Antes que todo el contexto sobre quién es Jonas Mackenzie.
Jonas era conocido como el líder de una pandilla quienes se encargan de hacer menos a otros por su estatus social.
Él provenía de buena familia (es decir un niño millonario), y se rumoraba que su padre era muy amigo del director de la universidad.
Incluso si se levantaban acusaciones en contra de Jonas, el director se hacía de la vista gorda, todo por el dinero y quedar bien con el padre de Jonas.
Algunos profesores estaban cansados de la hostilidad de él por eso era mejor para ellos que Jonas no asistiera a clases.
Él se encontraba en nuestra clase antes que lo suspendieran.
Para ser exactos seis meses antes, a mitad del mes mayo, sucedió un acontecimiento que marcó el “final” de sus actos denigrantes.
Lo que pasó aquí es que un día por casualidad de la vida, atisbé como él amedrentaba a otro chico, podría haberlo ignorado pero fue inevitable no hacerlo.
(¿Cómo permitir que ese canalla golpeará a otro frente a todos?)
Los demás estudiantes pasaban desapercibidos para no meterse en problemas.
Directamente me dirigí a él preguntándole sin titubear qué rayos hacía.
Claramente no era mi asunto.
(Aclaró que ya sabía de los rumores que a Jonas le gustaba.)
En cuánto él me escuchó soltó al chico del pelo, aventándolo al suelo.
Quedé perpleja al ver el rostro golpeado de aquel chico.
Miré a Jonas totalmente molesta.
Sin mostrar miedo.
¿Qué cree que hacía afueras de las instalaciones de la universidad?
¡¿ Y por qué nadie hacía nada?!
(Tan insensibles.), pensé enojada.
Tal vez era por miedo a represalias de Jonas pero yo no tuve miedo ni menos que su imponente mirada me sobrepasara.
—Es bueno verte Scarlett. —
—Deja al pobre chico. —espeté.
Jonas soltó una carcajada.
—No lo dejará ir; el muy inútil se atrevió a responderme.
Era una situación desafiante pero más preocupante por el aspecto del chico moribundo que yacía en el suelo.
Saqué mi celular y me atreví a tomar una fotografía de la escena.
—¿Qué haces? —gruño Jonas.
—Evidencias. —le respondí.
—Ja Ja Ja. No me hagas reí, eso no sirve nada.
Probablemente no serviría pero algo era algo.
El chico se retorció de dolor y me acerqué para auxiliarlo.
—Oye, ¿puedes levantarte?
Estaba muy golpeado de la cara como para responder.
Suspiré.
—Anda, voy ayudarte.
Ese chico intentaba alejarme y no entendía lo que balbuceaba.
—Dasha no te metas en mis asuntos. ¿te crees su salvadora o qué? —preguntó exasperado.
—No me creo nada pero no voy a dejar a este chico aquí y menos que tus actos queden impunes.
Pero quién diría que el temperamento de Jonas explotaría sin aviso.
—Yo no sé qué te pasa en la cabeza pero ya fue suficiente de que siempre intimides a los demás y no se te ponga un alto.
Él volvió a soltar otra carcajada.
—En serio tú…es sorprendente que tengas el valor para replicarme. —pronunció con una voz intimidante.
—Pues no te tengo miedo. —le dije mirándolo a los ojos.
Recuerdo que antes de salir de la universidad pasé por una bebida fría; esa bebida lo dejé un lado para ayudar al chico a ponerse de pie.
Sin embargo, Jonas no me lo permitió por lo que me agarro del brazo, apretando con fuerzas y amenazándome sin escrúpulos.
—Vete antes que yo mismo te arrastre hasta allá. —señalando con su dedo a la parada de autobuses.
Era un completo lunático.
—¿En verdad te atreverías? ¿Tan bajo has caído para ser un rufián?
(¿Sobajarme ante él? ¡Ni loca lo permitiría!), pensaba mientrasñ que él apretaba los dientes con furia.
Con cierta dificultad, el chico hizo el esfuerzo para ponerse de pie pero sin previo aviso, Jonas le propinó una patada que lo hizo caer de inmediato.
Quedé petrificada ante eso.
(¿Qué rayos…?)
—¿Q-Qué haces?
—Esto pasa por entrometerte. —y me lo estaba diciendo a mí.
Yo era la culpable que ese chico estuviera pasando por más dolor al ayudarlo.
—Eres un patán. —le dije muy enojada.
No conocía al chico ni nada de eso pero si que estaba furiosa; era una mezcla de emociones negativas que tan solo quería desquitar toda mi rabia en contra de Jonas.
Pero, ¿de dónde provenía esa rabia?
En ese momento me perdí a mí misma por unos segundos.
Jonas me liberó de su agarré y sin pensarlo dos veces, agarré la bebida que tenía harto hielo, le quité la tapa y se lo lancé en la cara.
Se hizo un silencio lleno de incertidumbre.
Estaba a la expectativa de cuál sería la reacción de él pero aún así no perdí el valor ni muchos intente huir.
La cara de Jonas se contorsionó.
Muy dentro de mí sabía que él no se quedaría de brazos cruzados.
Para mi mala suerte así fue; Jonas emanana un aura asesina que me hizo retroceder.
Me agarró fuertemente por el mentón mientras él resoplaba como una bestia endurecida y con ganas de golpearme…
(¿No se atrevería o sí?), me cuestioné.
—Eres muy valiente pero me gusta tu actitud.
Poco a poco fue acercando su rostro.
—Me hace querer tomarte.
Sentí náuseas al escucharlo.
Por un segundo pasó por mi cabeza que él sería capaz de darme un golpe pero fue todo lo contrario.
Su expresión lucía a la de un pervertido loco.
Creí que todo se tornaría peor, sin embargo dos profesores llegaron a la escena.
“Alguien dio el aviso.”
Los dos fuimos llevados a la dirección mientras que chico golpeado se lo llevaron a un hospital para que fuera atendido ya que no podía ponerse en pie.
La situación caótica escaló a un punto de no retorno, y no solo por mí sino por el patán de Jonas.
Llamaron a los padres de Jonas al igual que los míos por el conflicto que se armó.
Tuve que declarar todo lo acontecido enseñando la foto que sirvió como evidencia sin importarme que Jonas me lanzaba una mirada asesina.
Y también tuvimos que esperar casi una hora para recibir de una lamentablemente noticia ya que el chico tenía una fractura severa en el rostro lo que conllevó que sus padres le dieran de alta y acusaran a Jonas de un delincuente peligroso.
Claro que nada quedó impune.
El director no tuvo de otra que suspender a Jonas por seis meses hasta que su actitud hacia los demás fuera el adecuado.
Estaba inconforme ya que él se merecía una expulsión definitiva.
Entonces, yo me encargué de hundirlo al revelar que él se había atrevido amenazarme y mis padres dijeron que no iban a tolerar un abuso de poder.
Antes que Jonas volviera a la universidad debía tomar un curso de orientación social.
Aunque dudé que eso sirviera en él.
Ya con la suspensión de Jonas, se esparció el rumor como una plaga diciendo que yo era la culpable de que él fuera suspendido ya que el chico que fue brutalmente golpeado era mi novio ya que yo le gustaba a Jonas y él arremetió contra él.
Fueron un sinfín de rumores que decidí ignorar y mis amigas estaban muy preocupadas que Jonas tomará represalias en contra mí pero les respondí que no viviría miedo solo por él.
Después de todo, unos más tarde me enteré que fue recluido en un centro social que lo ayudaría a comportar su actitud.
No le dí vueltas al asunto y olvidé esa situación.
(Volviendo al 14 de febrero.)
Jonas me sujetaba el hombro guiándome hasta un auto blindado aparcado a la otra calle.
—Camina con calma que no hay prisa. —dijo con total sarcasmo ante mi lentitud.
Abrió la portezuela del auto y me indicó que entrará, a regañadientes entré.
No voy a negar que me sentía nerviosa y con incertidumbre al no saber que ocurriría después.
Él le indicó al chófer que nos llevarán a su casa.
Un rato más tarde llegamos a una enorme casa de dos pisos lo que me sorprendió mucho ya que era la primera vez que veía dicha casa.
(Sigo sin entender porqué me asombró.)
Entré con cierta desconfianza y otra sorpresa fue porque fuimos recibidos por diez personas (digamos mucamas), quienes saludaron a Jonas al unísono.
Dejando de lado el recibimiento, él me indicó que lo siguiera hasta la sala de estar.
Me senté y no esperé que él dijera algo sino que yo fui directamente al grano, preguntándole si buscaba venganza.
Jonas se rió sarcásticamente al mismo tiempo que se sentaba en frente mío.
—Digamos que no es “venganza” lo que quiero. —me hizo saber con una expresión maliciosa.
Suspiré profundamente.
—¿Entonces, qué es lo quieres?
Él se quedó pensativo por unos segundos
—Mm. ¿Sabes lo que siente estar recluido de todo? —preguntó seriamente.
Rápidamente negué que no.
—Pase casi medio año en una institución de locos para enderezar mi errática actitud, ¿lo sabías?
Volví a negar haciéndome la tonta en no saber nada.
(¿A dónde quiere llegar con esto?)
No me estaba gustando en la forma que me miraba.
—Ja. Déjame decirte que no me ayudó en nada.
Al siguiente segundo, se levantó y camino hacia a mí para intimidarme.
—Resulto contraproducente porque lo único que tenía en mente era verte sufrir, hacerte pagar por entrometer en mis asuntos.
Él volvió a sentarse.
Mi pobre corazón acaba de recibir un fuerte susto.
Debo decir que Jonas no era el mismo, ni mental y ni físicamente; y es que resaltaba lo largo de su cabello cobrizo así como lo robusto de su cuerpo (más bien había perdido peso), sin dejar de lado que su altura era más o menos como la de Lance.
En fin, ya no quería darle vuelta al asunto y le dije que es exactamente lo que buscaba.
—¿Quieres una disculpa? ¿Qué te pida perdón de rodillas? Dime Jonas para terminar con este asunto.
Aparte el mismo se había buscado que lo encerraran por su nefasta actitud, yo no tendría que haberme disculpado.
—Suena bien que te pongas de rodillas y pidas disculpas.
¿En qué momento se me ocurrió decirle tal barbaridad?
Por su sonrisa malévola sabía que él estaba tramando algo.
—Me sigues gustando.
—No me fijaría en alguien como tú aunque fueras las última persona en el mundo.
—Ja Ja Ja. Esa boca tuya es un problema.
Atisbé que llamó a alguien por teléfono.
—Prepara el escenario.
(¿Escenario? Pero que pretende hacer.)
—Muy bien Scarlett, he estado esperando por este momento.
Se puso de pie.
—Y no pienses huir.
Le lancé una mirada fría y lo maldije en silencio.
Lo seguí sin preguntar a lo que parecía un sótano.
—Adelante.
Bajé unas viejas escaleras.
(Estoy bajando a la cueva del lobo.), pensé con ironía.
En ese mismo momento mi celular vibró y cuando vi la pantalla me sorprendí.
Era un mensaje de Lance.
Quise ver qué decía pero Jonas me arrebató el celular.
—No queremos interrupciones.
Él guardo el celular en su bolsillo
(Tsk. Este loco.)
Cuando vi lo que tenía frente a mí, quedé completamente atónita.
¿Qué rayos es esto?
—Bien, ¿qué esperas para arrodillarte y pedir perdón?
Jonas se movió al otro extremo para sentarse en un sillón, como si fuera el rey demonio.
Pasé saliva.
—No lo haré. Estas mal de la cabeza si piensas que voy arrodillarme en esas piedras filosas.
Era un escenario tétrico y abrumador.
Jonas quería que me arrodillara sobre piedras y no eran cualquieras, se podía ver qué eran cortantes.
—Tranquila que no te quitarás el pantalón, tómalo como un privilegio de mi parte. —sonrió malévolo.
—Ya dije que no haré tal cosa. —refuté.
—¿En serio? Me estás haciendo enojar.
Él no tenía la autoridad para obligarme.
—Mm. Veamos… este chico llamado Lance.
Mis ojos se abrieron como platos.
—Esta en nuestra clase y por lo que ví a ti te interesa y supongo que es él mismo que te acaba de enviar un mensaje.
¡Maldición ¡
Este tipo es un maldito mediático.
—Él no tiene nada que ver aquí aparte ni somos amigos.
Tenía que convencerlo a como diera lugar.
—¿Ah si? No me importa, puedo descargar mi enojo molestándolo a él y su amiguita.
El mundo se me vino abajo porque sabía que Jonas no se andaba con rodeos.
Miré el suelo repleto de piedras.
—Veo que estás temblando. ¿Dónde quedó esa valentía tuya?
No tuve más remedio que hacer lo que me pedía.
—L-Lo haré pero no metas a terceras personas en esto.
Deje mi mochila a un lado.
Me mentalicé que el dolor sería pasajero.
Él tenía una mirada perversa disfrutando de lo que veía.
Me hinque y lentamente me dirigí a él con el dolor punzante que sentía mis piernas.
(Hazlo Dasha, hazlo por él.)
En ese punto Jonas me tenía comiendo de la palma de sus manos.
Con las piernas muy adoloridas llegué a él.
—Ja Ja Ja. Bien bien un acto sin precedentes. —mencionó burlonamente.
—Levanta la mirada y pídeme perdón pero eso si, que salga de los más profundo de tu corazón.
(Maldito patán.)
—Lo siento mucho… perdóname por haberte acusado, perdón por meterme en tus asuntos —le dije cabizbaja apretando los dientes de impotencia.
—Mm. No estoy convencido. Hazlo de nuevo.
—¿Qué?
—Regresa de vuelta y hazlo de nuevo, ¿has entendido?
Sabía cuál era mi posición allí y no tenía ningún derecho de replicar.
-Bien.
Esa tarde fue una tortura para mí.
Regrese a casa con la mirada perdida y lleno de sufrimiento.
Mis rodillas eran un desastre… tenía llagas y me ardían muchísimo.
Ni si quiera tuve ganas de responder el mensaje de Lance que para mi mala suerte solo escribió: [Disculpa pero dejé en claro que no quería nada que ver contigo.]
Fue un duro golpe, todo se junto en mi interior.
Lloré de impotencia pensando que mi castigo allí había culminado.
Sin embargo, Jonas llamó solo para advertirme que me quedará callada y que por tres meses sería su “esclava” para obedecer en todo lo que me pidiera.
No tenía salida en rechazarlo y menos contarle a alguien ya que él usaba a Lance como mi punto débil.
Jonas era el verdadero origen del mal.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 30 Episodes
Comments
Marta Bedetti
no sé qué hacer..
2023-10-14
0
Martha Divas Delgado
uffffff autora ciento k lance y ella tendrán muchos problemas con ese tal Jonas pero a seguir leyendo tu historia me encanta no tardes en actualisar
2023-09-09
0