Madre, padre- grité al verlos entrar por la puerta principal, bajé los últimos escalones corriendo y los abracé con todas mis fuerzas.
Nadie podía entender el alivio que sentía al verlos sanos y salvos. Esta vez fue un accidente menor pero podría haber sido peor, eso me atormenta siempre.
- Nami, ¿que sucede?- la voz de mamá me sacó de mis pensamientos.
Rompí el abrazo y los miré con cautela. Ambos estaban en perfectas condiciones, el vestido de mi madre estaba impecable como a la hora que partió, su piel blanca no tenía ni un rasguño al igual que mi padre. Suspiré y dejé de lado el tema, ellos saben lo que me sucede pero siempre le quitan importancia.
- Si estás así por lo que sucedió con el caballo, dejame decirte que sólo fue eso. No fue nada grave- habló papá acercándose, apretó mi hombro izquierdo en forma de consuelo y se fue hacía la sala de té.
- Dormiste ¿No?-
No fue la pregunta de mamá que me sorprendió sino el tono con la que lo hizo, era una mezcla de enojo y decepción pero ambos bien disimulados.
- Si, perdón- contesté bajando la mirada. Al no recibir una respuesta levanté la cabeza y me topé con su ausencia.
Tapé mi rostro con mis manos al darme cuenta que mis labios hicieron un puchero de forma involuntaria.
Sacudí la cabeza para alejar las ganas de llorar y seguí a mis padres.
Me senté al lado de Haco, mis padres en el sillón del frente. Todos en silencio mientras las sirvientas servían el té.
- Hay conmoción entre la gente del pueblo- soltó papá agarrando su taza
- ¿Por qué? ¿Qué sucedió?- preguntó Haco, le agradecí internamente ya que no quería preguntar yo para no ser tan intensa.
- Volvió Kenoir- respondió
- ¿ya? Que sorpresa, espero que siga haciendo buenos actos aquí como los estuvo haciendo en Aletrania- habló con cierto sarcasmo en su voz
- ¿Quién es ese tal Kenoir?- pregunté mientras agarraba una de las masitas dulces que había en la mesa. Tengo que saber de quién hablan ya que parece ser alguien con cierta importancia. Si no fuera una persona relevante no sería tema de conversación.
- Nami-
Alcé la mirada al escuchar mi nombre, el tono de mi madre parecía que me estaba retando. Pero ¿por qué? Es decir, si pregunto es porque no sé, ni que fuera el rey como para que yo tuviera que saber de su existencia.
- Déjala Sayda, seguro la niña no lo recuerda y es normal- defendió papá
- Kenoir es el hijo del medio del duque Farguelx. Acaba de volver de su voluntariado en Aletrania, allí estuvo 5 meses-
Asentí levemente ante la explicación. Ahora que lo escuchaba, recuerdo haber escuchado de él antes y no eran cosas buenas.
Se decía que era la decepción de la familia Farguelx, hacía todo lo contrario que le ordenaba su padre.
Cuando el duque quiso que tomara parte de los negocios de la familia, él se negó y entró al ejército del reino. En el ejército tomó la fama de ser uno de los soldados más violentos.
Cuando sus padres quisieron arreglarle un matrimonio, el se negó y pasó lo mismo con el segundo intento de matrimonio. Pero a excepción que con el último prácticamente escapó ya que cuando le dijeron que se iba a casar, el decidió irse de voluntario al reino vecino.
¿Para qué vuelve ahora? ¿No tendrá miedo de que lo quieran casar de nuevo?
Reí en voz alta ante mi chiste interno, borré mi sonrisa al ver que los demás me miraban confundidos.
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Comments
Cruz Mejia
mientras no lo quieran casar contigo o tampoco puedes tener una vida normal digo un novio o una familia
2023-11-20
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