I . Un Encuentro inesperado

Capítulo I

La mañana se cernía sobre la academia Nueva Era con una tranquilidad engañosa. En los patios, estudiantes se apresuraban a entrar a sus salones para las clases. Una institución donde los adolescentes de todo tipo coexistían, pero que albergaba un oscuro secreto que solo unos pocos conocían.

En medio de la multitud de estudiantes, se encontraba Hope, una joven humana de dieciséis años con cabello castaño claro y ojos oscuros. Su mirada se posó en el majestuoso edificio de la academia mientras avanzaba por el camino pavimentado. Para ella, la academia no era solo una escuela, un lugar donde aprender y hacer amigos, ya que había venido aquí tras la repentina enfermedad de su abuela. La que la imposibilitaba a seguir cuidando de ella. A diferencia de otros, Hope no poseía habilidades sobrenaturales ni portaba el legado de una antigua mutación genética. Por lo que debía adaptarse a las circunstancias y tratar de mantener un perfil bajo.

Al otro lado del campus, en la misma academia, pero en un horario diferente, había un mundo oculto a los ojos de los integrantes del establecimiento oeste. Los vampiros adolescentes, con su palidez distintiva y elegancia, se congregaban en clases nocturnas, lejos de la vista de los humanos. A diferencia de lo que los mitos e historias referían, estos eran el resultado de la mutación genética causada por un misterioso virus que había azotado a la humanidad hacía dos mil años. A lo largo de las generaciones, habían desarrollado habilidades extraordinarias, pero debían mantener su verdadera naturaleza en secreto. Ya que no era bien visto que los vampiros se relacionaran con los humanos, muchos los consideraban fenómenos.

Hope tenía un par de amigos humanos en la academia con los que se llevaba bien, pero esa noche, la curiosidad la llevó a explorar el edificio norte. Mientras caminaba por los pasillos, su corazón latía con emoción y cierta aprehensión.

¿Qué secretos ocultos y misteriosos albergaba la academia?

Hope siempre había querido ser detective. Lo que ella estaba a punto de descubrir, no solo la sorprendería. En un pasillo solitario de la parte norte de la academia, Hope se topó con un letrero que indicaba "Área Restringida". La puerta estaba ligeramente entreabierta, invitándola a echar un vistazo furtivo. Sin pensarlo mucho, empujó la puerta suavemente y se adentró en un mundo completamente distinto.

En la penumbra, se encontró con una sala de estudio abandonada. Lámparas de araña antiguas arrojaban una luz tenue sobre los libros polvorientos y el mobiliario antiguo. Sin embargo, lo que más llamó su atención fue un joven apuesto que yacía en un sofá, completamente absorto en un libro.

El cabello dorado del chico caía sobre sus ojos mientras leía. Sus pómulos altos y sus labios suaves lo hacían parecer un modelo. Aunque Hope no sabía quién era, hubo algo en él que la atraía de inmediato.

El silencio se rompió cuando el joven levantó la vista y la miró con sorpresa. Hope sintió que el tiempo se detenía mientras sus ojos se encontraban. El chico parpadeó un par de veces antes de levantarse con gracia y extender la mano.

—¿Eres nueva aquí? No te he visto antes —comentó el joven con una sonrisa amigable.

Hope asintió, sin poder apartar la mirada de sus ojos intensos. No sabía la razón, pero estaba muy nerviosa.

—Sí, soy Hope. Estoy en la academia en la parte Oeste. ¿Y tú? —preguntó ella sin darse cuenta que eso le daba una pista más que reveladora al joven.

—Soy Elías. Asisto a las clases nocturnas —dijo el muchacho y sonrió, revelando colmillos afilados que lo delataban—. ¿Qué te trae a esta área restringida?

Hope se mordió el labio, preguntándose si debería confiar en un extraño y contarle la verdadera razón. Tal vez él pensaría que era una tontería que le gustara el misterio y los acertijos. La atracción que sentía era innegable, pero también había un aire de misterio a su alrededor que la inquietaba.

—Estaba al tanto que esta era una academia inclusiva. Pero nunca imaginé que nos prohibieran venir aquí porque había vampiros —indicó Hope, y el joven se molestó con ella.

—No somos vampiros —espetó él y ella se disculpó en seguida.

—Lo siento. No quise faltarte el respeto. Pensé que se les decía así. Solo dime como quieres que te diga y disculpa que feura tan necia —indicó ella hablando rápido y muy avergonzada.

Él no pudo evitar comenzar a reír, esa era una cosa que lo tenía sin cuidado. Después de todo, sus características eran muy similares a la de los vampiros retrataban en los libros. Por lo que él no era de la clase de chico que reneganaba de ese sobrenombre.

—Disculpa, no quise reírme. Pero tu gesto fue muy gracioso —reveló él y ella lo empujó.

—Eres un tonto. Me hiciste sentir culpable y solo te burlaste de mi —espetó ella enojada.

—Eres muy simpática, la mayoría de los humanos que son como tú se hubiera horrorizado con solo ver mis colmillos, pero tú te atreves a empujarme —le indicó él y se acercó más a ella. Casi dejándola sin espacio.

—No sabes que puedo beber tu sangre hasta desangrarte? —preguntó él sacando sus colmillos.

—Si quisieras cenarme no estaríamos charlando. ¿Cierto? —preguntó ella y él volvió a reír.

—Tienes toda la razón. Aun así, trataría de tener más cuidado. No todos son como yo —indicó él y ella se sostuvo de su cuello a modo de broma. Sin embargo, ninguno de los dos pudo apartar la mirada. Había sido amor a primera vista.

—Aun no me has dicho que haces aquí —indicó él tragando saliva.

Ella empezó a ponerse nerviosa, por lo que se apartó de él y después de mirar el reloj de esa antigua biblioteca mintió asegurando que debía irse porque se le hacía tarde y se marchó avergonzada.

El primer encuentro entre Hope y Elías marcó el inicio de una historia que cambiaría sus vidas para siempre. El destino había entrelazado sus caminos de una manera que ninguno de los dos podía imaginar. Ya que Hope regresó a ese sitio siempre que pudo, con la ilusión de encontrarse con Elías en el futuro. Como si algo más fuerte que ella la impulsara a seguir.

Autora: Osaku

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