Fractura entre hermanos

Dorammi se dirigía ahora de vuelta a su casa en su carruaje, junto a ella, dormido por el agotamiento, se encontraba aquel chico del que habían estado cuidando. Después de la conversación con ella y Seren, él repentinamente había corrido afuera para comenzar a intentar utilizar magia, fracasando estrepitosamente. No era nada que hubiese visto antes.

Normalmente cuando alguien fallaba en conjurar magia, su mana se disipaba en el aire, pero cuando el chico fallaba, el mana acumulado se disipaba en el interior de su cuerpo, causándole un terrible daño. Incluso si intentaban detenerlo él no se daba por vencido, convencido de que podía lograrlo.

AL final de algún modo el chico consiguió empujar el mana acumulado fuera de su cuerpo, lo cual termino con un fuerte estallido que lo impulso varios metros hacia atrás. También muchas de sus heridas se habían reabierto, lo que requirió que las dos jovencitas tuvieran que tratarlo nuevamente.

Después del tratamiento, Seren le presto algunas ropas de las que usaba para trabajar en el campo y el chico tomo algunas piezas de plata de su traje roto para entregarlas como pago a la chica. Para una plebeya como Seren, un pago de 5 piezas de plata era demasiado, mucho más de lo que llegaría a ganar en medio año. Ella quería rechazarlo, pero Dorammi le aconsejo recibirlo, ya que de lo contrario estaría ofendiendo probablemente a un noble.

Dorammi no podía estar completamente segura de que ese chico fuera en realidad la niña perdida del marques, pero ya que existía esa posibilidad, decidió traerlo a su casa, mientras investigaba un poco más el caso. Independientemente de si era o no, dejarlo con la pareja de ancianos fuera del muro de la ciudad, sería peligroso, pues las personas que lo habían herido podrían querer regresar a terminar su trabajo.

— La señorita Dorammi y… ¿La joven señorita lora?

El guardia en la entrada que revisaba los carruajes que entraban y salían procedió con el reconocimiento, confundiendo a aquel chico con una de las hijas del Marques. Dorammi jamás las había visto, solo había escuchado algunas cosas de ellas por parte de su madre, incluidos sus nombres entre ello. Pero un guardián de la puerta seguro las habría visto muchas veces cruzar por allí junto a su familia. Ahora no había ninguna duda de que ese chico debía ser una de ellas.

— Yo… mi madre me pidió sacarla a dar un paseo para que pudiera relajarse, ahora vamos de vuelta.

Ya que el guardia parecía acusarla por tener a una de esas chicas allí, justo cuando la otra estaba perdida la joven tuvo que inventarse esa excusa.

— Entiendo. Pueden pasar, pero me temo que no podre permitir la entrada del cochero. —Quien venía conduciendo era alguien que había contratado en aquella aldea, para poder cuidar del pequeño mientras regresaban, por ende, era alguien sin identificación para ingresar a la ciudad— Designare a un soldado que las lleve directo a la mansión ¿Entendido?

—Estoy bien con eso —Declaro Dorammi mientras sacaba de su bolsa 3 piezas de cobre para dárselas al hombre que quedaba atrás en la puerta, como pago por su servicio.

Ahora su plan de llevar al chico a su casa hasta haber investigado todo correctamente se había ido al desagüe, pero con aquel evento más reciente, eso no debería significar ningún problema. Si algo habría de que quejarse en esa situación es que Rolp estaría muy molesto y fastidioso los próximos días cuando se enterase que lo que el había dicho resulto ser cierto y no estuvo involucrado en la entrega del pequeño a su familia.

Mansión del lord.

Acercando su frente a la de su paciente, la mujer tomaba la temperatura de esta, aún era algo caliente para la temperatura corporal normal, pero si lo comparaba con el momento en que tuvo que comenzar a atenderla, había bajado bastante. En este punto lo que le restaba por preocuparse era el apetito de la pequeña, apenas si había tocado bocado en dos días. Aunque era de esperarse con la angustia que estaba pasando.

*toc\, toc*

Dos ligeros golpes sonaron y la puerta se abrió, una hermosa mujer, elegantemente vestida entro, casi iluminando el lugar con su presencia, era algo abrumador que incluso en medio de la angustia y con su rostro demacrado por la falta de sueño y apetito, aun fuera tan bella y la doctora chasqueo su lengua solo por reflejo.

— Doctora Lu. Pase al cuarto de las niñas y no había nadie allí, me sentí algo preocupada.

— Lora se niega a entrar allí mientras su hermana no haya regresado, pensé en otro lugar donde pudiéramos estar cómodas y termine en tu estudio.

Aunque la doctora dijo estudio, el amplio salón con estanterías llenas de libros parecía más una biblioteca.

— Ya veo. Siéntase libre de usar el lugar como le plazca doctora Lu.

— Si, no tendré contemplación alguna. Por otro lado, ahora mismo me preocupa más su salud, su alteza Rinha.

— Cielos, hace mucho que deje de ser la princesa de este país para convertirme en la esposa del marques. Por favor no me sigas llamando su alteza.

— Entonces usted deje de llamarme doctora y solo dígame Lu como en los viejos tiempos.

Aunque las dos lucían un poco molesta con la otra, la conversación las llevo a una ligera risilla contenida y luego relajar sus seños. Rinha respiro profundamente, como intentando que sus preocupaciones se fueran con el aire, pero desde luego eso no funciono. Sus pasos la dirigieron hasta una gran ventana por donde entraba la luz al salón y desde la cual se podía ver una enorme fuente en el patio.

— Justo allí estaba sentada cuando un espíritu vino a mí hace ya casi 10 años. —Señalo para su amiga que se posicionaba a su lado— El espíritu me anuncio que estaba en cinta y además me baño con la luz de su bendición. Desde que mis niñas nacieron todos aseguraban que Lora era la niña del oráculo y dejaban a un lado a Nicky. Normalmente esa chica habría crecido bajo la sombra de su hermana, pero de algún modo ella supo brillar a su propio modo. No importa lo que otros digan, cada una de ellas es especial  a su manera, es lo que yo creo. Por eso, me niego a creer que ella ya no está, estoy segura que allá afuera está esperando que la encontremos y la traigamos de vuelta a casa.

— Y estoy segura que cuando eso suceda ella querrá ver a su madre con buena salud —La sermoneo la doctora Lu.

Las dos continuaron su conversación, logrando que Rinha se relajara un poco, pero el ambiente tranquilo no duro mucho. Despertando de golpe Lora grito el nombre de su hermana.

— ¡NICKY! —Con los ojos abiertos de par en par, la chica busco a su alrededor esperando ver a su hermana, pero en su lugar eran la doctora Lu y su madre quienes se apresuraron junto a ella.

— ¿Qué sucede Lora? ¿Te duele algo? ¿Tuviste un mal sueño?

— ¿Un mal sueño? ¡No, no es eso! ¡Nicky! ¿Ya está de vuelta? ¡Puedo sentirla cerca!

— Cuanto lo siento, mi pequeña. Aún no hemos tenido noticia alguna de tu hermanita, ella aun no regresa a nuestro lado.

Rinha abrazo a su hija para consolarla dándole unas palmaditas en la cabeza, esperaba tranquilizarla con eso, pero la realidad fue que Lora, seguía alterada sin importar que hiciera.

Mientras Rinha intentaba mantener a su hija calmada, uno de los guardias entro a la habitación, disculpándose para luego susurrar algunas palabras al oído de la doctora Lu.

— ¿Es mentira, cierto?

Reacciono la doctora con asombro y algo de miedo en sus ojos.

— No lo sé, solo estoy transmitiendo  el mensaje de los guardias de la mansión, mi  señora.

Entregado su reporte, el guardia se retiró por orden de su ama, esta última parecía muy preocupada y por un instante llego a evitar la mirada de su amiga al no saber cómo decirle lo que acababa de escuchar de su guardia.

— ¿Ha ocurrido algo? —Pregunto la marquesa.

— Mantén la calma Rinha ¿Si? Lo que mi guardián acaba de informarme es que mi hija llego a la mansión y ella venia acompañada de alguien…

Antes que Lu terminase de contar todo a la marquesa, alguien llamo a la puerta de la habitación. Rinha atendió, encontrándose con dos guardias de su mansión del otro lado de la puerta, uno de ellos que logro mirar al interior, pudo ver a la pequeña Lora llorando entre los brazos de la doctora Lu. Por algún motivo eso dibujo una expresión de desagrado en su rostro, no pudiendo ocultarlo en su tono al reportar.

— ¡Señora, una charlatana de nombre Dorammi, visita la mansión asegurando haber traído de vuelta a su hija Lora!

— ¿Dorammi? ¿A Lora?

Confundida Rinha regreso su mirada hacia Lu como tratando de buscar una respuesta, pero enseguida noto Lora se escapaba de los brazos de la doctora, un poco emocionada.

—  Es… ¡Es Nicky!

La madre de la pequeña se abalanzó sobre ella atrapándola entre sus brazos antes que pudiera salir  de la habitación. Ahora miso todo el mundo estaba informado de la búsqueda de la hija menor de la casa del Marques, si alguien hubiera encontrado a Nicky lo normal es que esta les hubiera revelado su nombre enseguida, que alguien viniera diciendo que había encontrado a Lora… Las probabilidades de que eso fuera una trampa eran demasiado altas.

Pese a los esfuerzos de su madre para mantenerla segura en su habitación, Lora no quería quedarse allí cuando sabía que su hermana estaba esperándola afuera. Esto forzó a las dos mujeres a explicarle detalladamente los peligros de la situación para bajar sus expectativas. Al final lograron acordar que saldrían las tres, pero Lora manteniéndose siempre un paso atrás de la doctora.

En el exterior de la mansión, Dorammi discutía con el soldado que había servido como cochero hasta allí. Ella estaba enojada y el confundido hombre no podía entender el porqué. Algo no muy raro de ver cuando un hombre y una mujer discuten.

— ¿Por qué? ¿Por qué tenías que ir a reportarlo de ese modo?

— Señorita, es mi deber reportarme con el guardia de la mansión, de otro modo no nos permitirían estar aquí.

— ¡Si, pero no de ese modo!

— No entiendo, joven señorita. Yo simplemente reporte lo que usted reporto en la puerta de la ciudad.

— ¡Pero la situación allá era muy diferente de la situación acá!

— ¿Dorammi? ¿Qué demonios está sucediendo aquí?

Cuando las dos mujeres llegaron allí, junto a la pequeña Lora, La doctora Lu sintió su alma abandonando su cuerpo al ver que la persona del reporte realmente era su hija y además esta tenía una discusión muy sospechosa con un soldado.

Dorammi, pudo notar el tono poco usual de su madre al hablarle, logrando ponerse muy nerviosa, lo cual solo la hacía parecer más sospechosa.

— Ma… madre ¡No es lo que parece, el cochero dio mal el informe, prometo que puedo explicarlo!

— En ese caso ¿Qué tal si comienzas por explicar que es eso de que traes contigo a la señorita Lora?

La doctora Lu resguardo bajo su brazo a la Lora real, temiendo que alguien pudiera intentar cualquier cosa en ese momento. Con verla herida una vez había tenido suficiente, no pretendía tener que verla así de nuevo.

— No, eso no es… Lo que en realidad sucede…  Ah, creo que es más rápido si lo ven ustedes mismas.

La joven intento abrir la puerta del carruaje en el que había llegado, pero un par de guardias la detuvieron, apuntándole con sus espadas. —Lo haremos nosotros— Dijeron reteniendo a la chica a un lado. Aquella imagen causaba que su madre quisiera llorar, pero no se atrevía a hacer nada al respecto

Uno de los guardias abrió cuidadosamente la puerta del carruaje, mientras el otro apuntaba con su espada, listo para cualquier acontecimiento, pero del oro lado de la puerta solo estaba aquel pequeño pelirrojo, jugando con un trozo de masa blanda y maleable como plastilina.

— ¿Eh?

Viendo a aquellos dos hombres armados, mientras que uno de ellos le apuntaba con su espada, en la mente del chico destellaron momentos de cuando aquellos bandidos lo perseguían y lo atacaban. Instintivamente el pelirrojo quiso defenderse intentando usar su magia, el resultado fue una explosión que arrojo al par de guardias hacia la entrada principal de la mansión, mientras que el pequeño salía disparado por la puerta opuesta del carruaje y término chocando contra uno de los uros que rodeaban el jardín.

La cabina del carruaje tuvo un final fatídico, astillas de madera y trozos de tela se esparcieron por todo el lugar.

Rinha y Lora, que apenas se creían lo que acababan de ver, corrieron apresuradas a socorrer a Nicky, mientras que las rodillas de una atemorizada Dorammi terminaron por ceder, sin ser capaces de sostenerla en pie.

— Mocosa ¿En qué lio te metiste esta vez?

— Mami… Yo no he hecho nada malo, todo es un malentendido.

Le tomo cerca de dos horas explicar la situación completa a Dorammi, mientras bebían te en el estudio de la Marquesa. Fue bastante duro tanto para la joven que contaba la historia con las partes que ella misma había presenciado y las partes que había oído de los demás, así como para las que escuchaban con amargas expresiones.

Era difícil para Rinha escuchar las cosas horribles que le habían sucedido a su preciada hija. Para la doctora Lu era complicado comprender la extraña transformación que tuvo Nicky. Pero quien parecía estar pasándolo peor, era Lara, SU tan preciada hermanita a quien adoraba con toda su alma “había sido cambiada”.

— ¡No es cierto! ¡Él no es Nicky! ¡Nicky es una chica tierna y juguetona! ¡Ese chico no puede ser mi hermanita!

La pequeña Lora no quiso aceptar por ningún medio lo que había escuchado, decidiendo escapar de allí y no oír más de aquella conversación. Cuando ella salió del salón, las restantes pusieron sus miradas sobre Rinha, esperando conocer cuál sería su postura con respecto a aquel asunto.

Rinha no parecía muy sorprendida por ello, en su lugar agacho su cabeza con algo de vergüenza, sosteniendo su frente con la palma de su mano derecha.

— A decir verdad siempre me temí que algo como esto pudiera llegar a ocurrir. Supongo que es el castigo por mis pecados de aquel entonces.

Eso fue un gran impacto para el dúo de madre e hija de la familia Lu, aquella afirmación de la Marquesa revelaba una verdad impensable que si salía a la luz pública podría causar un gran desastre político.

— Doctora Lu, señorita Dorammi. Ahora mismo mi esposo se encuentra fuera de la ciudad y los soldados todo lo que saben de este asunto es que mi hija desapareció y hoy fue traída de vuelta. Otra información aparte de esa seguramente podría volver a poner en riesgo la vida de Nicky.

— si… Si señora. Cuando llegue a la aldea donde los ancianos le acogían, El joven… la señorita Nicky ya había sufrido dicho cambio. Bueno, es mas de esperar ya había sucedido cuando la encontraron, por eso el anciano no debe saber nada, pero la doctora Zanna y su nieta…

Rinha se tomó un momento para pensar en ello. Ella ya tenía un plan para lidiar con este asunto, pues como había dicho, ya se lo esperaba desde hace tiempo. Probablemente se había estado preparando para ello desde el mismo día que se enteró que estaba embarazada. Pero había demasiada gente enterada de este asunto, lo cual podría ser peligroso para sus planes. Aun así, la astuta Rinha  maquinaba nuevas posibilidades para respaldar su plan, comenzando por la variable que tenía en frente de ella.

— Señorita Dorammi, escuche de tu madre que decidiste no sacar tu licencia como médico para centrarte en tu investigación. Dime ¿Cuánto has avanzado en eso?

— Pues… es un poco complicado —Respondió Dorammi riendo incomoda— En ocasiones los libros no son suficientes, hace falta “material” adecuado y ya que no estoy afiliada a ninguna empresa mis fondos son insuficientes.

— ¿Y si te dijera que conozco un lugar donde puedes conseguir todo el “material” que desearas tener y que además puedo financiar tu investigación?

— de… ¿De verdad?

Para Dorammi fue inevitable mostrar una gran sonrisa con la repentina propuesta que acababa de recibir, lo que hacía que su madre se preocupara. Aunque ya era una joven adulta, era demasiado obvia su debilidad y las personas podrían querer aprovecharse de ella. Justo como Rinha estaba haciendo en ese momento.

— Niña necia, si eres consiente que nada en esta vida es gratis ¿Cierto? Y tu Rinha, ya vez como es de tonta esta hija mía ¿Estas segura de poder confiarle tu hijo?

— ¿Eh? ¿Confiarme a su hijo? ¿No me digas que su alteza quiere casarme con su hijo? ¡Él es muy pequeño para mí!

Las dos mujeres mayores soltaron un suspiro de impaciencia al ver cuán tonta podía llegar a ser una persona que era considerada como una genio. Aunque le preocupaba mucho como fuera a manejarlo, la doctora Lu sabía que una oportunidad como esa era poco probable que volviera a aparecer a su hija, e incluso si llegaban más en el futuro, sería difícil para ella confiar en que otras personas tendrían buenas intenciones para la ingenua chica.

Ella misma, Gilberta Lu, había tenido que hacer cosas de las cuales se avergonzaba para ser quien era ahora en la sociedad, a causa de las maquinaciones de la gente con poder. De no ser por Rinha y por el nacimiento de Dorammi, probablemente no habría sido capaz de levantarse a sí misma de aquella podredumbre. Esa mocosa tonta de ningún modo debía dejar pasar la oportunidad de poder hacer lo que quería sin que algún noble corrupto intentara poner las manos en ella en el proceso.

— Escúchame bien Dorammi. Mírame a los ojos, tu atención en mí y presta cuidado a cada una de mis palabras. —Aquella frase era una a la que la joven estaba acostumbrada desde niña, sabía que cuando su madre la decía debía detener su mente de volar lejos porque le dirían algo importante— La señorita Nicky… ese chico, no puede quedarse aquí en su actual estado, ya que eso es prueba de que el marques no es su padre. Su alteza necesita confiártelo ya que ella no puede dejar a sus otros dos hijos para llevarlo a él a un lugar seguro. ¿Entiendes?

Solo al procesar adecuadamente esa información fue que Dorammi comprendió de qué iba la oferta que la marquesa acababa de hacerle. Eso de financiarla e ir a un lugar con tantas “muestras” como quisiera, solo eran escusas para que llevase a Nicky a un lugar muy lejano, del que probablemente no volvería en mucho tiempo.

Ya que eso implicaría que no vería a su madre durante un periodo indefinido, Dorammi pensó de inmediato en negarse, pero pensar en cómo ella se había tomado la molestia de explicárselo adecuadamente y el tono sublime con el que le había hablado, era fácil intuir que ella creía que era lo mejor.

— Yo… lo hare. Su alteza, por favor cuente conmigo.

— Muy bien —Suspiro Rinha sintiendo que le habían quitado un peso de encima— Por ahora quédense aquí hasta que caiga la noche. Ya tengo algunos preparativos previos para facilitar tu salida. Lu, la versión oficial que daré es que Nicky sufrió algunos trastornos debido a la ruptura del sello y por ello me vi forzada a enviarla a un sanatorio. Por favor arregla el papeleo para el diagnostico…

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