capítulo 7

— ¿A dónde iremos hoy?

— Iremos de compras.

— ¿Puedes comprarme un vestido nuevo?

— Sí, claro.

Vera en compañía de su pequeña hija, caminaban por la calle para tomar el autobús.

Ambas se detuvieron al escuchar un auto estacionado a su lado.

— Buen día.

— Elisandro, que gusto — sonrió.

Marilú les miró algo confundida.

— Suban.

Baltazar llegó al departamento de Ronnette. La joven abrió la puerta con una sonrisa.

— ¿Quién es usted?

— Soy el Oficial, Baltazar Luján — mostró su placa.

— Ya veo. ¿Y el Oficial Elisandro? — Baltazar levantó una ceja.

— El oficial Vidal, está en una misión. Pero me pidió que yo les hiciera compañía hoy.

— Bien — la joven tomó su bolso — Voy a salir de compras, solo iré yo.

— Me parece bien.

Ronnette paso por delante y Baltazar le siguió el paso con una sonrisa.

Vera escuchaba con atención la plática que mantenían Elisandro y Marilú.

— ¿Usted estuvo con ella?

— Sí. Tuvimos que escoltarla de regreso a su departamento.

— ¿No le pidió un autógrafo?

— No. Pero podría pedirle después.

— Podría pedirle que me firme la revista.

— Marilú.

— No te preocupes — miró a la madre.

Elisandro estaciono el auto.

— ¿No quieres tomar un helado?

— Tal vez uno.

El joven bajó y se puso en medio de ambas.

— ¿Y es igual de bella que en sus fotos?

— ¿Disculpa?

— La modelo… Bueno, la actriz.

— Oh, lo es — suspiró. Vera desvió la mirada.

Baltazar sostenía las bolsas de compras mientras la joven echaba un vistazo en las tiendas.

— ¿No cree, que ya es demasiado?

— Los vestidos nunca son suficientes, tengo una agenda apretada. Y el próximo mes, grabaré otra película.

— Que suerte.

— ¿Y qué misión es más importante que yo?

— ¿Cómo?

— Habló de su compañero, su colega…

— Entiendo. Estamos investigando a la gente de Aragón. Necesitamos averiguar que planean está vez, su secuestro fue planeado por ellos.

— ¿Aragón?

— Aragón es un poderoso y peligroso mafioso. Tiene negocios por todo el país, pero está metido en asuntos turbios y ha participado en numerosos atentados, entre otros crímenes.

Tiene una larga lista de deudas con la sociedad.

— Entiendo. Pero están hablando de un mafioso, no podrán hacer mucho.

— Le seguimos el rastro desde hace años señorita. No estamos tan perdidos como piensa, sí logramos encontrar el laboratorio donde se originó todo, podemos encerrarlo.

— ¿Y ya tienen alguna pista?

— Casi siempre estamos a un paso. Pero uno de estos días, lo vamos a capturar.

— Sí, claro.

— Oiga, no le gustaría comerse un helado. Hay unos muy buenos aquí mismo.

— Bueno.

Vera y Elisandro estaban sentados en una banca, observando cómo colocaban los adornos navideños.

— Este fin de año, será interesante.

— ¿Por qué lo dices?

— La ciudad se ve muy distinta y con todo este revuelo por esa chica… Solo creo que muchas cosas podrían pasar.

Elisandro se quedó en sus pensamientos.

— Espero que me aceptes la invitación pronto. Te estuvimos esperando desde hace días.

— Discúlpame, he estado un poco ocupado ahora con lo que pasó.

— ¿Estarás cerca de ella?

— Sí. Es importante para la investigación.

— Me alegro. Espero que las cosas pronto se resuelvan y regrese cada uno a su vida, no debe ser agradable convivir con alguien que está rodeada de cámaras.

— Bueno, no son las veinticuatro horas del día — rió.

— Es mejor vivir lejos de los reflectores.

— Tal vez, pero Ronnette nació para eso.

— ¿Entonces me conseguirás un autógrafo? — se acercó Marilú.

— Claro.

— Ya no molestes a Elisandro con eso, Marilú. Él tiene muchos asuntos de suma importancia, ¿para qué quieres el autógrafo de esa mujer?, es solo una firma.

— No te preocupes Marilú, conseguiré esa firma — la niña sonrió.

Ronnette se acomodó la bufanda y el sombrero para esconderse un poco. La joven levantó la vista y se quitó los lentes obscuros.

— ¿Elisandro? — ella agudizó la vista. Sus ojos se abrieron ante la sorpresa — (¿Con que esa era tu misión?)

— Aquí está su helado.

— Gracias — se acomodo los lentes — Podemos regresar al auto, aquí hay mucha gente.

— Claro. Sabe, conozco un lugar muy lindo donde preparan unos platillos deliciosos…

Elisandro llevó a Vera y su hija a casa.

— Volveré con ese autógrafo — hizo un guiño.

— Gracias.

— Fue un día agradable. Nos vemos otro día — Elisandro se despidió de mano.

— Sí — sonrió — Suerte.

Elisandro iba camino al departamento de Ronnette; encendió la radio pero el estallido de la llanta, le hizo frenar de golpe.

— ¿Y ahora qué? — El joven bajó del auto y revisó las llantas.

— Una… — Él levantó la cabeza y miró a sus espaldas, pero el golpe en seco le hizo caer al suelo.

— ¿Creíste que te ibas a salir con la tuya?

Elisandro metió su mano en su saco.

— Ni siquiera lo pienses — uno de los hombres le propinó una patada en el estómago. Elisandro se retorcía en el suelo.

— (Maldición)

— Está es solo una advertencia, querido inspector — dos hombres lo sujetaron.

— ¡Maldito cobarde!

El hombre se le fue encima a los golpes, sin darle oportunidad de defenderse. Cuando terminó de propiciar la golpiza, lo soltaron de inmediato, Elisandro cayó al suelo muy adolorido.

— Espero que con esto le quede claro quién es Aragón. Dediqué su tiempo para atrapar a sus ladrones y dejé de molestar al halcón. No habrá próxima vez inspector. — el hombre le proporcionó un golpe más.

Baltazar dejó las bolsas de compras en el departamento y se aseguró de que todo estuviera en orden.

— Me tengo que ir señorita Ronnette. Otro día puedo llevarla al restaurante del que le hablé.

— Gracias por todo, lo tendré en cuenta.

Baltazar sacó un teléfono de una maleta y respondió la llamada.

— ¿Cómo dice?... Sí, ahí estaré.

Él guardo el teléfono de inmediato.

— ¿Qué sucede?

— Quédese aquí y no salga sola.

— ¿Qué pasó?

— Atacaron al oficial Vidal. Se encuentra en el hospital.

— ¿Cómo? ¿Está bien?

— No lo sé.

— Yo voy con usted.

— ¿A qué?

— Dije que voy con usted.

— Está bien — lo dudo.

El doctor se acercó a dónde se encontraban ambos.

— ¿Cómo está?

— Fuera de peligro. Despertara pronto, solo necesita reposo debido a los golpes.

— Podemos verlo.

— Mañana. Hoy no será posible, es necesario que repose.

El doctor se retiró.

— La llevaré a su departamento.

— No.

— Usted no tiene nada que hacer señorita Ronnette, yo me encargaré de usted y su representante, no se preocupe.

— Voy a quedarme, necesito hablar con Elisandro — Baltazar le miró con intriga.

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Comments

Tita Susa

Tita Susa

muy interesante

2023-10-04

0

Elizabeth Sánchez Herrera

Elizabeth Sánchez Herrera

más ➕ capítulos

2023-09-12

0

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