5.

La belleza y la delicadeza unidas.

Era lo que solía decir Haco al verme cuando íbamos a un baile.

Aunque ahora viéndome en el espejo, mi imagen no es delicada, es un poco triste. Mi piel es pálida por mi pobre salud, las ojeras contrastan de manera abismal. Lo único que tiene brillo son mis ojos celestes y nada más.

- Le pondré un poco de maquillaje en el rostro para darle un poco más de vida- dijo Yuna mientras preparaba en la mesa un montón de cosas de maquillaje.

- Disculpe, no quise ofenderla. No debí decir lo último, usted tiene un aura hermosa llena de vida- se retractó

- No te preocupes, no hace falta mentir. Soy consiente de mi aspecto- la tranquilicé

Cerré mis ojos y esperé a que terminara de arreglarme. También para intentar estar tranquila, mi estómago dolía de los nervios. No sabía que iba a pasar, que iban a decir los presentes en el baile. Es decir, la hija menor del conde que dejó de tener vida social tan de repente, reaparece sin previo aviso. Presiento que mi nombre debe estar plagado de rumores y palabrería sucia.

-Ya terminé- avisó

Abrí los ojos y sonreí, hace magia el maquillaje. No parezco estar mal, soy como una chica normal.

- Respecto al cabello, quiero algo simple y natural- indiqué, ella asintió y comenzó a trabajar rápidamente.

Mi cabello terminó con un coleta media, junto a un broche de plata y piedras rosas. Mis ondas naturales seguían intactas, eso me gustaba.

Le agradecí, me levanté del sofá con cuidado para no arruinar el vestido. Era muy lindo, no tan exagerado ni muy simple. De un color rosa claro y detalles blancos que combinaba con mi broche de cabello.

- Hermosa y delicada como siempre-

Me sorprendí ante la inesperada presencia de Haco, vestía un traje color gris y blanco. Se veía elegante pero eso no era sólo gracias a su vestimenta, él mismo desprendía elegancia y decencia.

-Tú no te quedas atrás- respondí con una sonrisa, abracé su brazo y salimos de mi habitación.

En medio de las escaleras me detuve, me miró confundido. Era hora de decirlo.

- Haco, hoy no estés encima mío. Por favor, no lo hagas- supliqué en voz baja - se que seguro nuestros padres te dieron la tarea de cuidarme, de perseguirme pero tú mejor que nadie sabes cuánto me agobia eso-

- Nami, no sé...-

Lo interrumpí

- Se que es la primera vez que voy a estar en un evento social después de tanto tiempo pero por esa misma razón déjame reintegrarme sola, a mi manera-

Suspiró sin saber que decir, en su mirada se podía ver la batalla del deber y el querer.

- Por favor- imploré abrazandolo, sabía que con este acto el ya había tomado una decisión

- Está bien, confío en que serás cautelosa e inteligente. Quiero que me prometas que ante cualquier inconveniente me buscarás, no importa que esté haciendo yo estaré para ti- dijo devolviendome el abrazo

- Gracias, muchas gracias. No te causaré problemas, te lo prometo. Te quiero-

- Yo también te quiero, Nami-

Con esta recarga de energía, siento que estoy preparada para afrontar cualquier cosa en el baile.

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