13.

El silencio predominaba en la sala de té. Mis padres y Haco, estaban procesando todo lo que les conté sobre mi visita al castillo.

- ¿Qué haremos padre?- preguntó Haco preocupado.

- Tal vez si practico pueda hacer que mi habilidad crezca y pueda sanar al príncipe- dije mirando mi reflejo en el líquido de la taza.

- Nami tiene razón, no pierde nada con intentar hacer crecer su habilidad y así poder salir rápidamente de esta situación- dijo papá dejando en la mesa su taza.

Como siempre, mamá estaba en silencio. No le gustaba cuando el tema de la conversación era sobre mi habilidad pero debía quedarse porque en esta ocasión era algo que implicaba a toda la familia.

- Si me permiten, me retiro para poder poner en práctica mi habilidad- me levanté al recibir la aprobación de mi papá y salí del salón.

Desde que salí del castillo estoy diciendo que puedo poner en práctica, potenciar mi habilidad pero la verdadera pregunta es; ¿cómo?.

No sabía cómo ni por dónde comenzar.

Levanté la ceja ante una idea que cruzó por mi mente, se que es un poco rara pero no pierdo nada con intentar. Tenía que hacerlo a escondidas así que corrí hacía mi habitación.

Busqué entre mis joyas, sonreí al encontrar el broche más punzante. Sin pensarlo, me corté la palma de mi mano. Ahogue un grito, dolía más de lo que pensé.

De forma rápida posé mi otra mano y me curé. Claro, soy una tonta.

Siempre he curado heridas, pero no enfermedades. ¿Qué hago? Nadie de la casa está enfermo como para yo intentar curarlo.

Unos golpes en la puerta interrumpieron mis pensamientos

- ¿Quién es?- pregunté

- Soy Yuna, señorita. ¿Se encuentra bien? Se fue muy rápido del salón y no pude seguirla-

Miré con alerta el broche, tenía un poco de sangre. Busqué con la mirada algo con que limpiarlo, apurada y asustada sin encontrar nada, lamí sacando todo rastro de sangre.

No se si era débil ante mis impulsos o ya me estaba hundiendo en la locura gracias a todos estos sucesos estresantes que me están pasando últimamente.

- Pasa- indiqué haciendo una mueca intentando sacarme el gusto a sangre de mi boca.

- Señorita, ¿qué está haciendo?- preguntó al entrar, observó el broche de mi manos.

- Me lo estaba por poner- me excusé mientras juntaba un poco de mi cabello y lo retenia con el broche rosado. Que asco, ya estoy loca.

- Oh, bueno. También vengo a decirle que tiene una carta-

Me la entregó y se sentó en mi escritorio para poder ordenar las cosas.

Me senté en mi cama y abrí la carta, era de Kenoir.

"Señorita Nami:

He pasado estos días torturando mi mente por mi comportamiento tonto e inexplicable de aquella vez.

Deseo pedirle mis más sinceras disculpas, pero me gustaría hacerlo en persona.

La invito esta tarde a mi humilde hogar, para poder arreglar este asunto.

Atentamente, Kenoir"

Sin poder controlarlo, terminé de leer la carta con una tonta sonrisa.

- Yuna, prepara un vestido. Voy a salir- indiqué contenta.

Ahora podría hablar y desahogarme sobre todo con alguien.

***

- Buenas tardes, Kenoir- saludé al verlo en el mismo lugar de la última vez.

- Buenas tardes, Nami. Acompañeme, caminemos y disfrutemos de la vista-

Asentí y comenzamos a caminar. Ninguno de los dos emitió una palabra en los primeros minutos, así que me dediqué a admirar el hermoso  y enorme jardín.

- Perdóneme, por favor. No dimensioné mis palabras hasta que la vi irse tan herida, así que acepte mis disculpas-

Sonreí para adentro, así que tiene sentimientos.

- Lo perdono, se que dijo esas palabras desde la ignorancia- traté de alivianar su culpa

- Gracias, ahora si podré dormir tranquilo- soltó una pequeña risa y yo lo acompañé.

- Tuve una reunión con el rey- solté sin preámbulos.

Kenoir detuvo su caminata para mirarme seriamente.

- ¿Se puede saber el motivo?- preguntó

- Obvio, está relacionado a lo que nos une- contesté pero me quedé callada por unos segundos, ¿debería decirle lo que prometí al mismísimo rey no decirle a nadie?

Alcé los hombros ante mis pensamientos, al fin y al cabo no son nada para mi las promesas con personas que no se relacionan con buenas intenciones conmigo.

Prefiero "traicionar" al rey con tal de recibir ayuda de la única persona que fue sincera y directa conmigo desde un principio.

- El rey me dijo que no le diga a nadie pero da igual. El príncipe Makeo está enfermo y gracias a Amelih Moreir la familia real se enteró de mi habilidad y ahora quieren que cure al príncipe- expliqué

- Nami, escucheme con atención- pidió con seriedad.

Asentí para darle a entender que toda mi atención estaba en él.

Rascó brevemente el puente de su nariz, como gesto de nervios para luego hablar

- No puede hacer eso, es peligroso-

¿Qué? No lo entiendo, ¿no se cansa de cometer errores? Primero, la discusión del otro día y ahora esto.

Más populares

Comments

Cruz Mejia

Cruz Mejia

yo sí creo en lo que dice, puede ser que el rey después la quiera utilizar o necesite mucha energía y su cuerpo no aguante

2023-11-20

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play