SEÑORITA FUERTE

...DORIAN:...

Después de dos horas de increíble demostraciones de parte de ambos, la Señorita Eleana respiraba con dificultad, tenía las mejillas sonrojadas y la sienes sudadas, se sentó en el suelo y apoyó su espalda de la pared.

Habíamos pasado el tiempo retando uno al otro, mostrándonos los trucos que escondíamos y que era demasiado similares. Todos los muñecos estaban repletos de dagas, dardos y flechas. Algunos se habían caído al suelo ante los impactos de las armas disparadas.

Me senté a su lado, dejando un espacio de por medio. Apoyé mis brazos de las rodillas y me reí, jamás me divertí tanto en un entrenamiento y tampoco tuve un compañero con el que librar batallas como competencia.

Me había sorprendido desde el primer instante en que la flecha se clavó cerca de mi cabeza, jamás esperé que ella fuera tan hábil con la puntería y con las armas, me tomó por sorpresa y me mostró que podía enfrentarme como igual, no le dejé el camino fácil, no fui considerado con mis retos, pero ella los llevó a cabo sin ningún problema.

Aquella señorita seguía mostrando facetas ocultas bajó su aspecto sutil.

Me gustaba eso y mucho.

Al principio el que me atacara prendió mis alarmas, siempre esperaba que las personas me intentaran algo contra mí. Pero con sus incontables muestras de acertada puntería comprendí que su objetivo no era yo como había dicho, su objetivo era demostrarme que ella era fuerte y que podía demostrar que no necesitaba de un hombre que la salvara, era muy valiente y no dudaba que podría responder a un ataque.

No era una señorita dócil como creía, respondió ante mi arrogancia, bajando mi ego de una forma que no me disgustó en lo absoluto. Me llené de tanta excitación al verla lanzar esas dagas con tanta precisión en un parpadeo, su expresión de victoria y desafío al girar su rostro hacia mí. Retando, con ojos brillantes de éxito y necesité toda la fuerza de voluntad para acercarme a ella a tocarla y besarla. Es lo quería en ese momento.

Era una guerrera en un cuerpo de señorita discapacitada. La primera mujer que había visto tomar un arma y jamás me cansaría de observarla. Si era tan hábil con el tobillo lastimado, no me imaginaba como sería si no tuviese esa lesión. Estaría golpeando ese muñeco con sus puños y piernas. Estaría luchando conmigo.

La idea me endureció de nuevo.

El atardecer se abrió paso a través de los cristales, mientras ella descansaba, exhausta por el ejercicio.

— ¿Por qué el conde le enseñó algo que ningún hombre se consentiría enseñar a una mujer? — Pregunté cuando abrió sus ojos, apartó su cabeza de la pared.

— Yo se lo pedí — Dijo, elevé una ceja.

— ¿Siempre tiene influencia sobre él?

Frunció el ceño — No tengo influencia sobre él.

Me reí — Aceptó mi propuesta solo porque usted se lo pidió, de no hacerlo, hubiese preferido la muerte.

— Solo hice lo que debía hacer como hermana, por mi familia haría cualquier cosa e incluso sacrificar mi vida y mi futuro, cansándome con usted — No reparó en lanzarme un zarpazo, me parecía tan tonto que se sacrificara por su familia, o por cualquier otra persona en general, yo jamás haría algo así.

Las personas no valían la pena, por un animal lo haría con mucho gusto, pero una persona, eso era como lanzarse a un vacío y esperar sobrevivir a la caída.

— ¿Por qué ese sacrificio tan absurdo?

Me evaluó como si hubiese preguntado algo insólito.

— ¡Mi familia es lo más importante de mi vida, lo único valioso que tengo! — Gruñó, posiblemente considerando haberme apuntado a mí — ¿Y usted? ¡Me parece insólito que demandara un casamiento conmigo como pago cuando mi hermano tenía la cantidad en monedas que le debía!

Ni yo lo sabía, venganza por arrebatarme la mujer con la que iba casarme, si y no. Una esposa para ocuparse de lo que yo no quería ocuparme, eso también.

— Ya le dije, no necesito el dinero, tengo demasiado y ya no hallo en que utilizarlo — Corté y se rió de forma irónica.

— ¿Éste palacio no le da una idea? — Ondeó su mano a las paredes deterioradas — En cualquier momento podría desplomarse.

— No tengo tiempo para ocuparme de esas tonterías, eso es trabajo suyo — Giré mi cabeza apoyada contra la pared— Para eso me casé con usted, para ocuparse de cosas que yo no deseo llevar a cabo, me da mucho fastidio pensar en que cortinas debo cambiar que color quedaría mejor en las paredes, eso es trabajo para mujeres.

En realidad ese no era el motivo del descuido de aquel lugar, pero no me apetecía contar mi vida a esa señorita que seguía juzgandome como todos los demás.

— Eso es precisamente lo que venía a trata con usted en un principio, el pergamino que traje conmigo es un presupuesto que Lira me ayudó a calcular para la remodelación.

— Lo verificaré después — Dije y me levanté ágilmente — Lo que voy a agradecer es que deje por fuera mi habitación, no deseo cambiarla en lo absoluto.

— De acuerdo, no hay problema — Aceptó, como si estuviera aliviada.

Al menos me quitaba un peso de encima y también a Lira, había sido un fastidio desde hace meses, reclamando y quejándose por el descuido, la falta de sillones, sillas y mesas, cubiertos, entre otros. Cosas tan banales y tediosas para mí. Yo no necesitaba nada de eso para sobrevivir, pero con la llegada de una esposa las cosas cambiaban y si ese número se acrecentaba con un hijo o varios aún más.

Aunque eso estaba lejos de suceder y sinceramente yo no quería hijos, no con todo lo que había pasado en mi vida.

La señorita intentó levantarse, pero su bastón estaba fuera de su alcance. Disimuló, quedándose sentada, tan orgullosa para pedir mi ayuda. Me acerqué y le tendí mi mano para que la tomara.

La observó desde su posición en el suelo.

Desde esa postura, se veía tan tierna, hacía alusión a estar completamente a mi merced para complacerme en mis fantasías más anheladas. Su pecho seguía agitándose, llenando mi mente con más pensamientos prohibidos. Su moño se había deshecho un poco, los mechones le rozaban el cuello y los hombros, también su frente. Hasta ahora no lo había visto en su totalidad, me la imaginaba con el cabello suelto hasta la cintura, sin nada cubriendo su inmaculada piel.

Una mera ilusión de mis deseos.

— Señorita Eleana, no está mal aceptar un poco de ayuda — Dije cuando se lo pensó demasiado.

Apretó su mandíbula, tomó mi mano y la levanté con cuidado.

Se quedó observándome, inmóvil, sin soltar mi mano. Sus coquetos labios separados levemente. Bajó su mirada a mi pecho descubierto y luego elevó sus ojos de nuevo a los míos.

Su mano tan pequeña y delicada no me soltaba, esa misma mano que sostenía las armas y realizaba tiros preciosos.

Contuvo la respiración cuando elevé mi mano y tomé uno de sus mechones. Las mejillas se le tiñeron nuevamente, pero se quedó tan quieta. Era sedoso y se deslizó entre mis dedos, lo coloqué detrás de su oreja.

Soltó mi agarre y retrocedió en seguida.

Me dió la espalda y caminó hacia la mesa, con mucho más dificultad gracias a que no tenía el bastón para apoyarse.

Lo tomó cuando llegó a la mesa. Sus manos temblaban levemente y no me dejó observar su rostro.

— Señorita Eleana, me ha gustado mucho la demostración que hizo, es muy buena manejando armas — Dije, cortando el incómodo momento.

— Siendo tan vulnerable consideré apropiado saber defenderme — Confesó, ya más tranquila — Mi inquietud y ganas de mantenerme distraída fue suficiente para empeñarme en ser buena en ello, al menos en lo que estuviera a mi alcance y que fuese cómodo — Observó hacia los muñecos — Hacía tanto tiempo que no practicaba, pensé que había perdido la práctica.

— ¿Desde cuánto hace que no practicaba?

— Desde que cumplí la mayoría de edad.

— ¿Cuántos años tiene?

— Veinte.

Tan joven, pero no mucho menos que su hermana, con la que si planeaba casarme.

— ¿O sea que pudo haber fallado el primer tiro? — Pregunté arrogante, sonriendo burlón.

Se encogió de hombros.

— Si, pero no fue así, no perdí el toque — Sonrió débilmente y le devolví la sonrisa.

Observó hacia la ventana, admirando el atardecer y el hermoso tono carmesí que llenaba de luz roja el salón.

— ¿Por qué brilla tan fuerte? — Preguntó, caminando hacia la ventana.

— La leyenda dice que hay muchas piedras de cristal rojo en el fondo del océano y cuando el sol está en su posición más baja la luz refleja en los cristales y crea ese color intenso, como si el agua fuera de un color carmesí... No en vano le llaman el Mar Carmesí — Dije, colocándome a su lado, observando como la luz chocaba en sus ojos verdes, haciendo que parecieran dos esmeraldas.

— ¿Y lo han comprobado? — Posó su mano en el cristal de la ventana.

— Nadie tiene los pulmones tan fuertes para llegar al fondo y comprobarlo.

— Es una hermosa vista — Suspiró.

— Si lo es, no me canso de ella, es lo único que...

Me callé, casi me dejo llevar por las palabras. Elevé mis escudos de nuevo.

Me observó intrigada.

— ¡Señor Dorian, la cena está lista! — Lira anunció parada en el umbral, observó los muñecos un poco espantada, todos acribillados, luego dirigió su mirada hacia mi esposa, un poco sorprendida por encontrarla allí, tan relajada junto a mí — ¡Mi Señora, todavía está aquí!

Ella se sobresaltó un poco.

— Me entretuve, pero ya le comunique al Señor Dorian lo que tenemos pensado para la remodelación — Explicó un poco nerviosa.

— Señorita Eleana, no hace falta que le dé explicaciones a Lira — Gruñí, la señorita nunca me iba tratar como su esposo, parecía que la hubiesen descubierto en una situación penosa e infraganti, pero era absolutamente normal que los esposos pasaron tiempo juntos.

— Así es mi señora, yo no soy quien para que me explique, entiendo perfectamente, es absolutamente normal que hablan en privado — Dijo ella, un poco animada, dirigiendo una mirada de aprobación, insinuando que yo estaba poniendo en práctica su sugerencia de conquistar a la señorita, negué con la cabeza discretamente, pero no comprendió.

No había logrado mucho.

— ¿Supongo que cenarán juntos?

Observé a mi esposa, esperando su decisión.

— Ah... Eh... Está bien, cenaremos en el comedor — Dijo, sonriendo forzadamente a la sirvienta.

— Voy a apresurarme entonces a servir la mesa — Aviso ella mientras se marchaba.

La señorita Eleana me observó tensa.

— Recuerde que somos esposos y nadie verá mal hallarnos juntos.

— Lo sé — Cortó, intentando disimular su desagrado.

— Se que prefiere que me mantenga lejos, pero vivimos bajo el mismo techo, no está obligada a aceptar comer conmigo... Iré a cambiarme, si quiere cene en su habitación — Me alejé caminando.

Al llegar a mi habitación me tomé todo el tiempo del mundo para bañarme, me quedé sumergido en la bañera un buen rato y luego me vestí pacientemente.

Todo para no tener que causarle una molestia a la Señorita Eleana de encontrarme con ella en el comedor. No iba obligarla a pasar tiempo conmigo, ni mucho menos a tener que soportar mi presencia.

Al salir de la habitación ya era demasiado tarde y no me encontré con la señorita en el comedor, pero su plato se hallaba allí, con resto de comida.

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Comments

Blacina Calvo Fernández

Blacina Calvo Fernández

Se están acercando de a poquito sin darse cuenta. Que bueno. Autora muchas bendiciones y gracias por deleitarnos con su historia.

2024-03-08

5

Ruth Godoy

Ruth Godoy

el no se a dado cuenta que le interesa y fantasea con ella

2023-12-15

8

Maria Echeagaray

Maria Echeagaray

Que malo eres Dorian por haber dejado plantada a Eleana 😞 de esa manera no podrás avanzar con ella 😪

2023-12-14

1

Total
Capítulos
1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
61 EPÍLOGO
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1
UNA CHICA DIFERENTE
2
EL SUJETO DESPRECIABLE
3
LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4
INOPORTUNO
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