Capítulo IX

El tiempo transcurre con normalidad, los días se convierten en semanas y estos en meses. La extraña relación que comenzó como un juego estúpido se ha ido profundizando cada vez un poco más. Para ser sincero, ni siquiera tengo idea de cómo llamarle a esto pero no me desagrada en lo absoluto.

En el hotel, o como hemos comenzado a llamarle “Casa”, una vez se cierra la entrada principal y el resto es historia, el ambiente se llena de besos, caricias y muestras de afecto entre nosotros. El sexo es cada vez es mejor y duele menos, nos dimos a la tarea de investigar sobre el tema a fondo y procuramos ser más cuidadosos, la primera vez fue un completo desastre para un par de inexpertos como nosotros, es casi como si fuéramos amantes pero sin un título establecido de por medio. Aun me trata como su amo pero todo cambió drásticamente.

Aun así no todo es miel sobre hojuelas como quisiera. Hay algunos desacuerdos en la intimidad que nos cuesta superar, a Bael le gusta el sexo romántico y tranquilo, mientras que a mí me gusta el sexo sádico y rudo, dice que no le gusta “lastimarme” en lo más mínimo, pero he comprobado que sin dolor no puedo llegar a un clímax satisfactorio lo que lo hace complicado para ambos. En su mayoría de las veces termina dándose por vencido y haciendo lo que le pido pero eso no le causa ninguna gracia.

Cuando terminamos de tener la clase de sexo que a mi me gusta él simplemente prefiere dejarme a solas e irse a esconder en el baño, es como un niño pequeño, aun así estoy seguro de que algún día se acostumbrara.

Nuestros días se han mantenido bastante ocupados. Desde la última vez que nos ausentamos del colegio nos pusieron un ultimátum y nos obligaron a comprometernos a no faltar de nuevo, así estas faltas estuvieran justificadas ya eran demasiado, y lo entiendo. Después de todo yo era el más aplicado a nivel general en la escuela, y desde que toda la locura de “El guardia y su guía” comenzó, mis calificaciones solo fueron en picada. Decidimos esforzarnos por no volver a faltar a clases y hasta ahora nuestro historial de asistencias se ha mantenido invicto, lo único que ha cambiado es John, que por algún motivo desde que regresamos no me dirige siquiera la palabra.

Por otro lado, las tareas de asesinato han ido cada vez más en aumento. Lo que antes me parecía atroz y me tomaba semanas enteras procesar se ha vuelto mi día a día, prácticamente ya me es tan natural como respirar, después de que mate a ese pequeño el resto se ha vuelto sencillo. Por supuesto que no pude llegar hasta donde estoy yo solo, Bael siempre ha estado apoyándome en cada paso que doy.

Me ayuda a estudiar a diario aunque realmente no lo necesite, mis conocimientos académicos son claramente superiores a los de él, aun así se empeña todos los días en brindarme su apoyo. Con los asesinatos es igual, siempre escucha atentamente lo que le pido y obedece sin replica alguna y una vez todo termina esfuma cada pensamiento negativo mientras me sostiene en sus brazos, es como si fuera una cura instantánea para mi dolor y sufrimiento.

Sin siquiera darme cuenta el tan esperado día llegó, es sábado. Sinceramente había olvidado por completo todo el asunto de la fiesta en casa de mi familia,  de no ser porque mi celular me envió una notificación como recordatorio de felicitación por mi cumpleaños lo hubiera dejado pasar.

Así es, para mi mala fortuna cumplo años el mismo día que la persona cuyo título de padre nunca ejerció como era debido. Después de tanto tiempo ahora que tengo las cosas claras todo tomó forma y ya no le guardo tanto rencor como al comienzo, ahora entiendo que debió ser difícil aceptar y criar a un niño que ni siquiera llevaba su sangre.

Ahora que lo pienso, nunca he festejado algún cumpleaños como es debido desde que tengo memoria. Si, había una fiesta enorme siempre en esa fecha, pero nunca conmigo como el protagonista, si no papá. Mamá y Will tenían la curiosa tradición de entrar a mi cuarto por la mañana cantando “Feliz cumpleaños” En voz baja para que papá no se diera cuenta y nos regañara, después cada uno me daba algún obsequio, Will por lo general me regalaba ropa, mientras que mamá algún cheque o tarjeta de crédito para que comprara lo que quisiera, y todo ese dinero que me ha dado año tras año aún sigue ahorrado en una cuenta bancaria a mi nombre, de no ser así, estaría viviendo en la calle justo ahora.

Intento dispersar esos amargos pensamientos de mi cabeza. Debo alistarme rápido, he prometido llegar antes para ayudar a mi madre con los preparativos, siempre se presiona de más cuando hay esta clase de eventos.

Llevo unos veinte minutos aproximadamente parado frente al armario, me siento como un imbécil por dudar tanto ante mi elección de ropa. No estoy buscando impresionar a nadie claro está, pero tengo la sensación de que iré a visitar a gente extraña con la que debería quedar bien de alguna manera.

¿A quién engaño? Solo quiero restregarles en la cara que aun sin ellos puedo mantenerme bien, y sobre todo, que se enfoquen en mí y no en intimidar a mi acompañante.

Mi hermano me ha dicho que supuestamente el festejo sería algo pequeño, por supuesto, conozco los antecedentes y gustos de mi madre, sé que ella no conoce en lo más mínimo esa palabra.

Término optando por usar un traje formal, algo sencillo pero lo suficientemente llamativo para hacerme notar: Una camisa lisa de color blanco, un chaleco gris sobre esta para hacer un contraste de color, y un saco tinto a juego con el pantalón.  Rebusco entre las pocas corbatas que tengo,  después de una batalla de decisiones interna sobre si usar corbata o moño al final elijo la corbata, es negra y bastante sencilla, tampoco quiero exagerar. Para finalizar, me calzo unos mocasines con efecto mármol tinto de charol.

No suelo utilizarlos mucho pero dadas las circunstancias es perfecto para la ocasión, además que me favorece al tapar por completo las cicatrices en mi cuerpo que cada día van en aumento. También sé que a mamá le gustara verme así.

Peino mi cabello hacia atrás con bastante cera y me sorprende lo pulcro que me veo frente al espejo. Realmente nunca en mi vida me había arreglado de esta manera, ahora pienso que no está  mal probar algo nuevo de vez en cuando.

Dejando la modestia de lado, me veo bastante bien.

Bael lleva horas encerrado en el baño, me dijo que se arreglaría ahí pero a pesar de que comenzó a arreglarse antes que yo aún no ha salido para nada. Creo que tendré que ir a buscarlo.

-¿Estás listo? Si no te apresuras llegaremos tarde – Pregunto tocando la puerta repetidas veces.

-No tardo mucho, ¿Puedes esperarme en la sala un momento? Ahora voy.

Tal vez será mejor no presionarlo, puede que esté tan nervioso como yo por todo esto. Me siento para esperar pacientemente en uno de los sofás mientras miro un momento la televisión en lo que sale.

-Estoy listo – Dice detrás de mí.

¡Por fin!                                                                                                                       

Apago la televisión y me levanto rápidamente para así poder marcharnos antes de que cambie de opinión y vuelva a encerrarse, pero quedó perplejo ante la imagen que tengo frente a mis ojos.

Bael está guapísimo con un esmoquin de color negro, en lugar de corbata está utilizando un moño y eso le da un toque elegante. Todo aquello junto a sus tan atractivos rasgos faciales y corporales, lo hacen lucir más que increíble, parece una estrella de cine.

-Wow… Bael, te ves muy bien – Mis palabras no pueden hacer justicia a tanta belleza.

-Tú también me sorprendiste, nunca te había visto así. ¿Por qué nadie me ha informado que íbamos rumbo a nuestra boda? De haberlo sabido me hubiese arreglado mejor.

Sus palabras me causan gracia aunque a decir verdad suena bastante lindas. Por un segundo pude imaginarme un escenario así, Bael parado a mi lado frente a un abogado firmando los papeles de matrimonio sonriéndome dulcemente como siempre lo hace.

Un para siempre.

 La emoción toma posesión de mis movimientos haciéndome acercarme a él para plantarle un enorme beso en sus labios, al cual él responde gustoso.

A cada segundo el beso se intensifica hasta que decido ser yo el que toma la iniciativa de separarse, si no lo hago ahora ninguno de los dos podrá detenerse después. Solo recibo un puchero como respuesta a lo que hice.

-Vale, vámonos ahora mismo o soy capaz de encerrarte en la habitación y cogerte solo con la parte de arriba del traje puesta – Dice con una expresión traviesa en el rostro.

-Corramos que es tarde.

Debo evitar las tentaciones por ahora, aunque la verdad sea que quiero hacerlo tanto como él.

Por fin hemos llegado, el camino fue tranquilo aunque lleno de tensión sexual por doquier.

Apenas nos paramos frente a la entrada que está en el jardín y ya estoy sintiendo escalofríos. Me da un poco de miedo avanzar, esta casa tiene recuerdos agridulces para mí. Bael, como si leyera mis pensamientos a través de mi rostro, me toma de la mano tratando de darme valor.

En ese momento a lo lejos veo que Will se acerca a nosotros, en cuanto ve mi rostro yo instintivamente suelto la mano de Bael rápidamente. Sería algo malo que nos encontrara en esta situación, no quiero que nadie, en especial mi familia, se entere de todo esto.

Abro la puerta con decisión y en cuanto entramos mi hermano se abalanza lanzándose directo a mi cuello en un abrazo lleno de cariño. Le devuelvo gustosamente el abrazo y decidimos quedarnos así por un rato, hasta que Will es consciente de que alguien nos observa a nuestro lado. Una mirada tan amenazante que hasta a mí me intimida.

-¿Qué ha pasado contigo hermano? Te ves tan distinto, pero te veo bastante bien. Me alegra que hayas podido tomarte el tiempo de venir. Por un segundo lo estaba dudando. Y, ¿No presentas a tu amigo? – Dice mirando directamente a Bael.

Después de escuchar pronunciar la palabra “Hermano” Pude ver como su rostro se relajo en cuestión de segundos, ¿Sera que estaba celoso?          

-Claro, lo siento mucho, la emoción me distrajo por un segundo. Él es mi amigo Bael – Digo señalándolo con la mano – Y Bael, este es mi hermano menor Will – Repito la misma acción a la inversa.

-¿Dijiste menor? Podría jurar que es mayor que tú – Dice entre risas

-¿Verdad que si? Yo se lo digo todo el tiempo pero él siempre termina molesto – Responde Will en un intento por socializar.

-Vayamos dentro para que pueda ver a mamá. Después de eso pueden seguir burlándose de mí si quieren – Digo irónico.

No esperaba que esos dos se llevaran tan bien de inmediato, aunque claro, ambos tienen talento para encajar rápidamente. No se si me siento alegre o irritado justo ahora por la manera en que se acoplaron tan rápido.

Nos encaminamos a la entrada principal de la casa, las puertas están abiertas de par en par y mama de pie frente a ellas.

Su cara se ilumina en cuanto ve mi rostro y para ser sincero estoy igual de emocionado que ella. Corre a mi encuentro y me abraza repartiendo besos por toda mi cara. En su mirada se ven las lágrimas que quieren salir.

-Mamá, por favor te suplico que no llores, no me gusta verte hacerlo y si lo haces también me harás llorar a mí.

-Está bien hijo. Es solo que te he extrañado demasiado. Estas semanas sin verte me han sido eternas – La voz de mamá está temblorosa por las emociones que intenta contener -¿Sabes que te amo, no es cierto? De verdad lamento no haberte dicho la verdad desde un principio, o al menos cuando ya tenías edad para comprender las cosas.

En este punto mamá está completamente quebrada, apenas mencionar esas palabras comienza a llorar sin parar. Para ser honesto me siento igual, tengo unas ganas incontrolables de llorar pero no puedo permitirme el lujo de hacerlo, al menos no aquí, no ahora.

-Después de pasar este tiempo lejos de casa he logrado comprender por qué lo hiciste de esa manera – Le doy un beso en la frente – Y créeme cuando te digo que ese ni ningún otro motivo cambiaran el hecho de que eres mi verdadera madre.

Ella continúa llorando, incluso más que antes. La tomo de la mano y la arrastro hacia adentro de la casa para tratar de calmarla.

A pesar de saber que no soy su verdadero hijo, o que al menos no nací de su vientre, nunca he tenido curiosidad por conocer sus motivos ni mi verdadero origen. Después de todo lo que he estado viviendo, definitivamente no quiero averiguarlo.

Hablamos por un largo rato, en su mayor parte cosas sin sentido, que si la vecina esto, que si Will aquello. En fin. Una vez todo se vuelve tranquilo me percato de la ausencia de Bael en el lugar. Me sorprende, yo que pensaba que estaría tras de mí todo el tiempo.

Me dispongo a buscarlo por las áreas comunes y me doy cuenta de que no está por ningún lado. Estoy tentado a llamarlo o enviarle un mensaje pero eso me haría ver demasiado exagerado, más aun sabiendo que es en mi propia casa donde se encuentra.

Después de unos minutos de haber desaparecido excusandome con el pretexto de que busco a Will y no a Bael, me encuentro con ambos sentados en una de las bancas del jardín, charlando como sin nada. Al principio me sorprendió verlos tan animados conversando, pero toda alegría cambia en segundos a furia cuando veo como Will se acerca demasiado a Bael, susurrando algo en su oído. ¿Por qué diablos tiene que acercarse tanto si se supone que están a solas? Y ese idiota parece estarlo disfrutando.

Sin demora me acerco a ellos, quienes al verme, de inmediato toman distancia. Demasiado sospechoso como para ser una coincidencia.

-Hermano, creí que tardarías un rato con mamá así que me robe a tu amigo para dar una vuelta en lo que te desocupabas.

-No hay problema Will. De hecho los ví muy entretenidos, ¿Interrumpí algo? Si es así puedo marcharme y dejarlos solos – El maldito enojo en mi tono de voz es evidente.

-Está bien. De hecho ya íbamos a regresar para corroborar si necesitaban ayuda tú y tu madre – Dice Bael en tono sumiso.

-De acuerdo chicos, regresemos juntos antes de que se haga más tarde y comiencen a llegar los invitados – Dice Will abrazándonos por los hombros cada uno a su lado quedándose él en el centro.

La tarde se convirtió en noche eventualmente. Como lo había imaginado, mi madre había hecho de “una pequeña fiesta” la fiesta del siglo, con demasiados invitados y extravagancias. Vi a mi padre un par de veces, pero como era de esperarse me evito a toda costa y preferí no insistir. Si asistí el día de hoy a la fiesta no fue por él exactamente.

Mi madre toda el tiempo se la ha pasado rodeada de personas lo cual ha hecho imposible la comunicación con ella. En lo que a mi hermano y Bael respecta, se la han pasado pegados como chinches durante todo el día, charlando y riendo. Eso no me gusta nada, pero tampoco puedo objetar deliberadamente. Cuando regresemos al hotel tendré una larga charla con él.

Estoy engentado, y más que aburrido me siento estresado. Quiero largarme en este momento de aquí, pero eso significaría hacer que mamá se sienta mal y arruinarle la noche a Will que se mira tan cómodo y entretenido con su acompañante.

-Hola, ¿Qué tal, puedo sentarme?

Estaba tan inmerso en mis propios pensamientos que ni siquiera note cuando ese chico se acercó a mí. Me detengo un segundo a mirarlo antes de responder y veo que tiene una muy buena finta.

Es alto, fornido de tez morena, sin mencionar sus ojos de color miel que hacen resaltar sus finas facciones combinando perfectamente con su cabello café claro un tanto largo y desordenado.

Una sonrisa descarada se deja ver en su rostro con esos lindos labios carnosos, rosados y tentadores, lo cual provoca que suelte un largo suspiro ante su reacción.

-Adelante, puedes tomar asiento – Le digo seductoramente señalando el lugar vacío a mi lado.

No sé en qué momento me volví tan sinvergüenza, más aun siendo él un hombre. Quizás mis encuentros con Bael sacaron a relucir mi verdadera naturaleza.

El chico toma asiento cómodamente posicionándose muy pero muy cerca de mí, es un poco incomodo pero aun así le dedico una amplia sonrisa de comercial.

-¿Vienes solo o acompañado? – Pregunta directamente.

-Digamos que vengo con un amigo.

-¿Y por qué ese “amigo” deja solo a alguien tan encantador como tú?

Es la primera vez que un hombre intenta ligar conmigo de esa manera. Me pone un poco nervioso, pero también lo encuentro peligrosamente emocionante. No tengo nada que perder, después de todo él tiene razón. Bael me ha abandonado por irse a coquetearle a mi hermano, ¿Por qué no podría yo disfrutar de igual manera?

-Porque es únicamente mi acompañante y se ha ido a divertir a otro lado.

-Si ese es el caso, ¿Qué tal si nos divertimos nosotros también? No podemos quedarnos atrás en la diversión ¿No te parece? – Dice colocando su mano en una de mis piernas haciendo pequeños circuitos con su dedo en ella.

-Said, ¿Podemos hablar en privado?

Bael llega por detrás inesperadamente. Me jala del brazo levantándome bruscamente de mi asiento, en sus ojos se ven llamas de furia, es la primera vez que lo veo con esa expresión.

-Así que tu nombre es Said, es un nombre muy lindo y único, al igual que su portador – Dice el chico cuyo nombre desconozco levantándose y poniéndose frente a Bael en forma de reto.

-¿Y a ti porque de repente te interesa su nombre? – Arroja Bael de manera intimidante.

-Supongo que tú eres su “amigo” – Le responde haciendo énfasis en esa palabra – Entonces como “su amigo”, no deberías estar interrumpiendo conversaciones ajenas. Según estoy enterado, te estabas divirtiendo sin él hace un rato y Said tiene el mismo derecho que tú….

-Me llamo Bael, y claro que está en todo su derecho de hacerlo, pero es mejor que elija bien a su compañía para “divertirse” – Ahora el quien hace énfasis en esa palabra.

-Dejemos que él decida entonces.

Ambos me miran fijamente poniéndome en una posición muy incómoda. Por un lado, quiero que Bael se muera de la ira al saber que no es el único que puede jugar sucio en la relación, pero por el otro lado tiene razón. No conozco a este chico de nada y ni siquiera sé su nombre, sería peligroso hacer las cosas por impulso como últimamente he estado haciendo.

-Tengo que regresar a casa, pero podría darte mi número si lo deseas.

Río internamente sabiendo que así mataré dos pájaros de un tiro, le daré a Bael lo que quiere, pero tampoco lo dejaré ir victorioso.

La sonrisa del chico es de oreja a oreja, le ha gustado mi respuesta. Me da su celular y yo comienzo a teclear mi número telefónico, una vez término se lo devuelvo. Él marca inmediatamente cerciorándose de que no le di el número equivocado y sonríe aún más al escuchar mi teléfono sonar.

-Muy bien Said, ha sido un placer conocerte. Espero estar en contacto y vernos de nuevo pronto, esta vez sin “amigos” de por medio – Dice eso último mirando directamente a Bael – Por cierto, mi nombre es Leonardo, pero puedes registrar mi número como Leo o mi amor, como mejor te parezca.

Yo sonrió ante su broma y me despido con la mano a distancia solamente. Después de eso me guiña un ojo, y lo veo marcharse hasta desaparecer entre la multitud. Al girarme nuevamente me encuentro con un Bael furioso fulminándome con la mirada.

-¿Qué sucede? No entiendo por qué tenías que hacer esa escena – Le digo receloso.

-¿Y todavía lo preguntas? – Dice alzando la voz – ¿Dime por quien rayos me tomas?

-Baja la puta voz y vallamos a otro lado si tanta urgencia tienes de hablar. No hagas otro show barato frente a todos otra vez – Le respondo lo más calmado y cortante que puedo.

Camino de prisa en dirección hacia mi habitación, sin importarme el saber si me sigue o no. De todas formas solo quiero estar apartado del bullicio de la gente y un poco de paz.

Una vez dentro, me apresuro a llegar a la cama para tirarme en ella, extrañaba esa sensación de familiaridad al contacto con mi colchón. Siento de inmediato como mi cuerpo se destensa al estar en silencio. Unos segundos después Bael entra también, y se para a un lado de la cama observándome en silencio con la rabia aun instalada en sus ojos.

-¿Pretendes que hablemos o solamente viniste hasta aquí para mirarme en silencio?

Mi voz no puede sonar más arrogante y eso no le gusta en lo absoluto, solo se ensombrece más ante mi actitud.

-¿Qué somos? – Pregunta por fin rompiendo el silencio.

-¿No es evidente? – Digo sonriendo soberbiamente – Nuestra relación es amo esclavo. No más.

Su rostro esta vez denota sorpresa y después tristeza. No sé qué respuesta esperaba recibir. Es tan molesto que se ponga a actuar de esa manera aun después de que me dejo todo el día solo para irse a coquetear con mi hermano y ahora ¿Yo soy el malo?

-Sabes, no esperaba que pensaras solo eso de mi después de todo lo que hemos pasado juntos –Hace una pausa – Pero lo aceptaré si eso implica poder seguir a tu lado. Puedes tratarme como un juguete si así lo deseas, pero por favor…. Asegúrate de serme claro cuando supongas que estoy desgastado y es momento de desecharme, no solo me cambies por uno nuevo frente a mí sin decir nada. Eso me haría las cosas un poco menos complicadas de asimilar. Lamento si he olvidado por un segundo cuál es mi lugar.

Sus palabras han logrado ofenderme por completo.

Después de decir eso, se da la vuelta saliendo de la habitación. Instintivamente voy corriendo detrás de él. ¿En qué momento se complicaron tanto las cosas? ¡Carajo! No sé quién es el más idiota, él por siempre malinterpretar todo, o yo que sigo cayendo en sus trucos de manipulación.

Logro alcanzarlo a media escalera, es bastante rápido. Una vez llego hasta él, lo tomo por el brazo evitando que avance más. En este punto, únicamente hay una cosa que podría impedir que se marche de esta manera.

Me cuelgo con ambos brazos de su cuello y lo beso ávidamente con desesperación, mostrando en un solo beso lo mucho que me hizo falta durante el día. Él no se queda de brazos cruzados y reacciona rápidamente tomándome por las piernas cargándome en un único movimiento. Enrosco mis piernas envolviéndolas en  su cintura, moviendo mis caderas con deseo presionándolas contra su miembro ya crecido. Esto está mal, lo sé, pero la fiesta es abajo y mientras los invitados sigan aquí nadie debería subir.

O eso es lo que pensaba.

-¿Qué carajos creen que están haciendo ustedes dos?

Esa voz sin necesidad de tener que voltear logro reconocerla. Mi cuerpo se congela por el miedo y mi cabeza se queda completamente en blanco.

Por algún jodido motivo papá se encontraba en el piso de arriba y eso no significaba nada bueno. Menos el hecho de que me haya encontrado en esta posición tan incómoda.

Cuando por fin pensaba que lo peor había pasado, todo por una maldita mala broma del destino se va a la mierda otra vez. De entre todas las malditas personas que se encuentran en esta casa, ¿Por qué mierda tenía que ser precisamente él?

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play