CAPÍTULO 19

Dicho eso, Ethan comenzó a palidecer hasta caerse, mientras veía como todo a su alrededor daba vueltas y se ponía oscuro, seguido de un intenso dolor que le provocó que comenzara a convulsionar. Lo único que tenía en mente era en estar al fin junto con Diana, por lo que no le importaba que tan doloroso fuera el camino para encontrarla.

Fue así que, mientras dormía, no pudo evitar soñar con Diana. Él tenía casi 20 años cuando entró a la orden y fue asignado para ser parte del equipo de seguridad de la orden, debido a su talento en el combate cuerpo a cuerpo. Siendo alguien que no podía usar magia, de verdad hablaba muy bien el haber sido asignado a ese puesto.

Allí conoció por primera vez a la reina Jill, quien estaba embarazada de su primogénito, que cinco meses después se enteraría de que era una niña.

Diana había nacido con un particular cabello rubio, siendo que ninguno de sus dos padres lo eran, pero con unos ojos tan parecidos a los de Solomon que era divertido ver como la niña tenía una mirada tan dulce con esos ojos, siendo que su padre era muy serio y estricto.

Con una sonrisa, el recuerdo de Diana le alegró un poco el despertar; sin embargo, al momento de abrir los ojos, un dolor terrible, peor que el resfriado más severo que tuvo, azotó su cuerpo.

De acuerdo a lo que le habían comentado, no podría moverse de la cama en una semana, mientras cada célula y hueso estuviera listo. Según lo que entendió, al ser una transformación incompleta, no debería doler; no obstante, la sangre de Diana servía como un intoxicarte que limpiaba su cuerpo del afrodisíaco, por eso le estaba doliendo más.

—¡Cómo duele!—dijo recostándose contra el espaldar de la cama.

Varios de sus compañeros fueron a visitarlo para ponerlo al día, al parecer si casa quedó por completo destrozada, ni siquiera la sangre de los criados asesinados aparecía producto de las llamas.

—Por lo menos terminé siendo viudo—dijo tomando un poco de té.

De acuerdo a lo que dijeron los abogados que los reyes pusieron a su disposición, el amante de su esposa había sido encontrado asesinado cerca de un drenaje, por lo que su esposa era sospechosa.

En realidad no sabían donde estaba; sin embargo, usando el cuerpo de Gloria y como este estaba tan calcinado, la hicieron declarar muerta legalmente, provocando que él quedara “viudo”.

De Victoria, hermana de Gloria y amiga de Diana, solo supo que estaba ayudando a cuidar del cuerpo de la princesa. Ya que esta, pese a que estaba involucrada su hermana, ayudó a Diana, los reyes no se fueron en contra de ella y su familia.

—Diana... ¿Podré volverte a ver?—preguntó observando por la ventana.

Los días pasaron y ya estaba todo listo para su viaje al otro mundo, siendo esperado por Aurora, ambos se encontraban frente a la enorme chimenea principal de la casa de campo.

—¿Usaremos la chimenea?—preguntó desconcertado.

—Hay muchos elementos para transportarse, el fuego es uno de los más usados—dijo colocándole una pulsera bendita—pero tendremos que pasar por la dimensión infernal primero, así que estas pulseras nos ayudarán a pasar desapercibidos en aquel lugar.

Mientras Ethan se encontraba viajando junto con la santa, una mujer de cabellera rubia y larga hasta el piso recién estaba despertando de un largo sueño. Aquella mujer abrió los ojos con una mirada vacía, puesto que no recordaba ni su nombre.

—¿Mi señora?—preguntó una de las criadas a cargo de ella—¿Señora?

Por alguna extraña razón, Diana estaba no solo inmóvil, sino también inexpresiva y callada, como si fuera solo un caparazón vacío.

Debido a aquello, el conde permitió que los médicos la revisaran, los cuales eran enviados directos de la iglesia, quiénes encontraron que Diana estaba en shock, por lo que ni siquiera podía caminar.

—¿Cree que esté bien para nuestra boda?—preguntó el conde—en una semana va a celebrarse, por lo que quiero que todos vean a mi esposa joven y bella, que comiencen a hablar.

Luego de que los médicos le aseguraran que intentarían hacerla reaccionar, el conde se fue con una sonrisa de la habitación, estaba ansioso por poder lucir a su futura esposa trofeo. Aunque le convenía que ella no hablara ni recordara nada, sí quería al menos que fuera capaz de caminar para lucirla frente a todos.

No obstante, los médicos se quedaron sorprendidos porque, pese a la mirada oscura y vacía que daba la chica, esta lloraba de vez en cuando, sospechando que si podía pensar; sin embargo, algo la estaba atorando.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***