UNA VIDA POR UNA VIDA

...DORIAN:...

El Conde Lean abrió las puertas de su estudio y entré observando todo con la ceja elevada.

El infeliz se alejó después de cerrar las puertas, nunca me dió la espalda, manteniendo su postura alerta, lo interesante es que a pesar de temer no estaba temblando como gallina, como solía suceder con la mayoría de la gente a la que me enfrentaba.

— ¿No le importa que empape la alfombra? — Pregunté burlón, observando las gotas que seguía esparciendo por el suelo.

La lluvia no estaba prevista, pero dió más impacto en mi aparición.

Su ceño se mantuvo arrugado.

— ¿Qué rayos quiere? — Exigió, caminando hacia la chimenea, sin molestarse en disimular cuando tomó la varilla que se usaba para avivar el fuego y la mantuvo bajo por si atacaba.

Solté un silbido.

— Obviamente no va a invitarme un trago para ambientar la plática.

— Usted apareció amenazando mi casa y mi familia, no espere un recibimiento cordial — Dijo, sin moverse.

Me reí, apartando los mechones mojados de mi frente.

— Me siento muy defraudado, esperaba una disculpa por haberse atrevido a jugar sucio conmigo — Me senté en el sillón y coloqué mis botas sobre su escritorio, sin importarme en lo absoluto llenar de barro los papeles.

Sus ojos se encendieron al notar mi impertinencia.

— ¿Juego? Aquí el único inmoral es usted.

— Si, no lo niego, pero usted se esconde bajo esa apariencia de caballero letrado y justo — Lo observé detenidamente mientras tomaba una hoja y comenzaba a hacer un barco de papel.

— !Cómo se atreve a faltarme el respeto... — Dió un paso hacia mí, estaba perdiendo el control y eso no era bueno.

— Me estoy aburriendo, mejor iré al punto — Jugué con el barco de papel, moviendo en vaiven — Necesitaba una esposa — Dirigí mis ojos hacia él y coloqué el barco sobre el escritorio.

— ¿Para qué quería una esposa? ¿Para torturarla? — Se atrevió a burlarse de mí y me costó mi fuerza de voluntad para no cortarle la garganta, pero yo había decidido mientras cabalgaba, que me iba comportar civilizadamente.

Era una lástima.

— Para hacer las funciones típicas de esposa, pero usted lo arruinó — Lo señalé y tensó su mandíbula — Ya había elegido a la mujer que tomaría ese papel, pero no me esperaba un acto tan desleal y traidor de su parte.

— ¿Desleal y traidor? — Resopló — No se de qué rayos habla.

— De la Señorita Emiliana y lo que hizo para alejarla de mí — Bajé las piernas del escritorio en un ágil movimiento.

— No mencione su nombre, no es digno de ella y ni se le ocurra intentar algo, ya tiene un esposo, un hombre bueno y respetuoso, no un mounstro como usted — Gruñó, caminando hacia la puerta, tomando la perilla — Ahora le pediré amablemente que se vaya.

Solté un siseo.

— No me iré hasta que le dé una solución a todo esto.

— No tengo porque darle solución a nada, la solución ya está hecha, no me equivoqué en casar a mi hermana con otro hombre y a alejarla del peligro que corría en sus manos.

— Peligro o no, Emiliana me prefería a mí, quería casarse conmigo y sin importarle en lo más mínimo la porquería que soy, usted Intervino, le arrebató sus deseos y eso me parece un gravísimo error, no una solución.

— Si usted fuese un caballero respetable hubiese venido aquí a tener la decencia de pedir su mano, pero no era lo que pretendía, según sus malditas cartas usted quería raptarla, seguramente para mancillar su pureza y abandonarla — Me acusó y le dí una expresión fingida de dolido.

— La Señorita Emiliana era mi futura esposa.

— Busque a otra esposa — Se tensó cuando me levanté.

— Es muy injusto tratarme como si yo lo hubiese ofendido en alguna oportunidad, me odia como si yo le habría hecho daño cuando es todo lo contrario, debería ser yo quien este odiando su existencia.

— Usted no merece flores y copas de vino.

Me reí nuevamente.

—Creo que si me merezco las copas, las flores mejor reservelas para su funeral. ¿Recuerda esa noche de juegos en el club de caballeros? Hace dos años.

El Conde Lean cambió su postura y palideció.

— ¿Qué hay con eso?

— Estaba tan ebrio que perdió en el juego de cartas, terminó debiendo hasta el alma y esos dos bastardos casi lo matan por no pagar su deuda — Caminé hacia la vitrina y observé el retrato del fallecido conde, me tomé el atrevimiento de servirme una copa, bebí, saboreando el licor y me volví hacia él — Recuerde también que yo estaba allí y que gracias a mí no debe nada, tuve la generosidad de pagar sus deudas de juego — Observé hacia el retrato — Si su padre estuviese aquí, estaría muy decepcionado, usted sería una deshonra... Derrochó mucho dinero en ese tiempo.

— Ya no soy ese irresponsable, así que le agradecería que no mencione nada a mi familia — Gruñó, caminando hacia el escritorio.

— Ya que se le ha vuelto la memoria — Me acerqué tomando otro trago — Usted me debe.

Abrió un cajón y me aventó un saco pesado con monedas, se abrió lo suficiente para revelar que adentro había muchas piezas de oro.

— ¡Ya no te debo nada, ahora lárgate! — Señaló la puerta, pero no tomé las piezas.

Dejé la copa sobre el escritorio.

— No, no, no — Me pellizque el puente de mi nariz — Al parecer no fui lo suficientemente claro.

La vena en su frente se empezó a prensar, en cualquier momento se me iba lanzar encima.

— ¡Calculé bien y eso es lo que te debo por salvarme el pellejo ese día, tómalo y no te aparezcas más por aquí, ni te acerques a mi familia!

Suspiré pesadamente.

— No necesito ese dinero, tengo tanto que no me serviría de nada — Me encogí de hombros y estrechó sus ojos.

— ¿Qué rayos quieres entonces?

— Otro tipo de pago.

— ¡Habla ya!

— Entrégame a la señorita que estaba en en el vestíbulo, la quiero como mi esposa — Ordené, se quedó un momento parpadeando y luego soltó una maldición — Tu hermana por tu deuda.

Me atacó con la vara, desenfundé mi espada y lo desarmé con un solo movimiento.

Coloqué la espada contra su garganta antes de que intentara algo más.

Se quedó inmóvil, jadeando de la furia.

— Adelante, mátame, prefiero eso a entregarte a Eleana, ella jamás será tuya, jamás la tocarás, pagaré mi deuda con mi vida — Gruñó, sosteniendo mi mirada.

Maldita sea, no me esperaba eso. Tanto la quería para dar su vida por ella, no comprendía como se podía ser tan estúpido. No comprendía porque la gente llegaba al extremo de dar su vida por otro ser. Era una tontería.

— ¡Lean, suéltalo maldito! — Gritó alguien desde la entrada, tomé al conde, colocando el filo más cerca de su garganta.

Observé hacia la puerta, la señorita del bastón había entrado, sus ojos verdes estaban llenos de lágrimas, su pecho se agitaba y su respiración era rápida.

Noté como aferraba sus dedos al bastón en sus manos, como si dependiera de ese trozo de madera para sobrevivir, como si eso lo salvaría de mi ataque.

— Eleana, no te metas en esto, vete de aquí — Jadeó su hermano.

— No, no permitiré que te mate.

Se acercó pero la advertí con la mirada.

Ella tembló, derramando lágrimas.

— No lo mataré, si cumple con lo que le pedí lo dejaré ir — Dije a la chica, su garganta se agitó de una forma que me hizo delirar por un segundo.

— Jamás, prefiero la muerte — El conde apretó los dientes — Huye, Eleana.

— Escuché todo — Jadeó ella, me observó con repulsión y luego limpió sus lágrimas — ¿Lo dejará vivir si acepto casarme con usted?

— Eleana... — Le advirtió su hermano.

— No lo mataré y perdonaré su deuda — Di mi palabra.

Ella observó a su hermano.

— No dejaré que mueras, tienes una deuda que pagar y si lo único que quiere como pago soy yo, tendré que aceptarlo — Me sorprendió su determinación y sacrificio, otra señorita hubiese huido despavorida — Conservar tu vida es más digno que morir sabiendo que tenías otra alternativa.

Estaba temblando de miedo, aún así no dudo y se mantuvo valiente ante mi presencia.

— La señorita ya decidió, pero quisiera oírlo de tus labios — Gruñí contra su oído y alejé mi espada de su garganta.

El conde se alejó hacia donde estaba su hermana y la abrazó con fuerza, apretándola contra su pecho. Me observó con odio.

— Eres un maldito sádico — Escupió.

— Eso no es lo que quiero oír, dame tu consentimiento sino te voy a despellejar — Sacudí mi espada para hacer énfasis.

Ambos se observaron.

— Eleana, tu vales más que esa deuda — Dijo el hermano, tocando sus mejillas regordetas.

— Esa deuda podría costarte la vida, por favor acepta — Suplicó la joven, sollozando.

— No lo dudes, si no me pagas ahora de la forma que quiero, voy a matarte — Me tomó el atrevimiento de interrumpir el sentimentalismo.

— Esto es inconcebible — El conde me fulminó con la mirada.

— Si lo siguiente que sale de tu boca no es tu aprobación, entonces derramaré tu sangre — Pasé mi dedo por el filo de mi espada.

— Lean, por favor, hazlo — Le pidió la señorita.

Se quedó en silencio por unos segundos, conteniendo la respiración.

¿Era tan difícil tomar una decisión?

— Está bien, tienes mi permiso — Dijo al fin y sonreí abiertamente.

— Inteligente decisión.

La señorita me dedicó una mirada de odio.

— Me casaré con ella dentro de dos días, descuiden yo me encargaré de preparar todo — Dije, enfundando mi espada — Ah, una cosa más, no quiero engaños, ni trucos... Si te atreves a romper tu palabra te complaceré en darte muerte — Le dí una última mirada llena de amenaza y luego giré mis ojos a la señorita — Nos vemos en la boda, señorita encantadora.

Masculló algo que no alcancé a oír.

Salí del estudio.

— ¿Qué rayos hace aquí? — Gruñó la vieja condesa que se hallaba en el vestíbulo.

— No se preocupe ya voy de salida, me complace anunciarle que me casaré con su hija dentro de dos días, seremos familia — Hice una reverencia y la mujer resopló.

— La Señorita Emiliana ya está casada.

— No hablo de la Señorita Emiliana, sino de su otra hija, la única que queda soltera — Me acomodé la capa.

— ¡Eso jamás! — Se alteró, al parecer la gana Roster era bastante volátil o me odiaban lo suficiente para no soportar mis comentarios.

— Ya es un hecho, el Conde Lean me acaba de dar su consentimiento — Aplaudí una vez.

— ¡Cómo! — Se estremeció.

— Quisiera contarle todo con lujo de detalle, pero llevo prisa, así que es mejor que sea el conde quien lo haga — Me alejé caminando hacia la puerta, el mayordomo abrió en seguida.

Seguía lloviendo cuando salí de la Mansión Roster.

Tomé mi caballo atado afuera de los muros y cabalgue devuelta a la costa.

...ELEANA:...

Mi vida estaba acabada, de nuevo me había sacrificado para proteger a mi familia, pero este sacrificio iba ser una pesadilla y recé para tener la fuerza necesaria para soportarla. Me iba casar con ese mounstro, algo que jamás hubiese consentido por voluntad propia, pero se trataba de la vida de mi hermano y eso era más importante que mi propia existencia.

El mayordomo no pudo evitar que yo me dirigiera al estudio para escuchar toda la conversación tras la puerta. Escuché la palabra deuda y me alarmé.

¿Cómo era posible que mi hermano le debiera a ese ser?

Solo en una oportunidad había visto a mi hermano llegar completamente ebrio, casi arrastrándose. Mi padre le había dado un sermón ese día, pero Lean nunca dió detalles de ese bochornoso episodio, no dió ninguna explicación. Desde ese día asumió con responsabilidad sus deberes y se dedicó a aprender de mi padre todo lo que debía saber.

Resultaba que estaba jugando a las cartas, había desperdiciado todo sus ahorros, hasta lo que no tenía y justamente fue el duque quien pagó esa deuda. Me parecía un ensañamiento del destino, me molestaba que se hombre estuviese en todas partes, metiéndose en nuestra vida y arruinando la existencia de cada uno de nosotros.

Pero lo que escuché a continuación sería la desgracia más fuerte.

Me pidió a mí en lugar de las piezas y sabía que lo hacía únicamente para salirse con la suya, para vengarse de lo sucedido con Emiliana.

Yo seguía pagando los platos rotos de mi mala acción y este era mi peor castigo.

Ser la esposa del peor sujeto del reino, el mismo que me había humillado de niña y que había interrumpido mi oportunidad de conocer a buen pretendiente en la celebración.

Ese desgraciado era como una piedra en mi zapato, era como mi tobillo lesionado, era muy molesto lidiar con él.

Tuvo la decencia de marcharse cuando quedó complacido.

Empecé a llorar, abrazándome a Lean.

Pensar en lo que iba pasarme siendo esposa de ese demonio acabó con mi valentía. Me aterraba mi futuro, no quería estar cerca de ese ser, cuando me convirtiera en su esposa tendría todo el derecho sobre mí, me haría todo lo que quisiera y yo no podría hacer nada.

Me daba náuseas de solo pensar en eso.

Estaría a merced de mi peor enemigo.

— ¿Por qué lo hiciste? — Exigió mi madre al entrar en el estudio.

Lean se apartó de mí.

— Lean le debía, pero el infeliz no quiso un pago en oro — Me apoyé del escritorio, observando el barco de papel que estaba en sobre el — Yo soy el pago.

— No entiendo nada — Jadeó mi madre.

— Ese hombre iba matarme si no le entregaba a Eleana, yo insistí en la muerte antes de dejarla en sus manos, pero ella me convenció de que aceptara.

— ¿Cómo se te ocurre deberle al hombre más demente del reino? — Gruñó mi madre, completamente enojada.

— Madre, yo no le pedí que pagara mis deudas de juego, estaba tan ebrio que se aprovechó de eso — Dijo Lean, con expresión de no querer discutir.

— Te tiene sujeto del cuello... ¿Ahora qué vamos hacer? Será mejor que te lleves a Eleana lejos — Sugirió mi madre.

— No — Descarté la ide y ambos me observaron — Huir no solucionará nada, lo empeorará, el duque no será tan considerado si no cumplimos, prometió matar a Lean si no lo hacía... Me casaré con él, así no tendrás ninguna deuda.

— Pero Eleana... Vivirás un infierno.

Lean se frotó los ojos.

Mi madre sacó un pañuelo y sollozo en él.

— Prometo que si las cosas se ponen feas con mi matrimonio, huiré lejos de él.

Mi madre me abrazó, besando mi frente una y otra vez.

— Yo te estaré esperando.

— No se preocupen por mí — Dije, sonriendo forzadamente.

Mi madre pidió hablar en privado con mi hermano.

Tomé el barco de papel y salí del estudio.

Me encerré en mi habitación toda la tarde.

Aterrada por lo sucedido, mientras tocaba el barco en mis manos, al menos tendría un recuerdo de mi hermano, ya había aprendido a hacer figuras de papel.

— Te llamaré Lean.

Me acosté, abrazando un cojín, con mi barco puesto sobre las sábanas.

Sollocé nuevamente, imaginando la horrible vida que me esperaba.

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Comments

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

🤣😂😂😂😂 si supieras quien lo hizo

2024-04-07

4

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

🤣🤣🤣😂 no te preocupes tu karma llegará duque

2024-04-07

1

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

🙈 Pum próximamente tu cometiendo la misma estupidez

2024-04-07

2

Total
Capítulos
1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
61 EPÍLOGO
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1
UNA CHICA DIFERENTE
2
EL SUJETO DESPRECIABLE
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LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4
INOPORTUNO
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