No ha pasado ni un minuto de que apareció el nombre y ya puedo sentir húmeda mi camisa, la sangre parece ser igual de escandalosa que la profundidad de la herida.
-Espero que con las pastillas que tomo se sienta un poco mejor.
-Gracias Isis y disculpa, sé que fui yo quien te pidió que te quedaras a charlar pero no me encuentro muy bien, necesito un poco de silencio justo ahora así que hablaremos más tarde, ¿De acuerdo?
-Claro señor, no se preocupe por nada. Avíseme si necesita algo, estaré esperando afuera.
Seguido de eso se marcha sin agregar nada más.
Me inclino hacia atrás en mi silla para comprobar la gravedad de la situación, todo me resulta bastante extraño. Alzo mi camisa y el tamaño de este nombre a diferencia de los anteriores es mucho más grande. Deberé apresurarme para no perder más tiempo.
Entro en el cuarto de baño. Afortunadamente durante la semana estuve trasladando algunas armas y mudas de ropa extras por si se presentaba un caso como este.
Comienzo a desnudarme pero me freo en seco antes de quitarme la última prenda.
Bael irrumpe en mi baño abriendo la puerta como si de su casa se tratara, inmediatamente tomo una toalla y la pongo sobre mi cuerpo para evitar que me mire.
-¿Qué diablos te pasa idiota? ¿A caso no tienes modales? – Grito molesto.
-¿Qué importa eso ahora? Fuiste tú quien te siguiera el juego y como “Tu perro” Debo seguir a mi amo cuando me necesita ¿No es así?
Si piensa que me va a fastidiar de esta manera está muy equivocado, veamos cuanto aguanta jugando al sirviente obediente.
-Está bien, primero que nada cierra la maldita puerta y date la vuelta para que pueda terminar de vestirme.
-No me digas que ahora te da vergüenza que te vea desnudo. Si mal no recuerdo cuando vivíamos juntos eras tú quien se paseaba en calzoncillos por todas partes.
Este maldito bastardo…
-Tú lo has dicho, eso era “Antes” Así que obedece de una puta vez.
-Que miedo me das – Dice con sarcasmo.
Una vez término de colocarme toda la ropa hurgo entre mis cosas para después arrojarle un pants y una sudadera por la espalda.
-Cámbiate la ropa, no puedes ir vestido de esa manera.
-Como ordene “Mi señor.
Se agacha para recoger la ropa que le arroje y se me queda mirando en espera de algo.
-¿Qué tú no te volteas? – Arquea las cejas.
Ahora es mi turno.
-No, así que comienza de una maldita vez.
Sonríe un momento y comienza a quitarse el saco.
-Si querías verme desnudo me lo hubieras pedido antes. Tengo algunas fotos en mi teléfono, podría enviártelas.
-Qué asco.
-No parecía darte asco cada vez que teníamos sexo.
Mi paciencia comienza a agotarse.
-Claro, no lo tenía porque tu cuerpo era el único que conocía, ahora que lo comparo con los del resto se ve tan repulsivo que no me apetece ver nada más.
¿Qué te pareció eso? Puedo ser igual de imbécil que tu si me lo propongo.
-Si tú lo dices – Rueda los ojos hacia arriba.
Simplemente es un impertinente sin educación, después de todo ¿Qué podría esperar de alguien como él?
Doy media vuelta, lo único que quiero es poner la mayor distancia posible entre nosotros dos, de alguna manera pensaba que sería divertido molestarlo un poco en venganza por lo sucedido, pero el día de hoy me di cuenta de que simplemente no quiero verlo. A fin de cuentas nada de lo que haga me devolverá esos años de mi vida que tire a la basura, nada me quitara todo el dolor y resentimiento que acumule durante todo ese tiempo, y absolutamente nada cambia el hecho de que aun ahora siga doliendo.
Lo único que estoy ganando por buscar mi venganza es dañarme a mí mismo, y no es el tipo de dolor que suele ser agradable, este es uno más intenso de lo que puedo soportar, realmente no sé por cuanto tiempo podré seguir con esta basura.
-Ya estoy listo.
Volteo hacia él una vez más y mi corazón comienza a palpitar con fuerza.
Cuando nos volvimos a reencontrar Bael se veía tan distinto que parecía otra persona, sus facciones se volvieron más maduras y toscas, su vestimenta más elegante y su aire también había cambiado, nada de eso se sentía como él.
Pero ahora está aquí, parado frente a mí vistiendo ropa similar a la que solía usar. Verlo de esa manera hizo que los buenos recuerdos volvieran.
-Said ¿Estas escuchándome? – Dice alzando la voz, sacándome de mis tristes recuerdos.
-Estoy escuchando, que no quiera responderte es distinto – Intento disimular – Bien, si no tienes nada útil que decir vámonos ya.
Tomo la mochila con los materiales esenciales dentro y le arrojo una navaja a Bael.
-Es nueva, ni sueñes que vas a utilizar la mía – Le advierto.
-Como si quisiera hacerlo.
Ese maldito no sabe quedarse callado.
-Solo sígueme y procura mantener tu boca cerrada en el camino, debes obedecer mis órdenes, de otra manera lo arruinaras.
Alzo la sudadera que llevo puesta y corto sobre mis costillas en donde se encuentra el nombre. Inmediatamente llego a aquel lugar donde deberá estar la víctima, parece ser un parque, ya ha anochecido, esta clase de escenario me permite hacer más rápido mi trabajo. Enseguida Bael llega junto a mí y se queda mirando alrededor.
-¿Por qué tan curioso? Sé que ha pasado un tiempo pero no es como si fuera la primera vez que haces esto – Digo fastidiado.
-¿Un tiempo dices? – Sonríe con ironía – Si aún tiempo le llamas dos semanas entonces podría decirse que sí.
¿Dijo que fue hace dos semanas? Esa fue ciertamente la última vez que asesine a alguien pero no ví a Bael por ningún lado, en primer lugar ¿Qué es lo que hacía el ahí? Aunque probablemente también podría estar mintiendo.
-Dos semanas ¿He? Y dime… ¿Qué hacías ahí? – Pregunto con falsa curiosidad.
-Fui a supervisar las cosas, al igual que cada vez que había una tarea, o al menos casi siempre.
-No mientas.
-No lo hago.
Si fuera cierto entonces ¿Porque nunca intento acercarse? Ahora aparte de ser un imbécil también se convirtió en un maldito mentiroso.
-Si tú lo dices – Le respondo exactamente de la misma manera en la que él me respondió hace un rato regresándole sus palabras.
-Puedes creer lo que quieras Said.
Corto la conversación, no pienso seguir discutiendo con el algo que es tan obvio.
Camino lentamente, necesito relajarme un poco, el dolor de cabeza que tenía sigue presente. Miro a la gente que camina a los alrededores, todos disfrutando de una velada tan bonita como está pero sin ningún aura roja a la vista.
Si hubiera estado solo en este lugar, si tan solo no me hubiese enterado de que Bael sigue vivo, probablemente habría alargado mi viaje, quizás hubiera dado una larga caminata bajo la luz de la luna mientras disfrutaba el paisaje y recordaba los viejos tiempos al lado de la persona que amaba, pude haberme sentado en una de las bancas bajo un árbol y haberme quedado mirando sus ramas y hojas en movimiento durante un largo rato, finalmente, habría terminado llorando en silencio.
Pero ahora todo es distinto, la misma persona por la que habría llorado en otras circunstancias camina a mi lado, tan tranquilo como si todo estuviera bien, y en vez de sentir esa tristeza que me hacía extrañarlo ahora mismo la sigo sintiendo pero por tenerlo tan cerca, es una especie de dolor y odio que no podría describir con simples palabras, o quizás o solo sea decepción.
-Sai, ¿De verdad no crees lo que te digo cierto?
Me paro en seco, escuchar ese nombre me deja aturdido, ¿Cómo se atreve aun ahora a pronunciarlo?
-Por favor no me llames así.
-Pero antes lo hacía seguido.
-Exacto, tú mismo lo has dicho, “Antes”, Deja de mezclar el pasado con el presente Bael. Además, existe solo una persona que me puede llamar de esa manera y es al único a quien se lo permito, así que para ya.
-Entonces ahora alguien más te llama así ¿He? –Me mira molesto – De acuerdo, no lo are más.
Me quedo callado, no tengo por qué darle la menor explicación. Ahora de verdad estoy arrepentido de haberlo hecho venir conmigo, definitivamente esta será la última vez, entre menos me relacione con el todo será más fácil.
No sé qué diablos estoy haciendo pensando en tonterías, esto es algo serio y le daré la importancia debida, ahora lo más necesito es encontrar el aura roja.
Aprieto el paso dejando a Bael atrás, francamente no me apetece tenerlo a mi lado, el captando la indirecta no hace por seguirme, simplemente se mantiene caminando a su ritmo tras de mí. Por más que avanzo no encuentro rastro alguno de la persona a la que busco, lo que pensé en un comienzo que sería un trabajo fácil se está prolongando demasiado, a este paso Isis se preocupara si me busca y no me encuentra.
La frustración me vence, me duelen los pies y estoy exhausto, han pasado dos horas y no puedo seguir ni un minuto más, ¿Por qué este maldito parque tiene que ser tan grande? No lo entiendo.
Tomo asiento en una banca que está en medio de un pequeño jardín, este está rodeado de diversas flores todas muy hermosas, emiten un aroma encantador lo cual me relaja bastante. Saco un cigarrillo de la bolsa de mi pantalón y procedo a encenderlo, estoy seguro de que la belleza de la naturaleza que me rodea sumada a este buen tabaco me ayudaran a tranquilizarme y poder pensar claramente.
-¿Me regalas uno? – Pregunta Bael sentándose a mi lado.
-¿Ahora fumas?
-Cierta persona logro pegarme algunos de sus malos hábitos.
-Pues que idiota eres al escoger los peores.
-¿Me lo darás o no?
Saco nuevamente la cajetilla de cigarros y le extiendo la mano para ofrecérsela, este toma uno y después me la devuelve. Rebusco entre las cosas que llevo en la mochila para encontrar el encender que había metido en ella hace apenas un segundo pero no logro encontrarlo por ningún lado, es culpa mía, sé que si no lo pongo en algún lugar en específico simplemente se extraviará.
-Said, no hace falta un encendedor.
Se acerca un poco más a mí y tomándome por la nuca coloca su cigarrillo frente al mío que tengo aun metido en la boca, comienza a succionar hasta que logra encenderlo.
-Con eso bastara – Dice con una amplia sonrisa pícara.
Realmente se ha vuelto loco. No entiendo que es lo que busca actuando de manera tan infantil, ¿Molestarme? Si es así lo está logrando, pero tambien me incomoda muchísimo su actitud.
-Para serte franco – Hace una pausa – Comencé a fumar algunos meses despues de que dejamos de vernos – Suspira – De alguna manera al hacerlo esperaba que el humo de mi cigarrillo y el tuyo se encontraran en algún momento y de esta manera tener alguna clase de conexión secreta. Ese fue el motivo por el que lo hice.
Puedo sentir como los trozos de mi corazón que ya estaban rotos se comienzan a hacer polvo, me está lastimando con sus palabras. ¿Qué es lo que quiere lograr al decirlo? No existe excusa alguna para justificar la manera en la que hizo las cosas, sus palabras simplemente no pueden arreglar nada, dejaron de tener valor alguno hace mucho.
-Guarda silencio – Digo en voz queda.
Temo que si intento alzar la voz un poco más esta pueda llegar a quebrarse, mis emociones se encuentran al límite de un precipicio y quieren salir huyendo hasta caer en él.
-Disculpa, ¿Qué dijiste? No entendí.
-¡Que te calles! – Termino por gritar.
Todo lo retenido sale a flote, mis mejillas ya se encuentran completamente mojadas y no puedo, o más bien no quiero hacerlas parar.
No aguanto más, la carcasa de la persona dura que siempre fijo ser se desmorona de a poco, no puedo seguir ocultando mis emociones.
-Sai, sé que no es este el momento pero por favor escúchame, deja que te explique qué sucedió y de esa manera puedas entender aunque sea un poco – Dice abrazándome, yo se lo permito y lloro en su pecho – No busco que me perdones porque sé que lo que te hice fue imperdonable, sé que tu sufrimiento fue aún más grande que el mío y ahora entiendo todo, todas la veces que te seguía al cumplir con tus asesinatos veía tu rostro demacrado, veía las innumerables veces que te ibas a algún rincón a llorar y no hice nada, me arrepiento de no haberlo hecho pero te juro que era mi intención buscarte en el momento adecuado pero… - Hace una pausa – Después de mucho tiempo comencé a verte feliz, un día tu mirada había cambiado y te miraba tranquilo, fue ahí cuando entendí que alguien más había logrado arreglar tu corazón, y después de resignarme conocí a Isis.
Lo empujo lejos de mí, no quiero escucharlo, de cierto modo tengo mucho miedo.
-¡Vete! Lárgate de aquí y déjame solo, no quiero volver a verte nunca más – Le digo aun entre sollozos.
-Tranquilos chicos. Puedo ver que el ambiente aquí está algo tenso y yo soy la persona indicada para ayudarlos con eso ¿Qué les parece? – Dice un chico detrás de nosotros poniendo una mano en mi hombro y la otra en el de Bael.
Al mirarlo me encuentro con la enorme sorpresa de que este mismo chico es la persona a la que había estado buscando. Mis lágrimas paran rápidamente y mi respiración aun algo agitada comienza a calmarse.
No puedo dejar ir esta gran oportunidad, hoy podre matar dos pájaros de un tiro, Bael me hizo sentir como una mierda y ahora es mi turno de devolverle el favor.
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