Al día siguiente comenzaba el festival de la primavera, pero en casa no se sentía la vibra festiva sino todo lo contrario.
Solté un suspiro arreglandome el moño del cuello de mi vestido negro. Me saqué mis aretes y collar para guardarlos, no podría tenerlos durante todo el día.
- Señorita, es hora de almorzar- anunció Yuna desde la puerta, ella también estaba de negro, todos lo estábamos.
Entré al comedor, mis padres y Haco ya se encontraban allí. En silencio, me senté frente a mí hermano.
Las sirvientas comenzaron a servir la comida de forma rápida.
Sin pronunciar alguna palabra, comenzamos a comer.
El carraspeo de papá rompió el silencio para luego hablar
- ¿Cómo te ha ido con Kenoir, Nami?-
Estaba por contestar pero el ruido de unos cubiertos caer sobre el plato me detuvieron.
- No es momento de hablar sobre esos temas, Macsen- interrumpió mamá enojada
- Me quitaron el apetito, me retiro- corrió la silla sin ninguna delicadeza y abandonó el lugar.
Decidimos no decir ni una palabra y comer. No teníamos ni debíamos decir nada.
Apenas terminé mi plato, me retiré lo más rápido posible. Ya todo era muy incómodo.
Subí las escaleras en silencio, sabía que mamá estaría cerca. No quería molestarla.
Abrí la puerta para entrar a mi habitación, antes me quedé observando la puerta abierta de la última habitación del pasillo. Ya tenía en mi mente la escena de lo que estaría sucediendo adentro, la tengo grabada de tanto verla desde pequeña; mamá sentada en piso, recostada sobre la cuna y con algún juguete entre sus manos.
Trataba de entenderla, enserio trataba pero sus actitudes me alejaban de ella. Lo que ella no entiende es que fue duro para todos, no sólo para ella. Y me atrevía decir que yo lo pasaba incluso un poco peor.
No sólo tuve que cargar con el dolor de perder a mi hermanito sino que después también se sumó a mis cargas, la ira y depresión de mi madre.
Cerré los ojos unos segundos, intentando no pensar más. Decidí acostarme un tiempo, pronto teníamos que ir al cementerio y no sería nada lindo. Tenía que prepararme mental y emocionalmente.
***
- Estas son las flores amarillas ¿no?- pregunté mientras jugaba con los sobres con semillas. Decidí ayudar a los jardineros a plantar algunas flores, necesitaba despejarme.
- Si, voy a buscar las naranjas y después vamos afuera- dijo Yuna concentrada buscando entre una cesta mediana llena de pequeños sobres de semillas.
- Prepare una fuente con una jarra de limonada y cuatro vasos, por favor- pedí, la cocinera contestó con un "Si, señorita" para luego comenzar a preparar lo que pedí.
Aunque no parezca, sería cansador la tarea de plantar flores porque no son pocas. Pensé en la limonada por los jardineros y Yuna, no por mi porque se que mi cuerpo no aguantará tanto tiempo haciendo el trabajo y al final, me quedaría sentada mirando como trabajan ellos.
Voltee al escuchar que me llamaban, Karlee estaba en la puerta de la cocina.
- Señorita, llegó una carta para usted-
La tomé murmurando un gracias. Me senté en una de las tantas banquetas y la examiné para saber quién la mandaba.
¿Qué? ¿será una broma?
El sello de la familia real relucia en la carta.
¿Qué quería la familia real de mí?
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Comments
Cruz Mejia
eso es sospechoso,tal vez alguien más la vió sanar a la sirvienta,no creo que Kenoir la haya delatado
2023-11-20
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