MI NUEVO HOGAR

...ELEANA:...

El palacio lucía muy bien por fuera, pero adentro era un poco penumbroso, el vestíbulo era amplio, sin asientos, ni retratos, tampoco adornos, el papel tapiz de las paredes estaba viejo de un color verde desteñido, parecía una casa abandonada. Al menos no había escaleras, era un palacio de una sola planta. Había unos cuatro pasillos, dos en cada pared de ambos lados.

Al otro lado del vestíbulo había una enorme ventana que permitía un poco de luz. Del otro lado podía visualizarse un jardín.

— ¡Lira, venga! — Gritó el duque.

Su voz hizo eco como si no hubiera ni un alma. Mi vida iba ser un desastre.

Una mujer obesa de uniforme gris y cabello negro salió de uno de los pasillos.

— Su Gracia ¿Qué desea? — Dijo con voz suave.

El duque me observó.

— Ella es la Señorita Eleana, mi esposa.

Al escuchar lo último casi fruncí el ceño, pero lamentablemente recordé que lo era.

Sonreí forzadamente ante la mujer, ella se inclinó en reverencia.

— Su Gracia, es un gusto conocerla, bienvenida a su nuevo hogar, yo soy Lira y estoy aquí para servirle — Dijo y me sonrojé, "Su Gracia" eso sonaba muy elevado para mí, pero también recordé que al estar casada con ese hombre también pasaría a tener el título de duquesa.

— Enséñale su habitación, ayúdale a cambiarse para la cena — Ordenó el duque y la mujer asintió con la cabeza.

— Por aquí, sígame.

Me puse en marcha, caminando detrás de la sirvienta a uno de los pasillos.

No había ni flores que le dieran color a aquel lugar, a juzgar por ese palacio cualquiera diría que el dueño estaba en banca rota, pero no era así. Seguramente el duque era un tacaño, no había más explicación para algo así. Al menos estaba limpio.

Llegamos al final del pasillo y la sirvienta abrió una puerta, al lado había otra parecida

— Ésta será su habitación — Ondeó su mano para pasara primero, la observé detenidamente.

Encontrando una sencilla pero ordenada habitación con una ventana con vista al inmenso mar.

La cama era el doble de grande que la mía, tenía sábanas y fundas color crema.

— Le preparé la habitación para que luciera un poco más colorida — Dijo la mujer, caminando hacia el armario, lo abrió para mostrarme que mi ropa ya se encontraba allí — Coloqué sus vestidos aquí y las prendas interiores están en los cajones de esa cómoda — Señaló hacia la cómoda junto a él armario.

— ¿Dónde está el barco de papel? — Pregunté y se quedó un momento parpadeando, como si fuese insólito.

— Lo dejé sobre la mesita de noche.

Observé el lugar que señaló, allí estaba el barco junto a mi cama.

— Gracias.

Era absurdo para ella que me preocupara más por un barco de papel que por las pertenencias. Pero era lo único que me hacía sentir como si mi hermano me acompañaba.

Seguí observando mi nueva habitación.

— ¿Y esa puerta a dónde lleva? — Pregunté al notar una puerta en la esquina.

— Esa puerta conecta con el dormitorio de Su Gracia.

Me estremecí, eso significaba que podía entrar cuando quisiera, las habitaciones matrimoniales estaban separadas, pero conectadas con una puerta para que el esposo pudiera acudir discretamente al lecho. Eso me recordó lo que se avecinaba y empecé a sentirme aterrada de nuevo.

— Vamos, le ayudaré a bañarse — Caminó hacia la puerta en la pared contraria.

Me arrastré sin muchos ánimos, Lira se sintió desconcertada por mis pasos rencos y mi bastón, pero no preguntó nada.

Preparó la bañera y me ayudó a quitarme el vestido cuando observó que se me dificultaba con una sola mano, ya que con la otra sostenía el bastón para mantenerme de pie sin ningún problema.

— Su Gracia, no quería preguntar ¿Esa lesión... — Quitó el velo de mi cabello y también los botones de mi vestido.

— Es una lesión vieja, me rompí el tobillo cuando tenía cinco años y desde entonces debo usar el bastón.

— Estaré aquí para lo que necesite — Dijo y le agradecí.

...****************...

Después del baño, me coloqué un vestido color celeste, muy sencillo y recatado.

La sirvienta me tejió el cabello y luego me guió al comedor. Los candelabros estaban encendidos, pero el palacio siguió con ese aspecto penumbroso.

Al llegar al comedor la sirvienta me pidió entrar y caminé por el umbral.

El duque estaba allí, sentado en el extremo de una mesa sin adornos ni mantel. Había unas velas encendidas en el medio de ella, pero nada más, de hecho faltaban sillas.

No me senté, esperé cerca de la entrada.

Él estaba bebiendo una copa y guió sus ojos hacia mí.

Se levantó y se acercó a una de las sillas para apartarla.

— Tome asiento, señorita.

Dudé por un momento, pero me acerqué. El olor a perfume varonil impregnó mi nariz cuando me detuve en el espacio, él acercó la silla y me senté.

Aproveché que me dió la espalda para observarlo.

Tenía una espalda ancha y también unos muslos tonificados que se marcaban en la tela de los pantalones negros que llevaba puesto y ni mencionar su trasero.

Desvié mis ojos hacia la comida, se veía deliciosa, pero no toqué mis porciones.

Él se dejó caer en la silla.

Noté que su camisa estaba desabotonada hasta el pecho y que la piel blanca quedó al descubierto, unos pectorales formados que no podían esconderse.

— Adelante, coma — Tomó un tenedor y un cuchillo.

Empezó a picar la carne y a comer. Al menos tenía buenos modales en la mesa, pero eso no quitaba el hecho de que con esas mismas manos destripaba a sus víctimas.

Tenía hambre, así que me concentré en la comida. Estaba deliciosa, un exquisito pedazo de filete en salsa.

Volví a observar al hombre que ahora era mi esposo.

A la luz de las velas su rostro se mantenía oculto en las sombras de su cabello largo.

La ventana detrás de él emitía una luz rojiza, el atardecer estaba llegando y el mar estaba de un color carmesí. Era sobrenatural, jamás había visto algo tan impresionante.

— Espero que le haya gustado su nuevo hogar.

No me había gustado, era demasiado solitario y frío, no había calidez como en la mansión. Dejé de pensar en cosas tristes cuando me ardieron los ojos.

— ¿Qué es lo que haré estando aquí? — Pregunté después de tragar, detuvo sus manos y elevó su mirada.

— Se encargará de los asuntos de la casa.

— ¿Osea qué seré como una sirvienta? — Gruñí e inclinó su cabeza a un lado — O peor aún, una esclava.

— Si no lo desea no haga nada, me da igual — Se encogió de hombros — Haga lo que quiera.

Elevé mis cejas — ¿Puedo salir del palacio?

— Si gusta, pero tenga cuidado, el terreno es peligroso, hay muchos barrancos y piedras — Dijo después de tragar.

— No puedo llegar muy lejos — Dije de forma irónica, recordando como había roto mi bastón y me había dejado en el bosque, podría haberme sucedido algo sin mi pedazo de madera para apoyarme.

Ahora pretendía fingir que le preocupaba.

Al pensar en ese chico del bosque el del presente parecía otra persona muy diferente, pero su rostro seguía siendo el mismo y que hice una promesa de hacerle pagar por sus maltrato. Si seguía maltratando cumpliría con eso.

Ahora era su esposa.

— ¿Qué le sucedió? — Preguntó el duque.

— Me caí de un árbol a los cinco años y me rompí el tobillo — Corté, con un tono antipático, lo menos que quería era su lástima — La lesión no sanó correctamente, desde ese día no puedo caminar sin el bastón.

No hice ademán de mostrar reconocimiento. Se quedó en silencio, sin opinar nada al respecto.

— Puede pedir cualquier cosa que necesite cuando guste.

— Me gustaría retirarme, estoy agotada, buenas noches — Hice ademán de levantarme, pero me detuvo.

— Señorita Eleana, primero quisiera tratar un asunto con usted — Dijo de forma severa, tensando su mandíbula.

Me quedé en mi lugar con expresión desconcertada.

— Dígame.

— Usted y ya no somos los desconocidos de la celebración, somos esposos — Enfatizó en lo mismo.

— Eso lo entiendo perfectamente, es algo que por más que quisiera no podría olvidar — Fruncí el ceño.

— Entonces tratemos de llevarnos bien.

— Lo tomaré en cuenta, pero lo que si debo dejarle en claro es que si usted me trata con burla, me ofende o me humilla yo no me quedaré callada — Lo observé con mirada firme y asintió con la cabeza.

— Descuide, puedo ser un sanguinario, pero no un idiota... Aunque, si usted se comporta groseramente sin justificación yo tendré que tomar medidas, pero no tema, no será de la forma en que se imagina, por si tiene dudas, no tengo un camara de torturas en el sótano — Dijo con una sonrisa burlona ¿Cómo supo que estaba pensando en eso? — Y si la tuviera no la usaría contra usted, no estoy tan demente.

Le dió una mordida a su trozo de vegetal, sosteniendo mi mirada.

— Si me comporto de esa forma no será injustificadamente — Me levanté y sonrió.

— Buenas noches, Señorita Eleana — Guiñó un ojo y tragué con fuerza.

Salí a prisa del comedor.

...****************...

Me coloqué un blusón de color rosa con puntas de encaje y me acosté en la enorme cama.

Estaba fría y tan espaciosa que se sentía diferente. Me arropé hasta el cuello, sin poder calmar los latidos de mi corazón y el ritmo de mi respiración.

Tenía miedo. No quería hacerlo, odiaba la idea de que ese hombre me tocara. Era mi esposo, pero no lo deseaba cerca de mí y seguramente sería una experiencia traumática, algo que no iba querer repetir nuevamente.

Sabía que no era algo que pasaba una sola vez, para tener bebés era necesario someterse varias veces.

Mi matrimonio iba ser una tortura desde el momento en que entrara por esa puerta.

A cada sonido que escuchaba me quedaba quieta, atenta por si la puerta se abría.

Pasó mucho tiempo, el reloj en la pared seguía su curso y mis nervios aumentaban cada vez más.

Mis ojos se sentían pesados y el duque no apareció.

Si hubiese sido mi hermana tal vez ya habría entrado a hacer lo suyo. No se había casado conmigo porque me quisiera o le agradara, lo hizo para vengarse, nada más.

Me sentí aliviada y dejé de estar alerta.

Caí en un sueño profundo al instante.

...DORIAN:...

— ¿La Duquesa ya se marchó? — Preguntó Lira, recogiendo los platos de la mesa.

Yo estaba frente a la ventana, observando la luna llena, el como se reflejaba en las aguas oscuras del mar. Pensando en todo lo ocurrido en la cena.

— Estaba agotada, fue a dormir — Me giré, con mis manos en los bolsillos de mis pantalones.

— No debió casarse con esa chica si sus únicas razones eran vengarse del conde, la pobre se ve muy triste y asustada.

— Ya se le pasará, apenas lleva unas horas aquí, es cuestión de acostumbrarse a su nueva vida... Además, me da igual si no es su hermana o si lo es. Lo único que quería era una esposa.

Lira puso los ojos en blanco mientras tomaba la torre de platos.

— A diferencia de su hermana, esa señorita no está babeando por usted, más bien parece detestar su presencia, si no hace algo respecto, el matrimonio será un infierno para ella — Me aconsejó y resoplé — Prácticamente la amenazó para que se casara... ¿Qué mujer quiere ser esposa de alguien así?

— ¿Qué quiere que haga?

— Conquistarla — Dijo y me reí.

— No tengo la intención de conquistarla, no es mi propósito al casarme.

¡Qué tontería era esa!

— ¿Cuál es su propósito entonces?

Fruncí el ceño, lo malo de Lira es que le había permitido opinar de mi vida.

— Fue usted quien me insistió en que consiguiera esposa.

— No estaba obligado a tomar mi palabra — Se encogió de hombros y rodé mis ojos.

— Ya está hecho, quiero que la vayas instruyendo con los asuntos del palacio— Le ordené y asintió con la cabeza — Si pide algo obedece, supongo que querrá cambiar el aspecto del palacio, no le ha gustado en lo absoluto.

— La señorita no hará mucho con el tobillo lesionado, pregúntele que le gusta hacer — Lira caminó hacia la entrada — Buenas noches Su Gracia y suerte en su noche de bodas.

Después de unos minutos me dirigí a mi habitación.

Al entrar me senté en la cama y me quedé pensativo.

Observé hacia la puerta interna que conectaba con la habitación de la Señorita Eleana.

Apoyé mi brazo de mis rodillas, mi bota golpeó repetitivamente la alfombra. Tratando de decidirme.

Debería entrar y tomar lo que por derecho me correspondía. Era mi esposa y podía hacerlo, sin importar si estaba de acuerdo o no.

No me moví.

Recordando como había apartado mi mano con desagrado.

"No me toques"

Mi esposa no estaba dispuesta, ella me despreciaba y me odiaba. Si entraba para tomarla ella no iba sentir más que dolor, asco, sería una tortura para ella y me terminaría odiando más.

Jamás forcé a una mujer y no tendría una primera vez.

Se me pasó el tiempo pensando.

Lo peor es que la señorita era deseable, incluso en ese insípido vestido de bodas yo podría imaginar arrancado de su cuerpo. Descubriendo la piel que se escondía debajo.

Debía consumar el matrimonio, pero primero tendría que abrirle los sentidos a la señorita. Intentar que viese más allá de su desprecio hacia mí, acercarme lentamente y empezar a tocarla con sutileza, en lugares decentes, luego iría avanzando poco a poco. Hasta que se sintiera segura en mis manos.

Yo no tenía prisa, así que no la visite, me quité la ropa y fui directo a dormir.

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Comments

Vilma Castillo

Vilma Castillo

dios esta va ser una história increible me encanta l verdad es yo tambien tdnia dudas sobre el varquito sabia q lo hiso ese guapo d duque p ella cree q fue su hermano aunq ese amor de hermano no se me parece raro

2024-04-27

1

Ely Moreno

Ely Moreno

Elena piensa que ese barco elo hizo su hermano, pero fue el Duque

2024-04-07

4

Bertha Ramirez

Bertha Ramirez

🥲 pero no lo hizo su hermano

2024-03-19

0

Total
Capítulos
1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
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