Aquello le estaba dando muchas vueltas a Alice, puesto que, sentía que su sacrificio en parte había sido en vano. Ya que si bien acabó con el bucle, no eliminó por completo al mal que lo había provocado: el rey había vuelto de la muerte y había reencarnado en varios de los líderes.
Después de asegurarse de que no era seguida por nadie, viendo que casi amanecía, caminó hasta llegar al refugio que había asignado como paso temporal. Con cada paso que daba, Alice no podía dejar de proyectarse en aquella chica en sus brazos, en lo demacrada que estaba. Le recordaba a la esclava que fue una vez, le recordaba a lo débil e indefensa que había sido.
Una vez dejó a la chica que rescató, descansando en una pequeña cama de uno de los antiguos cuartos de servicio de la bodega a la cual había llegado, salió al encuentro de su compañera Lina. La mujer pelirrubia le sonrió, con claro signo de cansancio, puesto que, después de haberse ido aquella noche y haber dejado sola a una Alice quien observaba absorta el incendio del orfanato, había ido rumbo al encuentro del padre de la chica rescatada.
—¿Vendrá?—preguntó Alice.
—Lo hará, al final de cuentas...—respondió Lina—parte de la culpa de que su hija haya caído en la red de trata fue por culpa de él.
Lina sabía muy bien como sería la actitud de ahora en adelante del comandante de policía, el reencarnado cuyo contrato con el dios del destino debía supervisar al lado de Alice, y de un tercer compañero que estaba en camino, y esperaban que, de resultar todo de acuerdo al plan, este protegiera a la chica.
Puesto que, era bien conocido por todos en la ciudad, de la actitud machista y obsesiva del comandante de policía, por lo que muchos no le sorprendió la desaparición de su esposa e hija; sin embargo, en su búsqueda por ellas, no solo terminaría muriendo, sino que el dios le permitiría volver a la vida, con el fin de ayudar a Alice a derrotar al rey y a la iglesia que lo apoyaba.
Alice asintió ante la respuesta de su compañera, si todo iba bien, dentro de poco comenzaría su ataque final a cada una de las reencarnaciones del rey, del macabro monarca que la había torturado como esclava y que había obligado a los dos hombres que tanto amaba a vivir en un bucle de dolor sin fin.
Tras dos horas de haber llegado a la bodega abandonada, y de haber enviado una carta al comandante de policía, el cual era el padre de la chica que Alice había salvado en la mansión del cardenal, al fin pudieron ver llegar al hombre en su caballo. Debido a la lejanía y la zona solitaria, debía ser muy cuidadoso y no decirle a nadie que su hija había sido encontrada.
Apenas el comandante de policía descendió, se sorprendió por una de las dos mujeres que estaban esperándolo. Si bien conocía a Lina, se sorprendió enormemente por Alice. Puesto que, en los despachos del archiduque y el rey, había un enorme cuadro pintado con una chica casi igual a ella, solo que no podía reconocerla como la misma debido a que en ese cuadro, la chica misteriosa estaba sin cabello.
—Mi hija—dijo pálido en un susurro.
—Adentro—respondió Alice.
Después de dejarlo ingresar a la bodega, y tras esperar más de una hora por la llegada de su tercer compañero, al final había llegado. Se notaba que había caminado mucho, por lo que se le quedaron mirando extrañadas.
Después de llegar una hora tarde a su encuentro, Isaac finalmente pudo llegar a una bodega abandonada, muy cerca de una empresa la cual comercializaba caballos para la conducción de carruajes. Allí, dentro del lugar, se encontró con las dos mujeres. Ambas, vestidas al igual que él.
—Isaac, ¿no?—preguntó la pelinegra—soy Alice, ella es Lina. Pensábamos que ya no vendrías.
—El tren tuvo problemas en el viaje—mintió—¿Dónde está ella?
Fue así que, cuando Alice estuvo por hablar, el ruido de un golpe los detuvo en seco. Entrando a una de las alas de la bodega, pudieron ver como una mujer, cubierta con una capa y completamente vendada, estaba intentando ahorcar con poca fuerza a un hombre debajo de ella.
Cada que intentaba asfixiarlo, la chica rescatada por Alice recordaba con dolor como su madre y ella escaparon del machismo de su padre, de la violencia psicológica que este ejercía, recordaba como fue que, en plena media noche, terminaron siendo emboscadas para al final ella terminar siendo secuestrada y su madre asesinada.
—Perdóname, hija—le dijo el hombre entre lágrimas—perdón...
—¡Por tu culpa!—siguió intentando asfixiarlo, pero en vano—¡Por tu culpa!
La chica poco a poco comenzó a aflojar su agarre, hasta caer desmayada encima de su padre, quien la abrazó mientras lloraba desconsolado. La culpa por sus acciones carcomían cada centímetro su corazón, por eso aceptó el trato con el dios del destino, aun si ayudar a Alice implicaba su segunda muerte, lo haría si con ello permitiría a su hija una segunda vida.
Toda su vida el comandante de policía actuó como buen hombre que la sociedad dictaba, incluso, obligando a su primera esposa a permanecer en casa y cumplir su rol de ama ce casa, golpeándola a ella y a su hija si no cumplían con su rol; sin embargo, luego de que esta desapareciera en un asalto junto con su hija menor, jamás pensó que aquello fuera producto de ser el mismo uno de los villanos de la historia.
"Si deseas cambiar el destino de tu hija, tu corazón deberás cambiar primero"
Fueron las únicas palabras que escuchó del dios del destino, el mismo que había hecho reencarnar a Alice, después de morir en un rescate fallido de su hija. Ahora, con esa nueva oportunidad, debía confiar en Alice. Si tan solo hubiera sido diferente, su esposa no hubiera tomado esa decisión y no las hubiera dejado literalmente en la boca del lobo. Con resignación, debía actuar con rapidez.
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Updated 22 Episodes
Comments
Yorly's
mucho enredo muchas reencarnaciones y mi cabeza ya me duele mucho tratando de entender de q se trata está historia en realidad y quiénes son sus protagonistas en si
2024-06-23
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