Capítulo tres.

Olivia

—Eres la amiga de la exesposa de Mason, ¿cierto? ¿Cómo se llamaba esa niña? —susurro la última pregunta para mí misma, ella también me hizo enojar tanto que estoy segura de que debo recordar su nombre, pero si pienso en ella, seguro que recordaré algún momento en el que me hizo enojar y si recuerdo algo no podré salir del hospital hasta mañana.

—No creo que me conozcas solo por eso, sería raro —llega hasta mí y eso es raro, ¿qué quiere? ¿Será que quiere quejarse de Kristel? No sería la primera persona que se queja abiertamente conmigo de lo que sea que le hizo mi hermana menor. He tenido que limpiar muchas cosas por Kristel.

—Apareciste en esa serie famosa, ¿cierto? —recuerdo que Mason estuvo molestándome para que la viera, porque era su primera inversión y estaba orgulloso y vi un capítulo.

—¿La viste?

—Estaba interesante, pero es una historia muy cursi, ¿no? —me tenso apenas suelto eso, maldita sea, no debería ser tan abierta con mi desagrado. La miro, esperando que luzca ofendida, pero no lo parece.

—¿Eso piensas? —hace un puchero, como si estuviera pensando en algo, ahora me siento incómoda, quisiera cambiar de tema—. Es posible que sí sea muy cursi, pero ¿viste el final? Fue un final muy maduro, se suponía que los espectadores serían adolescentes o jóvenes adultos, pero los episodios finales fueron mayormente vistos por adultos —sus ojos se agrandan, como si estuviera sorprendida de lo que ya sabe.

—Los vi. El final fue bueno —es todo lo que se me ocurre decir, se ríe y sigue siendo raro.

—Entonces, ¿qué géneros te gustan disfrutar? En lo personal, prefiero el terror. Pero solo he participado en una película de terror, al parecer a nadie le gustó mi actuación, después de todo, no me asustó con facilidad y mis gestos no eran muy honestos —se encoge de hombros.

—Me gusta lo policiaco o el suspenso —no lo había pensado mucho.

—Actualmente estoy trabajando en una serie de policías, espero que te guste si ves algún episodio.

—¿Por qué no me preguntas qué hago aquí? —parpadea varias veces, me cruzo de brazos y hace una mueca.

—Bueno, es muy obvio. ¿Por qué otra razón alguien como tú vendría a un hospital a dos horas de la ciudad?

—Podría estar enferma y tal vez quiero ocultar mi enfermedad, porque si la voz se corre la empresa tendría una caída de acciones y eso significaría una caída al presupuesto y otras cosas malas —arqueo una ceja y su ceño se frunce.

—¿Qué fue eso? ¿Una novela? —se ríe levemente—. Bueno, si quisieras ocultar tu enfermedad, no creo que este hospital fuera la mejor opción, además, siempre puedes comprar a los directores de los hospitales para mantener tu estancia enteramente confidencial.

—Ahora tú suenas como una novela —me guiña un ojo y entrecierro mis ojos—. Vine a ver a mi hermana —confieso, porque no es un secreto que Kristel esté loca, solo que nadie sabe exactamente dónde está, pero esta mujer deduce muy rápido.

—Parece que no te fue bien —debería irme, mi humor ha mejorado, pero tampoco quiero que empeore por la indiscreción de una actriz, no debería juzgar a alguien por las personas con las que convive, menos cuando soy la amiga del estúpido de Mason, pero no puedo evitar hacerlo cuando pienso en la exesposa de Mason, tengo un cierto recelo hacia ella, tal vez porque es muy estúpida, me recuerda a Kristel, pero Mason también es molesto.

Estoy por decirle que me tengo que ir cuando noto algo en ella. Me acerco y estiro mi mano para limpiar la sangre en su cuello, pero ya está seca, Bella se tensa, pero no se aleja.

—Lo siento, parece que tienes una ligera herida en tu cuello, no lo había notado —le digo, alejo mi mano y ella aprovecha para tapar la herida con su mano, sonríe, pero luce nerviosa—. Debo suponer que tampoco te fue muy bien —parpadea y deja de sonreír, me mira y asiente—. ¿Trajiste auto? —niega con su cabeza—. ¿Terminaste tu visita? —asiente—. ¿Quieres que te lleve? —sus ojos se agrandan—. Yo traje auto y ya que vamos para el mismo lugar, podría llevarte —mira a todos lados, no sé qué está pensando, pero al final respira hondo.

—Por favor —señalo el camino, aunque parece que ella ya está más que familiarizada con el camino.

Llegamos hasta el auto y en cuanto lo enciendo, espero unos segundos a que el motor se caliente, extrañamente hace más frío de lo normal, ¿será porque estamos en un campo abierto?

—¿No necesitas que alguien revise tu cuello? —le pregunto antes de conducir, no espero que se infecte y me culpe después, es una actriz, su rostro y su cuerpo es con lo que trabaja.

—Oh, en realidad no, estoy bien —se escucha familiarizada, suspiro y señalo la guantera.

—Creo que tengo lo que puedes necesitar para tu cuello —salgo del estacionamiento, se inclina y abre la guantera.

—¿Qué haces con todo este botiquín de primeros auxilios? —creo que se está burlando, ruedo mis ojos.

—Mi madre es quien usa la camioneta, prefiero moverme en autos cuando estoy en la ciudad, ella debe de poner esas cosas ahí, es propensa a lastimarse por accidente —suspiro con pesar, es como una niña pequeña.

—¿Puedo hacerte preguntas indiscretas? —la veo de reojo y enseguida vuelvo la vista a la carretera, ¿por qué el cambio de tema?

La verdad ya no hay muchas cosas que me pueden incomodar a este punto.

—Claro.

—¡Gracias!

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