Partí un trozo de pastel y lo comí con lentitud, por primera vez estaba un poco tranquila.
Dejé de comer y salí de la habitación para ir a la biblioteca. Aunque no me guste leer sobre historia, tengo que investigar para saber más cosas sobre mi habilidad.
El silencio y oscuridad de la biblioteca me recibió, prendí la luz y comencé a recorrer por los extensos pasillos.
Los estantes estaban repletos de libros, para mi suerte estaban divididos en secciones así que llegué rápidamente a la parte de historia.
Comencé a leer los títulos, hasta que uno me llamó la atención; "Los elegidos".
Lo tomé entre mis manos y me senté en uno de los sofás que estaban cerca de la ventana. Sin esperar, comencé a leerlo. El principio era casi igual a lo que me dijo Kenoir, pero encontré otros datos que me interesaron.
"Estas dos personas no obtendrán todo el poder de los Dioses. Sólo se les otorgará un pequeño porcentaje, para que puedan ayudar al mundo.
Los elegidos no podrán intervenir con las decisiones finales de los Dioses.
No se podrá salvar de la muerte a una persona ni tampoco ocasionarla"
"El elgido por Mork, no será el responsable de absolutamente todas las tragedias del mundo, sólo de algunas. Algunas sucederán sin intención, sólo con algún movimiento normal e inevitable de la persona se producirá un accidente. Otras, sucederán porque así lo quiere el portador"
A pesar que Kenoir ha estado diciéndome estas cosas pero con distintas palabras y yo en ocasiones las repetía, nunca lo habia aceptado dentro de mi. Leyéndolo en un libro oficial, mi mente hizo un click y logro entender todo. Acepté la verdad.
Estuve viviendo en la ignorancia. Estuve haciendo todo mal durante años.
Duerma o no, la tragedia pasará igual.
Quiera salvar o no a alguien, no depende de mi en su totalidad.
Terminé de leerlo y me quedé observando su portada, perdida en mis pensamientos.
Después de unos minutos decidí despejarme de alguna manera.
- El piano- murmuré inconscientemente
Al mencionar el instrumento, recordé que ya hacía mucho tiempo que no iba a la sala de música.
Dejé en orden el libro en su respectiva estanteria y salí de la biblioteca. Tuve que hacer sólo unos pocos pasos para entrar a la sala de música.
El silencio también reinaba en ese ambiente, la iluminación era enteramente natural. Al tener tantos ventanales con cortinas blancas y finas, la luz del sol entraba con facilidad y alumbraba cada rincón.
El arpa, piano, guitarra y los demás instrumentos parecían tan delicados ante la luz del sol que generaban ganas de no tocarlos y sólo observarlos desde lejos.
Suspiré con nostalgia, muchos recuerdos inundaban mi mente ahora que volví.
Me senté en el banquillo del piano, toqué suavemente con las yemas de mis dedos las primeras teclas de una de las tantas melodías que me sabía de memoria pero esta en particular, me traía recuerdos bonitos.
Una pequeña de 6 años, con rostro de asombro se encontraba en medio de la sala. Su cabello castaño claro que estaba recogido en dos coletas altas, ante el sol parecía ser de un color rubio suave. Su piel blanquecina al igual que sus ojos celestes brillaban con intensidad.
No le molestaba el sol radiante en su rostro, sólo le importaba el hecho de que se escabulló y era su primera vez sola sin ningún adulto en esa habitación tan majestuosa.
Con esfuerzo se sentó en la banquilla del piano, quería practicar sola la melodía que su tutora le estaba enseñando ya hacía unos días. Quería aprenderla de forma correcta para así la próxima clase, sorprender a todos.
Comenzó a tocar el instrumento, estaba tan concentrada para no equivocarse que no se percató de la presencia de otra persona en la habitación.
Una vez que terminó la pieza de forma correcta y sin ningún error, se permitió respirar tranquila y mirar hacía otros lados. Sorprendida quedó al ver a su hermano en la puerta.
- Haco, no le digas a nadie. Por favor, me castigarán si descubren esto- pidió asustada.
El pequeño sonrió de forma tranquilizadora, mostrando su único hoyuelo. Se acercó y sentó al lado de su hermana menor.
- No diré nada, estoy a favor de que practiques más seguido. Las clases que da nuestra tutora son pocas y tú al tener talento tienes que practicar más seguido, necesitas avanzar- habló posando su vista en uno de los tantos ventanales.
La niña sonrió tranquila y comenzó a jugar con el borde de su vestido
- No sé porque nuestros padres no permiten que trabajes y muestres tu talento- se lamentó el castaño. Su mente lo lograba entender porque su hermana no recibía la misma atención que él, porque la obligaban hacer otras cosas que no le gustaban como, por ejemplo leer sobre historia o tejer y cuando tomaba cariño a algo, ellos simplemente lo ignoraban y seguían con otras cosas aburridas.
- Yo tampoco lo entiendo- murmuró Nami
Haco revolvió su cabello y miró a su hermanita. Ella nació sólo 3 años después pero él desarrolló un fuerte instinto protector para con ella.
- No te preocupes, sigue practicando. Si nuestros padres preguntan, les diré que era yo el que estaba tocando el piano- dijo
Se sonrieron con complicidad y comenzaron a reír.
Nami lo abrazó con todas sus fuerzas, en los brazos de su hermano se sentía feliz y segura.
Sentí una lágrima caer por mi mejilla. La sequé rápidamente, me sobrepasaron las emociones del recuerdo.
- ¿Qué haces aquí?-
La voz de mamá me hizo poner de pié
- Estoy practicando un poco, hace un tiempo que no entraba aquí- expliqué
Sé acercó a mi pero a pesar de eso la sentía lejana, como desde hace años.
- Me enteré que no pudiste sanar al príncipe- informó
Era obvio, mi padre le habrá dicho.
- Si, es algo relacionado a mi habilidad...- comencé a explicar pero me interrumpió
- ¿Ves? ¿ves que eres una inútil?-
Sentí mi corazón arrugarse ante su insulto.
- Eres una inútil desde pequeña, no sirves para nada. Tu tonta habilidad no es nada y tu tampoco porque no has aprendido a usarla-
Su voz comenzó a elevarse, la histeria comenzó a presentarse.
- ¡Por eso murió tu hermano! No quisiste ni pudiste salvarlo, ¡lo mataste!- gritó
- ¡Basta! No entiendes nada, no pones esfuerzo en entender a tu propia hija. Me dejaste de lado, me menospreciaste cuando apenas era una niña- me defendí
Ya no iba a dejar que siga con este maltrato. Un maltrato silencioso que en ocasiones explotaba, como ahora.
- Además sólo puedo sanar, no puedo resucitar. El nació muerto, era imposible- grité
Su mano se estrelló contra mi mejilla con tal fuerza que me generó un ardor instantáneo.
- Cállate, cállate- murmuró comenzando a tirar de su cabello.
Con la vista borrosa por las lágrimas salí de la habitación lo más rápido que pude.
Una vez que entré a mi habitación, cerré la puerta con fuerza. Corrí a mi cama y me acosté bajo las sábanas para poder llorar de forma desconsolada.
Sabía que pensaba eso de mi, pero que lo ponga en palabras y me lo digan en mi rostro es algo muy distinto y más doloroso.
Hasta mis 6 años mi vida era ideal. Era feliz, ya que estaba por tener un hermanito. Y de pronto, descubrí mi habilidad.
Para una niña de esas, que le sucedieran esas cosas cosas era genial, parecía un cuento de fantasía. Pero mi vida dió un giro drástico apenas tres meses antes de cumplir mis 7 años.
En un día nublado, mamá entró en trabajo de parto. A Haco y a mi nos alejaron de la habitación, teníamos que esperar junto a las sirvientas.
Las horas pasaron hasta que escuchamos los gritos histéricos de mamá, en un descuido de las sirvientas corrimos a la habitación dónde estaba ella y papá.
Entreabrí la puerta, mamá estaba con el cabello desordenado, llorando y gritando. En uno de sus movimientos bruscos me vió, me ordenó que entrara y que curara a mi hermanito recién nacido.
Con nervios, lo intenté como lo hice con el conejito pero a pesar que estuve intentando durante media hora, él nunca abrió los ojos.
Como si fuera otra persona, mamá me samarreo con fuerzas. Papá aún consternado me sacó de la habitación. Pero aún así pude escuchar los gritos de mamá que iban dirigidos hacía mí.
"No te quiero ver más"
"No sirves para nada"
"Espero que cargues con la culpa toda tu vida"
Esas frases todavía me atormetan por las noches.
- ¿Puedo saber que sucede contigo, Nami? Acabo de enterarme de tu pelea con mamá y de que no quieres ayudar al príncipe. ¿Acaso estas loca?- irrumpió Haco en mi habitación.
- Déjame sola, necesito tranquilizarme- pedí secando las lágrimas de mi rostro.
- Seguro es por ese ¿no? Te debe estar llenando la cabeza. ¿Como puedes dejarte influenciar así?-
- Basta Haco, primero; no te dirijas a Kenoir de esa manera y segundo; no tiene sentido ayudar al príncipe- contesté levantando la voz, ¿cómo va a dirigirse así a Kenoir frente a mi?
- ¿Qué dices, Nami? Sabes que si no lo ayudas puedes arruinar a la familia- dijo incrédulo
- El príncipe va a morir, es su destino. Lo ayude o no, morirá igual- me sinceré. Agarré la jarra de vidrio que se encontraba en la mesa y tomé un poco de agua.
- ¿Qué? Si va a morir, lo puedes salvar Nami-
¿Cómo podía decir eso? ¿Aún no entiende? Él es una persona inteligente pero ahora no parece serlo.
- Haco, mi poder no es tan grande cómo para poder controlar una enfermedad que define el destino de una persona. Sólo puedo curar heridas o enfermedades transitorias, heridas que Dios ha decidido que no tienen que terminar con la vida de esa persona-
La habitación se sumergió en silencio por unos segundos. Su mirada estaba perdida en el suelo, lo entiendo. Está preocupado por la situación de la familia. La familia real tiene toda su esperanza puesta en mi, ¿que serán capaz de hacer cuando vean que no puedo hacer nada por su hijo?
- ¿Te puedes ir ahora? Ya te dije todo, necesito estar sola- pedí sintiendo no sólo el cansancio en la mente y corazón sino en el cuerpo.
Estaba viviendo el post de la pelea que tuve con mamá y él ahora me vuelve a sumar el tema del príncipe.
Tengo una suerte terrible, no puedo salir de un pozo por un segundo que ya caigo en otro.
(Hola! Soy la autora. Quiero decir dos cosas: la primera, gracias por el apoyo y la segunda, tenía planeado publicar este capítulo mañana pero no me aguanté jajaja es el más largo y más intenso, es uno de mis favoritos. Espero que lo hayan disfrutado♡)
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Comments
Kaori 🙃
sin palabras par la situación de nami. si madre descargo toda su furia contra ella sin tener la culpa
2024-07-17
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Cruz Mejia
su mamá está mal nadie tiene la culpa de que su hermanito haya muerto fue un evento traumático para todos y para la mamá más pero porque cargarle la culpa a una niña más si es su hija, por otro lado nunca investigaron sobre su habilidad y a vivido con miedos,culpas que no son de ella y todo ahora le está pasando factura espero no se complique más su situación por no poder curar al príncipe 😔
2023-11-20
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