Entré a la universidad a principios de diciembre con el propósito de intentar congeniar con los demás y también aprovechar la última oportunidad que tenía para recuperar mis emociones (aunque ya me había rendido del todo).
Durante los 4 años en que fui creado mantuve un aislamiento paralelo entre la sociedad y en especial en cada escuela que entraba.
Los apodos que recibí durante ese transcurso fueron variados e insignificantes para mí destacado el apodo: el rarito inteligente.
Nunca tuve la intención de convertirme en un tipo de persona sobresaliente entre los demás y menos presumir de ello.
Mi madre dejó en claro que antes de morir culminé la carrera de ingeniería siendo el más listo y aplicado de todas la clases por lo cual ella estaba muy orgullosa de mis logros académicos.
En cuanto mi personalidad era alegre, bondadoso, de buenos sentimientos pero en rara ocasiones tenía una actitud hostil cuando me enojaba; y en el tema amoroso, no había nadie sentimental importante en mi vida.
Sin embargo, mi madre comentó que existía una joven mujer de nombre Sarah quien siempre pasaba tiempo conmigo, ella no sabía cuál era la relación entre los dos y misteriosamente aquella chica se alejó y se fue del país.
Por otro lado fue raro que olvidará quién era ella y tampoco tenía curiosidad en saberlo.
Era mejor evitar confusiones.
Cómo lo habitual que se volvió, accedí ir a una nueva universidad sin esperar nada a cambio y mentalizando que todo sería igual que antes pero teniendo en cuenta que solo un año para ser autodestruido.
Quizás era contradictorio no esperar nada pero a veces lo impredecible es simplemente eso, no sabes lo que depara el futuro.
Ellos (mis padres) decidieron que viviría solo y compraron un departamento en una residencia lujosa y privada por mi bienestar (en pocas palabras para resguardar mi secreto).
Acepté las condiciones de vida y empecé a vivir por cuenta propia.
Ellos se despidieron como si fuera la última vez que me verían.
Ante los ojos tristes de mi madre parecía querer decir algo más pero él, mi padre la retuvo diciendo: —Incluso si lloras delante de él, no sentirá nada.
Finalmente los dos se marcharon mientras los veía sin contemplaciones.
…
No importaba si el clima era caluroso o fresco, usar sudaderas, camisas largas entre otro tipo de prendas; esto se convirtió en un ritual de mi vida.
Tampoco cambiaría el modo de ocultar mi rostro ante los demás por eso mismo dejé crecer el largo de mi cabellera.
Una vez en la universidad, tocó presentarme y una vez mentí sobre la edad.
Ni yo mismo era capaz de saber la edad exacta en ese entonces.
En la clases rondaban chicos entre los 20 y 25 años de edad.
Para ese entonces yo tendría casi 30 años.
Para pasar desapercibido y evitar amistades “innecesarias” tuve que usar un aspecto lúgubre que causaba revuelo entre los presentes.
Al principio lo usaba como táctica para evitar a las personas y resultaba bastante bien ya que los mantenía alejados.
Cada vez que entraba a una clase nueva con estudiantes nuevos, los inspeccionaba y claro, por su edad aún se completaban como unos inmaduros.
Para esa clase en particular, noté que era la misma situación diciéndome por dentro que no conseguiría encontrar resultado alguno entre ellos.
(Una perdida de tiempo.)
Pero estaba equivocado al predecir el futuro.
Ni bien pasó un mes hasta que alguien tuvo la osadía de acercarse a mí.
Estaba concentrado con los pensamientos a flote que no percibí su presencia hasta que osadamente agarró mis auriculares para que la viera a la cara
(¿Qué busca?), fue lo primero que me pregunté.
Esa chica en cuclillas sonreía genuinamente.
Apenas podía verla con claridad pero su sonrisa causó un revuelo en mi interior.
Su voz produjo que mi cuerpo se tensara.
(¿Qué es esto? No puedo descifrarlo.)
Ella era la primera chica que se acercaba deliberadamente a mí; no dejaba de sonreírme y era extraño así que sin tiempo que perder le pregunté qué buscaba.
Lo primero que llegó en la cabeza fue que ella buscaba molestarme con alguna tonta pregunta.
Ya anteriormente había liado con este tipo de personas que solo buscaban satisfacer el morbo de sus preguntas.
(Hay que evitar situaciones triviales.)
La observé por unos segundos para darme cuenta que ella era como los demás.
La escuché tartamudear y rápidamente me pareció un fastidio.
Me levanté de la silla y salí del aula.
No esperaba que ella se acercará para saludarme y tampoco supe cómo reaccionar.
Si fuí grosero con ella… no lo sabía con exactitud.
Lo que si sabía era su nombre… Dasha y corrían rumores de ser una estudiante egocéntrica, quisquillosa pero a simple vista no lo demostraba.
Ella destacaba por su belleza innata y algunos andan tras ella.
Al contrario mío, solo rondaban rumores negativos.
Era consciente de las habladurías que murmuraban detrás de mí pero lo más eficaz era ignorarlo.
Fue lo primero que aprendí del doctor para no entrar en dilema conmigo mismo.
“Las discusiones llevaban a la violencia física.”
Aquella frase lo grabé en mi cabeza hasta el día de hoy.
Creí que ella no se volvería acercar pero fue un error en darlo por hecho.
La osada chica volvió a mí.
—Hola. Será un gusto trabajar juntos.
Esa misma sonrisa extrañamente “feliz” volvió aparecer ante mí.
Debíamos trabajar en parejas y estaba más que listo para trabajar sin la ayuda de nadie pero ella…fue impredecible.
(Ignorarla es el mejor método para que se aburra.)
No le dije nada y permití que mi silencio tomará la decisión.
Todas las miradas estaban sobre nosotros, mirándonos como unos extraños.
Los murmullos se hicieron presentes y Dasha no ocultó su molestia, borrando su sonrisa.
(¿Por qué se enoja? Lo que sea, no me incumbe, es su culpa por venir hasta aquí.)
Con el paso de los minutos fue más perceptible su cambio de humor.
Esas expresiones de desagrado fue lo que colmó el temperamento de Dasha hasta el punto de armar una discusión pero me entrometí diciendo que los ignorará.
Desconocía que hablarle cambiaría su actitud drásticamente, haciéndome una pregunta fuera de lugar.
Esa pregunta rebasó el límite que había dibujado con la sociedad humana.
Sin una pizca de consideración le pedí que se concentrará y sin hacer contacto visual.
(Es mejor evitarla.)
Mi propósito era trabajar por el proyecto escolar y de allí no relacionarme con ella y nadie más.
Al salir de la universidad escuché que alguien gritó mi nombre.
Era una voz suave y chillante para mis oídos.
(Otra vez ella.), pensé al verla caminando directamente a mí.
Dasha empezó comentar sobre el proyecto y el hecho de trabajar juntos afuera de la universidad.
Sabía perfectamente lo que significaba y me rehusé…no obstante, ella se agitó notablemente lo que provocó que mi sexto sentido se desequilibrara.
(Es insólito que ella me causé una sensación indescriptible.)
Sé que morí como humano pero revivir como alguien más pero trágicamente provocó que desconociera a los mismo humanos.
Había pasado años sin relacionarme con alguien y ella estaba muy insistente en acercarse con un fin desconocido.
Cansado de escucharla no tuve más opción que pedirle su número celular y citarla a cierta horario.
Claramente ella cambiaba de actitud y se notaba feliz.
(¿Qué buscará en alguien como yo? ¿Cuál es su propósito?)
A pesar de poseer una inteligencia artificial no podía describir lo que Dasha veía en mí, sin duda alguna ella solita se encaminó directamente a mí.
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Updated 30 Episodes
Comments
Marta Bedetti
volverás a ser humano...
2023-10-15
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