Capítulo V

Hace mucho calor, tanto que es casi insoportable. La cama se mueve repentinamente lo que me hace abrir los ojos de inmediato, ahora que lo recuerdo, le había pedido a Bael que durmiera conmigo sin siquiera pensarlo. Estaba tan asustado que solo actué por reflejo, no podía pensar con claridad. Ahora me doy cuenta del error que cometí sintiendo todo su peso cargado sobre mi cuerpo. ¿A caso este idiota cree que soy un maldito peluche?

Termino cediendo ante la resignación de estar en esta incómoda posición, es todo mi culpa por haberle pedido quedarse en primer lugar. Intento quedarme quieto con la esperanza de recuperar el sueño que perdi por su culpa, pero el permanecer tranquilo solo se encuentra en mis propios planes. Bael no conforme con estar prácticamente arriba de mí se mueve una vez más, aprisionándome por completo. Me envuelve con ambos brazos y pega mi cara a su pecho lo que hace imposible que pueda respirar o siquiera moverme. Intento empujarlo con todas mis fuerzas para hacerlo despertar y asi se quite de encima pero es totalmente inútil, es evidente que es más grande en peso y tamaño que yo.

-Bael… Bael… muévete que estas aplastándome – Grito sin recibir respuesta alguna.

Vale, si eso no funciona tendré que pensar en un plan B. Evalúo meticulosamente la situación ideando detenidamente cual va a ser mi siguiente jugada, la respuesta se encuentra literalmente frente a mí. Medito un poco en si es correcto efectuar lo que tengo pensado hacer pero es inevitable, el aire se agota cada vez más y comienzo a hiperventilarme. Entre el calor que produce su cuerpo, lo pesado que es y la evidente falta de oxígeno no me deja otra opción.

Abro la boca lo más grande que puedo, y una vez tengo un buen pedazo de carne entre mis dientes la cierro lo suficientemente fuerte para que le duela y asi poder hacerlo despertar

-¡Auch! Said ¿Qué fue eso? Me dolió bastante ¡Mierda! – Dice en un grito sentándose en la cama.

Creo que más que el dolor  fue el susto lo que logro despertarlo, aun asi, afortunadamente pudo funcionar.

-Claro, no habría sido necesario si hubieses respondido cuando te llame, o cuando intente moverte. No me dejabas respirar.

Mi tono de voz es algo duro, pero no imagino como decirle que su abrazo me dejo sin aliento de una manera más suave o amigable sin sonar ridículo.

-Mil disculpas, en verdad no fue mi intención hacerlo, es solo que no estoy acostumbrando a dormir en la misma cama con otra persona – Me responde bastante tímido, al punto de ponerse completamente rojo.

Se levanta lentamente de la cama, poniéndose los zapatos, y se encamina a la puerta decidido a salir de la recamara.

-Hey no… n – Pienso cuidadosamente en mis palabras, no lo quiero hacer sentir más incómodo de lo que ya está – No me molesta que lo hagas, solamente procura no encimarte tanto en mi o me mataras de asfixia, quiero que vuelvas aquí de inmediato y te duermas ya.

El tono en la cara de Bael aumenta tres veces más. El color tan pálido de su piel hace muy evidente esos detalles, por más que lo intente no pueden pasar desapercibidos. Dudoso y con pasos lentos, vuelve nuevamente a la cama y se acuesta a mi lado, pero esta vez es diferente, se queda mirando fijamente hacia arriba tenso como una roca.

-Debes tener frio, metete en las cobijas antes de que pesque un resfriado – Le digo tratando de aligerar el ambiente.

-Claro, con permiso.

Su voz es demasiado baja, apenas perceptible, esta es una gran oportunidad para poder molestarlo, aun asi no le pediré que repita lo que dijo, sé que debe sentirse mal por lo sucedido.

Me muevo hacia un lado para que pueda levantar la cobija sin mayor dificultad, pero asi como  la levanta vuelve a bajarla inmediatamente recuperando el color rojo en sus mejillas que apenas comenzaba a esfumarse. Despues de ver su expresión soy consciente del motivo de su incomodidad, maldigo una y otra vez al haber olvidado que me metí en la cama sin ropa, pero ¿Por qué habría de molestarle eso?, ¿No es normal verse desnudos entre chicos? Yo he visto desnudos a cientos de ellos en vestidores y duchas del colegio, en ningún momento me ha intimidado hacerlo, pero pensándolo bien, él no se crio en el mundo humano, tal vez eso tenga algo que ver.

Meditando un poco las cosas y el hecho de que Bael no quiere ni si quiera mirarme a la cara, decido envolverme en la cobija y ponerme por debajo unos boxers para despues dejarme al descubierto.

-De acuerdo, sé que te molesta verme desnudo y justo ahora olvidaba que no tenía ropa, vale lo siento, pero esto debería bastarte por ahora asi que no vuelvas esto más incómodo, si me disculpas volvamos a dormir ¿Está bien?

Extiendo la cobija dejándola caer por encima de toda la cama, cubriendo tambien a Bael a su paso, despues me recuesto nuevamente cobijándome mirando hacia él, y para mi sorpresa el solo me da la espalda, y asi se mantiene durante un largo rato, no me mira, no dice nada y por su respiración intuyo que ya se quedó dormido.

                                                                                      *********

La oscuridad que hay en la habitación es aterradora, parece como sacado de una película de terror. Intento con todas mis fuerzas poder distinguir algo más allá, logrando ver un bulto a unos escasos metros de distancia. Entre más me acerco a aquella mancha oscura más claro se vuelve el panorama. Al llegar al lado de aquel objeto desconocido me doy cuenta que no es una simple mancha o cosa como pensaba, es una persona que yace tirada en el suelo llena de sangre por doquier.

La escena se ve brutal y devastadora, creando un sentimiento en mí de profunda tristeza.

Algo pegajoso escurre por mis manos, la cantidad de aquel líquido es tal que puedo sentir como gotea por mis dedos. Instintivamente bajo la mirada y me doy cuenta que mis manos estan bañadas en sangre, y no solo eso. Tambien en una de ellas estoy sosteniendo el cuchillo con el que había matado a aquella chica momentos antes.

Lo suelto de inmediato al ser consciente de que lo estoy agarrando con tanta firmeza. Para ser sincero, creo que me da más miedo tener ese cuchillo en la mano que el cuerpo sin vida frente a mí. Me he dado cuenta la clase de monstruo que puedo llegar a ser, de todo lo que puedo ser capaz por motivos egoístas, tengo miedo de mí mismo.

Rodeo el cuerpo para poder ver su rostro, pero no me es posible. Todo en él es perfectamente visible a excepción de su cara. De alguna manera me causa mucha curiosidad saber de quién se trata.

-Algún día pagaras por tus pecados Said.

Escucho claramente una voz con tono grave, llega a sonar casi demoniaca. Por más descabellado que parezca, sé que esa voz proviene de esta persona.

-¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? – Pregunto titubeando.

-No es necesario hacer presentaciones, me conoces perfectamente pero niegas saberlo. No te preocupes, eso no será necesario justo ahora porque el día en que mueras, seré yo quien personalmente venga a recogerte para llevarte a tu propio infierno. Hasta entonces, disfruta de tu lenta tortura.

En solo un segundo, mi cabeza empieza a palpitar doliendo como el infierno. Siento como si alguien estuviera presionándola con la intención de hacerla explotar. Me tiro al suelo acunándome en mis brazos, rodando de un lado a otro desesperado.

-Said… ¡Amo por favor despierte!

Esa voz que se escucha muy a lo lejos me da una nueva luz de esperanza. Ahora soy consciente de que todo es producto de mi imaginación, todo aquel escenario desaparece dejándome nuevamente en la oscuridad dispersando a su vez el dolor.

Siento que me toman con fuerza por los hombros sacudiéndome violentamente. Intento con todas mis fuerzas abrirlos pero no soy capaz, todo esfuerzo es inútil.

-Said por favor despierta. No me hagas esto.

La voz suplicante de Bael sigue sonando, cada vez más fuerte y clara como si se estuviera acercando a mí. Me apena escucharlo tan preocupado, solo quiero despertar para decirle que no se angustie más, que estoy bien.

Una oleada de frio me recorre por todo el cuerpo haciéndome levantarme de golpe. Una vez ya incorporado en la cama me doy cuenta de que estoy empapado por completo. Tanto como las cobijas como la cama estan arruinadas. Bael está frente a mí con un bote plástico de la cocina, ese suelo utilizarlo para poner agua o algunas frutas en el.

-¡Said despertaste! ¿Estás bien? ¿Te paso algo? Oh cielos, estas sangrando de la nariz.

En ningún momento hace alguna pausa entre cada pregunta haciéndome difícil entenderlo por completo. Estoy muy desorientado y empapado, no me pone las cosas fáciles verlo tan alterado. Al escuchar la parte de la nariz llevo mi mano hacia ella y siento el líquido espeso. Bael de inmediato toma una parte de la cobija que cubre la cama y mi cuerpo poniéndola sobre mi nariz haciendo presión.

-Está bien. Por favor pon la cabeza hacia atrás hasta que se detenga el sangrado – Dice más despacio esta vez, como si con un niño estuviese hablando.

Le hago caso aun sin saber que debería hacer o por donde comenzar. Todo fue tan extraño, y de alguna manera por la forma en la que actúa Bael puedo intuir que él sabe algo de este asunto, algo que se mantuvo callado.

Nos quedamos en silencio un momento, francamente ni siquiera sé que decir, hasta que Bael es quien interrumpe el silencio.

-Lo lamento mucho amo.

Otra vez vamos con lo de “Amo” No entiendo su necesidad de llamarme asi. Además si se está disculpando es porque en realidad si sabe algo.

-¿Qué sucede? ¿Por qué te disculpas Bael?

Mira al suelo evitando mi mirada y suelta un largo suspiro al aire.

-Vera, la verdad es que omití un asunto importante. Para serle franco no creí que se convirtiera en un problema tan grande.

-Continua – Le ordeno.

-Algunas de las personas asesinadas pueden regresar a reclamar venganza en los sueños de sus asesinos, en este caso a usted, intentando de esta manera acabar con su vida mediante ellos.

-¿Y esperaste a que casi me mataran en mis sueños para decírmelo? – Pregunto incrédulo.

¿Por qué tardo tanto? Es angustiante no saber la manera en la que piensa este sujeto.

-No me malinterprete por favor, no todos los guardianes son propensos a ello, solo aquellos con mayor conexión espiritual. Nunca se supo de qué tipo de guardián era usted, asi que quería asegurarme antes de sugestionarlo con ideas erróneas, ahora que lo sé, estare más al pendiente de sus sueños. De verdad le ofrezco la más sincera de mis disculpas.

El tono en su voz me hace saber que sus disculpas son realmente sinceras, de verdad está arrepentido, no puedo culparlo ya que tiene razón, de haber sabido esto desde el principio ni siquiera habría sido capaz de dormir, y aún más importante fue el quien me salvo.

-De acuerdo, solo procura decirme las cosas importantes primero en el futuro, eso sería de gran ayuda.

Despues de eso la mañana transcurrió con completa normalidad, aun asi, la culpa me sigue carcomiendo por dentro. No la culpo por querer buscar venganza despues de lo que le hice.

Por la tarde me negué a ir a la escuela, y al día siguiente, y al siguiente tambien. No me siento capaz de poder mirar a los ojos al resto de la gente sin delatar lo mal que me siento. He dejado de comer e incluso hasta de dormir, hago lo posible por mantenerme despierto porque en cuanto cierro mis ojos ella aparece intentando matarme, para despues ser despertado por Bael con movimientos bruscos, a gritos y en los casos más extremos con agua. En algunas y pocas ocasiones soy capaz de despertar por mí mismo, pero aún no logro controlarlo del todo, Bael dice que poco a poco lograre hacerlo eventualmente, aun asi, es muy frustrante.

-¿Esta noche tampoco va a cenar? – Bael dice interrumpiendo mi lectura

-No tengo hambre – Respondo secamente

-Han pasado tres dias Said, no puede continuar de esta manera.

Es la primera vez que escucho a Bael responderme por algo, por lo general suele respetar mis decisiones sin objetar por nada, es algo nuevo pero no me agrada. Prefiero su versión sumisa.

-¿Que importa cuántos dias han pasado? No tengo hambre punto – Le diga ya un tanto irritado.

-No esperare en silencio a ver como se mata de hambre, no sea infantil. Debo insistir, venga ya a cenar – Dice alzando la voz, igual de molesto que yo.

Definitivamente está enojado.

-Si no quiero ¿Qué harás? ¿Piensas obligarme de alguna manera Bael? – Le pregunto desafiante.

-Claro que no, y aun que asi lo quisiera no podría – Su tono de dureza disminuye

-Asi que dentro de ti si lo deseas ¿No es asi? De acuerdo entonces hagamos una cosa – Le digo parándome frente a el – Dejare de portarme de una manera tan “infantil” si tienes las agallas de ayudarme a sentirme mejor.

-¿Qué es lo que necesita para sentirse mejor? Dígame y hare cualquier cosa.

Me dirijo a uno de los cajones de mi buro y saco la navaja que él me regaló. Regreso a su lado, su cara se descompone de inmediato al ver el objeto que tengo en manos, tal vez ya imagina lo que le voy a pedir.

-Bien, si tanto pretendes calmar mi dolor, quiero que tomes esa navaja y me hagas un corte justo aquí – Le digo señalando la marca ya cicatrizada que me había hecho dias antes en la muñeca – Asi es, soy de la clase de persona a la que el dolor le hace sentir mejor, asi que si tanto presumes de querer ayudarme quiero que hagas esto por mí, una vez lo hagas me sentiré mejor para poder comer, e incluso para regresar a la escuela de nuevo.

Su gesto se endurece y niega con la cabeza en repetidas ocasiones. Tal vez esté siendo muy rudo con el pero realmente me estoy divirtiendo con esto. No debería desquitar toda mi frustración de esta manera, pero de verdad quiero dejar de sentir ese dolor que me aqueja en el pecho tan solo por un momento.

-¿Qué pasa? ¿No decías que querías ayudarme? Es la única manera, y si no lo haces tú está bien, entonces lo hare yo mismo, pero de ese modo no esperes que haga lo que tú me pidas.

Camino a grandes pasos hacia el baño decidido de lo que hare, pero a medio camino soy interrumpido por una gran mano que me toma por el hombro.

-No me agrada en lo más mínimo lo que acaba de pedirme. Aunque quisiera ayudarlo me es imposible, ya que los guías no tenemos permitido tocar en lo absoluto a nuestros guardianes. Si esto se llega a saber en los altos mandos seré revocado y severamente castigado – Su voz suena aún más seria de lo que alguna vez lo he escuchado.

-No deberías preocuparte por estupideces como esa, ningún alto mando se encuentra aquí y yo nunca te delatare. Y aun que se enteraran nunca dejare que te separen de mi lado porque eres mi perro y no pienso cederte a nadie más. Dicho esto, ¿Lo harás tu o lo hare yo? – Le pregunto finalmente aun sin voltear a verlo.

Siento como toma mi mano, quitándome la navaja que tengo en ella. Creo que finalmente ha tomado su decisión. Me giro para mirarlo de frente, estirando al mismo tiempo mi brazo a modo de que mi muñeca quede hacia arriba.

Bael abre la navaja dudoso. Toma mí mano, la acerca a sus labios y le da un breve beso a mis cicatrices dejando un rastro de ardor sobre ellas. Enseguida se aleja  poniendo el filo de la navaja sobre mi piel, despues de titubear un poco, cierra los ojos y la encaja ligeramente haciendo un corte. La sangre comienza a brotar.

Ese sentimiento de dolor me hace sentir completamente tranquilo, como si el peso de mis culpas se drenara gota a gota junto con la sangre que cae al suelo, lo encuentro completamente placentero.

-Hazlo otra vez – Le ordeno.

El sigue mi orden repitiendo una vez más el procedimiento anterior, y yo solo me permito gozar el momento. Quiero que lo haga de nuevo pero antes de darle mi petición siento una gota caer sobre   mi piel. Al mirar hacia arriba me encuentro con su rostro lleno de dolor, pero lo que termina por matarme es saber que aquella gota que había sentido antes son sus lágrimas. Está llorando.

Ver su rostro de esta manera provoca que me arrepienta de inmediato por haberlo obligado a hacerlo. A pesar de todo, tampoco puedo negar que realmente fue útil, definitivamente logro calmar mis emociones hasta cierto punto. Aun asi no debí hacerlo, soy un completo idiota.

Le quito la navaja de la mano alejándome a un par de pasos de distancia suyo.

-Está bien es suficiente, yo me hare cargo de limpiar este desastre. Tu espera en el comedor y cenaremos juntos – Le digo con culpa.

Bael asiente y se aleja lentamente del lugar. Me dirijo al baño para limpiar la navaja y las heridas, despues las vendo para que no queden a la vista. Una vez todo está listo salgo para limpiar la sangre del piso, pero para mi sorpresa, se me ha adelantado. Ahora no me queda más que ir a la cocina para comer, debo cumplir con mi palabra.

La cena que preparo es bastante buena, ensalada de verduras con algunos cubos de queso y carne, realmente no identifico de qué tipo de carne se trata pero es realmente rica. Aun asi no soy capaz de mirarlo siquiera para agradecer la comida, solo como en silencio al igual que él, me sigo sintiendo mal por lo que le obligue a hacer, pero tambien de cierta manera me siento satisfecho.

Despues de la cena me pongo a fregar los platos, es lo menos que puedo hacer ya que nunca soy yo quien cocina.

Una vez que termino me dirijo a la habitación, me meto en la cama listo para dormir. Bael entra unos minutos despues, se acuesta a mi lado y se cobija dándome la espalda. Con todo el asunto de que tratan de asesinarme en sueños ya se volvió un hábito el dormir en el mismo lugar para prevenir algún ataque nocturno. Intento dormir, pero demoro más de lo que esperaba, justo ahora me siento como una mierda.

Por la mañana ya estoy mucho mejor, fue una noche tranquila. Esta vez no tuve ningún mal sueño y pude dormir todo lo que me hacía falta. La luz del día ya inunda el interior de la habitación y Bael no está a mi lado, supongo que fue a preparar el desayuno como de costumbre, y ya que soy alguien que cumple lo que dice, debo comenzar a prepararme para ir a la escuela antes de desayunar.

Me doy un baño rápido y me visto para salir con unos jeans marrones y una camisa tinta. Últimamente trato de usar los tonos más oscuros que tengo en el guardarropa en caso de que vuelva a sangrar por alguna marca.

Me lavo los dientes y me peino para estar listo e irme en cuanto termine de comer. Finalizo poniéndome unas botas negras, una vez preparado salgo de la habitación y me encuentro con Bael en la cocina, lo veo llevando los últimos platos a la mesa.

-¿Quieres que te ayude en algo? – Pregunto para romper el hielo.

-Estoy bien, muchas gracias – Me responde secamente.

Esta evadiéndome, es claro que sigue molesto. Despues de unos momentos se frena para mirarme detenidamente.

-Veo que se ha arreglado, ¿Ha decidido ir a la escuela?

-Por supuesto, hice un trato contigo a noche y soy un hombre de palaba, ¿Iras conmigo cierto?

-Claro, cuando terminemos de comer me preparare e iremos juntos – Una leve sonrisa se asoma por la comisura de sus labios.

Menos mal, creí que se comportaría igual de frio por siempre.

-Bien, has eso entonces – Le digo sonriendo ampliamente complacido.

Despues del desayuno y de esperar a Bael por más de cuarenta minutos ya se nos ha hecho tarde, por lo cual me veo obligado a subir nuevamente en esa máquina del demonio a la que llaman motocicleta. Me sorprende lo mucho que tardó en arreglarse ya que en casa suele andar desalineado, pero siendo la escuela va con una imagen impecable, me pregunto si quiere impresionar a alguien de allí.

-Aquí tiene – Dice extendiendo su mano con un casco.

-Vámonos antes de que se haga más tarde.

El trayecto duro solo cinco minutos ya que el hotel queda bastante cerca de la escuela, lo cual es muy conveniente en estas ocasiones. Lo primero que veo al estacionarnos es a John bajando de su carro.

-Hey chicos, ¿Qué ha pasado con ustedes dos? Se ausentaron cuatro dias seguidos a clases, ¿Acaso hicieron algo sin mí? – Dice divertido con un puchero falso en el rostro.

-Hey John, ¿Cómo se te ocurre decir algo asi? Yo estuve fuera por motivos familiares, mi abuelita cayó enferma otra vez, pero afortunadamente se encuentra mejor – Hace una pausa breve – Y Said me venía contando que se encontraba enfermo y por eso no había venido a clases, lo encontré en el camino y decidí darle un aventón.

La manera tan convincente que tiene Bael de mentir es realmente aterradora, yo ni siquiera pude responder su saludo porque me quede en blanco, en cambio el ya creo una cuarta para ambos. Me pregunto si en alguna ocasión me ha mentido tan deliberadamente como lo hace con John.

-Asi que asi son las cosas, me alegra que tu abuelita se encuentre mejor Bael, y tu Said ¿Qué tal sigues?, ¿Te resfriaste o algo parecido? – Pregunta insistente –No me dijiste nada ni respondías mis mensajes.

-Sí, pesque un resfriado la otra noche que salí a caminar, era tarde y olvide abrigarme, ese fue el resultado de mi descuido – Respondo entre titubeos.

Mi manera de mentir a comparación es mediocre y patética, no entiendo como algo asi puede salir de una manera tan natural como la suya.

Sin más, los tres nos dirigimos al aula para iniciar nuestra primera clase que es historia. Tanto John como Bael se sientan a ambos lados de mí, es extraño puesto que John siempre ha aceptado darme mi espacio, cosa que justo ahora no está respetando. De cierta forma es molesto.

Finaliza la primera clase, despues la segunda y la tercera, todo procede de la misma manera, en ninguna de ellas pude prestar la atención debida ya que John y Bael se la pasaban constantemente mirándome y cuchicheando entre ellos, eso fue muy incómodo. No sé ni me importa a que se deba, solo quiero que paren esto ya.

A la cuarta hora suena la campana, es momento de darnos un receso para poder comer, en cuanto eso sucede me paro a toda prisa de mi asiento y me dirijo a la cafetería para perder de vista a ese par que ya me tienen hasta las narices con su actitud de perros guardianes.

-Podrias darme un poco de huevos con tocino y un par de panes por favor, como postre tomare manzanas en rodajas y unas naranjas, para beber agua simple está bien si no es mucha molestia – Le pido a la señorita que atiende los pedidos del comedor de la escuela brindándole una amable sonrisa, yo recibo otra de vuelta.

Voy a entregarle dinero para pagar la cuenta pero Bael empuja mi mano antes de tocar la de ella y le entrega un billete. Confundida, la chica lo toma y le devuelve su cambio.

-Gracia por comprar aquí – Dice la chica sonriéndome a mí directamente ignorando por completo la enojada presencia que se encuentra a mí lado.

-Claro, espero sus productos estén correctamente conservados, o tendremos que optar por comprar en otro lugar – Responde Bael bruscamente antes de que yo pudiera hacerlo.

-Asi es, solo lo mejor – Le responde un tanto cohibida.

Despues de esa incomoda escena nos vamos de ahí, dirigiéndonos a una de las mesas que estan fuera, prefiero que sea asi para fumar libremente.

-¿Qué diablos fue eso? Has incomodado a la señorita, ella solo estaba siendo amable – Le reprendo por su actitud tan grosera.

-Eso no es amabilidad Said, a eso se le llama coqueteo.

-Y si asi fuera ¿Qué? No es como que yo quiera algo con ella. Es algo que a ti no debería de importarte tampoco – Le digo molesto

Si ella quiere o no coquetear conmigo es mi asunto, a fin de cuentas es mi decisión hacerle caso o no.

-Tiene razón, no debí entrometerme, me disculpo – Responde suavemente con tristeza.

Con un demonio, no es para tanto. No dije nada malo en ningún momento, solo que no fue correcta su manera de hablarle a la chica, ¿Por qué de repente se comporta de ese modo? Ni siquiera fue un regaño solo fue una observación.

Veo a John a la distancia caminando alegremente como ya es su costumbre. Siempre lleva consigo buenas vibras y alegría, tanto, que pone de buen humor a todo aquel que se cruza en su camino, en cambio a mí nunca me ha gustado. Lleva consigo un par de vasos en las manos, al llegar a nuestro lado pone ambos frente a mí.

-Aquí tienes, un jugo grande de naranja con zanahoria para que termines de recuperarte del resfriado – Dice señalando uno de los vasos – Y un jugo grande de betabel para que recuperes fuerzas – dice señalando el otro.

-Es demasiado jugo para mí, ¿Por qué no tomas un poco Bael? – Pregunto esperanzado a no tener que beberlo todo yo solo.

-No, Bael no puede beber esos jugos porque los traje especialmente para ti, no seas malo.

-Si quisiera jugo, lo habría comprado por mí mismo, a decir verdad jamás bebería algo que venga de él, sería peligroso Said – Dice mirando directamente a John como si de una competencia se tratara.

-Es suficiente, ¿Que sucede con ustedes dos? Antes se llevaban muy bien ¿Por qué de repente ese cambio de actitud? – Les pregunto irritado.

-No te enojes, es un asunto entre él y yo, nada del otro mundo, solo nosotros entendemos el motivo – Dice John mirando fijamente a Bael a los ojos.

-No me metas en esto, yo no tengo nada que ver con tus niñerías – Dice Bael cortándole la conversación.

-Está bien, no me importa, solo manténganme fuera. Mátense entre ustedes si asi lo desean, pero que sea lejos de mi vista.

Una vez habiendo dicho eso, me levanto de la mesa sin más dejándolos ahí solos junto con la comida que pago Bael y los jugos que me dio John, no me interesa que juego estúpido se traigan entre manos esos dos, solo estoy seguro de que no quiero ser parte de ello.

Casi ha terminado la hora que tenemos para comer y aún no he podido fumar ni siquiera un cigarrillo, en vista de la situación tendré que salir hasta el jardín de la entrada para poder hacerlo tranquilo.

A lo lejos, miro un lugar con buena sombra debajo de un árbol, sin nadie alrededor, el lugar perfecto para tener un poco de paz en este momento. El estar en la escuela se ha vuelto realmente caótico a como suele serlo normalmente, antes bastaba con solo una mirada para repeler a la gente y ahora tengo a un par de idiotas tras de mi todo el día.

Dejando mis pensamientos divagar un rato observo como el humo se eleva y dispersa desvaneciéndose en el aire, disfruto el momento un poco antes de volver al caos que me rodea.

Toda tranquilidad siempre llega a su fin, y la mía se esfumo por completo cuando sentí un dolor inmenso en mi brazo derecho haciéndome caer de lleno contra el césped. Curiosamente, el dolor cesa por completo despues de un par de minutos.

La manga de mi camisa esta algo húmeda, pasó mis dedos por encima y mi mano se tiñe de rojo, eso es sangre. Me dirijo rápidamente a los baños de hombres y me encierro  en uno de los cubículos para quitarme la camisa, veo mi brazo lleno de sangre con una herida profunda similar a la que tenía en el pecho, la limpio con papel higiénico pero esta no para de sangrar, lo cual me indica que un nuevo trabajo me ha sido otorgado. Busco mi celular para llamar a Bael, despues de un par de segundos responde a mí llamada.

-Donde estas Said? Te he estado buscando por todas partes – Dice completamente exaltado.

-Estoy en el primer cubículo del baño – Le respondo para despues colgar el teléfono.

Casi de inmediato alguien toca a la puerta. La abro jalándolo hacia adentro, su brazo esta de la misma manera que el mío.

-Una nueva orden, ¿Que desea hacer? No he traído nada conmigo para cubrir las heridas y si no lo hacemos no dejaran de sangrar.

El tono en la voz de Bael es realmente preocupante y sinceramente, yo tambien lo estoy. Si esto sigue sangrando será evidente para las demás personas, creo que debemos terminar con esto antes de que empeore.

-¿Tienes tu navaja contigo? – Pregunto esperanzado.

-Por supuesto, nunca salgo sin ella por situaciones como esta, debería de empezar a hacerlo usted tambien.

-Préstamela y hagámoslo de una maldita vez, antes de que noten nuestra ausencia

Bael me entrega su navaja poniendo su brazo junto al mío. Limpio con papel higiénico ambas heridas, en cuanto veo el orden hago un corte rápidamente en las marcas comenzando por la de Bael y siguiendo con la mía.

Antes de darme cuenta, nos encontramos dentro de una habitación.

Miro mi brazo para leer el nombre “Cristopher Michaels” dice en él, esta vez se trata de un hombre por lo que veo, y estar dentro de esta casa me hace suponer que vive aquí, o que al menos se encuentra en ella. Es algo afortunado ya que esta vez no será difícil encontrarlo.

Me asomo por la ventana haciendo a un lado la cortina, aquí es de noche. ¡Sorprendente! Antes de venir aquí no pasaban de las dos de la tarde.

Se oyen pasos que vienen hacia aca, pero antes de que abran la puerta soy arrastrado por Bael hasta un armario. Él está detrás de mí, ambos contemplamos lo que sucede fuera gracias a unos espacios entre las maderas que nos brinda un buen campo de visión. Vemos como un hombre se dispone a arropar a su hijo alistándolo para dormir, ambas auras azul y roja estan presentes fundiéndose entre ellas.

Comienzo a cuestionarme cómo voy a matar a ese sujeto estando su hijo presente en casa. Supongo que el pobre niño será el primero en encontrar su cadáver, me hace sentir terrible al imaginarlo, ese será un gran trauma que le dejara huella.

Despues de escuchar un par de canciones de cuna, el hombre le da un beso final de buenas noches a su hijo, y se levanta de la cama alejándose un poco para pagar la luz principal. Es ahí cuando veo la realidad de las cosas.

Ambas auras se separan dejando ver claramente que el aura azul es del sujeto mayor, mientras que el aura roja proviene de aquel niño pequeño. Sin demora, todo tipo de pensamientos invaden mí mente. Esto es peor de lo que imaginaba, ¿Cómo diablos voy a matar a un niño?

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