capítulo 11

Los minutos pasaban y no parecía haber noticias sobre el paradero de Ronnette; los medios de comunicación comenzaban a sacar sus propias conclusiones, por otro la policía interrogó uno por uno a los miembros del staff.

— ¿Averiguaron algo?

— No.

— ¿Qué hay del chófer?

— Está desaparecido.

— Quizá ya esté muerto — Elisandro subió al auto — Continúen con la investigación, que revisen las cámaras de seguridad del edificio.

— Sí.

———————————

Ronnette en compañía de Dante y su primo, degustaron el postre.

— ¿Espero que hayas disfrutado la comida, estrellita?

— Por supuesto, gracias.

— No tenía idea de que te habías casado, tío. Mucho menos hubiera imaginado que tuvieras una hija tan bella — sonrió.

— Gracias, primo.

— Bueno, como tú madre se fue a vivir lejos, pues se perdió la comunicación.

— ¿Tengo una tía?

— Sí, solo que está en otro país. La visitaremos cuando llegue el momento.

— ¿Cuándo?

— Cuando Sandler tenga que regresar.

— ¿Cuándo te vas?

— Aún no lo sé — miró a su tío.

— Espero que se lleven muy bien — Dante les miró a ambos.

— Espero que sí, estoy feliz de saber que tengo más familia.

— Estoy seguro de que mi mamá va a adorarte.

— Bueno, yo tengo que retirarme — Sandler se puso de pie — Espero verte otro día, Ronnette. Para platicar… Más cómodos — hizo un guiño.

— Gracias, lo mismo digo. Primo.

Sandler le robó un beso en la mejilla y se alejó rápidamente. Dante terminó su copa y evitó el contacto visual.

— Será mejor que me vaya, no quiero que tengas problemas con la policía. (Tampoco con Elisandro) — suspiró.

— Está bien. Pero no será la primera y última vez que nos veamos.

— Entiendo. Pero sin secuestros por favor, será mejor que me dejes hacerlo a mi manera. Seré cuidadosa.

— Cómo quieras. No me preocupo por eso, ni por la policía. Este lugar es solo una de las múltiples propiedades que tengo en el país, y me daría igual que la policía encontrará este sitio.

— Ya veo. De todos modos, será mejor así.

— Cómo gustes.

— Por cierto, ¿dónde está mi chófer?

— Comprenderás que no podía dejarlo ir — Ronnette puso los ojos en blanco.

— Así es esto, estrellita — Dante quiso abrazarla, pero la joven se alejó.

Ronnette conteniendo sus palabras, entró de inmediato al auto sin decir nada.

———————————

Elisandro dejó la taza de café sobre la mesa, se llevó las manos al rostro con preocupación.

Vera se sentó al lado del joven y le frotó la espalda.

— Espero que Ronnette aparezca pronto.

— No tenemos pista alguna — El joven se puso de pie — Debería estar buscándola.

— No podrás protegerla de todo.

Y buscarla en esa condición, no te beneficiará.

— Debo intentarlo.

— Ya buscaste en todos los sitios posibles, deberías esperar a que se comuniquen. Si la secuestraron, no tardarán.

— Dudo que quién lo hizo, llame. Buscan algo más — el joven cerró los puños con cólera.

El teléfono sonó y Vera respondió de inmediato.

— ¿Quién habla? — miró al joven — Es para ti.

Elisandro se acercó al teléfono.

— Voy para allá — colgó enseguida.

— Hablamos luego.

Rossmary abrazo a la joven mientras Baltazar intentaba sacarle información.

— Ya les dije que estoy bien, no fue un secuestro.

— No te presentaste a las grabaciones. ¿Piensas que voy a creerte?

— Tuve que salir. Un productor me invitó a comer, ¿felices?

Baltazar y Rossmary se quedaron anonadados.

— No quería hablar de él. Pero si insisten — la joven se dió la vuelta — estoy cansada. Mañana iré sin falta a las grabaciones. No te preocupes, Ross.

— ¿Qué fue lo que pasó? — Elisandro entró al departamento.

— Puedes pedirle a tu gente que deje de invadir mi privacidad.

— Estuviste desaparecida y todo mundo aquí estaba preocupado por tu integridad.

— Ya les expliqué lo que sucedió.

— Yo no sé nada.

— Pues si nos dejan… A solas. Podría decirte.

— Nos vemos mañana, cuídate — Rossmary tomó sus cosas y se dió la vuelta.

— Espérame abajo, Baltazar.

— Yo puedo…

Elisandro le miró.

— Sí.

— ¿En dónde estabas?

La joven le miró con cierto temor.

— Los hombres de Aragón te secuestraron, ¿no es así?

No mientas.

Ronnette afirmó con la cabeza.

— ¿Qué te hizo ese maldito?

Juro que lo mataré con mis manos…

— Espera — La joven le tomó de los brazos — No es lo que piensas.

— Entonces, ¿qué quería?

— No sé cómo decirte esto, Eli — la joven se sentó en su sofá.

— ¿Qué? Dímelo, por favor.

Elisandro se acercó a la joven y la tomó de las manos.

— Ese hombre que tanto odias… Es mi papá.

Elisandro le soltó las manos y se puso de pie.

— Es mi papá.

— No es cierto.

Ronnette se puso de pie y lo abrazó.

— Él mismo me lo dijo. No sé porqué lo hizo hasta ahora, pero…

— No es posible que seas la hija de ese monstruo. No, no puede ser cierto.

— Yo tampoco lo creía, pero lo es — las lágrimas de la joven humedecieron sus ojos — ¿Qué puedo hacer? Yo no tengo la culpa.

Elisandro se negaba a creer que algo así fuera posible. No quería aceptarlo.

— Perdóname, Eli.

— No tienes la culpa, tienes razón.

Él la abrazó y besó su frente.

— ¿No me odias?

— ¿Por qué debería hacerlo?

— Porque tú lo odias.

— Eso es muy diferente — el joven evadió su mirada.

— Te busco para que cooperes con él, ¿no es así?

— No me dijo eso. Dice que quiere recuperar el tiempo perdido.

Elisandro rió sarcástico.

— Claro… De pronto recordó que tenía una hija a la que abandonó para dedicarse a hacer el mal, Incluso… — se detuvo.

— ¿Qué?

— Nada — Elisandro cerró la mano — ¿Qué te dijo? ¿En dónde está?

— No sé dónde está, no recuerdo cómo llegamos.

Solo me hablo de lo que pasó con mi madre, porque no pudo vivir conmigo.

— ¿Qué te dijo?

— Mi mamá… Lo engañó, eso fue lo que entendí. Ella decidió escaparse con alguien más y después terminamos en el lugar que no necesito recordarte.

— Claro. Omitió la parte macabra.

— Llegamos a la conclusión de que alguno de sus enemigos, cobró venganza. Ellos pudieron ser los responsables de…

Elisandro se agarró el cabello.

— (maldito) Escuchame, Ronnette — Le tomó de los hombros — Ese hombre es un criminal muy peligroso. Un a-se-si-no.

— Ya lo sé. Pero también es mi padre.

— No hablas en serio.

— Sé que no tiene escrúpulos. Pero yo no tengo la culpa de nada, me sentí tan sola por años. Solo te tengo a ti, pero tú también me olvidaste por años.

— Ya te explique lo que pasó.

— Entonces cuál es la diferencia. No me propuso nada malo, sólo quiere convivir conmigo. Por favor, Eli.

— Ni se te ocurra pedirme eso.

¿Sabes lo que pasará si se entera de que tú y yo nos conocemos?

— Estoy seguro de que comprenderá. No ahora, pero si tú me lo permites, yo podría hablar con él.

Elisandro solo reía al escuchar las palabras de la joven.

— Le hablaré de ti y de cómo me protegiste cuando más lo necesite. Estoy segura de que entenderá y está absurda rivalidad se terminará.

— ¿Absurda?

— No tienen por qué matarse por eso.

— Tú no sabes nada… Absolutamente nada, Ronnette.

No voy a hacerme amigo de un criminal, sólo porque es tu padre y él tampoco lo hará.

— Elisandro.

— Si piensas seguir viendo a ese asesino, será mejor que no nos volvamos a ver.

El joven se dió la vuelta.

— ¡No te vayas! — Ronnette le alcanzó y le abrazó por la espalda — No me dejes sola, no quiero perderte.

— Es por tu bien.

Elisandro se alejó, con decepción profunda.

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Tita Susa

Tita Susa

ella lo ama

2023-10-04

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