…! ¡Lora, por favor háblame!

Con desesperación trataba de hacerle llegar su voz, pero Lora no respondió, hasta que los dos caballeros llegaron que las siguieron llegaron hasta ellas y uno de ellos uso magia de sanación en la hermana mayor.

— Cof… cof… ¿Qué paso? ¿Que fue ese ruido?

Lora parecía haber perdido la noción de tiempo y espacio por unos segundos, pero rápidamente comenzó a recobrarlas con un ligero dolor de cabeza, recordando de paso lo que acababa de ocurrir. Su mirada se tornó algo borrosa y se recuperó al instante. Al observar cuidadosamente, frente a ella solo estaban dos de los caballeros que la escoltaban, logrando preocuparse en gran manera.

— ¡Nicky! ¿Dónde está mi hermanita Nicky?

Al intentar reincorporarse, noto un ligero peso en uno de sus hombros que le impedía levantarse. Era una pequeña mano la que la sostenía, la mano de su hermana. Entonces Lora se dio cuenta que justo ahora estaba reposando sobre el regazo de su hermana y se tranquilizó. Sin embargo la angustia volvió de golpe al notar que el brazo izquierdo de Nicky se retorcía por la mitad en una dirección que se suponía no debería hacerlo.

— ¡Nicky, tu brazo! ¡Phillip, apresúrate y sana el brazo de Nicky!

— Lo… lo lamento, señorita —El caballero en cuestión se disculpó con incomodidad, él y su compañero mantenían la vista apartada de ellas, aunque se suponía debían vigilarlas para protegerlas— Ya agote la mayor parte de mi mana sanándola a usted. Además, si sanara el brazo de su hermana en el estado en que se encuentra, sería algo muy malo. Ella necesita un médico que lo acomode adecuadamente primero.

Al darse cuenta el mal momento que parecían pasar los caballeros, a pesar de que quienes en realidad habían sufrido eran ellas dos, Lora se tomó el momento para contemplar su propio cuerpo, dándose cuenta que su vestido había sido rasgado, las telas restantes se encontraban manchadas de su propia sangre y parte de su torso era visible.

También pudo notar entonces las bolsas en los parpados inferiores de Nicky, ella había estado llorando. Al parecer las heridas que había sufrido Lora en aquel incidente habían sido significativamente graves, pero gracias al buen trabajo de Phillip ahora estaba fuera de peligro. En lo que a su salud respectaba.

— ¡Pronto, uno de ustedes debe ir al marquesado y contactar a mis padres!

La mente de Lora comenzó a funcionar más rápidamente, mientras el aturdimiento de los golpes se pasaba. Si los agresores que habían causado eso aún estaban cerca, las dos estaban en peligro. Lo mejor era que intentaran escapar de allí, pero con la delicada condición del brazo d Nicky, eso sería difícil. En este caso debían mantenerse ellas en movimiento, mientras que alguien pedía refuerzos, pero tal plan no pudo ejecutarse.

— Como usted orde…

Antes que pudieran responder, la cabeza de los dos caballeros cayó al suelo, acto seguido lo hicieron sus cuellos, llenando el rostro de ambas chicas de la sangre que fluía a borbotones.

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