Jonas me llevó hasta la azotea con el propósito para que pudiera relajarme y así darme un respiro.
Debo decir que fue algo considerado de su parte.
Observé el cielo estrellado sintiendo un clima agradable pero fresco.
(Ah…que bien se siente.)
—¿Ya te sientes relajada?
—Mm. Si. —le respondí secamente.
Hubiera preferido estar allí nada más yo, sin su presencia.
Al siguiente segundo, su celular sonó.
—Ahora bajó. —lo escuché decir.
—Scarlett espérame aquí. Vuelvo enseguida. —avisó.
—Bien.
Entonces él se fue y finalmente pude sentirme relajada.
Me senté en una silla suave y reclinable.
(¿Quién será la chica que está con Lance?)
Me quedé allí por unos minutos y Jonas no aparecía.
No es que lo extrañará pero estaba aburrida y prefería irme a casa.
Decidí hacer caso omiso su orden y volví abajo.
El ambiente era vívido y más ruidoso.
Busqué con la mirada a Jonas pero no lo veía por ninguna parte.
(¿Dónde se metió? Ya quiero irme.)
En eso me dio sed y fui por una bebida.
Por casualidad de la vida me encontré con Lance.
(Cielos… no deseaba verlo…)
Si, si quería verlo pero no junta a la chica.
Por desgracia ya la había reconocido, la misma que lo besó, y supuse que era la misma con quién él estaba en aquel restaurante y ahora los veía en la fiesta.
Atisbé que ella lo sostenía del antebrazo, tan juntos que empuñe mis manos de coraje.
No pude ocultar mi molestia y pasé de largo, ignorándolos.
(¡Agh! Cómo me pone mal.)
Quizás actúe algo infantil pero los celos realmente pueden enloquecer a uno.
Le mandé un mensaje a Jonas que me iba a casa y de inmediato salí del lugar.
—No puedo soportarlo. —mascullé.
Lo que no tenía contemplado es que salí y caminé sola por la calle para tomar un taxi e irme.
Prometí no actuar sin pensar.
Lamentablemente no encontraba taxi y la calle lucía algo desolada.
Desde luego que me sentí inquieta al estar sola; miré por doquier.
(No hay nadie, ni una tienda por aquí cerca.)
Suspiré.
Continúe caminando, no muy poco había avanzado cuando recibí una llamada de Jonas pero lo ignoré.
No quería escucharlo.
Me detuvé cerca de una farol para esperar si algún taxi o bus pasará por el lugar.
Los segundos se hicieron eternos y ni un automóvil se avistaba.
De inmediato, capté que alguien se encontraba a cinco metros de mí.
Una distancia no tan larga para mí.
Naturalmente volví a sentirme inquieta.
Después de lo que había pasado con aquellos dos delincuentes, quedaron secuelas de sentir miedo por estar sola y caminar en callejones solitarios.
Pero no me encontraba en un callejón oscuro y siniestro, estaba en la vereda.
Traté de calmarme internamente.
(Será mejor que continúe caminando.)
Así que caminé con pasos cortos y lentos; por instinto volteé…y esa persona también venía detrás de mí.
Que casualidad, ¿no?
Traté de no imaginarme lo peor.
Sin embargo, mi ritmo cardíaco se aceleró y empecé a caminar a grandes zancadas, doblando a la izquierda y entrando por otro camino.
(Estoy segura que viene siguiéndome.), así lo pensaba.
Otra vez volteé para cerciorarme que no me siguiera pero estaba equivocada.
¡En verdad está siguiéndome!
Entré en pánico y aceleré mis pasos como loca.
No deseaba que me pasará lo mismo.
Con un vorágine lleno de miedo terminé en un callejón sin salida.
—Por dios… —resoplé agitada.
Los pasos pesados se escuchaban cada vez más cerca y con ello, mi corazón se sobresaltaba.
No quise voltear para nada.
Me encogí de hombros rogando que no me pasará nada malo.
(Tengo miedo, mucho miedo. No debí irme sola.)
Me estaba culpando por mi actuar.
Entonces hubo un silencio absoluto que me perturbó.
Creía que por mi paranoia escuché mal pero no fue así.
Al siguiente segundo…
Sentí la mano helada de alguien sobre mis hombros.
Entré el pánico y desesperación actúe deliberadamente.
—¡Aghr! —grité aterrizada.
Con los ojos cerrados por el miedo me balancee ante ese alguien y caímos al suelo.
—¡No otra vez! —grité nuevamente al mismo que lo golpeaba con los puños cerrados.
—Dasha…calma, soy yo.
Me detuve en seco.
Abrí mis ojos y tuve que parpadear consecutivamente para darme cuenta que era Lance.
—¿Lance?
Mi vista se nubló al verlo.
—Si.
—¿Q-Qué estás haciendo? ¿Por qué tú estás aquí? —le pregunté muy confundida.
—Te ví caminando muy de prisa así que… —hizo una pausa bajando la mirada.
—Te seguí porque pensé que algo malo sucedía.
Sentí un sentimiento indescriptible en mi interior.
Mis ojos se pusieron llorosos y lloré frente a él, sin reservas.
—¿P-Por qué lloras?
—Es que…me dio mucho miedo volver a pasar por lo mismo. No imaginé que tú…te preocuparas por mí. —le dije con mucho sentimiento.
No pude evitar que mis lágrimas se intensificaran.
—E-Es que también yo vi que alguien me seguía y corrí desesperada.
Tampoco sabía con exactitud si él estaba preocupado o no por mí.
Inesperadamente sus brazos me rodearon.
—No quería asustarte de esta manera. Debí haberte acompañado, estaba listo para irme antes que salieras de allí. —me hizo saber.
Fue una coincidencia que él me viera a lo lejos y me tranquilizó mucho que me estuviera abrazando.
—Esta bien, ya estoy calmada. —le repetí entre sollozos.
Pero él no me soltaba, al contrario me apretaba más contra él.
Era verdaderamente dulce y lo aprecié demasiado.
Bueno estar en un callejón oscuro y en el suelo húmedo no era nada romántico, sin embargo eso fue lo de menos.
Me recosté sobre su pecho.
Apenas era perceptible los latidos de su corazón.
—Dasha.
—Dime…
Él soltó un suspiro.
—¿Quieres que te acompañe hasta tu casa?
Me desconcertó un poco que él me lo preguntará.
Sonreí por dentro.
(En verdad lo deseo y aceptaría sin dudarlo pero tampoco deseo que Jonas se enterará de esto.)
Podría ser contraproducente para ambos.
—Te agradezco pero puedo volver yo misma. Estaré bien, ya estoy más tranquila.
Pude sentir como su cuerpo se tensó.
—¿Es por él?
Tragué saliva.
—Em. ¿A qué te refieres? —pregunté siendo desentendida.
Poco a poco fue aflojando su abrazo.
—Jonas.
Cuando pronunció su nombre sentí un escalofrío.
(¿Qué es esto? ¿Por qué de repente le interesa?)
Era imposible olvidar el desplante que me hizo Lance así como las galletas que tiré a la basura y su indiferencia contra mí.
Era el vivo resentimiento que también llevaba por dentro.
Asimilé la situación en la que me encontraba y creí que era el momento para hablar amenamente.
(Quiero ver la expresión que tiene…)
Me enderece para mirarlo a la cara pero él rápidamente bajó su mirada.
—Lance, ¿eres bipolar o qué?
Aclaró que no lo dije malintencionada pero realmente necesitaba una respuesta sólida.
Él evitó responder y solamente desvío la mirada.
—Estoy más que asombrada por tu manera de acercarte a mí cuando tú mismo te encargaste de alejarme con tu indiferencia. ¿Por qué de repente vuelves hablarme?
Osea si estaba agradecida y conmovida por su actuar de esa noche pero nuevamente volvía a mostrar su faceta de indiferencia.
Lance bajó los brazos mientras yacía en su regazo.
—¿Por qué no me dices nada? —lo cuestioné.
Pero hice una pregunta que cambió la atmósfera entre los dos.
—¿Acaso tú estás ocultando algo…?
El silencio de su parte ya era extraño.
—Si hay alguna razón para que seas así conmigo puedes decírmelo, en serio me gustaría que nos lleváramos bien.
Ni si quiera pensaba que él tuviera algún secreto pero su reacción me dejó perpleja.
—Me voy. —y se levantó bruscamente, alejándome suavemente...
(¿Está huyendo o que? ¿por qué tiene que actuar misterioso?)
—Espera Lance. —y me postré delante de él para que no se fuera sin explicaciones.
Ya parecía patética por mi reacción de chica asustadiza y no podía creer el valor para detenerlo.
—¿Te vas? Pero si acabas de preguntar si quiero que me acompañes a mi casa. —le dije cabizbaja.
Ante su silencio me sentí desconcertada.
—No lo entiendo, no puedo entenderte Lance.
—No tienes porque hacerlo. —él contestó fríamente.
Era increíble su manera gelida de responderme.
Apenas me recuperaba de un gran susto y él ya me estaba hiriendo con sus palabras.
El chico del cual aún sigo enamorada volvía a verme con indiferencia y frialdad.
Lance tenía esa expresión de insensibilidad como si estuviera diciéndome: "Hazte a un lado."
Con el cuerpo tembloroso, me hice a un lado.
—Entonces…vete. —le dije en un hilo de voz.
Para nada quise decirle esas palabras porque me dolío en el alma.
Contener mis lágrimas ya era imposible.
Lo siguiente que le diría, fue lo más difícil que salieron de mis labios pero sentí que fue lo justo.
Mis pensamientos se nublaron por las emociones negativas.
Recuerdo que él aún seguía allí, estático como si estuviera esperando algo más.
—No vuelvas acercarte a mí, sin importar cuál sea la circunstancia… no quiero saber de ti y en la universidad solo seré alguien más y ya.
Se me hizo un nudo en la garganta.
¿Cómo pude ser dura y sin flaquear?
"¿Realmente lo dije en serio?"
No, la verdad es que no pero por un segundo creí que Lance diría algo al respecto pero no sucedió nada.
Él se marchó en silencio, dejando con el corazón adolorido.
(¿Por qué?), me repetía por dentro.
Que ironía de la vida.
Mi primer amor era un torbellino de emociones; Lance era un completo misterio y quería averiguar cuál sería su secreto.
Si es que escondía uno.
Me limpié las lágrimas y esperé que él se fuera.
Volvió a sonar mi celular y era otra llamada de Jonas.
(¿Qué quiere?)
Tuve que responder la llamada.
—¿Si?
—¿Dónde estás? —lo escuché apresurado.
—Er. Voy para mí casa.
—¿Dónde exactamente te encuentras?
Él sonaba extrañamente agitado y le dije la dirección de la calle.
—Espera allí, voy por ti.
Ni si quiera pude decirle que no era necesario pero lo esperé en una esquina.
En cinco minutos llegó su auto.
—Sube. —y entré sin rechistar, ocultando mi afligido rostro.
Podía sentir cierta tensión en la atmósfera.
(¿Habrá pasado algo?)
Bueno daba igual como estuviera él.
Jonas me dejó en la puerta de mi casa y se marchó sin decir nada más, lo que realmente me pareció extraño.
El día siguiente era viernes y no había clases hasta el lunes.
…
Llegó el lunes y como siempre me quedé en la entrada para esperar por Jonas, sin embargo él no llegó.
No le dí vueltas al asunto y por mi fue mejor que él faltará a clases.
Pero llegó martes y los días siguientes y ni los profesores sabían de la ausencia de Jonas.
Si estaba feliz, complacida porque ya no era su marioneta pero no dejaba de preguntarme si estaba enfermo o si había abandonado la universidad.
Recordé la última vez que lo vi, y él parecía agitado como si hubiera hecho algo.
(¿Acaso golpeó a alguien hasta la muerte?)
No quiero decir que estaba preocupada por él ya que no se había comunicado conmigo y yo tampoco quise saber de él, aún así estaba curiosa sobre su extraña ausencia.
Respecto a Lance… él se tomó muy en serio sobre lo que le dije y mantuvó su distancia tratándome como cualquier persona (nuevamente).
No voy a negar que si me dolía su indiferencia pero era lo mejor.
Aparte Lance no se despejaba de Jenni y mis celos ya eran difícil de controlar.
No quería sufrir por su amor…
Ya siendo viernes, el Profesor Miros me pidió si podía ir a la casa de Jonas y ponerlo al corriente sobre las tareas.
Por supuesto que me negué pero como yo era la más cercana a él, mis compañeros me señalaron para que fuera yo la encargada de ir a visitarlo.
Frustrada tuve que aceptarlo.
Le mandé un mensaje a Jonas avisándole que iría a su casa pero no hubo respuesta; tan pronto terminó la clase, me fui directamente a la casa de Jonas sin tener conocimiento que mi presencia sería un completo lío.
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