Fue la promesa que hizo, viendo la espalda del archiduque, antes de volver a dormirse, con sus ojos blanquecinos normales. Tras varios minutos dormida, el archiduque dejó a solas a Alice, quien estaba bajo el cuidado de varios criados.
Cuando la madrugada se hizo al fin, Alice volvió a abrir sus ojos, y aprovechando que su cuidado había caído dormida, tomó una pequeña campana plateada, que había aparecido como por arte de magia, en su mesita de noche, y tocándola varias veces, no solo se aseguró que su cuidadora se durmiera, sino también los demás miembros de la servidumbre.
Aquella campana, que había sido la misma con la que el dios del destino le había vuelto a la vida, se había convertido en una daga de plata, la cual sostenía con frialdad, mientras caminaba rumbo al palacio del rey. Suspiró con fuerza, mientras daba cada paso con sus pies descalzos, ya que recordaba, con dolor, todo lo que había olvidado de sus vidas pasadas.
No obstante, conociendo cada una de las cosas que se le avecinaba, y sabiendo que, el príncipe, al tener dos marcas, entró en un estado corrupto, el cual lo convirtió en un enemigo peor que el propio rey, por culpa de Marcus, sabía que la mejor forma de acabar con todo era matar ella misma al monarca antes de que aquello ocurriera.
No obstante, primero, esa misma noche, debía acabar con el hipócrita de Marcus. Si la historia hubiera sido otra, y jamás hubiera recordado lo ocurrido en sus vidas pasadas, jamás se le ocurriría pensar que, uno de los hombres más confiables del príncipe, era un traidor el cual, engatusando a Anthony, quien agonizaba con el corazón destruido, decidiría controlarlo con su marca para estar cerca del trono.
Por eso fue que, una vez llegó a su habitación, no le sorprendió verla vacía, ya que sabía, de antelación, que aquel hombre desgraciado se encontraba en los aposentos del rey. En efecto, así era, puesto que Marcus, en realidad, había sido comprado desde hacía tiempo atrás por el monarca, para ser una especie entre su hijo y el archiduque.
A cambio, no solo le daría poder y riqueza, sino que también, le permitiría estar con las mujeres más hermosas de su harén, a cambio de observarlos. Por eso, pese a toda la seguridad que ella pudo fácilmente evadir con la daga, al momento de llegar a los aposentos del rey y clavársela en su pecho, nadie, ni siquiera Marcus, quien copulaba con varias mujeres en la cama del rey, pudo adivinar lo que pasaría.
—Así que por fin estoy al frente de Judas—dijo apuntando la daga contra Marcus—antes de morir me llevaré tu alma, me aseguraré que el príncipe sea libre de tus mentiras.
Sin poder moverse tan siquiera, puesto que aquella daga contenía tal nivel de energía divina, Alice clavó varias veces su corazón con esta, provocando su posterior muerte. Luego de su acto, tomando varios candelabros, comenzó a crear un incendio tan grande que, incluso Anthony, quien seguía durmiendo, se levantó ante aquel horror.
Vistiéndose solo con el pantalón de su pijama, corrió de inmediato al palacio del rey; no obstante, a medio camino, la marca que le había hecho Marcus comenzó a arder con tal fuerza que provocó que este se desmoronara a mitad de camino. En cambio, Aiden, desde su mansión, podía ver como parte del castillo real estaba en llamas, por lo que intentó acudir lo más rápido que pudo.
No fue sino, hasta la llegada de la mañana, que pudieron ingresar el equipo de socorrista, no solo enfrentándose al hecho de que el rey estaba ya muerto, sino también algunas de sus concubinas. Sin embargo, al seguir más adentro, se encontró con la imagen de que Anthony, ya repuesto, se encontraba al frente de dos cuerpos tapados con dos mantas. Al llegar a su lado, sin saber la razón, comenzó a llorar mientras sentía el corazón roto.
—¿Por qué?—dijo en un susurro el príncipe—cuando intenté hacer las cosas correctas, jamás pensé que, aquello se la llevaría.
—¿Llevarse a quién?—preguntó Aiden intentando limpiarse las lágrimas.
—Marcus a la derecha—respondió señalando el cuerpo más grande—Alice a la izquierda.
Sin saber lo ocurrido, y cómo fue que los dos llegaron a esa situación, Aiden estaba estupefacto, puesto que así no sería como se desarrollarían las cosas, no entendía que había cambiado como para que sus planes se fueran a la borda. Sin darse cuenta, ambos hombres eran observados por el espíritu de Alice, la cual, aliviada de que al fin su onceava vida con ellos hubiera terminado distinta, estaba al lado del dios del destino.
La divinidad, en forma de estrella, había llegado personalmente para recogerla, puesto que era su momento de que emprendiera camino rumbo a una nueva vida, la cual se desempeñaría como su primera contratista, aunque su existencia estuviera maldita.
—¿Volveré a verlos?—preguntó acongojada al verlos llorar, mientras sostenían su cuerpo.
—Una vez pareja destinada, pareja destinada se será siempre—le respondió el dios.
Con resignación, se dejó llevar por el encargado del río de la reencarnación, llevando su alma a través de una nueva corriente. Fue así que, 80 años después de la muerte de la pareja destinada del archiduque y el príncipe, una bebé era abandonada en la puerta de un orfanato, la cual tenía una pequeña pulsera que decía "Alice".
En plena noche, encima del techo de una humilde casa, en uno de los suburbios más pobres de la capital, se encontraban dos mujeres observando como el orfanato al frente de ellas ardía en llamas. Ambas, vestidas con ropas de hombres, cubiertas de pies a cabeza por una capa larga y roja, solo se distinguían a primera vista gracias a sus distintos colores de cabello.
—¿Lo tienes?—le preguntó a su compañera.
—Sí—respondió la otra mujer de cabellera rubia—acaba de reencarnar, Alice. Iré de inmediato al hospital para encontrármelo.
—Mantente alerta, Lina—fue lo único que le dijo.
Sabiendo que su compañera era de pocas palabras, la mujer rubia se fue del lugar mientras esta seguía observando el orfanato. Aunque ambas tenían la misma edad y ambas eran contratistas a cargo de supervisar los tratos de reencarnación que el dios del destino había hecho con los humanos y demás seres mágicos, sentía que, por alguna extraña razón, su compañera tenía más tiempo de experiencia que ella.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 22 Episodes
Comments
Ivon Caraballo
es triste lo que tuvo que aceptar Alica para que Anthony y Aiden fueran felices... aunque quisiera saber si realmente valio la pena el sacrificio
2024-02-02
2