Capítulo VII

-¡Para ya! – Termino por gritar sin siquiera notarlo.

Bael al escuchar mis palabras frena inmediatamente dedicándome una mirada de completa confusión y angustia. Quizás piensa que me ha lastimado.

Y francamente hubiese preferido que fuera de esa manera y no encontrarme en la patética situación que me encuentro ahora.

-¿Estas bien?

¡Mierda! Estoy entrando en pánico. ¿Cómo diablos se supone que debo justificar esto si él llega a darse cuenta? Es completamente ridículo, incluso para mí.

-Puedes dejarlo ya, fue suficiente castigo para ti por hoy – Cada una de mi palabras salen entre balbuceos haciéndome sonar como un completo idiota.

-De acuerdo, traeré una toalla para que puedas limpiarte la sangre.

-No es necesario – Le corto de inmediato – Iré a darme otra ducha de todas formas, así que por favor solo sal de aquí.

Estira su brazo para poner la navaja de vuelta sobre la cama pero para mi maldita mala suerte, accidentalmente alcanza a rozar ligeramente mi entrepierna dejándome al descubierto, haciéndole saber exactamente qué es lo que pasa con mi cuerpo.

Debí imaginar que algo así pasaría.

Se congela estando aun entre mis piernas, completamente inmóvil mirándome con un rostro de asombro que es difícil ocultar.

Muchas veces había escuchado decir a le gente “Trágame tierra” Cosa que imaginaba era una completa exageración, pero ahora comprendo a lo que se referían al sentir con todas mis fuerzas lo que es querer que la tierra te trague, desaparecer de un lugar sin dejar rastro alguna y que nadie más sepa de tu existencia.

Me siento perdido, no encuentro salida ni una manera de poder explicar de manera coherente lo que me pasa, Bael también debe de pensar que soy un idiota o simplemente un mocoso pervertido e inmaduro. Su mirada en ningún momento se aparta de la mía y mi cara está ardiendo por lo rojo que debo estar, estoy seguro que de alguna manera esta disfrutando del espectáculo que estoy brindando y quizás hasta este muriéndose de la risa por dentro.

En un patético intento por evadir su mirada hago lo primero que se me viene a la cabeza, y a decir verdad, lo único que puedo hacer dadas las circunstancias. Con un ágil movimiento me doy la vuelta tumbándome sobre la cama boca abajo. Solo espero que esta sea indirecta suficiente para que comprenda que quiero que salga de aquí y me deje solo a mí y a la poca dignidad que creo aun me queda.

-Said, ¿Te encuentras bien? – Pregunta poniendo su mano sobre mi  espalda a manera de apoyo.

La temperatura en ella es bastante fría, su roce contra mi piel desnuda me estremece dejando una especie de electricidad expandiéndose a lo largo de mi cuerpo.

¿Qué diablos me pasa?

-Estoy bien, ahora déjame solo por favor.

Bael hace caso omiso a mis palabras demostrándome que son completamente inútiles, no se irá. Pareciera que en vez de pedirle que se marche le estuviera suplicando por quedarse, simplemente se queda quieto sin decir una palabra y puedo sentir como la temperatura en de su palma va aumentando cada vez, lo que antes era electricidad ahora se está convirtiendo en fuego puro.

Los minutos se vuelven largos dejando que el silencio sea quien reine en la habitación, solo el sonido de nuestras respiraciones se escuchan de fondo.

De la nada, con un inesperado y ágil movimiento me da la vuelta poniéndome hacia arriba, lo hace de una manera tan fácil que pareciera que no peso nada en lo absoluto. Se pone encima de mí evitando que vulva a voltearme, quedando de frente cara a cara a solo unos escasos centímetros de distancia. Nunca me había sentido tan indefenso como ahora.

Volteo hacia un costado evitando mirarlo fijamente, justo ahora la vergüenza no me lo permite. Bael al darse cuenta de lo que hago, con una de sus manos toma mi rostro con algo de fuerza obligándome a verlo fijamente otra vez.

-Said escucha, no deberías de avergonzarte de las reacciones naturales del cuerpo humano.

-¿Dime que parte de esto te parece natural? – Digo en voz queda.

-Es más natural de lo que te imaginas. Si no me crees, puedes comprobarlo por ti mismo.

En ese momento presiona su cuerpo contra mí, dejándome sentir un bulto duro chocando en mi pierna, haciéndome saber que, para mí sorpresa, se encuentra en el mismo estado que yo.

-Entonces si lo que te pasa no es normal supongo que ninguno de los dos lo somos – Dice embozando una pequeña sonrisa casi imperceptible.

El descaro que se asoma en su mirada me provoca, no puedo describir lo que siento en este momento, es un mar de sensaciones nuevas para mí.

No sé mucho acerca del sexo, quizás para todos es normal que un hombre a esta edad sea en lo único que piensa, pero realmente esa nunca fue una prioridad para mí. He  tenido algunas novias en el pasado, pero ninguna ha sido algo formal, o al menos no han durado lo suficiente en una relación conmigo como para llegar a ese nivel. Claro que muchas veces no era necesario, ellas por si solas se insinuaban deliberadamente tirando indirectas e incluso comportándose de manera perversa, algo que siempre repudie. Nunca me ha gustado lo fácil.

Jamás he ido más allá de unos cuantos besos intensos o caricias ligeras, si querían ir más lejos simplemente las frenaba en seco. Mi interés en esos temas siempre ha sido superficial, incluso el porno me parece algo aburrido de ver, tan repetitivo y predecible que no puedo imaginar a quien se le pararía mirando eso. A pesar de la insistencia de John por querer prestarme algunos de sus “Discos de colección” como él les llama, mi respuesta siempre fue la misma “No”.

Aun así, si de algo estoy completamente seguro es que nunca antes me había llamado la atención un hombre, y mucho menos había tenido una erección provocada por uno, es por eso que no entiendo por qué se siente jodidamente bien lo que Bael está haciendo justo ahora.

-Quítate de encima ¿Cómo es que tú también estas duro?

-Después de ver una reacción tan adorable de tu parte ¿Cómo esperabas que estuviera? – Amplía su sonrisa un poco más.

-A caso… ¿Tú eres gay? – ¡Mierda! Pensé en voz alta.

-No lo soy. Al igual que imagino que tampoco tú lo eres.

Se me salieron solas las palabras, me excedí esta vez, sin mencionar que en primer lugar fui yo el que termino primero en este estado.

El calor aumenta a cada segundo y mi respiración comienza a agitarse como si hubiese corrido una maratón. El corazón me late completamente desbocado y mi cordura pugna por desaparecer. Las cosas se están saliendo de control, debemos frenar esto antes de hacer algo de lo que nos arrepentiremos después

Debo pensar con algo de lógica. Tal vez estoy de esta manera porque no me he liberado correctamente en mucho tiempo. Entre los problemas familiares que he tenido, la escuela y ahora sumándole que debo matar gente no he tenido tiempo ni siquiera para respirar, mucho menos lo tengo para masturbarme.

¡Con un demonio! Ni siquiera puedo dormir solo.

Hasta ahora no me había plateado que esa podría ser la razón por la cual ahora todo quiere salir. ¡Esta debe ser la respuesta claro que sí! Me repito lo mismo una y otra vez en mi mente intentando auto convencerme.

La mirada de Bael es divertida y expectante a la vez. Seguramente está esperando a que haga algún movimiento en falso para aprovecharse de ello

¡Que ni lo sueñe! Yo comencé esto y ahora debo terminarlo.

-Muévete, me estoy sintiendo incomodo– Le pido amablemente mirando en otra dirección.

-¿Estás seguro de que es eso lo que quieres? – Dice oprimiéndose contra mí – ¿Lo sientes?  Tu cuerpo me dice lo contrario que tú boca.

-Si lo tocas de esa manera es normal que esté así, mejor hazte un lado y yo solito me encargaré de eso.

Si esto continua terminara muy mal. Me siento tan débil y pequeño debajo de su cuerpo que temo ceder ante sus peticiones si no se quita rápido.

-De acuerdo, me moveré. Pero antes quiero pedirte un favor.

-Dime – Pregunto curioso.

-Por favor no me odies por esto.

Me toma de la nuca acercando mi cara hacia la suya. Antes de siquiera poder reaccionar ya estaba devorando mis labios fundiéndolos con los suyos en un beso cargado de auténtico deseo, el sentir la calidez y carnosidad de ellos se siente increíblemente bien.

En ese momento soy consciente de que he perdido, me he dejado vencer por mis instintos. Dejo de resistirme y abro la boca para recibirlo mejor. Nuestras lenguas chocan desesperadamente fundiéndose en una sola intensificando el beso cada vez más. Adiós a toda cordura que quedaba en mí, ya no pienso racionalmente y con un carajo no quiero hacerlo. Solo por una vez, quiero sentir lo que es dejarse llevar.

-Said, pensándolo bien creo que si deberíamos parar aquí – Dice interrumpiendo el beso.

Su inesperada respuesta me confunde. ¿Dejarlo hasta aquí dice? ¿Despues de haber hecho todo aquello? Está loco si cree que puede arrastrarme a hacer esto y después dejarme peor de como inicie.

-Estas bromeando ¿Verdad? – Pregunto incrédulo

-No estoy bromeando, hablo enserio.

Sé que el tono de voz con el que me habla es sincero, aun así me es difícil creerle después de ver el estado en el que se encuentra. Aun que diga que quiere parar está a escasos centímetros de mí, puedo notar la tensión en su quijada al hablar, sus puños apretados con fuerza y que su cuerpo claramente reacciona ante mí.

Ver su gesto así de serio de alguna manera provoca que me excite. Sin siquiera detenerme a pensarlo me cuelgo otra vez de su cuello atrayéndolo hacia mi devorando una vez más esos tentadores labios que tanto deseo, después de todo ya no tengo nada que perder.

Me empuja de los hombros hacia abajo alejándose nuevamente. No lo entiendo, ¿A caso solo estaba jugando conmigo? ¿Con el patético chico que se excita por un hombre estando en situaciones tan estúpidas?

-¿Es que ya te has cansado de jugar conmigo? Solo te divertías ¿Cierto? Ahora que me tienes en este estado te doy asco y por eso quieres parar ¿No es así?

-No te equivoques, ese no es el motivo. Nuca jugaría de esta manera contigo, estoy siendo serio.

-¿Entonces cuál es tu excusa?

-Estoy tratando de ser gentil contigo, pero si seguimos de esta manera no podré parar aun que me supliques que lo haga.

Ahora lo entiendo.

-Entonces no te detengas, solo continua. Por esta noche te doy permiso de desobedecer mis órdenes, si te pido que te detengas simplemente ignórame.

No sé por qué he dicho eso, las palabras salieron de mi boca sin ser consciente de lo que decía, literalmente hable sin pensar.

Bael abre mucho los ojos sorprendido por lo que dije, aun así es evidente que le agrada por que la sonrisa de oreja a oreja tan atrevida y traviesa que tiene en su cara lo delata. Me mira con un brillo especial en sus ojos, como si de un niño pequeño con juguete nuevo se tratara, y sí, yo soy ese juguete.

No obstante, una vez que supera la primera impresión y asimila mis palabras se abalanza de lleno contra mí, su peso es un tanto sofocante pero tampoco quiero que se quite, por el contrario quisiera sentirlo más cerca si pudiera.

Como era de esperarse eventualmente una cosa llevo a la otra, y entre caricias y besos decidimos ir hasta el final de lo que ambos comenzamos, ese tentador y peligroso juego que por un momento nos hizo perder la cabeza.

-¿Estás bien? ¿Te dolió? – Pregunta preocupado.

-Estoy bien, solo se sintió… Extraño.

Me besa esta vez suavemente. Llegados a este punto, no quiero nada suave de su parte. Me cuelgo en su cuello y lo beso más profundo paseando mi lengua por cada rincón de su boca.

-¡Ah! Me vuelves loco Sai, me haces muy difícil que pueda controlarme.

-¿Controlarte? ¿Acaso yo te pedí control? Solo haz lo que te plazca.

-Si vuelves a decir algo como eso terminaras arrepintiéndote de tus palabras pequeño.

-¿Pequeño?

-Sí, soy mayor que tú.

-No parece. Entonces estas corrompiendo a un menor de edad.

Una risita se escapa por sus labios y me mira divertido.

-Entonces espero no ir a la cárcel por esto.

En cuestión de segundos todo placer se esfuma dejando solamente incomodidad y dolor al sentir como comienza a moverse. Nunca pensé que fuera tan jodidamente doloroso y francamente tampoco es nada agradable.

¿Cómo es que a la gente le gusta hacer esto?

-¡Sácalo maldita sea! Eso duele.

-Lo siento Sai, pero creí haberte dicho que si comenzábamos ya no podría parar, así que solo sopórtalo un poco más.

Esa fue su única respuesta. Nunca se detuvo y debo admitir en parte es culpa mía, yo lo provoque y le di la autorización para desobedecer mis órdenes, palabras que justo ahora me arrepiento completamente de haber pronunciado.

Mis gemidos son dolorosos, no placenteros, aun así Bael no frena en ningún momento y continúa torturándome con su movimiento de caderas. A este punto no creo poder resistir más, siento como si fuese a morir. Cada parte interna me duele como si me estuvieran dando una golpiza y mis fuerzas ya abandonaron mi cuerpo.

Abro los ojos una vez más para darme cuenta que todo a mí alrededor se ve bastante borroso. Solo la cara de Bael es medianamente visible y se mira como una bestia total, está completamente fuera de sí.

El mareo aumenta gradualmente hasta que me es imposible mantener mis ojos abiertos. Me dejo ir hacia la oscuridad, solo en ese momento ya no siento nada.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play