Capítulo IV

Adoro la  sensación del agua caliente recorriendo mi piel, provoca que mis músculos al igual que mi mente se relajen al punto de querer dormir ahí mismo, pero debo ser tolerante y esperar un poco más antes de irme a la cama.

Despues de todo esta es la primera vez que puedo saborear la completa libertad de mi familia y de todo en general, el día de mañana me convertiré nuevamente en un esclavo y esta vez por tiempo indefinido. No, no solo seré un esclavo, seré un asqueroso asesino. Lo peor del caso es que ni siquiera se para quién diablos voy a asesinar, pero el motivo si lo tengo bastante claro, proteger a mi familia sin importar el precio a pagar.

Necesito dispersar estos pensamientos o al menos por ahora. Tomo mi celular y busco una playlist para distraerme, la música logra estabilizarme desde la primera canción que se reproduce con “Before I Forget de Slipknot” sonando de fondo, mis pensamientos viajan a otro plano donde solo existe esa exquisita tonada y yo. No hay nada mejor para calmar una mente en guerra que la música.

Permanezco inmóvil unos mitos escuchando canción tras canción tarareándolas todas sin excepción, relajando mis sentidos y liberando mi alma.    No quiero que el sol salga, tengo miedo de lo que hare mañana, pero es imposible obtener un deseo tan egoísta, si he de hacerlo para proteger a quienes amo lo hare.

La música se detiene abriendo paso al tono de llamada entrante. Tal vez sea Will, será mejor responder, despues de todo siempre se preocupa de más exagerando las cosas y es capaz de no dormir hasta que conteste.

-No llevo ni siquiera un día fuera de casa ¿Y ya empezaras de pesado hermanito? – Respondo en tono divertido para aligerar las cosas y evitar que se sienta tenso o incómodo.

-No me molesta que me llame de esa manera pero… ¿Realmente quiere hacerlo?

Esa voz tras el teléfono no es de quien esperaba, reviso el identificador y confirmo que se trata de Bael.

-Me equivoque pensando que eras mi hermano, ¿Qué diablos quieres a esta hora?

Esta vez hago que mi voz suene antipática para que sepa que no quiero hablar con él en este momento. Despues de todo, para poder evitar la molestia de una llamada preferí enviarle un texto. Únicamente quiero un momento tranquilo antes del amanecer.

-Claro, lo lamento. Recibí su mensaje recién, hace como una hora y aquí me tiene. Usted me solicito en cuanto pudiera y resulta que ahora puedo. A demás prometí venir a usted cuando me necesitara.

No logro percibir si sus palabras se escuchan alegres o sarcásticas, aun asi cualquiera de las dos son molestas.

-Agradecería mucho si pudiera abrir la puerta, ahora ya que si desea que me quede fuera tambien está bien – Finaliza cortando la llamada sin dejarme responder siquiera.

Maldita sea, ¿Cómo se le ocurre a ese idiota venir tan tarde? Solo quería un momento de paz antes de que mi vida se convierta en un caos total, pero el parece tener prisa para que eso suceda.

Cierro mis ojos y echo la cabeza hacia atrás exasperado. Acaricio mi cabello repetidamente a modo de relajación. ¿Qué debería hacer?

Bueno no hay remedio, no hay forma de que lo deje dormir fuera, es mi culpa por no especificar nada en el mensaje, además está helando. Tomo una toalla y la coloco alrededor de mi cintura para poder salir, debo apresurarme si no quiero que pesque un maldito resfriado.

Al abrir la puerta lo encuentro justo frente a mí con la cabeza agachada. Inmediatamente sube la mirada para verme. Me limito a hacerle una seña con la mano a modo de hacerle entender que puede pasar.

-Gracias por dejarme entrar, es usted muy amable.

Entra como si estuviera apresurado por hacerlo. No sé si sea mi imaginación pero ahora está evitando a toda costa mirarme fijamente.

-No lo hice por gentileza, solo quiero evitar que te resfríes ahora que debes enseñarme lo que sea que deba hacer – Le digo sentándome en una pequeña salita que hay en la estancia.

Bael pasea la mirada por todos lados como si buscara algo. Continúa ignorándome. No entiendo si esta incomodo por algo o si simplemente es curioso.

Lleva un par de maletines en las manos, me pregunto si son sus pertenencias. ¿A caso prende quedarse mucho tiempo conmigo en el hotel? ¡Oh no! Definitivamente no puedo permitirlo, es un completo extraño.

-Bael, dime que es lo que llevas contigo.

Me gana la curiosidad, creo que es mejor preguntar directamente para evitar malos entendidos más adelante.

-Puedes sentarte en cualquier parte si quieres – Insisto para obtener una respuesta.

-¿Me permite pasar a su baño? – Dice distraídamente mirando a la nada.

-Adelante, al fondo a la derecha.

Se da inmediatamente la vuelta desapareciendo tras la puerta del baño, quizás ese sea el verdadero motivo de su extraña actitud, despues de todo, a mí tampoco me gusta preguntar si puedo entrar a un sanitario ajeno.

No pasan ni dos minutos y Bael sale, eso fue bastante rápido pero observo que lleva algo en la mano, parece ser que es una de mis toallas. Se acerca a pasos agigantados directamente hacia mí, ¿Qué pretende? ¿Secarme el cabello?

Pone ambos brazos a mis costados, y acercándose a mi oído susurra algo que no alcanzo a percibir muy bien. ¡Mierda! esto es incómodo. ¿Este loco está realmente intentando ayudarme a secarme?

-Habla claro no te escucho y aléjate de mí espacio vital si no es mucho pedir.

Solo se dedica a ponerme la toalla que lleva en las manos sobre el resto de mi cuerpo descubierto y se aleja, para despues tomar asiento en el sofá que está a lado del mío.

-Solo le dije que el que terminara enfermo es usted, lo cual no sería conveniente justo ahora. En otro tema, lo que hay en mis maletas son cosas que de seguro le serán útiles para realizar las tareas que le asignen, y supongo tampoco tiene.

Se levanta en cuestión de segundos, apresurándose a ir por las maletas que hasta ahora habían permanecido en el pequeño pasillo que divide la entrada de la sala de estar. Al levantarlas pareciera como si se esforzara, quizás tengan algo de peso dentro.

Esta vez en lugar de sentarse a mi lado se inca frente a la mesita central. Abre ambas maletas, dejando ver superficialmente varios tipos de armas e instrumentos en una y prendas que supongo son su ropa en la otra. Ahora entiendo a qué se refería con “cosas útiles”, valla que lo serán, aun asi no recuerdo haberle pedido que viviera conmigo mientras tanto, pienso mientras miro la segunda maleta.

-Gusta que le muestre con más detalle, ¿O ya está familiarizado con ellas?

-¿Cómo diablos voy a estar familiarizado con esas cosas? ¿Te burlas de mí? – Replico molesto.

-Me disculpo si lo ofendí.

Su rostro se ve verdaderamente arrepentido, tal vez exagere las cosas o es demasiado blando y susceptible a las palabras.

Primero, saca de una de las maletas una tela negra que parece ser un mantel de cuero y la coloca sobre la mesita del centro para despues organizar en tres filas una variedad de pistolas, seis en total.

-Primero le mostrare las más básicas que serán las que usara en las siguientes misiones por un tiempo. Estas – Dice señalándolas – Son unas arcus 98 DA, es automática. Sus partes están divididas en; tope de guía, muelle real, fleje, guía del muelle, elevador, tubo del cargador, botón del cargador, seguro, disparador, retenida, armazón, guía del muelle, muelle recuperador, martillo, alza, expulsor, extractor, anillos de acerrojamiento, corredera y punto.

Todo lo dice detenidamente señalando cada una de las partes con su dedo tratando de hacer que entienda un poco, pero a decir verdad es inútil. Asi como llegan sus palabras a mis odios se escapan nuevamente. Francamente no entiendo en lo más mínimo una mierda de lo que dice, pero solo asiento con la cabeza fingiendo que sí.

-Esas son algunas de sus partes más básicas, con cada una va cambiando dependiendo el tipo de arma que uses claro, pero tampoco pretendo hacer que retengas toda esa información en una sola noche asi que por ahora, solo te las quería mostrar.

Despues envuelve todas las armas en la misma tela que había puesto sobre la mesa para despues guardarlas nuevamente en la maleta, sacando asi una nueva tela y colocándola de la misma manera. Esta vez coloca distintos tipos de cuchillos en ella, cuento ocho en total.

No sé qué decir, solo me dedico a mirar detenidamente para tratar de guardar aunque sea un poco de información como si de una clase del instituto se tratara.

-Este, es un cuchillo de combate – Dice tomando el primero en sus manos – Esta es una bayoneta con empuñadura, el siguiente es un chuchillo militar, despues tenemos una daga y el que sigue es un puñal, las otras tres para ser más prácticos son navajas automáticas, si pierde una tiene otras dos.

Envuelve los cuchillos en la tela guardándolos dentro de la maleta nuevamente. Por ultimo deja sobre la mesa un montón de cuerdas y un par de manoplas.

-¿Eso para qué es? – Pregunto imaginando lo peor

-¿Eso? ¡Ah! Es solo para que puedas ponerte creativo si te cansas de las pistolas y los cuchillos.

Aquello lo dice tan tranquilamente que me da miedo estar en la misma habitación con alguien asi, me siento incómodo. No sé qué debería pensar sobre alguien que ve la muerte de una manera tan trivial como si las vidas de los demás no le importaran en lo más mínimo.

Me quito la toalla que Bael me había puesto encima antes para tomar un cigarrillo. Salgo al balcón apresurado para poder encenderlo. Si me quedo ahí un segundo más siento que podría entrar en una crisis nerviosa, ya estoy demasiado inquieto e incluso siento que el aire en mis pulmones ha disminuido.

Estaba preparado para hacerlo, pero ahora que veo todas esas armas lo hace ver aún más real de lo que pensaba. Ni siquiera lo he hecho y ya me siento culpable, además escucharlo hablar de esa forma tan normal al respecto me hace querer vomitar.

Siento una presencia a mis espaldas, Bael se acerca a mi lenta y sigilosamente. Supongo que sabe cómo me encuentro en este momento. Con toda naturalidad posa su mano sobre la mía que tenía descansando en el metal de la barandilla. El roce de su piel es muy cálido a diferencia de mi ya regular baja temperatura, comienza siendo incomodo pero me calmo despues de entrar en calor.

-Mi señor, entiendo que sea difícil para usted todo esto, y me disculpo por no saber darle la información de una manera más suave, es solo que he vivido asi toda mi vida y no se hacerlo de otra manera. Pero tenga seguridad de... – Hace una breve pausa en sus palabras – De que siempre estaré para ayudarlo, por favor deje que toda la culpa que siente ahora y la que sentirá más adelante sea la mía, permítame cargar con sus penas o terminara consumido por ellas.

El silencio se apodera del lugar, no respondo, solo miro a la nada contemplando las estrellas a lo lejos, no soy capaz de hacer más que eso. Puede que realmente lo esté pre juzgando mal, no nos conocemos de nada y él está haciendo lo posible por poder ayudarme, mientras yo solo lo trato mal, eso ya dice bastante de su buen corazon, entonces ¿Por qué me sigo sintiendo inquieto ante su presencia?

Termino mi cigarrillo y lanzo la colilla hacia el piso deshaciéndome a la vez de su agarre para poder entrar. Me marcho dejándolo solo en la terraza.

Me dirijo a mi cuarto, ya comienzo a resentir el frio por haber salido desnudo al exterior. Me coloco algo de ropa interior para poder irme a la cama, lo único que quiero en este momento es descansar.

Bael entra en la habitación, observándome en silencio por un momento.

-Veo que se prepara para dormir. Entonces me marcho, dormiré en uno de los sofás si le parece bien.

-Claro, apaga las luces por favor.

-Buenas noches mi señor.

-Buenas noches – Le digo girándome para darle la espalda.

Una vez veo la puerta completamente cerrada me abrigo bien con las cobijas para entrar en calor y asi poder conciliar mejor el sueño.

                                                                                       ******

Me encuentro en un cuarto oscuro, la claustrofobia se hace presente provocando que caiga en pánico, me cuesta respirar y me siento desesperado. La tensión aumenta, y sin darme cuenta ya tengo enterradas mis uñas en las piernas. Intento encajarlas cada vez un poco más profundo, siento como se desgarra mi carne al contacto. Lo único que quiero es que mi dolor pueda predominar sobre el miedo que siento para que esa horrible sensación disminuya aunque sea un poco, pero por más que me duela y esté sufriendo eso nunca sucede.

Escucho pasos al fondo, pero debido a la oscuridad no logro distinguir absolutamente nada. Un sonido se hace presente, ahora veo una luz muy brillante frente a mí, a pesar de ser bastante tenue me lastima los ojos, creo que han abierto una puerta. Antes de poder volver a dar un vistazo la luz desaparece por completo. Pasos se aproximan, cada vez se oyen más y más cerca, alguien pone su mano sobre la mía provocando que la sensación de su calor envuelva mí frialdad, liberando mi cuerpo del dolor.

-No deberías hacer eso Alex, te lastimaras.

La voz de esa persona me resulta un poco familiar, grave y algo hostil, pero no se quien pueda ser con exactitud.

-¿Dónde estoy? ¿Dónde está mamá? Tengo mucho miedo.

Es lo único que logro decir antes de abrir paso a sollozos entre lágrimas.

-Tranquilo pequeño, pronto todo acabara.

                                                                               *********

Alguien me toma por el hombro sacudiéndome, el susto me hace dar un brinco en la cama y sentarme precipitadamente. Al abrir bien los ojos, me encuentro con la mirada preocupada de Bael.

-Amo, ¿Se encuentra bien?

Su tono de voz hace más notoria su angustia.

-Estoy bien, ¿Por qué no habría de estarlo?

Pasa su mano suavemente por mi mejilla, algo se siente bastante húmedo como si tuviese la mano mojada, solo en ese momento soy consciente de la fuente de su preocupación. Las lágrimas que tuve antes en sueños se tornaron reales.

-Dije que estoy bien, solo fue una pesadilla – Digo con voz firme para que cambie su mirada, retirando de un manotazo su mano de mi cara.

Me molesta su rostro cargado de lastima con el que me está viendo. No es justo que alguien que ni siquiera me conoce trate de compadecerme. No soy alguien lastimoso.

-Discúlpeme por tomarme tantas libertades, es solo que… se veía afligido, pero bueno – Dice levantándose de la cama – Si usted dice que  está bien, entonces debe ser verdad. Por favor acompáñeme a la mesa, prepare el desayuno para usted ¡Ah! Y antes de que lo olvide tengo una solicitud especial que espero me conceda.

-Dime que es lo que quieres y pensare si lo hago o no.

No sé qué es lo que pueda ser, pero tratándose de él no sé si sea algo bueno.

-Creo que sí el día de hoy haremos su primera tarea encomendada, será mejor que no asista a la escuela para poder explicarle un poco más a detalle lo que debe hacer y podamos tomar nuestro tiempo.

¡Ah! era eso. Tal vez no deba anticipar las cosas por mi cuenta, despues de todo Bael siempre trata de ser considerado conmigo.

-De acuerdo, no tenía en mente presentarme hoy de todas formas, asi que por ahora sal de mi habitación para que pueda vestirme – Le pido haciendo una seña con la mano para que se marche.

Una vez sale de mi campo de visión me dispongo a ponerme un pantalón de pijama para poder salir al baño, necesito una ducha rápida antes de iniciar con todo esto.

Terminando de refrescarme en la ducha me dirijo a desayunar con Bael, pero extrañamente todo transcurre en silencio, él está inmerso en sus propios pensamiento y yo en los míos.

Me sorprende lo perfectamente capaz que es de cocinar por sí mismo. Preparo huevos estrellados con tocino y un guiso extraño de verduras con algo que pareciera ser carne, en realidad no tengo idea de lo que pueda ser pero debo admitir que sabe jodidamente bien. A todo esto le agrego tambien algunos panes tostados con distintos tipos de mermeladas, incluso se tomó el tiempo de exprimir naranjas para hacer jugo fresco. Es increíble.

Despues de darle vueltas al asunto por un rato soy yo quien decide hablar primero.

-Despues de mi última cena ¿Qué es lo que sigue? –Pregunto con sarcasmo.

Sé que debí haberle agradecido primero por preparar tan delicioso festín, pero si hay algo que nunca hago asi sea estrictamente necesario es dar gracias. Nunca se me dio bien hacerlo.

-No debería de verlo como la ultima cena, si no como la primera.

-Eso no responde a mi pregunta.

-Bien, pensaba en hacerle un plan de entrenamiento corto pero dadas las circunstancias creo que será mejor ir sobre la marcha, explicar todo sin ponerlo en práctica resultara agotador mentalmente. Si tiene ropa de color negro seria idónea para este trabajo, preferentemente que cubra bien su cuerpo, nada de pantaloncillos cortos ni camisas sin mangas, yo me encargo de los guantes para evitar dejar huellas y el resto de los materiales.

-Una pregunta, si es que todas las muertes las causamos nosotros… ¿Por qué hay tantos asesinos tras las rejas?

Es una duda que llevaba rondando mi mente desde que supe sobre todo esto, es solo que no encontraba el momento adecuado para preguntar. Despues de todo en unas horas se ira todo al carajo y es mejor tener más respuestas que preguntas asi estas sean inútiles.

-Los guardianes solo causan una parte de ellas. Los humanos nos facilitan bastante el trabajo encargándose de la otra mitad. Sus acciones están fuera de nuestro alcance por eso las personas que ustedes matan son mayormente denominadas como crímenes sin resolver, crímenes en los que nunca encuentran al culpable. La tarea de un guardián negro es la más difícil de todas, incluso más que las del resto.

-¿Cómo es que son elegidas las personas? Es al azar o ¿Es gente que realmente lo merece?

Me apena el hecho de saber que tendré que matar inocentes en mi camino, aun guardo la esperanza de que no tenga que ser asi.

-Lamentablemente no cuento con esa información, hay rumores al respecto, pero solo los altos mandos conocen la verdad – Me responde con toda la sutileza que puede.

-¿Quiénes son los altos mandos?

-Me temo que tambien lo desconozco, ellos se mueven solo entre las sombras, nadie lo sabe con certeza.

-¡Excelente! Entonces debo convertirme en un matón para alguien que ni siquiera conozco y sin motivo aparente solo porque me encuentro bajo amenaza – Una risa irónica sale de mí con un dejo de tristeza detrás.

Sé que le duele escuchar esas palabras, lo veo en su mirada, pero no sé detenerme a pensar antes de hablar. Soy tan insensible  y estúpido como él.

-Solo piénselo como un trabajo cualquiera, eso aligerara las cosas. Si se sigue atormentando con preguntas sin respuesta será más difícil de lo que imagina.

-De acuerdo, solo terminemos con esto.

Me levanto bruscamente para despues dirigirme a mí habitación. Hurgo entre mis cosas para encontrar la ropa que necesito, todo es colorido, los tonos oscuros nunca me han gustado mucho por lo que solo encuentro unos jeans negros algo viejos y una sudadera del mismo color con capucha que nunca en mi vida use desde que me la regalaron. Me visto de inmediato para despues salir, me encuentro con Bael sentado en el sofá de la pequeña sala con varias cosas sobre la mesa.

-El día de hoy utilizara un puñal, por ahora evitemos llamar la atención con armas de fuego – Dice poniendo el cuchillo enfundado en mi mano – Será combate cuerpo a cuerpo para que esté preparado, si se llegan a complicar las cosas yo voy a intervenir pero tengo estrictamente prohibido ser yo quien asesine a las personas, solo serviré como apoyo.

-De acuerdo – Asiento con seguridad.

-Tambien necesitara estos guantes de látex y esta toalla para que no se valla a manchar mucho-Me hace entrega de ambos – Y por último pero no menos importante esta pequeña mochila con agua y otras cosas que podrían ser de ayuda en determinado momento. Ahí podrá encontrar unas cuerdas y un puñal de apoyo por si pierde el primero. Para un caso extremo incluí un arma de fuego que no debe utilizar por ahora a menos que sea muy necesario. Tambien encontrara una navaja mariposa para su uso único personal, de hecho la dejare afuera por que la necesitara en un rato, no la confunda con el resto. La suya es dorada y la mía plateada, por favor no las mezcle.

-¿A qué uso personal te refieres? – Mi confusión es notoria en mis palabras.

-Ya lo vera, por ahora guarde todo.

Asi lo hago, tomo todas las cosas que me dio y las meto en la pequeña mochila. Me siento nervioso, tengo miedo de que las cosas salgan mal y termine pagando los errores con mi vida y la de mi familia, ni siquiera Bael tendría que ser juzgado por mis acciones, pero siendo asi las cosas tendré que poner todo empeño de mi parte para que esto salga como debe de ser.

Al terminar volteo a ver a Bael. Se ha estado moviendo por todas partes y veo el motivo del por qué. Sobre la mesa ha puesto más cosas, esta ves son distintas: gasas, vendas y alcohol

-Si ya ha terminado de guardar todo, por favor venga y siéntese a mi lado, le explicare cual es el primer paso.

Obedeciendo a su petición me acerco a él, sentándome a su lado. Observo como limpia minuciosamente las navajas dorada y plateada con el alcohol.

-Están listas, puede tomar su navaja. Por favor alce su ropa un momento y descubra el nombre que tiene en su pecho de esta manera.

Alza su camisa para despues quitar las gasas que cubren su herida dejándola expuesta, yo imito  cada una de sus acciones.

-Despues, deberá hacer una pequeña incisión cubriendo el total de las letras del nombre. Limpie un poco la sangre para que pueda ver el orden en el que está escrito y las pueda cubrir todas. Una vez hecho el corte, automáticamente aparecerá cerca de la persona que es dueña del nombre, la identificara por medio de sus auras. El aura de la gente en general será de color azul, mientras que el aura de la persona a quien buscamos será roja. Deberá estar muy atento, yo lo estaré acompañando en todo momento, asi que por favor cuando esté listo hágalo e iré tras de usted.

Me quedo dudoso mirando la navaja, todo me parece una locura pero no es momento para acobardarme. Tomo la toalla de manos que está en el centro y limpio mi herida, en cuanto deja de sangrar unos segundos logro distinguir el orden en que está escrito el nombre y con decisión hago el corte a lo largo de toda la zona.

Aprieto los dientes para aguantar el dolor, cierro mis ojos un segundo y al abrirlos ya me encuentro en una calle desconocida. Sorprendido y desubicado miro con curiosidad aquel lugar, la gente parece completamente normal a excepción de una mancha azul que los rodea lo cual supongo es el aura que Bael menciono antes.

Segundos despues Bael se encuentra a mi lado, su aura tambien puedo verla, pero no es azul ni roja, es negra.

-De acuerdo, si nos arrojaron en este lugar esa persona debería estar cerca.

Se desabotona los primero cuatro botones de la camisa y descubre su pecho discretamente

-Lea el nombre rápido por favor – Dice nervioso.

Esta vez las letras en su pecho están totalmente visibles, ya pararon de sangrar “Scarlett Smith” dice en él.

– ¿Lo tiene?

-Lo tengo, pero ¿por qué es tan importante el nombre?

-Al finalizar su asesinato debe cortar nuevamente el nombre en su pecho diciendo su nombre en voz alta mientras lo hace para poder volver, asi que manténgalo en mente. Por ahora solo queda caminar en los alrededores hasta encontrarla.

-De acuerdo.

Su manera de explicarme las cosas tan detenidamente me hacen pensar que me ve como un niño pequeño. Es paciente y atento, aunque me haga sentir un poco estúpido, agradezco el gesto. Sé que no lo hace con mala intención.

Hemos caminado unas dos horas aproximadamente pero no hay rastro alguno del aura roja, comienzo a impacientarme y el maldito sol que hay aquí es infernal, la ropa que llevo puesta no ayuda en nada, ¿Cómo es posible que haya tanto calor en plena temporada de invierno?

Freno mi andar para poder pararme bajo un árbol que se encuentra en una pequeña plaza, tengo sed, si continua asi podría desmallarme por insolación. Abro la mochila y saco una botella de agua, bebo un poco de ella y despues se la pasó a Bael para que beba el tambien, debe estar igual de cansado que yo.

-La traje para usted, no sería correcto que yo la tome. ¿Qué pasaría si el trabajo se alarga más de lo esperado y se acaba el agua? Aun asi muchas gracias por pensar en mí.

En ningún momento me ve a la cara, todo el tiempo mantiene su mirada fija al suelo.

-No seas estúpido y tómala. De nada me sirve un ayudante débil y deshidratado – Le digo estirando mi mano nuevamente a modo de ofrecimiento.

Bael toma la botella tímidamente evitando cruzarse con mi mirada.

-Gracias amo, no merezco su bondad.

-Bael, otra cosa. Por favor llámame por mi nombre, el que me digas amo me resulta muy incómodo.

-De acuerdo Said – Dice embozando una pequeña sonrisa.

¡Por fin! Es la primera vez que lo escucho pronunciar mi nombre, creí que sería más difícil hacerlo ceder, pero ya voy viendo que es bastante flexible cuando le pido las cosas.

Despues de un par de minutos de descanso golpeo el hombro de Bael en señal de que continuemos y el me sigue sin decir nada. Me distraigo un rato observando el lugar. Es muy común, pero nada en el me parece familiar, algunos edificios son más excéntricos de lo que normalmente he visto, pero de ahí en más todo es completamente normal.

Mientras camino por mi capo de visión se cruza una mancha de color rojo intenso, lo cual capta mi atención de inmediato. Dejo de prestar atención a todo y me enfoco solo en esta. A unos metros de nosotros se encuentra parada una chica de mediana edad, a lo mucho unos veintidós, de la cual emana esa potente aura.

-Bael la encontré – Le digo jalando su brazo para que voltee a mirarla.

-¿Dónde está? – Me responde mirando a todos lados en su búsqueda.

-No me digas que realmente no puedes verla, el lugar está inundado con su aura y es notorio que sale de esa chica de ahí – Le digo señalando discretamente.

-Lo siento Said, olvide mencionar que solo tú puedes ver las auras, eso tambien está fuera de mi alcance, pero si en verdad es esa chica no debemos perderla de vista. Sea discreto por favor.

Me sorprende enterarme sobre las limitaciones que Bael tiene en todo este asunto. Apenas me ha dicho dos de ellas y siento que hay aún más. Creo que deberíamos hablar detenidamente sobre este tema llegando a casa. Claro, si es que volvemos.

Comenzamos a seguir de cerca a la chica intentando ser discretos teniendo conversaciones estúpidas fingiendo ser solo un par de amigos que se encuentran dando un paseo. El sol poco a poco comienza a meterse y la luna pugna a salir, ella solo sigue su camino ignorante de lo que pasa a su alrededor.

Tal vez esté yendo de regreso a casa, tal  vez alguien la esté esperando en ella. Quizá sus hijos, novio o prometido. La pena comienza a inundarme con culpabilidad aun que se perfectamente que no tengo derecho a sentirla.

La cantidad de gente comienza a disminuir notablemente. Decidimos alejarnos un poco para no hacer evidente nuestra presencia y que la chica no perciba alguna amenaza. Unas cuadras más tarde entramos en unas calles que se encuentran totalmente desiertas, ninguna casa o persona alrededor, solo un montón de fábricas y tiendas cerradas. Comienzo a sospechar que mi momento de actuar se aproxima.

-Si no lo hacemos ahora perderemos la oportunidad. Es el momento perfecto – Susurra en mi oído.

-Ya lo sé – Respondo entre dientes.

La exasperación resuena con claridad en mis palabras, no tengo idea por donde comenzar.

-Quédate detrás y cuida mi espalda, no quiero que te me acerques hasta que yo te lo diga ¿De acuerdo?

Solo asiente a modo de respuesta.

Me pongo en marcha acercándome cautelosamente a ella. A unos escasos metros logra percatarse de mi presencia echándose a correr repentinamente. ¡Carajo, me descubrió!

Alargo mis zancadas evitando a toda costa correr detrás de ella, si ve que hago eso solo la hará huir más rápido. Debo pensar fríamente en lo que debo hacer si no quiero que se vaya todo a la mierda, despues de todo es como un juego de caza, el más inteligente gana.

Al mismo tiempo que camino trato de supervisar el entorno buscando alguna ventaja en el. Mi respiración esta extremadamente agitada pero no es por el cansancio en lo absoluto, es por toda la adrenalina acumulada en mi cuerpo. Despues de repasar un par de veces el lugar logro descubrir un patrón entre cada calle: por cada dos calles abiertas hay una cerrada. Significa que puedo encerrarla en una de esas si soy más rápido.

La chica da su tercer giro en una de las calles abiertas, lo que significa que la siguiente es cerrada. Esta vez comienzo a correr, pero no detrás de ella. Decido rodear la calle para que vea que deje de seguirla y asi poder encerrarla rápidamente. Me coloco en posición detrás de unos contenedores de basura esperando por su llegada.

A lo lejos la distingo aun corriendo mirando desesperadamente atrás de ella para ver si aún la siguen. Al comprobar que no lo hacen disminuye la velocidad un poco relajando su respiración, se le ve ya bastante agotada. Cada vez está más cerca de mí.

Justo cuando pasa a un lado de ese basurero salto sobre ella, la tiro al suelo inmovilizando ambos brazos con mis piernas y tapando su boca con una mano pero no deja de luchar, patea y se retuerce demasiado, provocando que comience a perder el control sobre ella.

-¡Bael ven aquí ahora mismo! – Grito entrando en pánico.

La adrenalina que tenía a tope era la que lograba que me moviera ágilmente con facilidad, y justo ahora es completamente nula.

De inmediato Bael a mi lado, ayudándome a sujetar sus piernas para que deje de moverse. Saco el puñal de la chaqueta y lo pongo en su cuello, pero me freno al ver su expresión de pánico con su cara bañada en lágrimas.

Estoy dudando.

-Por favor termine lo que empezamos, ya llegamos hasta aquí y esto no se puede quedar asi.

El tono de súplica en la voz de Bael me hace recapacitar las cosas. Tiene razón, ya llegamos muy lejos como para acobardarme en el último segundo, y prefiero que esta mujer pierda la vida a que toda mi familia lo haga. Me armo de valor y corto con fuerza de un solo tajo su garanta.

El último grito ahogado que dio fue bastante leve, pero aún más desgarrador que cualquier otro que haya escuchado hasta ahora. En ese instante pude sentir su dolor, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin parar, despues de unos segundos, la joven dejo de luchar.

Una luz roja sale de su pecho elevándose al cielo, en ese momento sé que en su cuerpo ya no queda vida alguna.

Me levanto y la escena se torna más macabra mirándola de lejos. Un charco de sangre rodea casi toda su cabeza, sus ojos aún me miran como si me reprocharan por haberla matado. Bael tambien se pone de pie, y me pasa la toalla de manos que llevaba guardada en su bolsillo, yo solo me quedo mirándola, no soy capaz de reaccionar en este momento.

Sorprendiéndome se acerca a mí, y comienza a limpiar mis manos y cara quitando la sangre que me salpico al cortarla. Lo dejo hacerlo, no digo nada, no hago nada, solamente me quedo mirando el cuerpo sin vida postrado ante mí.

No puedo creer que yo hice esto. Toda energía abandona mi cuerpo, solo quiero ir a casa y dormir.

-Said, si te parece bien regresemos ahora, imagino que todo esto debió ser difícil para ti, necesitas tomar un baño y descansar.

Su tono de voz denota lastima, y siendo sincero hasta yo la tengo, solo que no logro identificar si es por esta mujer o es por mí.

-Para volver debe hacerlo mismo que hizo en la tarde para venir aquí, haga un corte sobre todas las letras con la navaja que le di, pero esta vez al hacerlo diga su nombre y regresara de inmediato.

Logro escucharlo perfectamente pero no respondo, las palabras no pueden salir de mi boca. Siento como Bael abre la mochila desde mi espalda y saca algo para despues entregármelo, es la navaja.

-Por favor, debemos irnos ya antes de que venga alguien – Dice tomando mi cara con ambas manos para mirarme a los ojos.

Solo tomo la navaja de su mano y descubro mi pecho, el da dos pasos hacia atrás.

-Scarlett Smith – Digo en un susurro haciendo el corte, sin importarme pasar el límite.

En un abrir y cerrar de ojos estoy nuevamente de vuelta en la sala del hotel, Bael ya está a mí lado. Me dirijo en silencio al cuarto de baño para darme una ducha dejando tirada la ropa que tenía puesta junto al puñal y los cuchillos. Sin demora entro en el agua rápido para despues salir y meterme en mi habitación. Sin siquiera ponerme ropa me meto en la cama y tapo mi cuerpo por completo acunándome bajo las cobijas. Aun despues de haberme enjabonado varias veces el cuerpo, aun puedo oler el hierro de la sangre.

-Debería comer algo antes de acostarse – Dice una voz desde la entrada.

En ningún momento me percaté de que había entrado aquí.

-No tengo hambre.

-De acuerdo, entonces me retiro.

-Espera Bael – Digo precipitadamente – Por favor quédate aquí hoy… No quiero estar solo.

-No hay problema, me quedare.

Siento como se hunde la cama a mi lado. Se queda ahí en silencio, no me habla ni me toca lo cual agradezco, su simple compañía me reconforta y tranquiliza. Huele a canela, ¿Sera algún perfume?

Me quedo sintiendo su respiración un rato más hasta que mis ojos comienzan a doler, despues de eso pierdo conciencia total de mí.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play