capítulo 2

Los hombres recorrían los pasillos, los niños observaban con rareza y algunos comenzaron a acercarse a preguntar.

— ¿Qué hacen aquí esos hombres?

— ¿Son policías?

— Eli ¿qué está pasando?

— No sé — el pequeño tomó a la menor de la mano — Vamos a buscar a mamá.

Los niños salieron de inmediato a la cocina.

— ¿Quiénes son esos hombres que están afuera? — preguntaron unos pequeños.

— ¿Qué hombres?

Las mujeres, incluida la madre de los pequeños, echaron un vistazo.

— (No) — Su rostro perdió color y su cuerpo comenzó a temblar.

Las mujeres abandonaron la cocina para ir a investigar.

Sonia, buscó la forma de escabullirse.

— Mamá — la mujer volteó de inmediato y corrió a abrazar a los pequeños.

— Aquí están — besó la frente de los pequeños.

— ¿Qué está pasando?

— Eli, llévate a Ronn a la bodega que está atrás y no salgan de ahí.

— ¿Por qué?

— Les explicó luego, ahora vayan.

— Sí.

La mujer abrazó al pequeña y dió un beso.

— Cuídate mucho mi pequeña, por favor — besó su frente de nuevo — Tu vida será diferente.

— Mamá.

— Eli, cuida muy bien a Ronnette por favor — acaricio su cabeza — No se rindan, no importa que tan difícil sea la situación en algún momento. ¿Recuerdan lo que había al final del arcoiris de la historia? — les miró con una sonrisa. Los pequeños afirmaron con la cabeza — Ustedes también tendrán su propio paraíso. Sé que lo conseguirán.

Los pequeños la abrazaron por última vez. La mujer escuchó un ruido y sacó a los pequeños de inmediato.

— Largo de aquí, llamaré a la policía.

El hombre sacó un arma y le apuntó a la cabeza.

Las mujeres se asustaron.

— Por favor, ¿qué quieren? Hay niños aquí.

— Les daremos lo que pidan, pero no dañen a los niños.

— Voy a pensarlo — el hombre colocó su dedo en el gatillo.

Sonia comenzó a llevar a los niños a otros sitios.

— No se asusten, ya pasará. No salgan de aquí.

— ¿Qué haces? — La mujer volteó y miró al hombre delante de ella.

— La policía llegará pronto.

Las mujeres estaban aterradas y no sabían qué hacer.

— Jefe, está estúpida llamó a la policía. ¿Qué hacemos?

El hombre le miró de pies a cabeza.

— Así que, aquí te escondías.

Las otras miraron con sorpresa.

— ¿Los conoces? — preguntó la mujer mayor.

— Claro que sí — el hombre le miró con una sonrisa — No se preocupen, nosotros ya nos vamos.

— Hagan lo que quieran conmigo, pero déjenlos en paz.

El par de sujetos sacaron dos armas de alto calibre del interior de las cajas.

— Así lo haremos… "señora".

Elisandro abrazaba a Ronnette.

— Tengo miedo. ¿Qué estará pasando con mamá?

— No te preocupes Ronn, ella volverá.

Los pequeños comenzaron a escuchar los disparos. Elisandro tapó los oídos de la pequeña.

Las sirenas de los autos policiacos se escuchaban aproximarse.

— ¡Mamá! — Ronnette comenzó a llorar, Elisandro no dejaba de abrazarla.

Disparos detrás de otros se escucharon, un pequeño enfrentamiento y después los criminales se fugaron. Pasó al menos media hora hasta que los paramédicos se hicieron presentes.

Ronnette en compañía de Elisandro entraron a la casa hogar. El llanto de los infantes hacía eco en la mente de los pequeños.

Ronnette observó a su alrededor y corrió de inmediato a dónde los paramédicos.

— Vamos niños, afuera — Los policías sacaban a los menores tan rápido como podían.

— ¡Mamá! — Ronnette corrió hacia los cadáveres y se acercó al de su madre — ¡Mami! — la pequeña la movía — ¡Mamá despierta! — Ronnette observó sus manos, estaban manchadas de sangre.

— ¡Ronnette! — Elisandro la miró caer inconsciente.

Un policía tomó a Elisandro y éste observó a su compañera; un paramédico se acercó de inmediato y la tomó en brazos.

— ¡Ronnette!

Pasaron algunos días hasta que los pequeños fueron llevados a un nuevo sitio, un hogar temporal dentro de la ciudad.

Ronnette abrazaba una muñeca y miraba fuera de la ventana.

Elisandro se sentó a su lado y la tomó de la mano.

— Nos llevarán a otro sitio la otra semana. Pero estaremos juntos, no te dejaré sola.

— Quiero a mi mamá — Elisandro la abrazo.

— La volveremos a ver en nuestro paraíso, ella estará ahí seguramente.

— ¿Cuándo?

— No lo sé. Pero te prometo que cuando estemos ahí, la buscaremos juntos.

———————————

— Es hora de ir a la cama niños.

— ¿Qué pasó después?

— ¿Ronnette encontró a su mamá?

— Mañana lo sabrán.

— Bueno.

Los pequeños fueron a la habitación y se acomodaron.

El señor Vidal esperó a que los niños durmieran y se acercó al árbol a poner los obsequios.

——————————

Los días pasaban; aquellos que fueron adoptados, dejaron la casa hogar y los que no, esperarían a cumplir la mayoría de edad y seguir por su cuenta.

El circo había terminado un día más de recorrido por la ciudad. Pronto llegaría el momento de partir a un nuevo destino.

Un joven se acercó a la caravana y observó a una joven que se dirigía a descansar.

— ¿Cómo le fue a la estrella?

— Estoy cansada.

El joven se acercó y la tomó de la mano.

— Lo digo en serio, Eli.

— Vamos a cenar algo, yo invito — la joven le regaló una sonrisa.

El par estaba sentado frente al muelle, disfrutando de un helado.

— ¿Y cómo te fue a ti? Otro día más de jugar a policías y ladrones — rió.

— No me quejo. Por ahora todo parece tranquilo, uno que otro delincuente. El señor Connor me dijo que podría estar listo para acción de verdad en un par de años.

— Suerte con eso.

— ¿Y tú? ¿Pronto te veré en la pantalla grande? — la joven le dió un leve empujón con el hombro.

— Búrlate, pero cuando menos lo esperes… Verás mi foto y mi nombre en todos los anuncios y revistas. Ya verás — sonrió.

— Yo sé que sí. Pero quiero que sepas que estoy orgulloso de ti, Ronn — la joven le miró con una sonrisa.

— ¿De verdad?

— Sí — Ronnette abrazo al joven.

— Gracias por quedarte a mi lado, Eli — Ronnette se aferró a su brazo llena de paz.

Los policías recibieron la mañana con penumbra.

— Tal parece que los sorprendieron en la noche.

— ¿Qué sucedió?

— Un ajuste de cuentas.

Connor, colocó el expediente sobre la mesa.

— ¿De quién se trata?

— El clan Aragón.

— ¿Aragón? — Elisandro comenzó a echar un vistazo.

— Estos tipos son problemáticos, hace años les seguimos el rastro… Pero su líder sabe esconderse muy bien.

El joven observó a detalle las fotografías y echó un vistazo al contenido de la carpeta.

— Ellos fueron los responsables del alboroto de anoche. Van a continuar matando a quienes consideren adversarios en su juego. No podemos permitir que continúe, no solo por la ola de crímenes… si no también por la seguridad de nuestra gente.

— (No puede ser) — Elisandro cerró la carpeta.

— ¿Estás bien, hijo? No estás preparado para ver ese tipo de escenas aún.

— Estoy bien, no se preocupe.

— Llevaré el caso personalmente.

— Déjeme ayudarlo.

— Hijo no tienes idea, aún te falta experiencia. Si te dejo seguirme ahora, no volverás a casa uno de estos días.

— No se preocupe por eso.

— Eres mi aprendiz, y no voy a permitir que te veas envuelto en esto.

— Por favor Señor Connor, solo le pido una oportunidad. Quiero aprender del mejor y lo lograré si me quedo a su lado.

El hombre se quedó pensativo.

— Si te metes en esto, no habrá marcha atrás Elisandro, ¿comprendes? La gente de Aragón no se va a doblegar ante ti, te matarán si tienen la oportunidad.

— Lo sé. Asumiré los riesgos, no se preocupe Oficial Connor, no le fallaré.

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Comments

Tita Susa

Tita Susa

me perdí un poco pero sigamos

2023-09-27

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