VI . El amor en la penumbra

Capítulo VI

El tiempo pasaba en la Academia Nueva Era, y la conexión entre Hope y Elías se fortalecía con cada encuentro furtivo. A pesar de las barreras y reglas que los separaban, no podía evitar sentir que estaban destinados a estar juntos. Sin embargo, ninguno de los dos había confesado verdaderamente sus sentimientos ante el otro.

Una noche, mientras la academia estaba sumida en la oscuridad y los demás vampiros se concentraban en sus clases nocturnas, Elías y Hope se encontraron en el rincón más apartado de la academia. Las luces tenues creaban un ambiente íntimo. Elías había dispuesto todo para ello, así que tomó la mano de Hope y la miró con una mirada apasionada.

—Hope, cada día que pasa, mi cariño por ti crece más. No puedo evitar sentir que estás destinada a ser parte de mi vida —dijo él con temor al rechazo.

Hope le devolvió la mirada con ojos brillantes.

—Yo también, Elías. Me daba vergüenza decirlo, pero a pesar de las barreras que enfrentamos, no puedo evitar sentir que lo nuestro es especial —respondió ella sonrojada.

Sus corazones latían al unísono mientras se dejaban llevar por la intensidad de su amor, estaban felices de que al fin podían ser sinceros con el otro. Sin embargo, sabían que debían ser cautelosos y mantener su relación en secreto.

A medida que sus encuentros continuaban, Elías y Hope compartieron sus pensamientos, sueños y deseos más profundos. Sus conversaciones eran un refugio en un mundo donde no podían ser completamente ellos mismos. Aunque su amor era apasionado, también era un amor a la sombra, un amor que desafiaba las reglas de la academia. Por lo que Elías había preferido esperar para darle su primer beso a Hope. No quería que ella se sintiera obligada a expresar esencialmente lo que sentían por el otro.

La intimidada entre ellos crecía, ya medida que el tiempo avanzaba, se volvían más audaces en sus encuentros secretos. Los rincones oscuros de la academia se convirtieron en testigos silenciosos de su amor prohibido, un amor que se afianzaba a pesar de las limitaciones de su mundo. Sus miradas se congelaban por horas, al igual que sus sonrisas, ambos disfrutaban de la respuesta que el otro le brindaba. Eran como un espejo de amor puro.

Sin embargo, la tensión entre el deseo de estar juntos y la necesidad de mantener su relación en secreto comenzaba a pesar en ellos. Sabían que debían ser cuidadosos, pero ansiaban la libertad de poder amarse sin restricciones. Salir de la academia y pasear por las calles de la isla. Hacer cosas normales para una pareja de enamorados.

En una de sus noches secretas, cuando el riesgo de ser descubiertos parecía más palpable que nunca, Hope miró a Elías con ojos llenos de anhelo.

—Elías, ¿crees que algún día podremos estar juntos sin miedo? —preguntó ella avergonzada.

Él la abrazó con ternura, su corazón latiendo en sintonía con el suyo regresó a Elías más débil y lleno de felicidad.

—No lo sé, Hope, pero estoy dispuesto a luchar por nosotros, pase lo que pase. Nuestro amor es único, y nada ni nadie puede arrebatárnoslo —le confesó él.

—Es que si nos descubren nos obligarán a dejar de vernos —le indicó ella con temor.

—Nadie hará que me aleje de ti, solo tú puedes pedirme eso —le aseguró él.

—¿Y si el director nos expulsa? —preguntó ella con temor.

—Estoy dispuesto a lo que sea por ti. Incluso si me expulsan te esperaré a que salgas de la academia, y si nos echan a los dos buscaré la manera de mantenernos para que tú puedas seguir estudiando para cumplir tus sueños, aunque eso implique que deba tomar el trabajo más inhumano que existe —le aseguró él.

—Y si solo me expulsan a mí? —preguntó ella abrazada a él.

—Renunciaré a la academia y me iré contigo. Entiéndelo Hope, a donde tú vayas, yo estaré ahí contigo —le respondió Elías a punto de besarla, sin embargo, se contuvo—. Jamás haré nada que pueda lastimarte, porque ese día sería el último día de vida para mí.

—Si seguimos juntos, envejeceré y moriré —le indicó ella.

—Todos moriremos algún día. Eso ocurrirá, aunque no estemos juntos —le aclaró recordando un libro antiguo—. Hay una ciudad donde se permite que los vampiros y los humanos sean pareja. Podríamos irnos a vivir ahí. ¿Qué te parece?

—Harías eso por mí? —preguntó ella sorprendida.

—Entiéndelo, Hope soy capaz de quitarme la vida si tú me lo pidieras, ya que desde que te conocí todo yo te pertenezco —aseguró él y ella lo detuvo.

—No digas esas cosas —le pidió casi llorando.

—Esperanza, lo siento. No quería hacerte sufrir —le aseguró él, preocupado por ella. No deseaba hacer sentir mal a Hope, prefería verla sonreír.

Ella esperó hasta calmarse un poco, y después de estar segura de que podría hablar, lo miró a los ojos. Debía mostrarse firme ante él, algo que le costaba mucho porque los vampiros tenían una mirada penetrante mucho más fuerte que la de los humanos comunes.

—Prométeme que no acabaras con tu vida —le ordenó ella—. Si yo muero antes de llegar a anciana, tú no te quitarás la vida.

Hope sabía que los vampiros enamorados solían hacer eso cuando la humana que amaban moría. Y no quería que él renunciara a la vida por ella.

—Date tiempo de olvidarme, tómate al menos el tiempo necesario para hacer el duelo antes de tomar una decisión apresurada —indicó ella con dolor en su pecho, el solo pensar en que Elías hiciera, eso la destrozaba.

—Lo haré, lo juro —le aseguró él para que dejara de llorar.

El amor entre Hope y Elías se afianzaba en la penumbra de la academia, un amor prohibido que desafiaba las reglas y las limitaciones de su mundo. A pesar de las adversidades, estaban decididos a luchar por su amor, sin importar las consecuencias que podrían enfrentar en el futuro.

¿Sería solo la respuesta a los impulsos de dos adolescentes?

Autor: Osaku

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