16.

Estando frente la casa de la familia Farguelx, el cielo comenzó a nublarse y las primeras gotas de lluvia cayeron.

- Pase, señorita. No puede mojarse, puede enfermarse- dijo la sirvienta, agradecí y pasé dentro de la casa.

Como era de esperar, tanto dentro como fuera la casa era hermosa, lujosa y delicada.

- Necesito ver al señor Kenoir- dije mirando para todos lados buscándolo

- Es un honor poder verla tan seguido- apareció saliendo de una habitación

Con pasos apurados me acerqué hacía él, lo miré a los ojos y pareció notar mi apuro y me ofreció ir al jardín trasero.

- Recién salí del encuentro con el príncipe Makeo, Dios, salió todo mal- hablé permitiéndome sentir libremente la angustia y desesperación que venía guardando desde que salí del castillo.

- Hey, tranquila. Respire y cuenteme poco a poco lo que sucedió- trató de tranquilizarme

Tomé su consejo, y ordené en mi mente las palabras para que pueda entender lo que diga.

- Traté de sanarlo, hice lo de siempre y no funcionó. Esta vez escapé pero no se que haré la próxima vez que me citen-

- Nami, esto es justo lo que iba a decirle la vez pasada que nos vimos. No puede curar al príncipe, es imposible- pronunció

- Pero ¿por qué? Deme una razón y que sea lógica por favor- pedí con desespero

- Su poder sólo se limita a sanar cosas superficiales, por así decirlo- explicó

- No entiendo- me sinceré

Suspiró con pesadez, miró a su costado pensando unos segundos y luego volvimos a conectar miradas

- El príncipe tiene que morir, es su destino y usted no puede intervenir-

Retuve la respiración ante tal confesión. ¿Cómo que el príncipe tiene que morir? Yo lo tengo que sanar

- No puede ser, yo lo tengo que sanar- murmuré mirando el suelo, intentando procesar bien la situación

- Nami, la tragedia tiene su objetivo al igual que la vida. Si se entromete está interrumpiendo el destino de las cosas. Todo tiene un orden, las cosas pasan por algo ¿No?- habló

- Usted tiene que ver con esto ¿No? Usted maneja la tragedia- señalé con enojo. Si él estaba involucrado, lo sentiría como una traición ya que está metiéndose en un tema en el que estoy con las manos atadas.

- No, no piense eso. Como usted tiene una limitación en su habilidad, yo también. Yo no genero todas las tragedias como usted tampoco puede sanar todo- explicó con calma

Exhalé sintiéndome una tonta al enojarme con él.

- Perdón por enojarme, no se cómo controlarme, estoy viviendo muchas cosas- me disculpé

- No se disculpe, la entiendo perfectamente. Yo estoy para ayudarla-

Sonreí de forma débil, sabía que el estaría para mi.

- Pero entonces ¿qué hago? ¿cómo hago para que la familia real entienda esto?- pregunté

- Eso no lo sé, pero buscaremos juntos una solución-

Asentí y con esa respuesta cerramos el tema de conversación para seguir caminando por el jardín de forma tranquila.

***

Un dolor de cabeza me había atacado desde el principio del día. Era tan fuerte que estaba en cama desde la noche anterior, no podía ni levantarme para comer.

Aún con el dolor, seguía pensando en lo que dijo Kenoir el día de ayer. Con la nueva información que tengo de mi habilidad, me cierran muchas cosas.

Aunque me esfuerce en intentar aumentar mi habilidad y sanar al príncipe, todo será en vano.

Tengo que decírselo a mi padre y a Haco para así poder pensar juntos en una solución.

Estiré mi brazo hasta la pequeña mesa de luz que estaba al lado de mi cama, alcancé la campanilla y la hice sonar para llamar a Yuna. No podía gritar, si hablaba un poco alto el dolor empeoraba.

A los minutos, la castaña apareció en la habitación.

- ¿Cómo se encuentra señorita? ¿Necesita algo?- preguntó preocupada

- Necesito reunirme con mi padre, dígale que es urgente, por favor- pedí

- Pero señorita, usted no se encuentra en un buen estado para siquiera salir de su cama- objetó

Moví la mano restandole importancia

- Ponme otra vez el paño con agua, eso me mejora por unos minutos y así podré reunirme con el- expresé

Yuna me miró con duda pero aún así hizo lo que pedí. Sabe que aunque me insista yo no me retractaré.

Después de ponerme el paño marchó a darle mi comunicado a mi padre.

Presioné el paño, esperando que me de una mejoría de manera rápida.

- Señorita, su padre ya está en el despacho- informó Yuna.

Sé acercó a mi, me ofreció su brazo para apoyarme y caminar.

Fue una odisea bajar las escaleras, mi cuerpo no tenía la suficiente energía. Me sentia mareada cada vez que bajaba un escalón.

Yuna golpeó por mi la puerta del despacho, ante la respuesta positiva de mi padre pasamos adentro.

Suspiré de alivio al sentarme en la silla.

- Hija, ¿qué es tan importante para que quieras reunirte a pesar de tu mal estado?- preguntó mi padre preocupado

- Necesitaba hablarlo ahora porque ya no aguantaba. Es acerca del príncipe, no voy a poder curarlo. Es imposible ya que mi habilidad sólo sana cosas superficiales, no lo que tiene el príncipe- expliqué

Quedó en silencio por unos segundos

- ¿Cómo supiste eso de tu habilidad?- cuestionó

- Bueno, estuve practicando y cuando visité al príncipe no pude sanarlo- mentí. Nadie tiene por que saber sobre la habilidad de Kenoir.

- Tienes razón, entonces buscaremos la forma de decirle al rey- respondió

Sonreí al tener su apoyo. Ahora tengo a Kenoir y a papá ayudándome.

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Comments

Cruz Mejia

Cruz Mejia

no se puede alterar el destino y lo que tiene que pasar pasará pero se supone que ella es la vida ,la sanación ahora resulta que tiene limitaciones no se algo no me cuadra

2023-11-20

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