NOTICIAS DETESTABLES

...ELEANA:...

Después de unos minutos decidimos que era tiempo de volver a la mansión, los invitados ya se estaban marchando y el salón estaba un poco vacío, pero no podíamos encontrar a Emiliana.

— Busca en los baños y los balcones, yo buscaré en el salón — Me ordenó Lean mientras se marchaba.

Me dispuse a buscar, un poco preocupada por mi hermana. No todos los hombres eran caballeros y algunos solían acosar a las señoritas para obligarlas a cometer actos inapropiados, pero Emiliana no sería tan ingenua para ir a un lugar solitario con algún joven.

Busqué primero en los baños, pero no encontré nadie, luego me dirigí a los balcones del salón.

Lo extraño del asunto era que tampoco había rastro de esa desagradable duque, pero no quise sacar conclusiones precipitadas.

La angustia aumentó cuando no la hallé en ninguno de los dos balcones, solo quedaba uno y entonces tendría que encontrarme con mi hermano para buscar en los jardines y alrededores del palacio.

¿Y si tampoco aparecía? Tendríamos que informar al marqués para ayudara, pero sería riesgoso ya que estaríamos alertando a los demás invitados y las especulaciones sobre el motivo de aquella desaparición surgirían para ponernos en una situación engorrosa.

Me detuve en seco, alejando todos esos pensamientos cuando encontré a Emiliana en el balcón que faltaba por revisar. Dí un paso, pero fruncí el ceño al notar que no estaba sola.

Se hallaba hablando con ese hombre, el duque, demasiado juntos para ser normal.

Reían con mucha confianza.

Me escondí detrás de una escultura y observé detenidamente la situación.

¿Qué estaba ocurriendo?

Mi hermana jamás le hablaría y miraría a un extraño de esa forma.

El infeliz la acorraló más contra el muro, inclinando su cuerpo hacia adelante. ¿A caso pretendía besarla? ¿Mi hermana lo dejaría?

Ese idiota tenía más años respirando que Emiliana.

Vaya que era despreciable el cerdo,

Me acerqué hecha una furia.

— ¡Apártate de ella! — Gruñí y ambos giraron su rostro a mí.

Mi hermana se sonrojó.

— ¡Eleana! — Dijo asombrada.

El duque me observó con expresión indignada, obviamente irritado por la interrupción, retrocedió lentamente y acomodó un mechón que se había escapado de detrás de su oreja.

— ¿Qué está pasando aquí? — Exigí, al notar que mi hermana no soltaba una explicación o no mostraba temor hacia el sujeto que la acosaba.

Dí un paso, sin importarme que el infeliz notara que renqueaba y que usaba un bastón.

Sus ojos me recorrieron de la misma forma que en el bosque, pero no mostró reconocimiento.

— Eleana, calma — Mi hermana se acercó, enseñando sus manos cubiertas por los guantes de encajes.

— ¿Qué haces con ese idiota? — Gruñí, sin importarme que me escuchara, él resopló.

— No estábamos haciendo nada malo — Mi hermana hizo un gesto para que me callara, estaba avergonzada de que la defendiera.

Me aparté de ella, notando que no estaba siendo obligada a hacer todo lo que ví anteriormente.

Observé al duque, quien apoyó su cuerpo del muro y evaluó la situación sin intervenir.

— ¿Qué estabas haciendo? — Insistí, sintiendo el calor de la furia en mi rostro.

— El duque y yo solo estábamos hablando — Gruñó, elevando su barbilla.

— Mi hermano dijo que no te acercaras a él.

— Tendrá que acostumbrarse a que esté cerca de él — Soltó y me quedé desconcertada.

— ¿Qué? — Jadeé, observando al duque.

Él se acercó con pasos calculados y elegantes.

— He decidido que la Señorita Emiliana será mi prometida y mi futura esposa — Informó y no pude creerlo.

Mi hermana le sonrió como una tonta a la que se engañaba con dulces.

— Usted no puede decidir eso, mi hermano es el que tiene esa potestad — Dije, queriendo darle a ambos con el bastón, a mi hermana por hacer todo lo contrario a lo que se le ordenó y el infeliz por aprovecharse de ella, estaba segura que ese despreciable solo deseaba hacerle daño.

— Tengo más jerarquía que su hermano, no sabe con quien está tratando.

— Ya me acaban de informar de la fama que se gasta y obviamente no estoy de acuerdo con esto — Le dí una mirada despectiva.

— El Duque Dorian me ha elegido y ustedes no harán nada para evitarlo, ningún hombre me interesa, solo él — Intervino mi hermana y resoplé.

— Lo acabas de conocer...

— No, te equivocas en eso — Dijo, jamás había detestado a mi hermana, pero en ese momento lo hice — Hemos estado hablando por cartas desde hace dos semanas.

Ella entrelazó su brazo con el del duque.

— ¿Cómo es eso posible? Mi hermano jamás permitiría que las cartas de éste ser llegaran a tus manos.

Me estaba doliendo la cabeza de la ira.

— Hay muchas formas de recibir correspondencia sin necesidad de que pasen por las manos de Lean — Se observaron de forma confidente.

— Esto que estás haciendo está mal Emiliana.

— Eleana, no me juzgues por favor y mantén esto en silencio — Me suplicó.

— No puedo...

Me tomó del brazo.

— Vamos antes de que mi hermano nos vea — Trató de empujarme, pero no me moví — Su Gracia, nos vemos luego.

El duque asintió con la cabeza.

Cedí y me alejé con el enojo al borde.

— Ese hombre es malo para ti — Susurré mientras volvíamos al salón, mi hermana me ignoró completamente cuando Lean nos encontró.

...****************...

— ¿Dónde estabas? — Preguntó Lean a Emiliana cuando estábamos en el carruaje.

— Estaba tomando aire en el balcón — Dijo mi hermana, mintiendo con facilidad.

Mi lengua se moría por soltar todo.

— ¿Sola? — Lean estrechó sus ojos.

— Si, baile tanto que sudé — Ella agitó su mano cerca de su rostro para hacer énfasis.

— Ah, eso sí, tuviste suerte hoy, bailaste como con veinte caballeros.

Mi hermana rió.

— Exageras.

El resto del camino estuvimos en silencio, pero mi interior estaba inquieto, necesitaba calmarme, pero no podía.

Mi hermana no podía casarse con un sujeto como ese.

Un desgraciado que me había humillado en el bosque y que amenazó con romperme la otra pierna si decía algo.

No, ésta vez no iba callar.

Ya no era niña a la que podían asustar.

Si tenía que impedir que mi hermana se casara con ese ser para protegerla, lo iba hacer, así me odiara después.

Ese hombre la había engañado, seguramente la estaba tratando lindo para atraparla, usando su buena apariencia para convencerla, pero a diferencia de mi hermana yo no me fiaba de las buenas apariencias, yo veía más allá de los rostros bien parecidos y por fortuna sabía como era el duque.

Al llegar a la mansión el mayordomo nos recibió.

Mi hermana se encontraba en el vestíbulo.

Nos saludó a los tres con un beso en la mejilla.

— ¿Cómo les fue? — Preguntó a ambas.

— Excelente, baile tanto que me duelen los pies — Dijo Emiliana, con una sonrisa enorme.

Mi madre alzó las cejas.

— Oh, me alegra tanto que te haya ido también, seguramente recibiremos mucha correspondencia de esos caballeros.

— Tal vez, así podré hacer mi elección, con su permiso iré a dormir, estoy muy agotada — Emiliana, inclinó su cabeza y luego me dió una mirada de advertencia.

Subió las escaleras a prisa.

Mi madre parecía satisfecha.

—Querida ¿A ti cómo te fue?

— No muy bien, solo pude hablar con un joven — Suspiré pesadamente, un joven que tal vez no volvería a buscarme gracias al maldito entrometido.

— Oh, pero no te desanimes, uno es mejor que nada y seguramente le has gustado — Mi madre me abrazó — Estoy tan segura de que encontrarás a alguien, casi puedo verte con tu vestido de novia — Se apartó con lágrimas en los ojos — Me harás mucha falta cuando llegue ese momento.

— Mamá, ni que fuera a casar mañana, no es un hecho — Me quejé y Lean soltó una carcajada.

— Tal vez el joven que estuvo platicando venga mañana a pedir tu mano.

— Eso solo sucede en sueños — Callé un bostezo — Quiero ir a dormir, madre, hermano, buenas noches — Me despedí.

— Buenas noches, querida, ¡Qué descanses!

Me marché por el pasillo hacia mi habitación.

Afortunadamente la sirvienta estaba en mi habitación para ayudarme con el vestido.

Pasó una hora de ajetreo y esfuerzo antes de que pudiera acostarme, pero esa noche no dormí en lo absoluto.

La preocupación por Emiliana no me dejó.

Recordaba a cada instante mi desafortunado reencuentro con ese sujeto, su forma tan petulante y altanera que me cabreaba con solo pensar.

Al parecer su horrible personalidad había empeorado con los años.

Ahora pretendía meterse con Emiliana.

¿Por qué con mi hermana? ¿Por qué justamente con mi familia? Por como había actuado en el bosque conoció a mi padre y en la celebración quedó demostrado que también a Lean.

Pero no parecían llevarse bien, yo opinaba lo mismo que mi hermano, ese sujeto era como una patada en el trasero.

Cual fuera su motivo, no iba llevarlo a cabo.

Yo no iba permitirlo.

Me llevó toda la noche armar un plan para detener aquello.

...****************...

Habían pasado cinco días desde la celebración.

Esperé por si el duque se presentada a pedir la mano de Emiliana, pero no lo hizo. Eso dejaba mucho que desear, un hombre cobarde que no daba la cara no era adecuado.

Vigilé a mi hermana sin que lo notara.

Me había abordado, suplicando por mi

silencio y se lo dí para que bajara la guardia, de esa forma se quedó tranquila y no siguió persiguiendo mis pasos rencos por la mansión.

Emiliana se la pasaba la mayor parte del tiempo en la biblioteca, también conversaba y tomaba el té con mi madre, como última actividad del día se dedicaba a bordar pañuelos con iniciales y diseños de flores.

En una ocasión me obsequió uno con mi nombre. Era muy buena en eso.

La vigilé todo el día, discretamente.

Aprovechando que mi hermano había salido atender sus negocios me dediqué a actuar.

No hizo nada sospechoso en todo el día, hasta que al atardecer aprovechó que mi madre estaba ayudando en la cocina para salir al jardín.

La seguí sin dudarlo y me oculté detrás de un arbusto cuando ella se detuvo frente a la puerta de rejilla en el muro que era usada por los jardineros cuando transportaban la maleza y las ramas secas que arrancaban del jardín.

Emiliana se mantuvo allí, observando a todas partes con impaciencia y nerviosismo, hasta que un criado que no pertenecía a la mansión entró y le entregó un sobre.

Ella le dió una propina y lo despachó rápidamente.

Me oculté cuando Emiliana giró sobre sus talones para volver a la casa, ocultando el sobre en el bolsillo de su vestido.

La seguí de nuevo, notando que se dirigía a sus aposentos.

Esperé a que bajara de nuevo, tardó casi media hora en hacerlo y aproveché que volvía con mi madre para subir las escaleras.

A pesar de me costó hacerlo con rapidez, con mucho esfuerzo llegué al segundo piso.

Me dirigí a su habitación y entré.

A diferencia de la mía, la habitación de Emiliana tenía muchos colores femeninos de tono rosa y crema, con diseños de flores pintados en las paredes.

Empecé a registrar la comoda, pero no encontré nada, excepto sus maquillajes, perfumes y lazos.

Me dirigí al armario, urgando todo sin desordenar, pero no hubo nada más que ropa.

El tiempo se me acababa y no encontré las pruebas que necesitaba, hasta que se me ocurrió revisar bajo la cama.

Había un cofre allí y me metí bajo la cama para tomarlo.

Lo arrastré, pero estaba cerrado con llave.

Observé por debajo del cofre y encontré la llave pegada allí.

Abrí el cofre y encontré un montón de cartas con olor a perfume de varonil.

Tomé unas pocas y volví a colocar el cofre en su sitio.

Salí rápidamente y bajé las escaleras, gruñendo por los latigazos de dolor que sentí en el tobillo.

Entré en mi habitación y le coloqué el seguro a la puerta antes de abrir los sobres.

La letra del duque era hermosa, elegante y sus versos eran preciosos, recitaba poemas para Emiliana.

Se me hacía imposible creer que era el mismo sujeto del bosque y de la celebración.

Cualquier persona que leyera aquello, pensaría que se hallaba ante un caballero de hermosos sentimientos.

Sin poder evitarlo, solté algunas lágrimas, conmovida.

Por un instante me arrepentí de arruinar aquella relación.

Sería mi culpa y mi hermana me odiaría por el resto de mi vida. Jamás podría vivir tranquila sabiendo que arruiné la posibilidad de que mi hermana fuese feliz, a pesar de que ese hombre era desagradable y de que no tenía buena fama, su forma de escribir mostraba lo enamorado que estaba de ella.

Me hizo sentir desdichada, jamás me escribirían algo como eso.

Muy en el fondo me daba celos que mi hermana recibiera cartas tan hermosas.

A estás alturas no había recibido la primera carta de un hombre.

Sopesé mi decisión, yo no arruinaría eso, pero la última carta que leí me hizo volver a tomarla con más fuerza y determinación.

Hablaba sobre la posibilidad de huir juntos si mi hermano no aprovaba la relación ¿Qué clase de hombre propondría algo semejante? Solo un egoísta desconsiderado lo haría.

Si le preocupaba mi hermana no podría en riesgo su dignidad, raptandola.

Me levanté, guardando las cartas en mi bolsillo.

Entré en el estudio de Lean y observé el retrato de mi padre, el que colgaba junto a su vitrina de licores.

— Padre — Suspiré, deteniéndome frente a él — No hago esto para hacerle mal a Emiliana, lo hago por su bien... Ese hombre es despiadado, le hará mucho daño si se casa con él, por favor... Has que comprenda y que no me odie — Sollocé sin poder evitarlo.

Mi hermano entró y me giré.

Al verme allí con lágrimas en los ojos se desconcertó.

— Eleana ¿Por qué lloras?

— Tengo algo que contarte.

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Comments

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

🤦🏻‍♀️ Niña aterriza y deja de ser tan infantil y prepotente

2024-04-06

2

Ceecee

Ceecee

aprobaba 🫣

2024-02-02

7

Altagracia Martinez

Altagracia Martinez

aunque es de época hay cosas que siguen actuales, muy buena trama, felicidades.

2024-01-31

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1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
61 EPÍLOGO
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