Capítulo XIII

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Seis años después.

Apenas llegue a Inglaterra conocí a mi tío David, hermano de mi madre, esa fue la primera vez que conocí a algún familiar externo a mis padres y hermano, pensé que las cosas podrían ser incómodas entre nosotros puesto que no soy verdaderamente parte de la familia, pero para mi sorpresa, él resulto ser completamente opuesto a como pensé que sería. En mi vida había conocido una persona tan alegre y enérgica como el, excepto John claro está, pero puedo sentir que emiten vibras completamente  diferentes, mi tío es un poco más moderado mientras que John, llega a ser exasperante.

Me acogió muy alegremente en su casa, me sorprendí al saber que a pesar de tener cincuenta y cuatro años nunca se casó ni tuvo familia, él, un empresario adinerado de buen aspecto y carisma estaba solo. Claro que todo cobro sentido con el paso del tiempo. Un día al salir temprano de la universidad, lo encontré en un momento un poco incómodo junto a un “amigo” según dijo aquella vez, él era gay, lo cual estaba bien, pero descubrirlo en una situación como esa no fue precisamente agradable.

 Mi tío pagó absolutamente todos mis gastos personales y de educación desde el primer momento en el que llegue, siempre me apenó que lo hiciera pero por más que le decía que quería trabajar para compensarle aunque sea un poco siempre se negó rotundamente, a cambio, me pidió que fuera un aprendiz en su empresa, así podría sucederlo en cuanto él decidiera retirarse, ya que al no tener hijos ni parientes demasiado cercanos, no tendría a quien heredar sus bienes, además de que dice que me ve como a un hijo. Me negué en un principio a ser el principal heredero y sucesor de una empresa multimillonaria a nivel mundial, pero después de pensarlo detenidamente, termine aceptando.

 Inicie como su secretario, siempre estuvo dispuesto a enseñarme todo pacientemente, entre la universidad, mi empleo en la empresa de mi tío y los asesinatos que cada vez eran más frecuentes no tenía tiempo para nada más, y eso era lo mejor, si no fuera gracias a que mantenía mis días tan ocupados quizás, habría caído en la locura.

 Después de todo, una vida sin Bael no era fácil, incluso impensable al principio, pero poco a poco aprendí a sobrellevarlo. Aún recuerdo con amargura los primeros meses en los que llegue, era todo un lío; no quería comer, no quería dormir, literalmente ni siquiera quería vivir, me la pasaba encerrado en mi habitación completamente aislado del mundo, mi mente solo giraba en torno a una persona y me negaba rotundamente a que saliera de mis pensamientos. Tanto fue el caos, que incluso mi tío hablo sobre la posibilidad de llevarme a un centro de rehabilitación psiquiátrico.

Constantemente rondaba por mis pensamientos la tentadora idea de ponerle fin a mi sufrimiento y poder liberarme de todas las cadenas que me aprisionan, de esa manera tal vez y solo tal vez, podría encontrarme con él una vez más, en el cielo no, claro está, pero cualquier lugar estaría bien, incluso el miso infierno se convertiría en mi propio cielo personal si estaba a mi lado.

A pesar de mi sobrecargado itinerario, había momentos en los que me escapaba de todos aquellos asuntos para poder tomarme un respiro. Al inicio, con todo ese dinero en los bolsillos y libertad sin restricciones mantuve una vida de excesos por mucho tiempo, me refugie en el alcohol y siempre terminaba pagando por sexo con desconocidos en algún bar de mala muerte, buscando en ellos aunque sea un poco del calor humano que había perdido tiempo atrás.

 Una cosa fue llevando a la otra y fue así que comencé a conocer el excitante mundo del BDSM. Al inicio me daba un poco de miedo todo aquello y me sentía cohibido, pero poco a poco fui siendo seducido por el dolor y el castigo que conllevan las practicas, me gustaba que me hirieran mientras teníamos sexo, de esta manera ahuyentaba un poco los pensamientos negativos de mi cabeza y no era necesario tener que llegar a lastimarme a mí mismo, aun así nunca fue suficiente, siempre quería sentir más dolor.

Gradualmente, se fue volviendo cada vez más difícil poder encontrar parejas sexuales que se acoplaran a mí, en su mayoría salían huyendo antes de siquiera empezar debido a la enorme cantidad de marcas y cicatrices que tenía en mi cuerpo, pensando que estas fueron hechas por las mismas prácticas. Cada vez era igual, aceptaban mi oferta, íbamos a una habitación de algún hotel barato y al final todo terminaba de la misma forma, algunos se iban tan solo después de verme sin camisa, otros lo toleraban pero siempre me miraban llenos de asco, incluso me atreví a mantener relaciones sexuales con mujeres esperando aunque sea un mínimo cambio de actitud, pero nada nunca cambio.

 Ahora que lo pienso, pocas de las marcas en mi cuerpo fueron ocasionas por el BDSM, siempre utilice practicas seguras sin excesos, y no por que no soportara un poco más de castigo o dolor, si no, que también podía ver la angustia en el rostro de quienes lo infringían.

Algunos años más tarde en los que estuve completamente perdido conocí a Jack, un prostituto que trabajaba en uno de los bares que solía frecuentar. Al principio no logro llamar mi atención, tenía una cara bastante linda pero parecía muy joven e inocente, incluso llegue a pensar que era menor de edad. Después de pasar por la mayoría de prostitutos del lugar y algunos extraños más, me decidí a contratar sus servicios, una vez que me mostró su identificación claro.

 La primera vez que me acosté con él me hizo sentir bastante cómodo, obedeció mis órdenes en todo momento y nunca me miro de mala manera ni pregunto acerca de mi condición física, fue de esa forma que nos seguimos encontrando cada vez un poco más seguido, hasta que llego el punto en que ni siquiera era necesario reservarlo, siempre estaba disponible para mí. Con el paso del tiempo nos volvimos más cercanos e inevitablemente, nos enamoramos uno del otro.

 En un inicio todo este asunto de Jack me pareció una completa locura, aun así ya no podía separarme de él. Tal vez sea el hecho de que fue la única persona que mostró algo de respeto a mi patética existencia, pero me hizo sentir bien conmigo mismo después de mucho tiempo. Dude mucho en dar un siguiente paso con él, cada que pensaba en hacerlo Bael se hacía presente en mi mente y me hacía sentir como un traidor, pero Jack no tenía la culpa de eso y tampoco quería utilizarlo como a un objeto desechable. Él es una persona dulce, tierna y muy amable, tiene un carácter terrible pero todo eso es compensado con el resto de sus virtudes, que francamente son bastantes, lo cual lo hace aún más increíble.

A pesar del descarriado comportamiento que mantuve durante ese tiempo, nunca deje de lado la universidad ni la empresa de mi tío, siempre di lo mejor de mí en ambos, lo cual hizo que afortunadamente nunca sospechara de lo que hacía fuera del trabajo o la escuela. Fue así como termine graduándome con honores en la carrera de administración empresarial, para después ser recompensado con el puesto de subdirector de la compañía principal.

 Gracias a mi nuevo puesto, tuve la oportunidad de sacar a Jack del bar donde trabajaba y lo convertí en mi asistente personal, comencé a pagar sus estudios para que estuviera mejor preparado y así, darle una mejor posición laboral sin levantar sospechas de favoritismo. Nos mudamos juntos seis meses después de comenzar a salir, y a pesar de que la sombra de Bael nunca se alejó, cada que estoy con Jack se vuelve más nítida.

 Hace cuatro meses mi tío me pidió trasladarme a Canadá para estar al frente de la empresa que se localiza ahí, ha habido algunos problemas administrativos últimamente y quiere que sea yo quien ponga orden entre los empleados.

 Así que hoy, por fin llego el día en que regreso a este lugar donde deje todo lo que ame un día.

“Estimados pasajeros, su vuelo con destino a Canadá está a punto de aterrizar, favor de permanecer en sus asientos en todo momento”

 Miro el exterior a través de la ventana del avión, todo se ve tan pequeño desde aquí arriba. No di aviso a mamá de que regresaría, quiero que sea una sorpresa.  Han pasado seis años desde que me fui de Canadá, y por primera vez en todo este tiempo, volveré a pisar la ciudad donde crecí.

 Al bajar del avión tomo mis maletas y salgo en busca de un taxi, es molesto puesto que me he desacostumbrado a subir en autos de extraños, en Inglaterra tenía mi propio automóvil y un chofer siempre a mi disposición para trasladarme a cualquier sitio que pidiera. En realidad aquí no debería ser la excepción, pero como dijo mi tío, el personal de este lugar es muy ineficiente. A pesar de que estaban  al tanto de mi llegada y mi itinerario, el auto con el empleado que se supone me recibiría, no llegó.

 Tal vez debería ir directo al hotel, pero el ansia por ver a mi familia es más fuerte que el cansancio por el viaje. Le indico la dirección al chofer del taxi, el cual solo asiente en respuesta y comienza a conducir en completo silencio. No recordaba que la gente de aquí fuera tan poco cordial, o tal vez solamente es el hecho de que me he des adaptado.

 Recuesto mi cabeza en el cristal, y observo atentamente todo el entorno durante el camino, me parece increíble cómo puede cambiar tanto un lugar en solo seis años. El taxi para frente a la casa de mis padres, de inmediato saco las maletas y pago la cuenta del viaje, una vez se marcha, me quedo expectante frente a la reja de la entrada principal, ¿Qué pasaría si mi padre se encuentra en casa? Si hay alguien a quien odio con toda el alma es a él. A pesar de que he intentado durante mucho tiempo comprender sus motivos, o tratar de justificar sus acciones de alguna manera, simplemente no puedo hacerlo, para mí él es y siempre será el causante de mi más grande pérdida, por su culpa mate a Bael al tratar de protegerlo.

 Cierro los ojos, inhalo y exhalo profundamente intentando calmarme, sé que si no hago esto ahora nunca lo haré, y si es que me llego a topar con esa persona, simplemente haré como si no existiera.

 Abro la puerta lateral de la reja para poder entrar, intento calmarme a mí mismo mientras camino por el verde y frondoso jardín que conducen a la entrada principal, es nostálgico ver como todo sigue intacto, como si los años no hubieran pasado por este lugar, hay tantos recuerdos agridulces que sucedieron aquí.

 Llamo un par de veces a la puerta, puedo sentir como resbalan por mi frente gotas de sudor, estoy muy nervioso, pero creo que ya es tarde para arrepentirme. Nadie responde, me dispongo a tocar nuevamente pero antes de hacerlo la puerta se abre. Mi madre está frente a mí, completamente paralizada, para ser franco me encuentro de la misma manera, mi cuerpo no se mueve, solo sonrío al ver su rostro después de tanto tiempo, ha envejecido. Ella, al recuperar su movilidad, se cuelga de mi cuello dándome un fuerte abrazo, en cuestión de segundos puedo sentir la tela de mi camisa húmeda por sus lágrimas. Le respondo gustoso el abrazo, es curioso que después de no verla por tanto tiempo puedo sentir su cuerpo más pequeño.

 -¡No lo puedo creer! Realmente eres tu hijo, mi niño, ¿Por qué no me dijiste que vendrías? Te habría ido a recoger al aeropuerto.

-Quería sorprenderte mamá, y supongo que logre mi objetivo.

 -Valla que lo hiciste cariño, ¿Cómo has estado? Por favor pasa, quiero que me cuentes todo.

 -Lo siento mucho mamá pero tengo que llegar a mi hotel y organizar algunas cosas de la compañía que tengo pendientes.

 -¿Por qué no te alojas aquí? Después de todo, esta también es tu casa.

 -Te lo agradezco pero – Hago una breve pausa – No quiero incomodar a Will y a Trevor.

 Al oír aquel nombre, la cara de mamá cambia drásticamente, su rostro que antes se veía alegre ahora está ensombrecido y triste.

 -¿Sucede algo? – Le pregunto preocupado.

 -Lamento tener que informártelo de esta manera, pero Will y yo creímos que sería lo mejor – Da un largo suspiro mirando a la nada – Tu padre… Trevor, falleció hace dos años, no te dije nada porque sé que tu relación con él nunca fue buena así que no quería que regresaras solo por malas noticias.

 La voz en su última oración comienza a quebrarse y el llanto no demora en salir. No sé cómo sentirme al respecto, me gustaría poder decir que siento aunque sea un poco de tristeza o compasión por él, pero la verdad es que no siento absolutamente nada. Me acerco a mamá y la acuno entre mis brazos para calmarla un poco, sé que si abro la boca en este momento podría herirla con mis palabras.

 -¿Es gracioso no? Como después de tantos años de sufrimiento le estoy llorando a mi propio verdugo.

 Me quedo unos minutos abrazándola en silencio hasta que su respiración comienza a estabilizarse, ella se separa de mí y se me queda mirando.

 El decirle que lamento mucho su perdida sería una completa mentira, no pienso ser hipócrita ni siquiera en un momento como este.

 -¿Dónde está Will? No he sabido nada de él desde que me fui – Pregunto intentando cambiar el tema.

 -Está trabajando, tuvo que atender unos asuntos esta mañana, pensé que te habría comentado ya de su nuevo empleo.

 -¿Ah sí? Suena muy serio, ¿En dónde trabaja?

 Evade mi mirada y se queda callada, su reacción me hace saber que algo no está bien.

 -Será mejor que él te lo platique más detenidamente hijo, de todas formas debes de ir a trabajar tú también, así que siéntete libre de volver cuando quieras a casa, te estaré esperando.

 Siento como si repentinamente me estuviera corriendo para evitar esa conversación. Dejaré las cosas así por ahora, pero es seguro que de alguna manera lo averiguaré. Nos despedimos con otro abrazo y yo retorno mi camino a la salida. Curiosamente, esta visita más que ponerme feliz, me puso bastante inquieto

 Han pasado ya cuarenta minutos desde que me fui de la casa de mamá y ni un solo taxi ha pasado, las maletas son muy pesadas para llevarlas arrastrando por todos lados y mi paciencia se está agotando. Una notificación de mensaje entrante suena en mi celular, lo saco para mirar de quien se trata pero verlo solo me hace sentir más furioso.

 *Lamento llegar tarde jefe, había mucho tráfico por la zona. Estoy en el aeropuerto, pero no lo veo, dígame en donde se encuentra e iré de inmediato con usted*

 Este bastardo, cree que con una simple disculpa será suficiente, gracias a él me encuentro en este aprieto. No es momento de enojarme, únicamente quiero llegar a mi hotel para poder hablar con Jack y descansar.

 *Como no llego, ni me informo previamente de su retraso, me ví en la necesidad de tomar un taxi. Me desvié del rumbo original y ahora no encuentro otro taxi que me recoja. “Ubicación” Recójame en el parque que se encuentra frente a este lugar, y esta vez por favor, no llegue tarde*

 Tomo mis maletas, pesarosamente las arrastro hasta cruzar la calle, sinceramente no creo que vaya a llegar pronto ese sujeto y mis piernas ya me están doliendo, así que será mejor esperarlo sentado en una de las bancas del parque, estar debajo de un árbol será mucho más refrescante que esperarlo parado bajo el sol.

 Cuando tomé asiento estaba completamente solo, y ahora, hay tantas parejas en cada banca que me dan ganas de vomitar. Quizás lo que realmente siento sea envidia, envidia de todos aquellos que pueden demostrar su amor abiertamente y estar orgullosos al lado de la persona a quien aman. En cambio yo, me encuentro en Canadá mientras mi novio esta aun en Inglaterra arreglando los últimos detalles para poder transferirse conmigo, y aunque estuviera a mi lado, nos sería imposible darnos muestras de afecto tan naturalmente como lo hace el resto, mi posición y los prejuicios siempre lo impedirán. Me pregunto, cuando podrá llegar el día en que nuestra relación deje de ser un secreto.

 Paseo mi mirada curioso por los alrededores, este lugar más que un parque parece un sitio para citas, me es divertido ver las actitudes tan diversas de cada pareja. Una discute, otra pareciera que estuvieran a solas, es como si el chico quisiera comerse la cara de la chica, eso me hace reír a mis adentros. Al voltear a mi lado, observo que la banca que antes estaba vacía ya ha sido ocupada por otra pareja, y para mi sorpresa, parecen ser dos hombres. Solo puedo ver con claridad a uno de ellos, el otro se encuentra dándome la espalda, me parece lindo como no se cohíben al mostrar su amor uno por el otro frente a toda esta gente, francamente, quisiera tener su valor.

 Por algún motivo no puedo dejar de admirar a ese par, veo cómo se toman de la mano, se abrazan y hasta se besan sin temor alguno, mientras que algunas de las otras personas que están ahí se susurran entre ellas mientras los ven repetidamente. Todos aquellos que los juzgan puedo asegurar que son basura, un amor homosexual es tan normal y sincero que uno heterosexual, más aún cuando dejan las reservas y les deja de importar el qué dirán.

 Miro la hora en mi reloj, ha pasado ya media hora desde que le mande la ubicación a ese imbécil y aún no recibo respuesta, estoy muy enojado pero al menos tengo algo con que matar el tiempo.

 Al regresar la mirada a la tierna pareja veo como ambos ya se han puesto de pie, en esta situación es natural que se pusieran incómodos y quieran irse. De pronto el otro chico al que no había podido ver hasta ahora se da la vuelta, simplemente me congelo ante la imagen que tengo frente a mí, realmente no lo puedo creer.

Es Bael.

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