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Templanza fue la primera en volver a la torre, le pareció raro como los demás sirvientes la miraban así que dejo sus labores para regresar y empezar a preparar la cena, había sido un día largo en el mercado y encima no consiguió todo lo que la concubina requería. Ni bien paso la puerta detecto las manchas de sangre del piso y corrió hasta la cama. La escena era como sacada de una película de terror, Ámbar estaba boca abajo, luchando por respirar, con toda la espalda cortada y llena de sangre, tanta que había manchado todas las sábanas.

Templanza empezó a preparar los ungüentos para curar esas heridas mientras conseguía agua tibia para limpiarlas y paños lo suficientemente suaves para que no le doliera más de lo que ya dolía.

Al sentir sus manos trabajar en su espalda, Ámbar se retorció.

Tranquila hija por dios, soy yo- decía ella mientras lloraba, no podía creer la crueldad del mismísimo rey en contra de su única y verdadera hija.

El intento violarme, mamá, yo me defendí, lo herí con fuego y me castigaron- los llozosos que Ámbar emitía no permitían que se entendiera lo que decía.

No te esfuerces, solo duerme te prometo que mañana será otro día- como si la hubiera hechizado, la pequeña se durmió.

Al cabo de un rato, raíl entraba corriendo, se había enterado por una doncella de lo sucedido y tiro todo lo que había juntado para ir a ver a su pequeña. Cuando ingreso vio a su hermana llorando, sentada al lado de la niña que dormía en la cama, la cantidad de sangre en los paños de tela, más las sábanas daban a entender todo lo que había sufrido.

No puedo curarla, cerré las heridas, pero su espalda tiene cicatrices horribles, ni siquiera el diente de león las desaparece- acariciaba el pelo de la niña mientras hablaba.

Consuelo me contó lo sucedido, Erkan quiso violarla cuando ella se fue a cambiar de ropa, se defendió prendiéndolo fuego y la juzgaron igual en su contra, el rey mismo le dio diez latigazos en el calabozo, y ella fue quien la trajo aquí por orden de Gerardo- apoyo su mano en el hombro de su hermana.

Si la señora estuviera aquí y viera esto mataría a todos incluyendo a su esposo, ese imbécil de Erkan, como se atreve, es su hermana, le lleva más del doble de su edad, ¿acaso no se conforma con las mujeres que tortura?- a pesar de tener odio en su voz no levantaba el tono para que su niña siguiese durmiendo.

Hermana, no te lo he planteado antes porque no hubo oportunidad, pero tenemos que irnos, si seguimos aquí la van a matar- raíl sabía las consecuencias de abandonar el reino y que si eran descubiertas, serían consideradas traidoras, pero podía más el amor por esa pequeña que cualquier otra cosa - en unos días Ámbar cumplirá 7 años, podemos aprovechar esa oportunidad para escapar, siempre le organizamos algo acá, quizás podríamos ir al pueblo y usar una esfera de humo para distraer a todos y salir por el bosque negro- el plan era sencillo pero arriesgado.

Hermana, el rey lastimo a Ámbar con su nuevo juguete ¿no?- espeto templanza.

Si ¿por qué? ¿En qué piensas?- la confusión se hacía presente en raíl.

Entonces debemos irnos esta misma noche, si el látigo fue creado para domar demonios, entonces él ya sabe quien es ella, y si lo sabe se lo dirá al rey y estará en peligro de muerte si es que ya no se lo dijo- la conclusión era tan exacta.

Mierda, empacaré ahora mismo- salió corriendo buscando lo esencial que necesitaban, para escapar cuanto antes.

En otro lado del palacio, como ya había previsto templanza, el látigo envenenaba la cabeza del rey y terminó por confiarle lo que se escondía en la profundidad de la niña. Gerardo sin poder creer en la traición de Aurora, recordó que el día antes del nacimiento de Ámbar había habido un eclipse de sol. También recordó el día que le había regalado a su esposa un collar con la escama de un dragón. Corrió a la que antes era alcoba de la reina y rebusco por todos lados para dar con él. Solo encontró el cofre donde había llegado vacío y por primera vez todo cayó en su cabeza como piezas de un rompecabezas. Ella había usado la escama para darse medio día más de vida y que así jamás sospecharan de nada.

Salió corriendo de esa habitación y fue junto a sus guardias a la torre donde están las tres mujeres. Ingresaron pateando la puerta y encontraron a las dos consortes preparando todo para su huida, mientras aún sobre la cama yacía inconsciente la niña. El rey ordenó inmediatamente la detención de las tres y las condujeron a los calabozos.

Ámbar despertó en medio de la noche en el frío suelo de una celda sin entender nada de lo que estaba ocurriendo, aún tenía el dolor punzante en su espalda.

¿Madre donde estás?- gritaba desesperada

tranquila pequeña, acá estamos- dijo templanza con la voz quebrada. Antes de que la pequeña despertara el vocero del rey había ido a decirles que en 2 semanas serían las tres ejecutadas por alta traición. Aunque no se lo diría a la niña.

¿por qué estamos aquí? ¿Mamá porque lloras?- los gritos de Ámbar eran escuchados en todas las celdas.

Te voy a contar una historia pequeña, hace muchos años cuando tú naciste, hubo un eclipse de sol. Tu madre estaba tan contenta con tu llegada que nos pidió que por favor ocultáramos el día de tu nacimiento para evitar que te asesinaran- trago saliva y prosiguió con el relato.

Pero yo no soy un demonio mamá, he leído de esos niños brujos y jamás presente ninguna de las marcas ¿por qué los hacen esto? ¿Por qué me odian tanto?- se cubrió con las manos la cara, no entendía nada, era su propio padre quien la quería muerta.

Nosotras te amamos hija, pero a los ojos de los demás cometimos traición- dijo raíl quien lloraba aún más escuchando llorar a su pequeña. Como era posible que este mundo fuese tan cruel con un ser tan inocente como ella. el único amor que había recibido había sido el de ellas dos, ni siquiera los sirvientes la consideraban una princesa, no tenía lujos, no poseía ninguna riqueza. porque había sido tan injusta la vida con alguien tan pura y bueno.

A veces los demonios son las mismas personas hija, no trates de entender todo esto. La maldad siempre vivirá en este mundo- sentenció templanza.

Ojalá mi mamá no me hubiese dado a luz- se secó las lágrimas y volteo a ver la fría pared. Ya no quedaba nada, no importaba nada.

No vuelvas a decir eso, tu madre te amaba más que a su propia vida- la reto raíl - y nosotras mi pequeño gran amor, también te amamos más que a nuestras propias vidas- la dulzura en su voz había hecho sonreír a la pequeña.

Yo también las amo mucho y perdón por todo esto- se acostó en el piso haciéndose una bolita. En solo unos días todo el sufrimiento se acabaría.

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