NO ME SUBESTIMES

...ELEANA:...

El duque era muy extraño y eso me intrigaba. Comprendí que no podía huir de él, desgraciadamente era mi esposo y el palacio no era lo suficientemente grande para mantenerme lejos de su presencia. Pensaba que no iba querer tratar conmigo después de que se alejara furioso y me ordenara no acercarme a su refugio de criaturas desamparadas. Parecía tener cambios de humor, durante el desayuno me observó de forma misteriosa e intentó llevar una conversación conmigo, como si le interesara conocer mis gustos y preocupaciones, obviamente no era así. Sentía lástima de mi condición, como la mayoría de las personas y quería intentar tratarme diferente.

Odiaba tanto la lástima.

¿Y esa regla? Era una tontería, las personas no eran iguales, que el duque fuese un malintencionado no le daba el derecho a creer que los demás eran como él. Yo jamás llegaría tan lejos para cometer todo lo que había hecho y que al parecer no pesaba en su consciencia.

Me pareció bastante dramático que formara un lío porque las doncellas se equivocaran y colocaran mantequilla en lugar de mermelada en las rodajas de pan. A mí me daba igual, yo me lo iba comer sin problema.

Seguramente tenía razón y las doncellas lo hicieron al propósito, después de las murmuraciones a mis espaldas me había quedado claro que no les agradaba como duquesa y esposa del Señor Dorian o podría ser una equivocación. Aún así no era para que las humillara de esa forma, pero si trabajaba para la Reina Vanessa obviamente debía tener el mismo criterio equivocado sobre como usar el poder.

El resto del desayuno no seguimos hablando y él desapareció después de eso.

Estuve con Lira en mi habitación, ella necesitaba hablar conmigo e un lugar discreto. Estaba un poco intrigada por eso.

— Mi señora, ahora que es esposa del Señor Dorian está en su potestad cambiar la apariencia de éste lugar ¿Si está de acuerdo por supuesto? — Dijo, sirviendo una taza de té.

Sopesé sus palabras.

— He pensado en ello, no me parece adecuado que el palacio esté en condiciones tan deplorables — Tomé la taza que me ofreció, Lira suspiró aliviada.

— Al fin alguien que se interesa por este lugar.

Bebí un sorbo y me recosté del espaldar del sillón.

— ¿Por qué tanta negligencia? — No pude evitar la curiosidad.

Lira tomó asiento frente a mí.

— El Señor Dorian no tiene tiempo para ese tipo de cosas — Dijo, un poco tensa.

— Pero tiene un personal que le puede ayudar — Sopesé.

— Somos muy pocos, los sirvientes que hay están saturados de obligaciones, solo hay ocho personas en este palacio, un mayordomo, dos jardineros, un capataz, el cocinero, las doncellas y yo, nada más — Gimió, con rostro cansado.

— ¿Y por qué no contrata más?

Debía haber una razón para tanto descuido, siendo un hombre tan rico, podría contratar a unos obreros para remodelar todo. El estado de ese lugar parecía ser a drede.

Chasqueó la lengua.

— Con la fama que se gasta ese hombre, había más personal, pero huyeron, temerosos por la reacción del duque... Asusta, a veces sin poder evitarlo.

Arqueé las cejas.

— No necesito imaginarlo... ¿Cree qué esté de acuerdo con que remodele el palacio?

— Por supuesto, si cambia de opinión hágamelo saber, yo le cantaré unas cuantas — Gruñó, me sorprendió que tuviera las agallas de enfrentarse a ese hombre.

— De igual forma necesitaré un presupuesto ¿Usted podría ayudarme? Como conoce el palacio y lo que falta — Dije y asintió encantada.

— Por supuesto, de hecho tengo un tiempo libre y podríamos ponernos manos a la obra.

— Oh, muchas gracias, me a quitado un peso de encima, no se mucho de esto — Me llevé la mano al pecho y suspiré aliviada.

— Debe llevarle el presupuesto al duque, él se cerciorá que todo este en orden — Se acercó a la repisa de libros, sacó una hoja en blanco, pluma y tinta.

— ¿Usted no podría hacerlo por mí?

De pronto no me sentí tan convencida de hacer ese presupuesto.

— Mi Señora, esto le corresponde a usted como figura femenina de esta casa y él es la máxima autoridad, todo debe ser consultado — Colocó todo en la mesa.

Tragué con fuerza. Yo no le temía, pero odiaba tener que estar cerca de él.

...****************...

El presupuesto estuvo listo en la tarde y Lira me dió instrucciones de donde se hallaba el duque. Al parecer todas las tardes pasaba tiempo en uno de los salones. Seguí las indicaciones, entrando en uno de los pasillos. El olor a humedad abundaba allí, se mantenía penumbroso, casi espeluznante. Necesitaba cambiar eso.

Escuché extraños sonidos secos que provenían del salón y tomé valor para asomarme en el umbral.

Me asombré un poco.

El lugar era una especie de salón de entrenamiento. Había muchos muñecos de madera en fila, algunos destrozados yacían en el suelo sin piernas o sin cabeza y otros estaban enteros.

En la pared había un arsenal repleto de armas de todo tipo.

Los golpes seguían, resonando en todo el lugar.

Giré mi vista hacia uno de los muñecos, se estremecía abruptamente debido a la ráfaga de golpes que estaba propinando el duque. Era una mezcla de puñetazos veloces, codazos, rodillazos y giros con patadas. Ese hombre se movía tan veloz y ágil que no podía captar sus movimientos.

Me quedé paralizada, concentrada en el duque, en el impacto de sus golpes, acompañados por sus gruñidos de furia y adrenalina. Su cabello húmedo por el sudor agitándose. Su torso musculoso parecía tan sólido como la piedra.

Era un arma, era un depredador, una bestia que afilaba sus uñas para derramar sangre y ser el protagonista de los cuentos de terror.

No era momento de interrumpir, era mejor marcharme. Apreté el pergamino en mis manos y retrocedí, pero él paró en seco y observó en mi dirección.

— Señorita Eleana — Dijo, con voz ronca por la respiración rápida y los latidos acelerados — ¿Estaba deleitándose con el espectáculo? — Se echó el cabello hacia atrás con su mano vendada.

Me sonrojé, pero le dediqué una mirada de disgusto.

— Vine acá por asuntos serios — Avancé dentro del salón y me detuve a dos metros de él.

Sonrió arrogante, mostrando sus hoyuelos.

El sudor le cubría el pecho y se deslizaba en gotas por su abdomen marcado. Llevaba unos pantalones anchos, pero iba descalzo. La forma de sus pies tenían una gracia varonil.

Por alguna razón que no quería sobre pensar me sentía nerviosa y mis manos sudaban.

— Como puede notar no estoy para asuntos serios — Se giró hacia el muñeco, elevó su guardia y dió golpes más lentos, noté que la madera estaba abollada.

— ¡Me envió Lira! — Dije por encima del ruido.

Me observó de reojo y se rió.

— ¡No debe hacerle caso, a Lira le encanta llevarme la contraria, siempre he sido claro, cuando estoy entrenando no me gustan las visitas!— Apretó los dientes, dando un golpe de gancho en la cabeza del pobre muñeco, si pudiera sentir algo ya estaría agonizando en el suelo.

— Entonces, será cuando no este ocupado — Dije, un poco irritada por haber perdido el tiempo.

— Me gustaría que se quedara, disfruto mucho de la admiración femenina ya suya a sido muy genuina — Me guiñó un ojo antes de volver a golpear el muñeco, arrugué mi nariz de la furia.

— ¡Yo no le estaba admirando!

Se rió — ¡Esa mirada descarada que me dió me dice lo contrario, detalló hasta las uñas de mis pies!

¡Maldito engreído!

— ¡ Es usted un egocéntrico! — Gruñí y soltó una carcajada.

Caminé hacia la salida con ímpetu, pero me detuve en seco al fijar mi vista en el arsenal de armas. Me acerqué sin poder evitarlo al arco y al carcaj cargado de flechas. Dejé mi bastón apoyado de la mesa, el pergamino sobre ella y tomé el arco, después una flecha.

Lo deslicé por el arco y tomé el extremo para tensar la cuerda.

Me giré hacia los muñecos y observé detenidamente al idiota, en como seguía golpeando el muñeco, queriendo hacerse el más fuerte, el mejor y el irresistible.

Le demostraría a ese infeliz que yo no me impresionaba con esas tonterías, no era como mi hermana si eso creía.

Tomé la postura adecuada, elevando el arco, estiré la flecha hasta que quedó al nivel de mi ojo, esperé la pausa de sus golpes. Fijé mi objeto, contuve la respiración y solté la flecha.

El zumbido duró un segundo, luego el sonido que retumbó alto cuando la flecha se incrustó en su objetivo.

Los golpes pararon en seco y el cuerpo del duque se tensó.

Giró su cabeza lentamente hacia mí dirección.

Con inminente sorpresa en su rostro, luego volvió a observar al muñeco, justo el la flecha que yacía inmóvil en medio de la cabeza.

Él parpadeó y me observó nuevamente, el músculo de su mandíbula se marcó.

Bajé el arco y elevé mi barbilla, destruyendo su arrogancia.

— ¿A caso quería matarme? — Dijo con voz seca, después de asimilar lo sucedido.

— Se hubiese querido darle a su cabeza lo habría hecho, descuide, a pesar de que es un hombre despreciable, yo nunca mancharía mi alma asesinando a otro ser humano — Dije, observándolo a los ojos, estaban tan brillantes que parecían dos monedas de oro bajo la luz del fuego.

Se quedó un momento en silencio, evaluando la flecha de nuevo.

— ¿Dónde aprendió a tener tan excelente puntería?

— ¿Recuerda a mi hermano? ¿Ese que amenazó de muerte? Él me enseñó — Dije, sin molestarme en ser educada.

Él no reparó en mis palabras y se acercó. Me quedé quieta cuando se aproximó más y más. Mi corazón se aceleró ante sus ojos fijos en mí y con los nervios de punta me preparé para un ataque.

Pero no hubo nada, se detuvo y bajó su mirada al arco en mis manos.

— En toda mi vida ví algo como eso — Dijo, si era un cumplido me hizo sentir orgullosa de mi misma, metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones — Jamás me encontré con alguien que manejara el arco tan hábilmente y que se atreviera a atacarme por la espalda.

No le demostré que sus palabras me llenaban de orgullo, pero me sentí poderosa ante él. Le demostré que no era débil y que no le temía, que tenía las agallas para enfrentarlo.

— Una mujer tomando un arma y manejándola a la perfección, es primera vez que me sucede.

— Siempre hay una primera vez — Me encogí de hombros y me recorrió con la mirada.

— Si, lo es, pero si desea demostrarme de nuevo que es fuerte y valiente, me gustaría que no fuese conmigo de espaldas — Me advirtió sutilmente.

— ¿A caso tiene miedo? — Le dí una expresión de suficiencia.

— En absoluto, es solo que detesto los ataques traidor — Hubo una pizca de irritación en su declaración.

— Le repito, mi objetivo era la cabeza del muñeco, no la de usted — Recalqué.

Sonrió de forma burlona.

Extendió su mano para que le entregara el arco.

Lo pensé un poco, pero se lo dí, evitando que nuestras manos se rozaran.

Se inclinó hacia adelante y me tensé cuando quedó tan cerca de mí. Podía oler su sudor, una mezcla de sal con cuero. No era un olor desagradable.

Me observó mientras extendía su brazo muy cerca de mi cabeza.

Lo observé devuelta, ignorando mi cuerpo tembloroso.

Retrocedí, pero él se alejó, con una flecha en su mano.

Buscó una venda en la mesa y se la colocó en los ojos, para cubrirlos, quedándose a ciegas.

— Compruebe que no estoy viendo — Pidió, me acerqué, un poco divertida por la situación le enseñé el dedo del medio, un gesto grotesco que una señorita no debería hacer, pero nadie me estaba viendo.

— ¿Qué estoy haciendo?

Puse atención en el lenguaje de su cuerpo, sin distraerme demasiado en las líneas perfectas de sus pectorales, ni en el grosor de sus brazos.

— Aprovechando que no estoy viendo para admirar mi cuerpo — Dijo entre risas y puse los ojos en blanco.

— No, no es eso.

Tomó el arco y lo cargó.

Se giró hacia la fila de muñecos, contuvo la respiración cuando estiró la flecha y la soltó.

Observé como se clavaba en el siguiente muñeco, justo en la cabeza.

Se bajó la venda y me observó arrogante.

— Tal vez lo considere un empate, muestreme que más puede hacer — Me tendió el arco, pero no lo tomé.

Caminé hacia el arsenal y tomé una daga.

— ¿A qué muñeco y en dónde quiere que le dé? — Pregunté, girando la daga en mi mano.

— Al último de la fila, dele en el hombro, pero debe hacerlo desde donde está parada.

Me posicioné a su lado.

Observé mi objetivo y guié mi brazo hacia atrás.

Me quedé quieta y aventé la daga.

Se clavó justo en el hombro.

El duque soltó un silbido.

— Sorprendente Señorita Eleana.

— ¿Le quedó claro que tengo habilidades más importante que admirar a un hombre arrogante? — Inflé mi pecho.

— Eso siempre me ha quedado claro, pero me gustaría que siguiera recordándome que es muy hábil — Se reclinó contra el borde de la mesa — Señorita Eleana, el salón es todo suyo — Ondeó su mano en invitación.

Sonreí cuando no me estaba viendo y tomé dos dagas.

— Le seguiré mostrando con gusto — Dije altiva, sintiéndome poderosa por primera vez.

El duque se cruzó de brazos y me observó detenidamente mientras yo hacía mi siguiente demostración.

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Comments

Beatriz

Beatriz

No entiendo tanta incoherencia. Es inválida ,tanto que ni siquiera se puede sostener de pie sin ayuda del bastón pero hace demostraciones de destreza con armas y ahí si puede olvidarse del bastón

2024-04-15

0

Tulia Lozano Alvira

Tulia Lozano Alvira

ya me molesta la actitud de la protagonista..se deja mucho llevar de los rumores y si está molesta por lo que pasó tiempo atrás quede lo diga ..pero el trata de llevar la fiesta en paz y ella se pasa de grosera...solo espero que cambie ..
por que se está tornando aburrida..y a toda hora quejándose .y haciendo se la víctima que pereza

2024-04-08

4

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

El duque viendo que tendrá que dormir con un ojo abierto por qué su esposa tiene buena puntería 🤭

2024-04-08

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Total
Capítulos
1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
61 EPÍLOGO
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UNA CHICA DIFERENTE
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EL SUJETO DESPRECIABLE
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