¿Cuál piensas que es mejor? En realidad, no quiero que sea el más lindo pero tampoco el más feo- hablé mientras intercalaba mirada entre dos vestidos.
En unas horas tenía que encontrarme con Kenoir, me propuso ir a su casa. Pensaba que era un poco atrevido, el hecho de vernos en nuestras casas apenas comenzamos a interactuar pero tenía que recordar que él, en realidad no tenía interés amoroso hacía mi sino que todo estaba relacionado a mi habilidad.
¿Entonces por que pensaba tanto en que vestido ponerme?
- En mi opinión, debería ponerse el vestido verde claro. Es tierno y combina con su aura- opinó Yuna, asentí. Tiene razón, los colores claros suelen quedarme mejor que otros colores.
Levanté los brazos para que me ajustara el corsé, sin previo aviso me quedé sin aire.
- Dios santo, Yuna. ¿Me quieres matar?- exclamé apenas recuperé el aire
- Lo lamento, señorita. Sólo quería resaltar su figura, lo lamento- se disculpó con desesperación.
Hice un gesto con la mano restandole importancia e indicando que siga.
¿Qué quería resaltar? No tengo buenos atributos, sólo soy delgada. Mi cuerpo no se desarrolló como se esperaba cuando era niña.
- Está lista, iré a ver si está lista la carroza- con prisa salió de la habitación, con más calma yo me miré al espejo, arreglé unos mechones de mi cabello y salí de la habitación.
Con pasos lentos y un sentimiento triste y repentino que ahogó mi corazón, me dirigí a la última habitación del pasillo.
No había notado que mi mano temblaba hasta que la posé en el picaporte, sin hacer mucho ruido entreabrí la puerta dejando ver unos juguetes en una caja en el suelo y una cuna tapada por una manta blanca.
Si tan sólo...
- Señorita, la carroza ya está lista- avisó Yuna desde el inicio de las escaleras.
Sacudí la cabeza cayendo en la realidad, cerré la puerta y me fui.
***
Asombro.
Eso era lo único que podía describir sobre lo que sentía al ver la casa del Duque Farguelx.
Era inmensa, tres pisos y una arquitectura hermosa.
El jardín delantero estaba lleno de flores blancas delicadas y arbustos bien cuidados, una gran fuente destacaba en el medio.
- Bienvenida, señorita Winkracht. Sigame, por favor. El señor Kenoir la está esperando en el jardín trasero- me recibió un mayordomo.
Hice un pequeña reverencia acompañada con un "buen día" y lo seguí.
No podía despegar mi vista de cada detalle de la casa, todo era tan delicado.
De repente, una risa infantil rompió el silencio. Voltee a ambos lados y me encontré con un pequeño niño de unos 10 años corriendo, jugaba con un pequeño avión de madera simulando que volaba sobre su cabeza.
- Señorito Caitan, venga aquí. Tiene que terminar su lección de piano- pedía con poco aire una sirvienta persiguiendolo por detrás.
El hermano menor de Kenoir. No lo conocía pero es idéntico a él, su piel blanca y cabello negro lo delatan.
- Señor, anuncio la llegada de la señorita Winkracht-
Mis ojos fueron inmediatamente al pelinegro que se encontraba de espalda recostado a una de las sillas de hierro. Se dió vuelta y me sonrió, sonreí involuntariamente.
- Buenas tardes, señorita Nami. Venga, caminemos juntos- dijo.
Acomodé mi cabello y caminé hasta estar a la par de él
- Nos frecuentamos seguido, ¿que diría la gente si nos vieran?- dije con humor para aliviar el ambiente. Kenoir sólo una corta risa
- No se esfuerce en imaginar esas cosas, la gente sólo está para pensar y hablar de forma negativa sobre situaciones que desconocen- pronunció con un poco de resquemor en su tono de voz, lo entiendo, el fue y es punto de críticas.
Sólo asentí, concordaba con lo que dijo. Me gusta su forma de pensar.
- Bueno, voy a ser directo. ¿Hace cuánto tiene esa habilidad?-
Comencé a jugar con mis dedos ante los nervios, era la primera vez que hablaba tan abiertamente sobre mi habilidad con una persona que no es de mi familia.
- Lo descubrí cuando era apenas una niña, sané a un conejito- dije sin mirarlo, prefería mirar las flores y estatuas.
- Ya veo, ¿es esa la razón del por que se aisló de la sociedad?- preguntó
- Si, mi familia lo decidió así. No quieren que me vean mal, que crean que soy una bruja o algo similar. Además mi salud física se estuvo deteriorando-
Me sorprendí a mi misma al decirle todo eso y no sentirme extraña.
- ¿Su salud? ¿está relacionado a la habilidad?- preguntó curioso.
- Si, es que no duermo más de una o dos horas por día- declaré.
Observé su rostro y parecía sorprendido ante mis palabras, sus cejas estaban elevadas sin poder creerlo.
- ¿Por qué hace eso?-
- Cada vez que duermo sucede un accidente, algo malo. Creo que es la parte mala de mi habilidad- contesté
Ante el silencio de varios segundos que se formó después de mi respuesta, lo miré de nuevo y esta vez parecía enojado, pero ¿por qué?.
- Lo que usted hace es algo ilógico, para no decir tonto. Esas cosas no pueden estar ligadas a su habilidad-
Apreté la mandíbula con enojo ante sus tontas y ofensivas palabras.
- Usted no es nadie para decir eso, no entiende nada y nunca lo hará. No sé para que vine, ahora me retiro-
Solté mi falda que venia sosteniendo para que no se manche ni rompa, me voltee y comencé a caminar rápido sin importarme nada.
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Comments
Cruz Mejia
pues el no dormir bien claro que mengua la salud y si nadie sabe explicar sobre su don o poder para ella es algo que asocia a que dormir suele suceder un accidente o tragedia.
2023-11-20
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