capítulo 16

La navidad había llegado.

Todos se preparaban para celebrar en compañía de sus seres una navidad más.

Tal y como prometieron, la pareja llegó a la cena con las Sandemetrio.

— Bienvenidos — Vera tenía puesto un atrevido vestido de color vino.

Ronnette llevaba un hermoso vestido azul acampanado con guantes y sombrero, que quedaban con su atuendo.

— Gracias — sonrió.

— ¿Te gusta como quedé? — Marilú se dió una vuelta para mostrarle su vestido navideño.

También llevaba guantes y sombrero que combinaban.

— Te ves fabulosa — Ronnette abrazo a la niña.

— Ustedes dos se pusieron de acuerdo — mencionó Elisandro.

Ambas rieron.

— Todas se ven hermosas, con todo respeto.

— Gracias — dijeron.

Vera le regaló una sonrisa coqueta.

— Traeré algo de tomar.

— Yo te ayudo — Ronnette le siguió.

— Te ves como toda una celebridad.

— Gracias. Te gusta Ronnette, ¿no es así?

Él la miró sonriente.

— Es dulce y hermosa.

— Debería aprovechar la cena de hoy para decirle.

— ¿Tú crees?

— Ella también le hace ojitos. Seguro que dirá que sí.

— Lo pensaré. ¿Qué te parece si vamos a ayudar?

— Sí.

Ronnette y Vera acomodaron los platos sobre la mesa.

— ¿Puedo ayudar en algo? — preguntó Elisandro. Ambas sonrieron.

— Claro.

————————————

— Feliz navidad, tío.

Sandler se acercó y le dió un abrazo.

— Gracias, igualmente. No soy amante de estas fechas, pero… — le entregó una cajita.

— ¿Y esto?

— A Ronnette ya le di un regalo. Solo me faltabas tú.

El joven abrió la cajita y sacó unas llaves. Sus ojos se abrieron de par en par con gran alegría.

— Tío, muchas gracias.

— No agradezcas.

Salieron de la mansión y Sandler quedó anonadado al ver el auto.

— Fue fabricado especialmente para ti.

El auto tenía su nombre grabado en la parte trasera.

— Ni mi padre me hubiera dado está sorpresa.

— Gózalo muchacho.

Tomás se acercó sonriente.

— Ya podrás llevar de paseo a la niña bonita.

Dante y él intercambiaron miradas.

— Tomás tiene razón. Deberías invitar a Ronnette a dar una vuelta. Tú puedes llevarla sin preocupaciones.

— ¿A dónde?

Tomás comenzó a reír.

— A comer, de compras… Al salón de belleza, a todos esos lugares que acostumbran las mujeres.

— Tú no has tenido una novia, ¿verdad? — dijo Tomás en tono de burla.

Sandler arrugó la frente.

————————————

Por primera vez, degustaron la comida sin un intercambio de miradas celosas.

— El pavo está delicioso.

— Gracias, es una receta de mi abuela — respondió Vera.

— Pues tenía muy buen sazón — dijo Ronnette — Ojalá pudieras enseñarme. Si no hay ningún inconveniente, claro.

— Yo no tengo problema — sonrió. — ¿Te gustó? — miró al joven.

— Oh, sí. Una delicia.

Ronnette contuvo sus ganas de reír.

— Dejen espacio para el postre. Yo misma lo prepare, bueno… Mamá me ayudó.

— Esa es mi parte favorita — respondió su partidaria.

— Entonces, nos toca a nosotros servir el postre.

Elisandro se levantó y en compañía de Marilú, se fue a la cocina.

Vera y Ronnette intercambiaron miradas y una que otra sonrisa.

— Te ves linda — sonrió la de guantes.

— Gracias, tú también.

Hubo un silencio algo incómodo.

— ¿Puedo preguntarte algo?

— Sí. — Ronnette le puso atención.

— Tú…

— Aquí tienen — Elisandro tomó los postres de la bandeja y los colocó en sus lugares.

Después de los alimentos. Pusieron algo de música para ambientar.

Marilú le pidió a Ronnette que bailarán y entre risas, hicieron su mayor esfuerzo.

Pasaron los minutos entre pláticas e intercambio de obsequios.

Marilú llevó a Ronnette a su habitación y Elisandro se quedó a solas con Vera.

La cobrizo no le quitaba la mirada de encima al oficial.

— La cena estuvo deliciosa. Todo ha sido muy agradable, muchas gracias por invitarnos.

— Hubiera sido igual aunque solo estuvieras tú — se acomodo el cabello.

Elisandro sonrió levemente.

— Marilú jamás olvidará está navidad.

— Eso es seguro. — rieron.

— Gracias por todo, Elisandro. Nada de eso hubiera pasado, de no ser por ti. Eres un ángel.

— Gracias. Pero yo no hice mucho, empezando desde el principio. Ronnette aprecia a Marilú, y lo ha hecho por iniciativa propia.

— Entiendo. Tú la conoces desde hace años, estoy segura de que algo hiciste también.

Ronnette puso su firma en la cámara y la colocó sobre el pequeño tocado.

— Ya está.

— Muchas gracias. Se van a desmayar cuando vean las fotos. Realmente deseo ser una estrella.

— Para mí, ya lo eres.

Ronnette se paró frente al espejo y extendió su mano.

— Ven. Te ves igual a mí.

Marilú sonrió de oreja a oreja.

— Quizá más pronto de lo que piensas, llegará tu oportunidad.

— Ojalá.

— Ya verás — hizo un guiño.

Elisandro se puso de pie.

— Gracias por todo, Vera. Pero ya tenemos que irnos. Cada quien a su casa.

— Claro. Nos vemos luego — sonrió — Que la pases bien.

— Gracias. Igualmente.

Estrechó su mano.

— ¿Puedo darte un abrazo?

— Sí.

Vera lo abrazó y dió un beso muy cerca de sus labios.

— Lo siento.

Ambos voltearon a ver. Ronnette estaba observando.

— Ya estoy aquí — Marilú llegó corriendo.

— Ya nos vamos.

— Claro.

— ¿Tan pronto? — preguntó la niña.

— Volveremos a vernos. — beso su frente.

— Bueno. Nos vemos.

— Cuídate — miró a la madre de la niña — Gracias por todo, Vera.

Estrechó su mano con un fuerte apretón.

— Nos vemos.

Ronnette salió de inmediato.

— Linda noche.

Elisandro salió detrás. Vera dejó salir un suspiro.

Nadie dijo nada de camino.

Elisandro detuvo el auto.

— Podrías llevarme a mi departamento, por favor.

— ¿Estás celosa?

— No — hizo una mueca.

— Solo le di un abrazo.

— Ajá.

— Ella me besó — se acercó a su oído — Te amo.

Ronnette le miró de nuevo.

— No lo dudes.

Se quitó el sombrero y se lanzó a él con un beso apasionado.

Elisandro la llevó en brazos hasta la habitación.

Él deslizó su mano debajo de su vestido.

— Te amo — Ronnette desabotono su camisa.

————————————

Vera entró a la habitación de Marilú y la sorprendió mirándose en el espejo.

— ¿Qué haces? — dijo con sorpresa.

— Nada. Estoy probando los vestidos que me regaló Ronnette.

Vera se acercó y los recogió de la cama.

— Ya es tarde, entra a la cama.

Los aventó sobre la cajonera.

— Mamá, los vas a dañar.

— Es solo ropa, Marilú. Te pido por favor que guardes tu distancia con Ronnette, ella es una mujer.

— Yo también soy mujer.

— Pero ella es diferente a nosotras.

— ¿En qué mamá?

— Su vida, no es como la nuestra. Ella no es como las amiguitas de tu edad, es una figura pública.

La pequeña arrugó las cejas.

— ¿Por qué la odias, mamá?

Vera se quedó perpleja.

— Suficiente, Marilú. Soy tu madre.

La mujer salió de la habitación, apenada.

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Tita Susa

Tita Susa

le romperá su corazón a la niña

2023-10-06

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