SENSACIONES NUEVAS

...DORIAN:...

— La Reina Vanessa a solicitado mi presencia, así que quiero que te quedes al pendiente de la Señorita Eleana, tú solamente — Le ordené a Lira mientras estábamos en el estudio.

— Pero, Señor Dorian, hace nada estuvo en la capital y ya lo está volviendo a molestar — Dijo Lira, con expresión de molestia, a ella tampoco le agradaba en lo absoluto las actitudes de la reina, ni mi trabajo con ella, pero no podía renunciar, gracias a ese trabajo podía mantener mis otros negocios y mis propiedades.

— Ya conoces a la reina, se deshace de cualquier cosa que le estorbe y por supuesto tengo que ser yo quien limpie la porquería — Gruñí, mientras me levantaba del escritorio, hace poco había llegado la maldita carta de sobre negro que siempre me avisaba que iba pasar otra temporada afuera del palacio.

— Si, entiendo, pero debería dejarle más tiempo, usted tiene otras cosas de las que ocuparse.

— No pensará en eso, mientras le siga siendo útil.

— ¿Cuándo se irá? — Preguntó Lira.

— Pasado mañana, dejaré todo un orden.

— ¿Qué sucederá con la remodelación? — Preguntó ella con cautela.

— Estuve revisando el presupuesto y no hay ninguna irregularidad — Busqué en el cajón y encontré un saco con monedas, la coloqué frente a ella — Aquí está el dinero, me ahorraría tiempo si usted se encarga de comprar todo lo que necesite y los trabajadores que deberá contratar.

— ¿Yo? Señor Dorian no puedo con todo eso.

— Pídale al capataz que le tienda una mano, vayan al pueblo a comprar todo y llévese a la Señorita Eleana para que aprenda — Rebusqué entre los papeles, intentando encontrar la lista que había hecho, pero no estaba, me detuve a pensar en donde la había dejado — Anoche hice una lista de todo lo que necesitarán para la remodelación.

— Y justo cuando empezaba a llevarse bien con la Señorita Eleana — Soltó Lira y la observé.

— Nada de eso a pasado.

— Señor, me doy cuenta de las cosas y puedo notar que la Señorita Eleana ya no está incómoda en el palacio, se está adaptando a su nueva vida y posiblemente también a su esposo — Sonrió insinuante y negué con la cabeza.

— Solamente está aceptando el hecho, pero eso no quiere decir que no me siga odiando, solo hemos evitado discusiones — No encontré la dichosa lista y me rasqué la cabeza.

— Creo que ella siente atracción por usted...

Me enderecé — ¿Eso cree? Digo, no es que me importe en lo más mínimo... Ya déjese de inventar estupideces.

Lira se rió sin molestarse en disimular su burla hacia mí.

— Se nota que no le importa lo que piense o sienta su esposa por usted.

Recordé de inmediato que había dejado la lista en mi habitación.

— Quiero que te ocupes de ella en mi ausencia, solo tú, no quiero que las doncellas estén cerca.

Se sobresaltó — ¿Por qué Señor Dorian?

— Porque son muy descuidadas y torpes.

Se llevó la mano a la cabeza.

— Precisamente las he dejado a su cargo para poder hablar con usted.

— Maldición, Lira, lo primero que digo y lo primero que hace — Gruñí, apretando los puños.

— Lo siento, no sabía, será la última vez.

— Iré a buscar la lista y a chequear que todo este bien con la Señorita Eleana.

Sonrió de nuevo — ¿A caso se preocupa por ella?

— Por supuesto que no, simplemente quiero cerciorarme de que las doncellas estén haciendo un buen trabajo — Corté, peinando mi cabello mientras salía del estudio.

No me preocupaba, solo era mi deber como duque y como esposo. Me repetí una y otra vez en la mente.

Recordé como había despertado con el sonido de sus quejidos, me asusté tanto pensando lo peor. Creyendo que mi madre estaba en peligro nuevamente, que estaba siendo lastimada, pero recordé que mi madre ya no estaba y que la mujer que ocupaba la otra habitación era mi esposa.

Me levanté en seguida y decidí ir a ver que le sucedía. Esperaba que no fueran los problemas habituales por lo que pasaban las mujeres cada mes, pero no fue así. Era su tobillo, estaba sufriendo un calambre y le dolía demasiado al parecer. Conocía esas heridas que no se curaban por completo, en muchas ocasiones dolían, los músculos y los huesos dañados entumecidos tenían varias razones, pero pasara el tiempo que pasara no cesaban, aunque si debían tener los cuidados para evitar que esos episodios fueran tan insoportables.

Y la de la Señorita Eleana era una de esas lesiones, debido a que siempre llevaba vestidos largos era la primera vez que observaba la lesión en su totalidad y comprendí porque no podía moverse sin el bastón.

El tobillo tenía una forma mucho más grande de lo normal y sobresalía de un lado más que del otro, la piel y los tendones se sellaron alrededor del tobillo, impidiendo una movilidad completa del pie.

Me preocupaba un poco saber las razones por las que no sanó adecuadamente, podría haber sido una mala atención, siendo tan pequeña cuando sucedió había más posibilidades de que sanara con un buen yeso.

Esa maldita lesión le había impedido hacer tantas cosas, aunque era muy diferente a las circunstancias de mi infancia tenía algo similar. En la mía hubo también un obstáculo que no me permitió tener una vida más adecuada a mi edad, a mi inocencia y mi niñez, era como esa lesión, tirando de mí siempre, ahogándome.

Al tocarla me sentí más indignado, esa señorita sin la lesión hubiese sido imparable. Me dediqué mucho a aliviar los calambres con mis masajes, pronto se siento mejor y por primera vez pudimos tratarnos como esposos normales.

Disfruté de darle miradas cuando suspiraba aliviada, con ese camisón transparente descarado no pude evitar endurecerme nuevamente, pero agradecí a la oscuridad de la habitación para ocultarlo de su vista, estaba casi desnudo así que para ella hubiese sido una impresión muy fuerte ver lo que no podía ocultarse bajo la fina tela.

Sus piernas eran de muslos anchos, con bastante donde apretar y sostener. Me estaba empezando a desesperar un poco por no poder tocar lo que era mío por derecho, pero me controlé.

El gusto por el mi esposa aumentaba más y casi estaba agradeciendo al conde por haber cambiado mis planes.

Eleana era mucho más de lo que esperaba.

Entré en mi habitación y busqué en la pequeña mesa frente la ventana, allí estaba la lista, pero algo me impidió tomarla.

— ¡Ayuda, por favor! — Gritó Eleana en la otra habitación, seguido de ello hubo golpes en la madera.

Entré por la puerta interna.

La habitación estaba vacía, en la cama había un vestido tendido y ropa interior.

Mis ojos viajaron al barco de papel de la mesita. Podía reconocerlo, era el barco que yo hice cuando fui a reclamar el pago de la deuda al conde, pero ¿Por qué lo tenía la Señorita Eleana?

No era momento para pensar en eso cuando los golpes y la desesperación volvieron.

Caminé hacia la puerta del baño, notando como giraba la perilla.

Alguien la había dejado encerrada en el baño.

Le quité el seguro a la puerta y la abrí, pero le encontré del otro lado desplomó mi control por completo y no pude evitar darle una mirada a todo lo que estaba frente a mí.

La Señorita Eleana abrió sus ojos y soltó un grito, pero yo ya había visto todo cuando usó una mano para cubrir sus pechos llenos de pezones pequeños y la otra mano para proteger su entre pierna de mis ojos buscadores.

El cuerpo de ella estaba mojado, al igual que su cabello, que le caía por la espalda y rozaba sus caderas anchas.

Tenía una cintura pequeña y una piel que parecía extremadamente suave.

Mi cuerpo se calentó, demandando tocar todo.

Bajó su mirada avergonzada, las mejillas le ardían, el rubor en ella era más fuerte.

Intentó retroceder, pero sin sus brazos libres el movimiento hizo que perdiera el equilibrio.

Me precipite dentro del baño, atrapando su cuerpo antes de que cayera.

Mis manos no pudieron evitar posarse en la piel fría y húmeda de su espalda. Tan suave y tersa, empezó a temblar con fuerza en mis brazos y se aferró a mi camisa.

Elevó sus ojos brillantes, encontrándose con mi rostro a centímetros del suyo.

Su respiración era tan cálida y entre cortada.

Me observó por unos segundos y luego abrió sus labios con su mirada puesta en los míos. Se aferró a mí con más fuerza y no pude evitar presionar mi dureza en su abdomen.

Acerqué mi boca a la suya, incapaz de controlarme, pero giró su cabeza en rechazo.

Noté como contenía las lágrimas, tal vez por el bochorno, por enojo o por mi atrevimiento.

Pero nuevamente me demostró que yo no le agradaba en lo absoluto.

...ELEANA:...

Mi torpeza siguió aumentando y terminé resbalando ante los ojos brillantes del duque.

Él me atrapó antes de que cayera, sus manos firmes me sostuvieron, aferrándose a mi piel sin nada que se interpusiera, eran tan cálidas, como el calor de fuego y mi cuerpo empezó a temblar, pero no por el frío del agua, sino por algo muy diferente que me quitaba la fuerza en mis extremidades, me arrebataba las respiración y me aceleraba el corazón. Algo que se acentuaba en el centro de mi cuerpo y me hacía querer mantenerme así, cerca de él.

Mis dedos se encajaron en su camisa y me quedé quieta, perdida en las sensaciones nuevas.

Su boca estaba apretada en una línea, la nuez de su garganta se movió cuando tragó con fuerza y me pareció algo muy atractivo.

Elevé mis ojos y estaba tan cerca que podía percatarme de que sus pupilas estaban dilatadas, casi oscuras.

Detallé su boca, la forma de sus labios era varonil, semi gruesos, redondeados en el centro y alargados en las esquinas. Noté que la barba empezaba a crecerle y que seguramente si tocaba su mandíbula se sentiría rústico, pero mi vista no se enfrascó en eso sino en esos labios.

Me pregunté si se sentirían igual de lindos posados en los míos.

Me aferré más y sentí algo duro presionando mi abdomen ¿Qué era? Mi corazón se aceleré más y más.

Acercó sus labios pero me llené de pánico y enojo conmigo misma.

¿Cómo era tan estúpida para caer en sus encantos? Debía recordar lo del bosque, como se revolcaba con esa señora a tan corta edad, en ese momento no comprendí, pero mientras alcanzaba la madurez lo hice.

Yo era para él otra mujer del montón que seguramente habían pasado por sus manos, no hacía la diferencia ser su esposa.

No se había casado conmigo por que le gustara, yo solo había sido una segunda opción para él, me reclamó para molestar a Lean. Prefiero a mi hermana y como no consiguió tenerla, la reemplazó conmigo.

Antes no había puesto sus ojos en mí, pero al verme desnuda si se atrevía a besarme.

Me ardieron los ojos, intentando comprender ese ataque de pensamientos tontos.

¿Qué hay de lo que era él? De mi desprecio por su forma de ser y sus acciones ¿Dónde quedaba eso? Debería estar molesta por eso, debería ser desagradable sus manos en mi piel y su mirada ansiosa. No sentía asco, ni repulsión, ni nada que fuese negativo.

Se alejó un poco, estirando su mano para alcanzar la toalla que colgaba en la pared, me la tendió.

Sus ojos ya no eran los mismos, eran duros y sin expresión alguna. Evitaron los míos y también mi cuerpo mientras yo tomaba la toalla y su toque se alejaba de mí.

Me sentí fría mientras rodeaba mi cuerpo con la toalla.

Se quedó en el umbral, de espaldas.

— ¿Qué ha sucedido aquí? ¿Por qué estaba encerrada en el baño? — Demandó, no quise hablar, me arrastré hacia él.

— Quiero vestirme, pero mi bastón ha desaparecido — Dije, con voz débil.

Se alejó hacia la habitación y rebuscó en todas partes, hasta que dió un paso y casi lo pisa. Estaba tirado en la alfombra, seguramente una de las doncellas las dejó allí para que pareciera descuido y no ha propósito, pero la puerta asegurada era la prueba definitiva.

Lo recogió y me lo tendió, su entrecejo se mantuvo fruncido.

Lo tomé y me acerqué a la cama, donde se hallaba mi ropa. No se marchó, estaba esperando respuestas.

— Señorita Eleana, responda con la verdad.

Me senté en la cama, tomando las enaguas para pedirle que se marchara discretamente.

Metió las manos en sus bolsillos.

Su ropa estaba un poco mojada gracias a la cercanía con mi cuerpo.

Se me erizaron los vellos de solo recordarlo.

— Voy a vestirme, por favor salga — Dije, pero no me observó como antes, sus hombros se mantuvieron tensos y su expresión severa.

— Eleana — Dijo mi nombre sin ninguna formalidad — No pretenda encubrir lo que pasó aquí.

— Hablaré con usted cuando me vista, por favor salga — Me impaciente, enviándole una mirada fulminante.

— Esperaré en el pasillo.

Abrió la puerta con brusquedad y salió, cerrando con fuerza.

Me costó un poco vestirme sola, pero lo hice sentada para mayor comodidad.

Al terminar fui a la comoda, me senté, dándole la espalda al espejo y empecé a quitar los nudos de mi cabello.

— ¡Ya puede pasar!

El duque volvió a entrar y caminó hasta quedarse de pie frente a mí. Siguió el movimiento del peine, pero cruzó sus brazos.

— ¿Ya hablará? — Se impacientó, exhalando por la nariz — Se que las doncellas estuvieron aquí.

— ¿Insinúa que ellas lo hicieron? — Detuve el peine y se rió irónicamente.

— No, para nada, fue el viento que entró por la ventana e hizo que la puerta se cerrara con seguro — Dijo con sarcasmos y puse los ojos en blanco — Señorita Eleana, deje de defender a personas que no merecen nada bueno.

— No las estoy defendiendo.

— El estado de su piel indica que ha pasado demasiado tiempo con la piel mojada — Señaló mis dedos arrugados por el agua — Dígame ¿Eso también es por error?

— Tal vez fue por descuido, una de ellas se llevó mi ropa para llevarla a la lavandería y seguramente tomó el bastón entre el montón de ropa y se le cayó al suelo cuando llegó a la habitación, todo sin darse cuenta — Intenté darle sentido a tanta ensañamiento, de la forma inocente, él negó con la cabeza varias veces — La otra doncella tal vez le colocó cerradura a la puerta, por costumbre...

— Basta, Señorita Eleana, deje de tratar de buscarle explicación inocente a lo que pasó, sabe perfectamente que todas estás acciones no fueron por descuido... Fue pura mala intención.

Deslicé mi cepillo de nuevo, con el ceño fruncido.

— ¿Por qué lo han hecho? Y no me salga con la regla de que es por naturaleza, debe haber una razón más razonable.

Entrelazó sus manos.

— Envidia, celos... Aunque no lo crea, muchas mujeres desearían estar en su lugar.

— Usted dijo que ninguna mujer cuerda se le acercaría, ni por error.

— Le sorprendía la cantidad de mujeres sin cordura que desearían que les dedicara aunque fuese una mirada — Dijo, con cierto filo dirigido a mí, tal vez su ego estaba dolido por rechazarle el beso.

— Entonces... ¿Insinúa que las doncellas están disgustadas por que usted se casó?

— Exacto y también por el hecho de que llegue alguien completamente extraño a querer darles órdenes, más si es otra mujer con preferencias y atenciones que ellas nunca podrán tener.

— Yo no deseé nada de lo que sucedió — Gruñí y sonrió para provocarme.

— Eso no lo saben y tampoco lo comprenderían si se tomara la molestia de contarles, usted está en un lugar que ellas ansiaban y eso les hará cometer cosas, primero lo de la mantequilla, segundo lo dejarla encerrada, escondiendo su bastón para que se le dificultara salir de la bañera ¿Lo tercero que será? Si no hago algo ahora, si lo dejo pasar sería un tonto — Dijo, su expresión se convirtió en una máscara de fiereza sin piedad.

— No las mate — Pedí y arqueó sus cejas.

— Ganas no me faltan, pero no lo haré, se que tiene una mala impresión, pero no pensé que fuera tan mala.

— ¿Qué les hará entonces? — Pregunté aliviada.

— Las podré de patitas en la calle.

Se sentó en uno de los sillones y se rescató en el espaldar.

— ¿Qué hace?

— Esperar a que vuelvan, vendrán a traer el desayuno y no se sorprenda si ponen veneno en ella.

Me quedé silencio.

Muy en el fondo, complacida porque las doncellas iban a recibir su merecido, pero no se lo demostré al duque y seguí peinando mi cabello.

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Comments

San Aguirre

San Aguirre

Sonó a un seno con muchos pezones 🙊🙊🙊

2024-05-05

0

Teriena Diaz

Teriena Diaz

La tonta con tantas cosas qué le están haciendo, todavía las defiendes.

2024-04-28

0

😍❤️Esther❤️😍

😍❤️Esther❤️😍

es que le están haciendo la maldad y ella como tonta defendiendolas... no mija 😠😠

2024-04-15

3

Total
Capítulos
1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
61 EPÍLOGO
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UNA CHICA DIFERENTE
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4
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