Capítulo siete.

Bella

Tomo otra fritura y me la llevo a la boca, voy a tener que aumentar la sesión del gimnasio la próxima vez, estaba tomando un descanso debido a la necesidad del personaje de subir de peso, esto para verme más rellena y fornida, aunque esto de comer en abundancia es solo una excusa mía.

Estoy entretenida leyendo el guion hasta que mi celular suena. Ojalá tuviera a alguien que contestara mis llamadas por mí, y lo tengo, Rodri lo hace, pero las personales solo yo puedo responderlas, quiero llorar y hacer una rabieta por la interrupción que esto representa, tanteo a mi lado, buscando mi celular, pero no importa cuánto lo intente, no lo encuentro, bufo, cierro el guion y encuentro mi celular a mi lado.

Maldita mano. Lo tomo y antes de tener una mala reacción, palidezco al ver el nombre en pantalla. Tal vez si dejo que siga sonando y se termine la llamada dejaran de insistir, y si no sé lo que querían, posiblemente pueda evitar involucrarme y si no me involucro viviré felizmente en l ignorancia. Suspiro y respondo antes de que se mande a buzón.

—¿Hola? —di que fue un error, di que fue un error, susurro para mis adentro.

—Bella, me saltaré los saludos, se trata de tu madre...

—Iré para allá —me pongo de pie y estoy por dirigirme a mi habitación para vestirme y hacer tiempo en lo que le aviso a Rodri y manda a alguien por mí, pero no terminan la llamada como siempre.

—Lo siento, cariño, pero es necesario que vengas inmediatamente, no hay tiempo que perder, la condición de tu madre es grave y es posible que no pase de esta noche —susurra—. No quería decírtelo de este modo, pero de lo contrario no serías capaz de llegar a tiempo —no sé cómo reaccionar.

—Iré de inmediato —susurro, termino la llamada y me apresuro a tomar mis llaves, me pongo lo primero que encuentro de zapatos, tomo un abrigo y corro hasta mi auto que casi no uso.

-

Estaciono terriblemente, ocupando dos lugares, salgo del auto sin quitarle las llaves, porque no tengo cabeza para eso, corro hasta la entrada del hospital y caminando de un lado a otro me encuentro con la enfermera de mi madre.

—¡Bella!

—¿Dónde está? ¿Cómo se encuentra? —quiero correr hasta su habitación, pero Gloria, la enfermera personal de mi madre me detiene.

—Bella, ¡Bella! —me sujeta con fuerza de los brazos, incluso encaja sus dedos, el dolor me distrae un poco, la miro, confundida—. Esta en el quirófano, necesitamos esperar... —no sé si eso es peor, ni siquiera sé lo que le ocurrió, me duele la cabeza mi pecho está a punto de estallar, trato de respirar, pero no siento que entre nada de aire.

—Tengo que ir con mamá —susurro.

—Bella, primero hay que tratarte —mi ceño se frunce, porque no sé de lo que habla, ¿tratarme qué? Quiero que deje de tocarme, necesito que me suelte, pero me tambaleo apenas logro soltarme, estoy por caer de culo, cuando alguien me sostiene por atrás. Miro a la persona y no puedo creer que sea ella.

—¿Olivia? —su ceño está fruncido, luce molesta, como la primera vez que nos encontramos aquí. ¿Qué hace ella aquí?

—¿Puede traer un botiquín? La llevare a los asientos, la esperamos ahí —miro a la enfermera de mamá, quien asiente y se marcha.

—Estoy bien, solo tengo que ir a ver a mamá.

—Esta en el quirófano, ¿qué quieres verle? No creo que te dejen entrar a ese lugar y si lo hacen, recibirán una demanda —sacudo mi cabeza, me estoy volviendo loca—. Estás tan preocupada por tu madre, que no te has dado cuenta de tu estado.

—¿Mi estado? —señala con su barbilla el suelo, bajo mi mirada y alrededor de mí hay un pequeño charco de sangre—. ¿Qué es...? —no alcanzo a responder, Olivia toma mi brazo y lo pone alrededor de su cuello, sujeta mi cintura y me pega más a ella.

—Vamos, parece que algo se encajó en tu pie —creí que llevaba zapatos, pero estoy descalza, estoy segura de que me puse los zapatos.

De repente, me duele el pie, quiero llorar, Olivia me lleva hasta los asientos de la sala de espera y me ayuda a sentarme, se sienta en el suelo y toma mi pie.

—Aquí esta —Gloria llega con un carrito metálico.

—Entonces, te dejare a manos de expertos —Olivia se pone de pie y antes de que se marche, tomo su mano, no quiero estar sola mientras me sacan quién sabe qué del pie, Olivia se gira para verme y arquea sus cejas—. ¿Necesitas algo?

—¿Puedes quedarte? —se ríe secamente,

—No vine aquí porque quise, tampoco sigo aquí porque quiero, creo que ya he hecho muchas cosas que no quiero el día de hoy, y créeme cuando te digo que tengo un límite de hacer cosas que no quiero al día y ya lo he sobrepasado —me sonríe y enseguida hace un gesto de arrugar su nariz, resopla y talla su rostro con su mano libre, estirando sus facciones extrañamente—. Bueno, no puedo manejar enfadada, así que me quedaré un rato —se sienta a mi lado, Gloria nos observa y luego se enfoca en lo que tiene que hacer. Cuelga mi pierna sobre un banco y otra enfermera llega a ayudarle, estoy enfocada viendo mi pie, pero Olivia me habla—. Tu celular no deja de sonar y no creo que seas sorda —mi ceño se frunce y veo mi mano que sujeta con fuerza mi celular, ni siquiera me di cuenta.

—Ah.

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Comments

Laura Aguado

Laura Aguado

Estoy intentando seguir el hilo de la historia pero voy perdida

2023-11-11

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