EL SUJETO DESPRECIABLE

...ELEANA:...

En la cena me mantuve en silencio, comiendo pensativa.

Emiliana era la que más hablaba, estaba tan emocionada por lo que se avecinaba que ya se encontraba planeando como sería su vestido y el peinado. Ella era tan diferente a mí, era normal, como todas las señoritas de su edad solo pensaba en casarse, se preparó desde niña para eso.

Mi madre también estaba aportando ideas mientras Lean escuchaba, sentado en el extremo de la mesa, dónde anteriormente comía mi padre, si estuviera vivo estaría conversando con él.

Mi padre siempre se interesó en mis preferencias y mi forma de pensar, nunca me llevaba la contraria o me callaba como sucedía muy a menudo con los demás integrantes de la familia.

Ahora me sentía sola, sin un hombro en el que apoyarme.

Removí la comida con la cuchara, sin apetito.

— ¿Qué hay de ti? Eleana — Preguntó Lean, sacándome de mis pensamientos, las conversaciones habían cesado y todos me observaban.

— ¿Qué sucede?

— ¿De qué color quieres el vestido? — Mi madre me evaluó atenta desde el otro lado de la mesa, me contuve de resoplar, era realmente estúpido que me preguntara esa tontería cuando tenía problemas más graves que decidir sobre la tela que iba usar.

— Da igual, cualquier cosa — Corté y empecé a mover mi cuchara de nuevo.

— Eleana, no es cualquier cosa, ser presentada en la sociedad es un momento importante que toda señorita espera con ansias y tu desperdicias la oportunidad mostrando tal desinterés — Mi madre se irritó, enrojeciendo.

No me parecía en nada a ella, era igual que Emiliana, con el cabello rojizo y los ojos grises.

En cambio Lean y yo éramos versiones de mi padre, aunque lamentablemente yo era la única poco agraciada.

— Mamá, no es desinterés...

— Ya hablamos de esto, Eleana, el tema está zanjado, no quiero escuchar otra queja del poco aprecio que sientes por ti misma — Cortó mi madre, sin tomarse la molestia de escucharme.

— Tienes que poner de tu parte — Intervino Lean — Queremos ayudarte, pero si no te dejas ayudar será imposible.

— Me ayudarían bastante si no insistieran tanto en que vaya a esa celebración — Tomé el bastón que colgaba del espaldar de mi silla y me apoyé en él para levantarme — No tengo hambre, iré a dormir.

Dejé el comedor.

Al llegar a mi habitación solté una larga respiración.

Observé por la ventana, afuera estaba lloviendo y la noche se estaba tornando muy oscura.

Desde allí podía ver el bosque al que solía escapar, tenía muchas ganas de volver, pero la última vez que regresé de ese lugar mi madre me dió muchos sermones al verme con la ropa sucia y con los trozos de mi bastón en mi mano.

Le dije que me había caído y se puso más histérica, según ella el bosque era un lugar con muchos peligros para una discapacitada como yo, alegando que la próxima vez no tendría tanta suerte y que podría empeorar mi situación.

Mi padre se había negado hasta el cansancio cuando ella le había pedido cercar la mansión con un muro para evitar que escapara, a él le parecía una exageración.

Me prometió acompañarme cuando quisiera caminar, pero yo no iba volver y le pedí a mi padre que cercara la mansión, alegando que mi madre tenía razón. No era verdad, pero jamás volvería porque lo que me encontré allí fue lo suficiente desagradable.

Así que mi padre ordenó a los sirvientes construir un muro alrededor del jardín, mis idas y venidas se habían acabado para siempre.

Ya no era una niña ingenua, tal vez podría entrar en el bosque de nuevo, pero temía encontrarme otra cosa peor.

Las tierras de mi padre no estaban cerradas, cualquiera podría pasarse y hacer lo quisiera en ellas. Una señorita en bosque sería presa fácil de los criminales.

Habían pasado los años, pero aún recordaba ese encuentro y me llenaba de impotencia.

Apagué las velas de los candelabros despegué de colocarme mi bata de dormir y me acosté.

...****************...

Un ruido me hizo levantarme costosamente del tronco en el que me hallaba.

Unas extrañas risas junto con respiraciones aceleradas y murmuraciones se proyectaban por todo el lugar. Repentinamente toda la tranquilidad se había roto.

Jamás había escuchado algo como eso en el bosque, el ruido de otras personas era inusual y más en las propiedades privadas de mi padre.

Apoyé mi bastón en el suelo y me las arreglé para seguir el sonido hasta llegar a unos arbustos llenos de espinas.

Me asomé por detrás de ellos sin comprender lo que sucedía.

Un hombre y una mujer parecían estar jugando de una manera extraña en el suelo musgoso, era similar a la forma en que jugaba con mi hermano, pero a la vez era muy diferente. El hombre estaba encima y la mujer debajo, ella reía y gemía como si le doliera algo, pero no parecía estar herida, tampoco estaba siendo golpeada por el sujeto que dominaba la situación.

Seguí observando, intentando darle sentido a aquella situación.

El hombre parecía estar haciéndole cosquillas por debajo de la falda y también le daba besos en el cuello, muy parecido a los que me daba mi padre en la frente, pero eran tan extraños.

— ¡Más, qué no tengo mucho tiempo, mi esposo no tardará en notar mi ausencia! — Dijo la mujer entre risas, no comprendí porque quería que le siguiera haciendo cosquillas si eso solía desesperarme cuando Lean lo hacía.

El hombre usó una de sus manos para tomar el seno de la mujer, me pareció demasiado mayor para seguir tomando pecho como si fuera un bebé, pero lo hizo, sacó el seno y se lo llevó a la boca.

A pesar de que no sabía que era lo que estaban haciendo, de alguna manera intuía que no era un juego inocente, era algo malo.

Decidí marcharme antes de que me vieran.

Repentinamente una rana salió de las hojas y me saltó encima, grité sin poder evitarlo y terminé en el suelo, fuera del escondite.

Todo quedó en silencio, ya no se oían esos dos sujetos, pero cuando abrí los ojos ambos me observaban.

El hombre se apartó de inmediato y la mujer gritó, cubriéndose los senos.

Estaba avergonzada y se cubrió la desnudes, levantándose a prisa toda despeinada y con hojas secas incrustadas en el cabello.

Tomé mi bastón para levantarme y marcharme, debido a mi cojera no pude escapar cuando la mujer me tomó de la muñeca.

— Oye, mocosa ¿Qué tanto estabas viendo? — Exigió la mujer, noté que era mayor, con algunas arrugas en su rostro.

Tiré de mi mano, asustada, con lágrimas picando en mis ojos.

— ¡Responde, maldita niña metiche! — Gritó, apretando más su agarre — ¡Te daré unos cuántos guantazos para que aprendas a no mirar lo que no debes!

— ¡No, déjeme ir, yo no ví nada! — Sollocé asustada.

— Suéltala — Ordenó el hombre, la mujer se detuvo y obedeció de inmediato.

Observé en su dirección mientras me alejaba lo suficiente de la bruja.

Me sorprendió percatarme de que el hombre era mucho más joven que la doña, parecía ser su hijo o nieto, pero sus rasgos eran diferentes a los de ella y lo que estaba sucediendo anteriormente no parecía un comportamiento de madre e hijo.

El chico era delgado, pero de hombros y espalda ancha. Se abrochó la camisa blanca que llevaba puesta y se sacudió los pantalones.

Tenía el cabello largo, le llegaba más abajo de los hombros y se deslizaba por su rostro con el movimiento.

La textura de su cabello eran sin igual, jamás había visto una melena con tanta vida, era tan liso que brillaba con la luz del sol y se agitaba levemente con la suave brisa.

De un color café brillante, hacía juego con su piel blanca.

Observé su rostro adolescente, era muy hermoso, como un príncipe.

Sus ojos color avellana enmarcados con pestañas rizadas del mismo tono café me evaluaron detenidamente, juzgando el bastón en mi mano y mi ropa sucia por la caída.

Apretó su mandíbula cincelada cuando la mujer musitó otro insulto hacia mí.

— Oye, niña ¿Qué rayos haces aquí? — Dijo el chico, usando un tono tan severo que me estremecí.

Jamás me habían hablado así.

— Yo... Yo estaba... Paseando — Tartamudeé, apunto de soltar más lágrimas, tenía ocho años ¿Cómo no iba estar asustada ante dos extraños que me miraban como si yo fuese la que estaba haciendo travesuras?

— ¿Paseando? ¿Sola? ¿En un bosque? — Gruñó, elevando una ceja gruesa — ¿De dónde vienes?

Tragué el nudo en mi garganta.

— Soy hija del Conde Morgan Roster.

La mujer se sobresaltó.

— Nadie puede saber que estuve aquí contigo y menos la hija del Conde Roster — Dijo, llena de pánico, palideciendo.

Tomé un poco de valor.

— Ustedes no deberían estar aquí, es propiedad privada, le diré a mi padre — Dije, apretando mis manos en el bastón.

La mujer maldijo y se acercó, elevando una palma para abofetearme, pero el chico se interpuso antes de que alcanzara.

— ¡Si la tocas ahí si nos meteremos en problemas! — Dijo el chico, sin tener un poco de respeto hacia la mujer, no comprendía como se atrevía a hablarle de esa forma a alguien mayor.

— ¡No me conviene que esa mocosa le vaya con el chisme a su padre, el rumor se regaría y mi reputación quedaría hecha añicos! — La mujer se secó el sudor de la frente con un pañuelo que sacó de su bolsillo.

El chico puso los ojos en blancos.

— Calma, la niña no sabe quiénes somos — Me observó desde su gran altura — Jamás sabrán que se trataba de nosotros.

— Nos podría describir y no hay nadie más con tus rasgos en esta región — Susurró la mujer, observándome con amenaza, retrocedí de inmediato.

El chico caminó hacia mí y se agachó para estar a mi altura.

— Escucha niña, no dirás nada de lo que has visto — Me ordenó y sonrió de una forma que me heló los huesos, dos hoyuelos se marcaron en sus mejillas, no comprendía cómo alguien tan encantador podía dar tanto miedo.

— Es delito entrar a unas tierras ajenas sin permiso, tengo que acusarlos con mi padre... Ustedes estaban haciendo algo asqueroso e inapropiado — Gruñí enojada, mi padre no podía permitir esa clase de comportamiento en sus tierras y mi deber como hija era decirle para que tomara medidas.

El hombre se rió.

— ¿Qué va ha estar sabiendo una niña como tú sobre lo que estábamos haciendo aquí? Quédate callada, será mejor para ambos — Se llevó el dedo índice a la boca.

— No me quedaré callada...

Me arrebató el bastón tan abruptamente que caí al suelo.

— Supongo que necesitas es bastón de anciana para poder caminar, si prometes quedarte callada y no mencionar nada de lo que has visto te lo devolveré, pero si insistes tanto en ir a acusarme con tu padre lo romperé en pedazos — Gruñó, observándome sin ninguna compasión mientras se alejaba de mí, girando mi bastón en su mano.

Empecé a llorar mientras intentaba levantarme, pero mi tobillo dió un latigazo de dolor y me quedé arrodillada.

Observé a través de mis lágrimas como sonreía abiertamente, tan lleno de maldad.

Era un sujeto tan desagradable, ambos lo eran, pero la mujer era casi una anciana que no debería ensañarse tanto con una niña inocente que estaba en el lugar equivocado, ni tampoco permitir que el chico lo hiciera, debería dar el ejemplo.

— Lo prometo — Chillé, extendiendo mi brazo para que me devolviera mi bastón — No diré nada ¡Ahora devuelve lo que me pertenece, malvado!

— Se dónde vives mocosa, si rompes la promesa te haré otra herida en la otra pierna para que quedes pareja — Dijo, pero no cumplió con lo dicho, rompió mi bastón en dos con sus manos y lo aventó frente a mis rodillas, giró sobre su espalda y se marchó entre los árboles.

— Ya estás advertida niña — Concluyó la bruja, siguiendo al chico.

Me quedé inmóvil, derramando lágrimas y tomando los restos de mi bastón.

...****************...

Me desperté sobresaltada, con lágrimas en los ojos y una inmensa sensación de angustia e impotencia.

Abracé uno de mis cojines y tranquilicé mi respiración.

No quería volver a pasar por la misma humillación, aquellas personas me habían mostrado los desconsiderados que podían ser los humanos con las personas diferentes, lo extraño y especial repugnaba.

Las personas de la celebración no serían diferentes, tratarían de sentirse a gusto conmigo, pero no lo lograrían y terminarían haciendo preguntas incómodas. Otras se burlarían abiertamente y algunas despreciarían mirarme caminar.

No lo soportaría de nuevo, no otra vez.

Odiaba ser tan débil, dar lástima y que se aprovecharan para hacerme daño, pero no más que odié a aquel sujeto ese día en el bosque.

Era una simple cáscara vacía, podría tener una buena apariencia, pero estaba podrido por dentro.

Me prometí a mi misma que si lo volvía a ver le haría pagar por su maldad, pero con cada año que pasaba estaba lejos de cumplir eso y seguramente ese infeliz se había marchado a otra región del reino, tal vez estaba muerto o casado.

Habían pasado doce años, pero la rabia y la impotencia no disminuyeron un apice.

Si todos los hombres jóvenes eran como él entonces no quería tener ningún trato con ellos y por eso no deseaba casarme, caer en manos de un ser así sería un tormento.

Personas como esas no deberían existir.

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Comments

Carola 🦋

Carola 🦋

Empezando a. Leer me gusta como está empezando

2024-05-01

0

Teriena Diaz

Teriena Diaz

pobre chica está traumada con lo qué le pasó el accidente y el susto con el chico.

2024-04-14

0

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

Meli_33608✨🙈🇩🇴♌

😃 Confirmo

2024-04-06

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Capítulos
1 UNA CHICA DIFERENTE
2 EL SUJETO DESPRECIABLE
3 LA NOCHE DE LA CELEBRACIÓN
4 INOPORTUNO
5 NOTICIAS DETESTABLES
6 EL PESO DE LA TRAICIÓN
7 LA ABRUPTA APARICIÓN
8 El EXTRAÑO DUQUE
9 UNA VIDA POR UNA VIDA
10 INFELIZMENTE CASADOS
11 MI NUEVO HOGAR
12 SECRETOS QUE APARECEN
13 UN ÁNGEL DISFRAZADO DE MOUNSTRO
14 NO ME SUBESTIMES
15 SEÑORITA FUERTE
16 BOCHORNOSO MOMENTO
17 SENSACIONES NUEVAS
18 LOS DOS LADOS DEL DUQUE
19 UN TRATO POR LA PAZ
20 EL PASADO VUELVE
21 UN COSTO NAUSEABUNDO
22 LA TORMENTA DENTRO DE TÍ
23 UN ANIMAL HERIDO
24 FLECHADOS
25 VERDADES IMPACTANTES
26 UNA CERRADURA EN TI
27 UN POCO DE AFECTO SANA
28 CELEBRACIÓN EN EL JARDÍN
29 RECONCILIACIÓN
30 DESEO INCONTROLABLE
31 DOLOR DERRAMADO
32 LA PUERTA A UNA SOLUCIÓN
33 TODAS LAS HERIDAS SANAN
34 LOS VIÑEDOS
35 RECIBIMIENTO DESASTROSO
36 FAMILIA ENCANTADORA
37 FESTIVAL DE FIN DE AÑO
38 JUGAR SUCIO
39 LA CURIOSIDAD PUEDE MÁS
40 SECRETOS EN EL PAPEL
41 AL CALOR DE LOS CUERPOS
42 AL CALOR DE LOS CUERPOS II
43 DEVUELTA EN CASA
44 MALAS NOTICIAS
45 INICIO DE LA CONSPIRACIÓN
46 LA SOMBRA OCULTA
47 LA APARICIÓN DE O'BRIAN
48 SACRIFICIO POR UN BIEN
49 VOLCADOS
50 ATAQUE
51 FUERZA EN EXPLOSIÓN
52 YA NO ES SOLO UNA VIDA
53 PLAN EN CURSO
54 LA CALMA ES UNA TRAMPA
55 LA REINA Y SUS ARTIMAÑAS
56 ALIANZAS QUE SE FORJAN
57 LA HORA DE COBRAR
58 EL JUICIO
59 UN REINO LIBRE
60 CARMESÍ, EL COLOR DEL AMOR
61 EPÍLOGO
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INOPORTUNO
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