INOPORTUNO

...ELEANA:...

Al llegar al palacio me llené de nervios, el carruaje se detuvo en la entrada. Emiliana fue la primera en bajar, con mucho afán y emoción. Mi hermano le siguió y luego me ayudó a mí, le pedí que no me cargara, pero me tomó de la cintura y me dejó en el camino de piedrecitas que llevaba a las escaleras del palacio.

Respiré hondo al notar que eran numerosas, estaba empezando mi noche literalmente con el pie izquierdo.

Desde allí podía escucharse la suave música del salón

— ¿Quieres que te cargue? — Preguntó mi hermano mientras avanzábamos lentamente.

— No gracias, llamaremos mucha atención, me conformo con tu brazo — Entrelacé mi brazo con el suyo y Emiliana se aferró al otro.

Apoyé mi bastón en cada escalón, sintiendo la resistencia de mi tobillo a cada rato, pero pacientemente pudimos llegar al umbral de la entrada, los guardias nos dejaron entrar cuando mi hermano les mostró la invitación.

— Vaya, el palacio es muy majestuoso — Dijo mi hermana, impresionada por la arquitectura y los adornos ostentosos.

— Con solo un adorno de esos compraríamos diez mansiones como la nuestra, a eso se le llama desperdiciar el dinero en tonterías — Dije al ver tales lujos.

Mi hermano me dió un codazo en el costado.

— Baja la voz, nos acercamos al salón.

Maldije entre dientes a mi hermano y nos dirigimos a la fila en la entrada.

El anfitrión estaba allí, recibiendo a los invitados y anunciando el apellido de las familias y sus títulos.

Me preparé para las miradas cuando la fila se fue acortando.

— Oh, la familia Roster — Dijo el Marqués Lorenzo, a su lado se encontraba su esposa y su hijo, un chico obeso no mostraba el mínimo interés en la celebración y tampoco a los invitados, tenía su mirada puesta en la larga mesa de aperitivos que se encontraba al otro lado del salón.

— Mi lord, gracias por invitarnos, es un honor para nosotros estar aquí — Dijo mi hermano, con su mejor porte de caballero, hicimos una reverencia cuando no los indicó, aunque a mí me costó más inclinarme.

Atraje mucha atención al instante.

Miradas curiosas y murmullos se empezaron a oír a mi alrededor.

— Por supuesto, no los podía dejar por fuera, su padre fue un buen amigo, son más que bienvenidos — Sonrió el marqués.

— Muchas gracias.

Nos observó a ambas.

— Supongo que estás hermosas jovencitas son los tesoros del Conde Roster — Dijo, evaluando cada parte de nosotras, notó mi bastón y la mirada se acentuó, me removí incómoda.

— Si, ella es Emiliana, la menor de mis hermanas — Mi hermano ondeó su mano hacia ella.

— Un gusto, mi lord — Dijo Emiliana, sonriendo radiante.

— Encantado, Señorita Emiliana — El marqués sonrió nuevamente, sus arrugas se profundizaron.

Fue mi turno de ser presentada.

— Y ella es Eleana, la mayor después de mí.

La familia del marqués me observó.

— Es un honor, Señorita Eleana.

— Gracias — Corté con tono tenso.

— ¿Por qué usa bastón? — Preguntó el hijo con mirada crítica, mi expresión se solidificó, su padre se tensó ante la impertinencia del joven.

— Disculpe la curiosidad de su hijo, ya pueden pasar — Dijo el marqués, tan apenado como mi hermano.

No me estaba agradando estar allí, pero no podía marcharme tan rápido, ni separarme de mis hermanos.

Avanzamos por el interior del salón, todos observaban y nos saludaban a su paso, había muchos caballeros allí, algunos eran bien parecidos otros no tanto.

Mi hermano fue quién más habló, como conde debía socializar mucho y nos representaba, así que ambas éramos una especie de adornos en exhibición.

La mayoría de los caballeros se acercaron por Emiliana, ella atraía mucha atención y carisma. Era muy amable y educada. Después de eso me saludan a mí por educación, pero la mayoría de las miradas se centraron en el ridículo bastón adornado que mi madre me había obligado a llevar, parecía un faro, alertando a todos de que algo no estaba bien conmigo.

" ¿Por qué usa bastón? ¿Qué le sucedió?" Esas preguntas se repitieron por incontables veces y en todas di la misma respuesta "Me caí de un árbol cuando era niña" Muchos superaban las preguntas con "¿No tiene cura?"

Las damas eran aún más criticonas.

— Ay, pero no debiste venir así — Exclamó una debutante de la edad de Emiliana, quién estaba junto a su madre, igual de entrometida.

Me estaba doliendo la cabeza, mi lengua se empeñaba en responder groseramente, pero por respeto a mi hermano solo di sonrisas tensas.

Por suerte él me salvaba y empezaba a hablar de otros temas.

Los bailes empezaron y le pedí a mi hermano que me llevara a una de las mesas para sentarme.

Me acompañó y me senté.

La presión de las miradas disminuyó.

Mi hermano se sentó a mi lado, bebimos vino y comimos de los aperitivos que los mozos pasaban repartiendo.

Emiliana fue invitada en muchas ocasiones a bailar, apenas se sentaba ya estaba siendo interceptada por otro soltero y ella no rechazó ninguna invitación, como toda señorita educada se mostró dispuesta.

Ese era el sentido de una debutante, los bailes abrían las puertas a los pretendientes, era el momento en que podían entablar una conexión.

Sin eso no había posibilidades.

En esas mesas solo permanecían las ancianas, las solteronas que no habían tenido oportunidad y yo.

Lean parecía aburrido, contuvo varios bostezos.

— Hermano, no hace falta que me acompañes, ve a divertirte — Insistí, pero negó con la cabeza.

— No voy a dejarte sola.

— Deberías ir a invitar a bailar a una señorita — Dije y se sobresaltó.

— ¿Y terminar atado a un matrimonio? No gracias, me gusta aquí — Bebió de su copa.

Me reí — Eres tan exagerado, un baile no te atará a un matrimonio, fíjate Emiliana, ya lleva como diez bailes y ningún hombre a venido a pedirte su mano.

— Ya verás que mañana habrá una pila de correspondencia en mi escritorio de muchos pretendientes queriendo cortejar a Emiliana.

— Al menos una de nosotras habrá triunfado — Dije, desanimando un poco — Sino puedo bailar no conseguiré un pretendiente.

Los pocos caballeros que se habían acercado a mí a invitarme, huyeron despavoridos cuando les mostré mi bastón. No sabían como reaccionar, se mostraron incómodos y se alejaron con excusa o en silencio.

Nadie quería una esposa enferma e inútil que dependía de otros.

— Anda, Eleana, no te desanimes, no siempre se tiene suerte a la primera — Me tomó la mano para animarme — ¿Sabes que te quiero?

— Si yo también te quiero, pero aparta tu trasero de esa silla, si yo no tuviera esta lesión estaría bailando sin parar, buscando aperitivos y tragos, si no quieres bailar entonces habla con tus amistades, yo estaré bien, — Volví a insistir, se quedó pensativo y luego resopló.

— Soy el Conde Roster, no deberías darme órdenes — Bromeó con expresión severa y me reí.

— Dile eso a alguien que no haya jugado al té contigo.

— Maldición, odio que me lo recuerdes — Se levantó de la mesa.

— Tu eras la mamá.

— Shhh, no lo digas en voz alta — Se avergonzó y volví a soltar otra carcajada.

Mi hermano terminó marchandose, me quedé completamente sola, observando hacia la pista de baile, dónde las faldas de las señoritas se elevaban como paraguas girando y los caballeros danzaban admirando a su compañera de baile como si no existiera más en el mundo.

Un caballero muy bien parecido se acercó en un momento dado. Era delgado y de cabellos dorados, llevaba un hermoso traje gris.

— Señorita ¿Le gustaría bailar?

— Ah, lo siento, no puedo — Dije, levantando mi bastón para hacer énfasis.

— Ah.. Es una pena ¿Qué le ha sucedido?

— Me caí de un árbol y terminé con el tobillo roto.

— ¿Es reciente? — Se acercó más a la mesa.

— No, sucedió cuando tenía cinco.

Se desconcertó, pero en vez de marcharse se sentó en una de las sillas.

— Oh, es lamentable — Dijo con expresión de pena — ¿No sanó adecuadamente?

— No no lo hizo, pero podría ser peor... Podría faltarme una pierna.

— Aún así debe ser difícil.

— Lo es... Pero no me gustaría aburrirlo con mis desgracias — Me disculpe, sonrojada ante su mirada fija.

— No me aburre, yo pregunté, disculpe si la importuné con mi curiosidad.

Negué con la cabeza — Descuide, no la ha hecho, pero va perder la oportunidad de bailar con otras señoritas si se queda aquí.

Se encogió de hombros — No es necesario bailar para conocer a una señorita y mucho menos a una tan linda como usted.

Mis mejillas ardieron de nuevo.

— Es muy bueno mintiendo — Susurré y negó con la cabeza.

— No, no estoy mintiendo... Simplemente digo la verdad, es usted muy hermosa...

— Muchas gracias por su cumplido.

— Mi nombre es Alber Latira, ¿Cuál es su nombre?

— Yo soy...

Me ví interrumpida por un sujeto que se acercó a la mesa.

Se sentó frente a nosotros sin pedir permiso o saludar. Lo hizo de una forma bastante atrevida y arrogante, se inclinó contra el espaldar y bebió de su copa con lentitud, ignorando nuestra presencia.

Supuse que era compañero del Alber, pero él no hizo ademán de hablarle, más bien frunció el ceño y apretó su boca en una línea.

El sujeto se mantuvo en silencio, vistiendo una ropa tan sencilla. Una camisa blanca de mangas largas y un chaleco negro.

Agitó la copa nuevamente e inclinó su cabeza a un lado.

Todo mi cuerpo se petrificó al notar su rostro.

¿No puede ser el mismo?

El sujeto que estaba sentado frente a mí era el mismo idiota del bosque, su rostro había cambiado, ya no era el de un adolescente sino que era lo suficiente maduro para que se viera varonil y mucho más hermoso.

Su piel seguía siendo pálida.

Tenía el cabello más corto, le llegaba al cuello y se deslizaba por los lados de su rostro, aunque estaba más oscuro, ya no lucía como café, sino como el vinotinto en su copa.

¿Era el infeliz que rompió mi bastón?

Tal vez me estaba equivocando. Pero era demasiado parecido para no ser él.

No estaba ni bien vestido, ni bien peinado para un baile.

La rabia se aglomeró en mis venas al notar que no se movía de la mesa que había reclamado como mía.

Alber se aclaró la garganta ante la indiferencia del sujeto.

Los ojos avellanas del pelo largo se despegaron de su copa y observaron a mi recién conocido con la misma indiferencia.

— Disculpa... Pero estábamos hablando y...

— ¿Te pregunté? — Lo interrumpió el infeliz de forma grosera y sentí como mis puños se aferraban al bastón por debajo de mi mesa.

Alber se mantuvo erguido.

— No, pero me parece de muy mala educación que te hayas sentado sin pedir permiso.

El sujeto elevó una ceja.

— No veo que la mesa tenga tu nombre grabado por ninguna parte — Deslizó sus ojos por el mantel.

— Estábamos aquí primero y lo adecuado es que pidas permiso para sentarte — Gruñó Alber, enojándose de inmediato.

— Escucha, no tengo porque pedir permiso a un don nadie como tú, además, me importa en lo más mínimo lo que están hablando, pueden continuar si lo desean, no me importa su coqueteo — Bebió otro trago y me observó solo por un segundo.

¿Podía reconocerme? No lo creo, un hombre como ese no parecía tener memoria, ni peso de conciencia.

Lo fulminé con la mirada en ese segundo, pero no le importó.

— Iré por unas copas — Dijo Alber, levantándose antes de que pudiera detenerlo, no quería que me dejara a solas con ese ser despreciable, pero dudaba mucho que volviera, noté que era una excusa para marcharse y que mi oportunidad para conseguir un pretendiente había sido tirada por un caño por el mismo sujeto del bosque.

Estaba tan furiosa que mis ojos ardían.

Ese sujeto se mantuvo allí, bebiendo y consideré levantarme, pero si lo hacía mi bastón quedaría al descubierto y no quería pasar por otra humillación de parte de ese desconocido.

Seguramente había venido con la bruja de su amante, pero por más que busque con la mirada no encontré a la doña por ninguna parte.

Mi hermano tampoco estaba a la vista y Emiliana seguía bailando con el moreno que se la había llevado de la mesa.

— No regresará — Dijo el infeliz — Vaya hombre, eso deja mucho que desear.

Lo observé y me encontré con esos ojos avellanas, evaluando sin expresión alguna.

— ¿A qué se refiere? — Gruñí, manteniendo el ceño fruncido.

— Si fuera un verdadero hombre no hubiese huido al menor obstáculo, debería agradecerme por librarla de semejante sujeto sin pantalones — Jugó con su copa sobre la mesa, las venas de sus manos se marcaban con fuerza.

Sus brazos y sus hombros ya no eran delgados, sino que se marcaban con músculos desarrollados.

Resoplé — No voy agradecerle por interrumpir mi velada, aquí el único sujeto sin pantalones es usted.

Soltó una carcajada, era la misma, grave y llena de burla.

— No debería juzgarme por solamente sentarme, debería juzgarlo a él por dejarla tirada ante el patán de la copa — Movió su copa para hacer énfasis — Si se casa con él le hará muchos desplantes parecidos.

— Ese no es problema suyo — Escupí indignada y arqueó las cejas.

— Tampoco es problema suyo que me haya sentado aquí y mirese, discutiendo por esa tontería — Cruzó sus brazos y me observó detenidamente.

Elevé mi barbilla, mostrándole que no me aterrorizaba.

Noté que las personas observaban hacia él y evitaban acercarse, empecé a ser el centro de atención gracias al desgraciado. Mujeres y hombres murmuraban y se alejaban de los alrededores de la mesa.

— Hay más mesas vacías.

— Pero me gustó ésta — Se encogió de hombros.

Quería golpearlo con mi bastón, vengarme por lo que me hizo, pero ese hombre no me reconoció, obviamente ya no tenía las facciones ni la contextura de una niña de ocho años.

— ¿Usted por qué no está bailando como las otras damas? — Preguntó curioso.

Me tensé.

— No me apetece — Mentí y alzó las cejas.

— Vaya, eso es nuevo en una señorita... No tiene mucho sentido asistir a una celebración y quedarse sentado, más si es una debutante... No va conseguir esposo sentada allí.

— Le recuerdo que estaba en eso cuando se atrevió a importunar ¿Y usted por qué no baila o va a molestar a otros? — Gruñí con la paciencia agotada.

— Las personas me odian y en cuanto a bailar, ningún padre con sano juicio dejaría que me acercara a su hija — Dijo con sonrisa burlona, los hoyuelos aparecieron de nuevo.

El brillo en sus ojos me heló los huesos, si era capaz de meterse con una pequeña discapacitada, no quería imaginar lo demás.

— ¿Por qué será? — Dije sarcásticamente.

— ¿Por qué es tan impetuosa? Si sabe quien soy voy a justificar su forma de tratarme, pero sino...

— No no lo conozco, ni me importa saber, no necesito hacerlo para darme cuenta la clase de sujeto que es — Solté enojada, moviendo la mesa bruscamente cuando mi bastón chocó con una de las patas.

— Guao, pero que veneno — Fingió un gesto de ofendido.

— Veneno es lo que usted está bebiendo de esa copa, porque ser tan metiche y pesado no tiene otra explicación.

Se rió de nuevo.

— Pero que gusto toparme con usted, es encantadora — Dijo con sarcasmo — Si sigue así no va conseguir esposo.

— Le repito que eso no le incumbe...

Abrió su boca, pero mi hermano apareció.

— ¿Qué está sucediendo? — Exigió y al ver al sujeto sentado en la mesa una ola de indignación se reflejó en su expresión.

— ¡Ay, la cosa se puso más interesante, pero si es el Conde Lean! — Elevó su copa en brindis y se levantó.

— Su alteza ¿Cómo se encuentra? — Mi hermano trató de ocultar su desagrado.

— ¿Conoces a éste sujeto? — Pregunté a mi hermano, pero me ignoró completamente.

— Disfrutando de la noche, hablando con la señorita — Dijo el sujeto, observándome desde su imponente altura, todo su cuerpo se había vuelto formidable y fuerte.

Lean me observó, exigiendo una explicación con su expresión.

— Él se sentó...

— Con su permiso, los dejo, un gusto verlo conde — Dijo, guiñando un ojo se alejó, las personas que estaban en su camino se apartaron como si tuviera algo contagioso.

— ¿Qué rayos hacías hablando con ese hombre? — Gruñó Lean con un tono de reclamo.

— No estaba hablando, él se sentó sin permiso y empezó a decir idioteces — Me defendí indignada — ¿Quién es? ¿Por qué estás tan molesto?

Mi hermano se calmó, respirando lentamente.

— Es el Duque Dorian, el sujeto del que les hable en el carruaje — Dijo y alcé mis cejas, era imposible que un hombre así fuera duque — ¿Te estaba molestando?

— Sí, pero descuida, no me quedé callada, estoy bien... Pero dime ¿Quién es ese hombre y por qué lo observan como un bicho raro? — No podía de la curiosidad.

— El Duque Dorian es el perro faldero del Imperio de Floris, sirve a la Reina, asesina a todo el que ella ordene, participó en la batalla de la muerte ¿La recuerdas? Hace seis años... Él fue quien se encargó de exterminar a los rebeldes por si solo, mató a muchos de ellos y terminó bañado en sangre literalmente, es un sanguinario, es peligroso — Dijo él, con rostro pálido — Por eso Eleana, si se acerca, la próxima vez debes alejarte.

Al parecer el infeliz era toda una joya.

— ¿Es por eso que le temen tanto?

— Por eso, actúa de forma tan extraña que nadie quiere tratar con él y mucho menos ofrecer a sus hijas a pesar de tener un buen título y muchas riquezas... Por si fuera poco lo persigue un pasado que lo ha dejado manchado, nadie puede escapar de algo así.

— ¿Qué pasado? — Me llené de curiosidad.

Lean no respondió.

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Comments

Jenni Rodriguez

Jenni Rodriguez

si es así como el de la foto me ofrezco como tributo

2024-05-06

3

Luz Yonaida Trujillo Castro

Luz Yonaida Trujillo Castro

hermoso 😍

2024-05-04

1

😍❤️Esther❤️😍

😍❤️Esther❤️😍

oh pero ese duque está como quiere🤭🥵🤤

2024-04-14

0

Total
Capítulos
1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
61 EPÍLOGO
Capítulos

Updated 61 Episodes

1
UNA CHICA DIFERENTE
2
EL SUJETO DESPRECIABLE
3
LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4
INOPORTUNO
5
NOTICIAS DETESTABLES
6
EL PESO DE LA TRAICIÓN
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El EXTRAÑO DUQUE
9
UNA VIDA POR UNA VIDA
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11
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UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
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NO ME SUBESTIMES
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SEÑORITA FUERTE
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BOCHORNOSO MOMENTO
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SENSACIONES NUEVAS
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LOS DOS LADOS DEL DUQUE
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EL PASADO VUELVE
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LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
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UN ANIMAL HERIDO
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VERDADES IMPACTANTES
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UNA CERRADURA EN TI
27
UN POCO DE AFECTO SANA
28
CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29
RECONCILIACIÓN
30
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31
DOLOR DERRAMADO
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LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
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TODAS LAS HERIDAS SANAN
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LOS VIÑEDOS
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LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
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AL CALOR DE LOS CUERPOS
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51
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YA NO ES SOLO UNA VIDA
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LA CALMA ES UNA TRAMPA
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LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
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ALIANZAS QUE SE FORJAN
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LA HORA DE COBRAR
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CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
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