capítulo 15

Ronnette y Marilú, recorrían la plaza comercial de arriba hacia abajo, probándose diferentes estilos.

Los sombreros, zapatos y vestidos de colores alegres no dejaban de lucirse en ambas. Y no pudo faltar la firma de autógrafos.

Elisandro y Vera, observaban a un par de metros; Elisandro estaba muy feliz de ver a su amada tan contenta, Vera por su lado, no tanto. La idea de ver a su hija entre esa multitud, le aterraba.

— ¿Todo bien?

— Sí — dudo.

— Marilú se ve contenta, eso es bueno.

— Sí. Realmente no me emociona la idea de que quiera ser actriz.

— ¿Por qué?

— La fama puede llegar a cambiar a las personas y los medios pueden ser muy crueles a veces.

— Bueno, depende. Ronnette no ha cambiado mucho, el único detalle es que es feliz, cumplió su sueño.

Vera se quedó fija en él.

— Yo no quiero eso para mi hija.

— No es lo que nosotros como padres queremos — Vera levantó una ceja — Es lo que pienso. Jamás le impondría a mi hijo, algo que no lo haga sentir cómodo y feliz consigo mismo.

— ¿Aún si eso pudiera ponerlo en peligro?

Elisandro analizó su pregunta.

— ¡Mamá! — la niña se acercó con una enorme sonrisa — Mira todo esto. Los vestidos son hermosos y elegantes.

Elisandro tomó las bolsas de la pequeña y se acercó a Ronnette.

— Gracias — le entregó algunas bolsas.

— ¿Y tú, Vera?

— Estoy bien, gracias. No te hubieras tomado la molestia de comprar todo esto, Marilú ya tenía suficiente.

— Nunca es suficiente cuando hablamos de ropa.

— Yo sí tengo un límite.

— ¿No tienen hambre? — mencionó Elisandro.

Todos respondieron un "sí".

Marilú agarró a Ronnette de la mano y se adelantaron.

Durante la comida, Vera no le quitaba la vista de encima a Ronnette.

— ¿Usted también irá a la cena? — Marilú preguntó a Elisandro.

— Claro — sonrió.

— ¿Tienes hermanos? — La niña preguntó a Ronnette.

— No. Pero tengo un primo… — Vera y Elisandro le miraron, el joven puso una expresión de sorpresa. — Bueno, hace años que no lo veo.

— Yo desearía tener una hermana.

Vera tosió un poco.

— Y quizá la tengas, más adelante — Ronnette dijo sonriente — Tu madre es muy joven.

— Pero no quiero un padrastro. Bueno, solo si se lleva bien conmigo así como el oficial — miró al joven.

Vera se ruborizó un poco.

— Baltazar me comentó que pronto te hará una visita para terminar una partida que dejaron pendiente.

— Que bien.

Elisandro miró de reojo a Ronnette.

— Ustedes harían una bonita pareja — dijo sonriente.

— Marilú — Vera dijo en un tono molesto — No seas grosera. ¿Así quieres hablar frente a los medios?

Ronnette arrugó la frente, pero Elisandro le tomó del brazo.

— No te preocupes, Vera.

— Lo siento, no quise ofender.

— Descuida — Ronnette tomó aire — No dijiste nada malo. Y claro que podría salir con un hombre tan gentil y apuesto como el oficial — sonrió.

Eso a Vera le cayó como balde de agua fría.

Más tarde, llevaron a las Sandemetrio de nuevo a casa.

— Muchas gracias, por todo. Y disculpa.

— No hay porque disculparse — Ronnette sacó una cámara fotográfica de una bolsa — ¿Puedo?.

Vera asintió. Ronnette se lo entregó a la niña.

— ¿Es para mí?

— Sí — le acomodo un mechón de cabello detrás de la oreja.

— Para mi mejor amiga.

Marilú abrazo a la joven.

— Gracias — Vera miró a Elisandro.

— Nos vemos en la cena — ambos agitaron la mano.

Elisandro llevó a Ronnette a su departamento.

— Creo que son pocas bolsas — rió.

— Quiero verme linda.

— Ya lo eres.

Ambos se acomodaron en la cama.

— Vera no me soporta.

— ¿Tú crees?

— Y todo es tu culpa.

— ¿Mía?

— Yo también estaría celosa si viera al hombre que amo con alguien más — le dió un beso — Le gustas.

— Baltazar ya me lo había dicho.

— Es notorio. Pero no me preocupa — sonrió.

Elisandro la abrigo entre sus brazos.

— Nunca dudes del amor que te tengo, Ronnette.

— No lo hago. Puedo tolerar eso, pero lo único que no puedo tolerar, es que haga ese tipo de comentarios.

— Después de lo que pasó con su esposo, no le es fácil volver a confiar en la sociedad.

— Marilú tiene una vida por delante. Se supone que como madre debería apoyarla.

— Cada persona es diferente.

— Yo seré una madre diferente.

— No tengo duda. Serás una gran madre para nuestros hijos.

Por cierto… ¿Quién es ese primo que mencionaste? ¿Es imaginario?

La joven sintió nervios.

— Bueno… No te dije nada porque no le tomé importancia.

Elisandro la miró fijamente.

— Tengo un primo que está de visita. Es el hijo de la hermana de mi padre, él solo está de paso.

— Así que no hablabas solamente con tu padre.

— La verdad, no. He platicado un poco con él.

— Otro asesino en la familia.

— No, Eli. Él no es como mi padre. Su padre tiene un negocio de automóviles, fue lo que me dijo.

— Y qué clase de padres permitirán que su hijo se involucre con un criminal, sin estar ligados de cierto modo.

— No lo sé. Quizá no quiere meterse en problemas con mi padre, es su único sobrino.

— O tal vez, el negocio de tu tío se mueve con ayuda de tu "padre".

— Suena más lógico.

— ¿Lo ves? Es como un cáncer.

No dejarán a nadie salvó.

— Sandler, no quiere esa vida.

— No se trata de lo que él quiera, el hecho de nacer en esa familia, lo va a orillar.

— ¿Quieres decir que yo también me volveré una criminal?

— Tú no. Por eso debemos exterminar el problema de raíz. Tu primo no tendrá que verse obligado tampoco.

— Eso que importa. Me importas tú… Nosotros. Podemos irnos a otro país y empezar una nueva vida, juntos.

— Tu papá ya sabe de ti, no te dejará ir así de fácil y menos conmigo.

— Si realmente me quiere. Tiene que aceptar mi relación contigo y olvidar su rivalidad.

— No es así de fácil, Ronnette.

Hay un enorme abismo entre nosotros dos.

— ¿Entonces no podremos ser felices hasta que mi papá esté tras las rejas?

— Estoy seguro que tu papá, tiene una idea retorcida en mente. Por eso te busco. No es coincidencia que tu primo esté ahí también.

— Quieres decir…

— Él no dejará que cualquier persona entre a su círculo malvado.

— No lo haría.

— Solo te pido que tengas cuidado, Ronn. Si ese bastardo pretende obligarte a algo, tendrá que pasar sobre mi cadáver primero.

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