Elisandro abrió los ojos y miró a su lado.
— Ronn… — la joven le miró con una expresión empática.
— Eli — sonrió — Me da gusto verte despierto.
— ¿Q-qué pasó?
— Creo que ayer te asaltaron. Baltazar dice que fueron los hombres de Aragón, ¿en qué te metiste Elisandro? — el joven tragó con dificultad.
— Gracias por venir — puso su mano sobre la suya. La joven le quitó la mano y su expresión cambió.
— Así que ayer tenías una misión tan importante que no pudiste acompañarme. ¡Y mírate ahora! — dijo indignada.
— Escuchame…
— Siempre me dices lo mismo Elisandro, ¿que me estás ocultando?
— Nada. Déjame explicarte.
— ¿Vas a hablarme de tu familia secreta?, no te preocupes, basto con verlos ayer.
— ¿Cuál familia?
— ¿Para eso te acercaste? Ya estabas casado y ni a la boda me invitaste.
— Yo no… — se quejo.
Baltazar entro a la habitación.
— Debe salir ahora señorita Ronnette, su representante está afuera esperándola. Dos de nuestros mejores miembros la acompañarán.
— Gracias — la joven se marchó llena de desilusión.
Baltazar se quedó perplejo.
Pasaron algunos días desde aquel incidente. Elisandro tocó la puerta fue recibido por la joven abatida.
— ¿Qué quieres?
— Necesito hablar contigo, ¿tienes tiempo?
— Para ti, sí — la joven lo invito a pasar — ¿Quieres tomar algo?
— Estoy bien — sonrió.
— Vas a invitarme a tu casa para conocer a tu familia.
— ¿Familia? — él hizo memoria — Ya veo. Lamento decepcionarte, Ronn.
— ¿Por qué?
— Esa mujer y la niña que viste aquel día, no son nada mío.
— ¿Entonces?
— Es la viuda de un hombre al que mataron por error.
— ¿Y que hacías con ella?
— Bueno, supongo que sigue lidiando con su pena y para la pequeña tampoco es fácil. Los entiendo muy bien y tu también deberías.
— No voy a hablar de cosas tristes, no quiero volver al pasado jamás — la joven le dió la espalda.
— No tienes que hacerlo — la tomó de los hombros — Estoy feliz de volver a verte, Ronn.
— Yo también — ella le demostró su afecto en un abrazo. — Tengo tanto que contarte, no quiero separarme de ti otra vez — el joven beso su frente.
— No pienses en eso — la tomó de las manos — ¿Qué te parece si salimos a comer? Yo invito.
Baltazar llego a la casa de las Sandemetrio y la mujer le recibió con una taza de te.
— ¿Cómo se encuentra?
— Ya está mejor.
— En la estación no me dieron información y supuse que no me dejarían entrar a verlo.
— Descuide señora Vera, él se encuentra bien. Me pidió que le entregará esto — sacó un sobre de su saco.
Ronnette y Elisandro almorzaban en un agradable sitio con vista a la playa.
— Este lugar es bastante agradable y casi no hay personas aquí — sonrió.
— ¿Extrañas tu privacidad?
— Algunas veces — suspiró — Un día me alejaré de este mundo, no me quedaré así para siempre.
— ¿En verdad? — rió.
— Aunque no me lo creas, sí — le miro a los ojos — empezaré mi propio negocio y no tendré que preocuparme por nada.
— Que bien.
Ronnette lo miró de reojo.
— Para ese entonces… Espero que el hombre que amo este conmigo y disfrutemos de una vida juntos.
— Seguro tienes una lista de posibles pretendientes.
— Sí… Pero yo solo tengo espacio para uno — la joven le miró a los ojos, un leve rubor en sus mejillas se hizo presente.
Elisandro la miró con asombro y devoción.
— ¿No tienes novia?…¿O sí?
— No por el momento.
Elisandro se puso de pie y la tomó de la mano y comenzaron a caminar al estacionamiento.
— Antes de hacer mi vida. Necesito poner orden, así no tendré que vivir mortificado.
— ¿Te refieres al clan de Aragón?
— Sí.
— ¿Cuál es tu obsesión por esa gente? — se detuvo — Estás desperdiciando tu vida en algo que no vale la pena, la gente hará su vida con o sin ellos. No podemos erradicar el mal para siempre.
— Pero por algo se empieza, Ronn.
— Elisandro — la joven le tomó de las manos y se las puso sobre su pecho — No quiero que esa gente te haga daño. Que más da uno o dos… Te necesito aquí conmigo.
Él la abrazo.
— Aquí estaré, Ronnette.
Elisandro llevo a la joven a su departamento y le plantó un beso en la mejilla.
— Espero que puedas ir — sonrió.
— Ahí estaré sin falta.
Elisandro llegó a la casa de Vera y abrió la puerta del auto.
— Adelante.
— Gracias.
Baltazar llegó al edificio, observó por el espejo retrovisor y miró a la joven.
— Señorita Ronnette, ¿qué hace aquí? Y sola.
— No te preocupes — le entrego las una llaves — ¿No es hermoso? — Ronnette se sentó sobre el capó del Mercedes.
— Es una maravilla.
— Date prisa, tengo que mostrárselo a Elisandro.
— Cómo diga.
Elisandro se encontraba afuera de su casa, esperando a la joven. Baltazar se estacionó un par de metros antes y Ronnette bajo de inmediato.
— ¡Elisandro! — el joven se quedó estupefacto.
— Increíble.
— Lo es — Baltazar se aproximó.
— Nuestro primer auto — dijo con alegría. Baltazar les miró con sobresalto.
— Es muy lindo, el fruto de tu trabajo, Ronnette. Estoy orgulloso de ti.
El oficial Luján no les quitaba la vista de encima.
— Me enseñarás a conducir, es que Rossmary no me instruyó muy bien — le miro sonriente.
— Claro — miro a su compañero de reojo.
— Gracias — la joven lo abrazo.
Luján estaba boquiabierto.
Marilú salió de inmediato en compañía de su madre.
— ¡No puede ser! — la niña comenzó a saltar de alegría — ¡Ronnette está aquí!
La joven le miró con una sonrisa.
— ¡Hola! — la pequeña se lanzó a sus brazos.
— Se supone que sería una sorpresa.
— Pero no podría estar más sospredida — le respondió a Elisandro.
Vera miró a la joven de pies a cabeza.
— ¿De esto se trataba todo? — miró a los agentes.
— Quería que Marilú le pidiera su autógrafo personalmente.
— Que les parece si vamos todos adentro y disfrutamos de la reunión. Yo me muero de hambre — Baltazar tomó a su compañero del hombro.
Marilú jugaba un juego de mesa con el oficial Luján; Vera apenas si podía pasar su bebida, Ronnette y Elisandro estaban en la cocina.
La joven abrió las cajas de pizza y comenzó a colocar los triángulos en los platos.
— ¿Entonces me enseñarás a conducir?
— Claro.
— Habría problema si dejo el auto aquí, es que no quiero Rossmaro se de cuenta.
— ¿Por qué?
— Después va a empezar con sus sermones… Que derrochó el dinero y no se que más.
— Deberías hacerles caso, no digo que esté mal. Pero debes administrar muy bien tus ganancias.
— Tú debes ser muy bueno con eso — la joven le miró.
— Bueno, no habría conseguido mi casa propia — rió.
— Tu casa es linda, pero no creo que las habitaciones sean suficientes.
— ¿Por qué lo dices? — se llevó una rebanada de pizza a la boca.
— Ya sabes, los invitados… nuestros hijos… — dijo en voz baja.
— ¿Qué?
— ¿Te gustaría ser mi administrador?
— Lamento la interrupción — Vera les miró desanimó.
— Llevaremos la pizza enseguida.
— Yo puedo ayudarte con eso — se dirigió a la actriz — Se acabó el refresco.
— No te preocupes, iré ahora mismo — Elisandro salió de prisa.
— Te acompaño…
— Aquí ayudarás más.
— ¿Cómo? — miró a la mujer de cabello largo.
— Realmente me sorprende verte aquí, no pensé que alguien como tú asistiera a este tipo de reuniones.
— No es cualquier reunión.
— Cómo conociste al agente hace poco…
— Conozco a Elisandro de toda la vida. Crecimos juntos — arrugó la frente.
Vera quedó anonadada.
— Tenemos hambre.
La niña entro a la cocina.
— Aquí tienes — Ronnette le entrego su plato.
— Gracias, ¿quieres jugar con nosotros? Baltazar va perdiendo.
— Claro.
Vera se ofreció a lavar los trastos mientras Ronnette firmaba las revistas de Marilú.
— Yo quiero ser tan famosa como tú cuando crezca.
— Claro que sí, pero para eso debes prepararte y sobre todo, aprovechar cada oportunidad que la vida te presente.
— Entiendo.
Vera salió de la cocina y se aproximó al círculo.
— No tenía idea de que conocías a Ronnette de la infancia. Debe ser una historia bastante interesante.
Ambos se veían uno al otro. Baltazar les miró entusiasmado.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 25 Episodes
Comments
Tita Susa
o está enamorada de él la viuda
2023-10-04
0