Aiden, al ver la insolencia del hombre anciano, más gordo que la silla donde se sentaba, se acercó aún más imponente a su escritorio. Era increíble la falta de respeto hacia con Anthony, entendía muy bien siendo él un archiduque controlado por el rey; sin embargo, ¿no respetaría al menos al hijo mayor del rey?
De tan solo ver el cuerpo de ese cerdo frente suyo, temblando más que evidentemente, le daba cólera recordar una de las conversaciones anteriores, donde el príncipe se deshago con él y le contó el chantaje del comandante. Si no hubiera sido porque el rey lo encerró para torturarlo, ya hubiera buscado la forma de deshacerse de ese malnacido.
—Creía que usted se había ido al campo para lidiar con las ordas de quirópteros—respondió sentándose frente suyo—no pensé que estuviera acá urgido por alguien en la cama.
El comandante enseguida frunció el ceño, no pensó que el príncipe le dijera aquello a Aiden; sin embargo, usaría eso a su favor para desalentarlo.
—¿Para qué luchar contra los seres chupa sangres si tenemos a nuestra arma perfecta para eso—dijo señalando a Aiden—un ser al igual que ellos, pero con consciencia es más que suficiente para el reino; sin embargo, siendo que está tan valiente como para hacerme frente, ¿debería difundir que el archiduque está defendiendo a alguien con los gustos del príncipe?
Con una sonrisa de victoria, pensando que Aiden retrocedería, ya que no le convenía tener más problemas con el rey debido a su situación actual, se sorprendió hasta el punto de ponerse blanco como el papel, cuando el archiduque tomó su cabeza de un golpe y la asestó contra el escritorio.
Aiden, enardecido a más no poder, tomó del cuello al comandante y lo colocó contra la pared, siendo tan fácil empezar a levantarlo solo con una mano.
—¿Tiene algo de malo salir de ocio, comandante Alexander?—preguntó apretando su agarre.
—No si es un bar para los desviados sexuales—respondió sintiéndose que se ahogaba—¿Acaso ha venido a defender a su príncipe sin antes saber toda la verdad?
Aquella era la primera vez que escuchaba que el príncipe tenía esos gustos, de ser así, el problema sería más grande. Conociendo de ante mano la crueldad y el sadismo del rey, su posición como perro era nada en comparación a la de Anthony; sin embargo, aunque él tuviera esos gusto, no permitiría que nadie pasara por encima de él, juró proteger tanto al príncipe como a la esclava.
—¿Me pregunto qué pasaría si el rey encuentra en su mansión la sala de juegos sexuales que usa con otros hombres?—preguntó agarrando su cuello más fuerte.
—¿Cómo... tú...—quería preguntarle como sabía aquello, pero el agarre se hacía cada vez más fuerte.
—Créame, comandante, ese es el menor de sus problemas—respondió con una mirada llena de enojo—por su bien le pedirá al rey su traslado al campo, de lo contrario no se sorprenda si su espíritu amanece fuera de su cuerpo para el día de mañana.
Justo cuando iba a seguir amenazándolo, una fuerte punzada de dolor lo detuvo. Fue allí que tuvo que soltar al comandante, mientras veía pequeñas imágenes de Anthony en la cama con otro hombre, llorando mientras lo besaba. Sintiendo como poco a poco su conexión se desvanecía, le partió con su pie la nariz al comandante y fue en búsqueda de Anthony.
—¡Anthony!—gritó el nombre del príncipe al ingresar a sus aposentos.
Anthony, quien estaba por prepararse para recibir dentro a Marcus, había cerrado sus ojos debido al dolor en su corazón. Su cuerpo y su alma deseaban que fueran Alice y Aiden los que estuvieran allí con él; sin embargo, no podía meterse en esa relación.
Aunque doliera, su distanciamiento de ellos y el negar su conexión sería lo mejor para aquella pareja... aunque sintiera su alma destruirse. Si la sociedad y el mismo rey, aquel hombre que por biología es su padre, aceptarán aquello, otro sería el caso.
—No llore, mi príncipe—dijo Marcus besando su frente—seré gentil.
Esperaba al menos que el dolor de la marca de Aiden, siendo borrada por la de Marcus, fuera disimulada haciendo el amor con el hombre. Por eso, si bien no se sorprendió cuando él llegó, ya que ese fue su plan, sí se asustó al ver el aura de terror del archiduque.
—¡Aiden, para!—exclamó el príncipe.
Aiden detuvo sus pasos; sin embargo, estaba solo a pocos metros de tirar a Marcus de la cama y empezar a golpearlo, sobre todo al ver como su marca había sido casi borrada por completa y reemplazada por la de ese hombre.
Aiden, quien seguía observando de mala gana al caballero de Anthony, al ver como el príncipe lo protegía, suspiró profundamente y le indicó que lo esperaría en el vestíbulo de su habitación.
—Si deseas puedes bañarte—dijo colocándose su bata mientras señalaba el baño—y perdóname por el momento de mal gusto que has vivido.
Aunque no habían logrado consumar de todo el acto, lo principal ya estaba hecho: quitar la marca de Aiden. Si bien ahora tenía la de Marcus, su hombro le ardía debido a lo lastimado que estaba y los restos de la marca que aún quedaban de la marca del archiduque; sin embargo, al no haber estado tan anclada a su alma, pudieron borrarla de su piel.
—Mi príncipe—respondió Marcus—desde que usted me salvó, hace años atrás, solo siento lealtad infinita por usted. Aunque yo no sea gay, puede usarme si así lo desea.
Al escuchar las palabras de su hombre más fiel, suspiró con cansancio para luego sonreír. Luego de indicarle de nuevo el baño, salió de su cuarto, al vestíbulo de su habitación, para poder hablar con Aiden, el cual lo estaba esperando, sentado con los brazos cruzados.
Agradeció mentalmente de que por lo menos hubiera tres baños en total, por lo que así Marcus no tendría que cruzarse directamente con Aiden en ese estado.
—Dame una sola razón por la que no deba golpearlo—habló iracundo—¡¿Cómo te atreviste a dejar que otro te marcara?! ¡Tú eres mío! ¡Al igual que la esclava!
—Alice—respondió con los ojos cerrados—mi madre la ha nombrado Alice, esperaba decírtelo, apenas nos viéramos. Sería bueno para ella que dejáramos de llamarla esclava.
Aiden asintió, sin quitar su mirada intensa, de la de Anthony, quien estaba sentado al frente de su sofá, con la cabeza inclinada denotando cansancio.
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Comments
Ivon Caraballo
muy buena la novela autora...a alguien más le provoca darle dos tortazos a Anthony para que reaccione
2024-02-02
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