CAPÍTULO 14

Ethan no sabía si la gata podía entenderle, pero cuando esta asintió un poco y lamió su dedo índice, lo tomó como una respuesta positiva. Fuera como fuera, alguien había encontrado aquellas cosas, que dejó bien guardadas, y las había metido en esa bolsa. Lo más probable es que la gata lo viera llamativo por el color y decidiera jugar, no podía creer que un animalito tuviera la malicia de un humano.

Diana, en cambio, estaba anonadada, el capitán, que tanto se molestaba con la gente, era capaz de ser dulce hasta con un animalito, llegándose a sentir celosa, siendo que el gatito era ella misma. Algo que la hizo reírse de manera interna de sí misma.

El capitán, sintiendo que aún hacía frío, viendo la chimenea encendida, tomó una almohada y la acomodó cerca de esta, colocando encima a la gatita mientras la cobijaba. Esperaba que ella pudiera estar cómoda, en lo que él veía como resolver. Hasta entonces, aprovechando que la casa era vieja, levantó una de las tablas del piso y ocultó la bolsa para tener mayor seguridad.

Sospechando que en unos minutos la gatita sufriera por el dolor, intentó buscar algunos analgésicos, pero lo que encontró tenía una concentración bien fuerte. Así que intentaría solo darle una cuarta parte de las pastillas, para evitar que su cuerpecito colapsara.

—Sabes, tienes el mismo color de cabello que una vez tuvo la princesa—dijo acariciándola—era un hermoso cabello, siempre tuve el deseo de ver que tan largo llegaba a ser. Aquí, entre nosotros dos, tuve que regañar a varios estudiantes que intentaban adivinar sobre la princesa.

Fue así que le contó a la gatita, quién y estaba durmiendo, como varios de sus estudiantes varones, curiosos por la verdadera apariencia de la princesa, siendo que lo único que conocían era su cabello rubio, llegaron a incluso apostar quién pudiera conquistarla. El capitán, aprovechando su puesto de profesor, estrellaba su libro contra su mesa, asustando a los estudiantes por el ruido.

Luego de quedarse varios segundo pensando sobre eso, y ante los incesantes golpes a la puerta, el capitán no tuvo de otra más que salir de la habitación; no obstante, apenas dio el primer paso fuera, chocó contra la "princesa" quien de inmediato lo abrazó y comenzó a llorar en su pecho. Aquello lo incomodó, al igual que los demás criados, algo raro estaba pasando con Diana, ella no se comportaba así. Sobre todo con Ethan, quien la conocía mejor que nadie.

—¿Ocurre algo, princesa?—preguntó intentando liberarse con cuidado de su agarre.

—Diana está triste, Diana cree que el capitán la odia—se defendió.

El que estuviera hablando en tercera persona lo heló, en el mejor de los casos, si la princesa estuviera enojada, siempre se lo decía en la cara; sin embargo, pese a todo lo que sufrió, ella jamás haría uso de ese tipo de expresión. Por eso, cuando la tocó con sus manos, en lo que se alejaba de ella, pudo constatar algo.

Justo en la vena que estaba en su muñeca, al momento de tocarla, no sintió nada. En la orden, para evaluar si había alguna anomalía, les habían adoctrinado el cómo detectar cualquier cambio mínimo en su pulso sanguíneo. Aquella sensación no era la misma que tuvo cuando sospechó que la princesa pudiera estar embarazada.

Teniendo cuidado, decidió aparentar que todo estaba bien y se comportó de la misma manera que antes, para que la "Diana" que estaba frente suyo no sospechara nada. Al momento de seguirla al piso de abajo, ya que esta quería almorzar con él, se sorprendió al ver toda la mesa llena de comida. Si bien eso podía ayudarlo para probar un buen bocado de alimento, se excusó con un dolor de estómago que le impedía comer tan pesado, así´que solo ingirió un poco de jugo.

—Entonces... la gatita es suya—dijo Gloria intentando hacer más amena la situación.

—Sí, así es—respondió mientras la observaba comer—¿Recuerda cuando le dije que quería una que me hiciera recordar a la que tuve de niño? ¡Bueno! ¡Al fin la tengo!

—¡Claro que sí!—respondió nerviosa.

Ethan de inmediato sonrió, por lo que Gloria pensó que había respondido bien y que nada malo podría ocurrir si seguía la corriente al capitán. No obstante, el capitán estaba intentando contener una frialdad de lo más profundo de su corazón. Pocas cosas hacían que su paciencia se acabara rápido, entre ellas que intentaran tomarlo por tonta de manera tan descarada.

"Esta no es Diana"

Pensó mientras fingía dar un segundo sorbo a la bebida, él jamás tuvo un gato de pequeño, mucho menos le había dicho algo así a la princesa. Hubiera entendido que ella no lo recordara a la primera tras todo lo ocurrido, y que hubiera insistido hasta "recordarlo", pero no lo hizo y siguió con aquello. Así que si no se trataba de alguna especie de amnesia selectiva, la persona que estaba frente suyo era una impostora.

Una vez terminó de almorzar la princesa, esta siguió ordenando todo a su alrededor, quería mostrarle una buena apariencia para enamorar al capitán. No obstante, este se encontraba en la cocina buscando algo que esta no hubiera tocado, y fue allí que se dio cuenta de que había unas botellas de leche y pan recién llegados, por lo que no tendrían nada sospechoso en ellos a causa del poco tiempo.

Con cuidado, viendo que nadie lo estuviera observando, mucho menos la falsa Diana, subió hasta su habitación y se encerró en ella. Al ver que la gatita estaba despierta, le mostró con una sonrisa su botín y se dispuso a comer con ella. Aquella comida le supo a ambos a gloria, puesto que solo habían ingerido las raciones de emergencia que tenía el capitán.

Mientras todo eso ocurría, en la villa familiar, la reina y su rey consorte estaban molestos con la seguridad, no solo dejaron salir a su hija enferma, sino que tenían prohibido aquello debido a que el día siguiente sería el aniversario de la muerte de sus dos hermanos, tras el ataque ocurrido donde la dejó desfigurada.

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