Al dia siguiente, desperté con la cara adolorida y olfateando un delicioso aroma que despertó mi paladar.
Grr.
Mi estómago gruñó de hambre.
(¿Será Lance quien está cocinando?), me pregunté.
Me puse de pie y fui al baño para lavarme la cara, olvidándome que llevaba la playera.
Bajé los escalones buscando la cocina que por cierto tarde en encontrarlo.
(¿Qué voy a decirle cuando lo vea?)
Continúe caminando con cautela y al llegar a la cocina me lleve la grata sorpresa de verlo cocinar.
Se encontraba de espaldas concentrado en lo que hacía.
Su espalda era ancha y sus brazos me parecieron más largos y corpulentos.
(No me cansaría de admirar su físico.)
—Ejem. B-Buenos días. —lo saludé nerviosamente
Lance volteó de inmediato.
¡Él llevaba un delantal de ositos!
Fue demasiado tierno y esa imagen me lo grabé en la memoria.
Ya menos sonolienta pude admirar su belleza y darme cuenta que el color de su pelo era castaño.
—Buen día. —respondió inexpresivo y continuo con lo suyo.
Suspiré.
(¿Dónde quedó el chico ameno de ayer?)
Recordar lo que había sucedido en la noche me hacía arder la cara de vergüenza.
Jalé una silla para sentarme.
—¿Te duele la cara?
—A-Algo.
—En la sala quedaron las aspirinas; toma una. —me indicó.
Era increíble su preocupación para mí aunque no lo demostrará al cien por ciento.
Fui a la sala y tomé la aspira para el dolor..
(Son a las 8 en punto.)
Siendo domingo no tenía nada planeado por hacer.
Siempre era quedarme en casa viendo televisión o salir en algún lado.
Mi casa era demasiado grande para una persona sola como yo.
Volví a la cocina solo para darme cuenta que Lance ya había puesto la mesa.
—Come antes de irte.
(Él en verdad ya me quiere afuera de su casa pero no lo culpe. Debía irme cuánto antes.).
Ambos desayunamos en silencio mientras que yo apreciaba cada segundo a su lado.
Él comento sobre el proceso del proyecto y dijo que podíamos continuar en el aula para que yo pudiera descansar, fue considerado de su parte.
Por mi parte le dije que estaba bien.
Ya allí mismo me di cuenta que Lance ni una vez uso ropa de manga corta y me preguntaba porqué llevaba ropa holgada y sudaderas.
Bueno el clima era fresco pero aún así fue extraño para mí.
Por supuesto que no iba a preguntar nada de eso.
—Gracias por todo. —le agradecí por el rico desayuno.
—Es lo menos que pude hacer por ti. —su formalidad lo hacía único.
Antes de irme le presté una mascarilla para ocultar el golpe de mi rostro y me despedí de él.
El taxi llegó hasta la entrada y me subí volviéndome a despedir amenamente de Lance.
Mi fin de semana pasó volando; llegó el lunes y tuve que usar mascarilla, por suerte mis padres no me cuestionaron porque lo llevaba como dije su trabajo era lo primero para ellos como para preocuparse por mí.
Respecto al proyecto que tenia con Lance continuamos trabajando afuera de clases en una cafetería que nos convenía a los dos.
No me sentí mal por el hecho que él mismo lo propusiera para no ir hasta su departamento.
Y claro de mi parte no toqué ese tema del asalto fallido.
Cómo dije tuve que ir con un psicólogo para que me ayudará ya que padecí de pesadillas e insomnio.
Entonces trabajamos en el proyecto hasta la semana siguiente de la entrega; creí que Lance y yo éramos amigos en ese punto y realmente eso me tenía muy feliz.
También fue un alivio que el moretón desapareció sin dejar una cicatriz.
La entrega del proyecto se llevó acabo e increíblemente nosotros fuimos los ganadores en tener el mejor proyecto.
No obstante, los otros compañeros estaban sorprendidos por nuestro éxito que incluso empezaron hablar de más.
Cómo que el rarito era un genio y yo tuve la suerte de estar de su lado solo por mi cara bonita.
Arduamente también trabajé pero no podía gritarle en sus caras.
Lance con su cara gélida no mostró ninguna emoción.
Ese mismo día al terminar la clase…
—Lance hicimos un gran trabajo.
Caminaba al lado de él; yo sonreía muy alegre por sentirme cerca de él.
—Si.
—Nos salvamos de hacer un trabajo extra.
—Si.
Su monotonía volvió a sonar.
Es como si no quisiera hablar del tema o más bien no hablar conmigo.
—¿Te gustaría ir conmigo al café? Creo que hay que festejar que nosotros…
—Dasha.
Nos detuvimos en seco.
—El proyecto terminó. Ya no hay nada que hacer juntos.
La frialdad de sus palabras eran hirientes aún así mantuve la sonrisa.
—Er. Lo sé pero…
—Solo somos compañeros de clase y nada más. Ya no hay nada que tratar.
Fruncí el ceño por su extraña actitud.
—¿Me estás diciendo que me aleje de ti o algo así?
—Interprétalo como quieras.
—¿Qué rayos se significa eso Lance?
Él estaba a punto de irse así que lo retuve tomándolo de la mano.
—Tch. No me gusta que me toquen. —espetó alejando mi mano de inmediato.
—L-Lo siento pero, ¿por qué haces esto? ¿Te caigo mal o qué?
—Piensa lo que desees. Adiós.
Rápidamente mis ojos se pusieron llorosos.
Era doloroso y triste que él me tratará fríamente después de cómo fue considerado y atento conmigo.
¿Todo fue una fachada?
No pude retenerlo con ninguna excusa.
Solo podía observar con impotencia como se iba alejando.
(¿En serio le caigo mal? Fui muy tonta al pensar que seríamos amigos.)
Mis pensamientos me jugaron una mala jugada al creer que ese abrazo de él solo fue por mera lastima.
Mi estación favorita estaba siendo un torbellino y todo por Lance.
...…...
Los días volvieron a pasar y no dejaba de observarlo a pesar de su indiferencia, con esa misma rutina de quedarse en el aula en el receso y ser el mejor en la clase.
Daysi e Iris pasaban más tiempo juntas y poco a poco me fueron excluyendo de sus pláticas íntimas.
Si me sentí mal pero no estaba nada mal estar sola…
Todavía tontamente me seguía cuestionando si Lance me gustaba o que era lo que yo buscaba de él.
Aún no tenía esa respuesta.
Ya había pasado un mes y medio desde la llegada de Lance y el 14 de febrero estaba a la vuelta de la esquina.
Por supuesto que todos estaban a las expectativas ya que no dejaban de lado que recibirían algo para ese día.
Por mi parte, me sentí miserable al no ser especial para alguien.
Esa carisma que me caracterizaba lentamente se iba esfumando.
(Una semana después)
Medité día y noche si debía considerar en hacer un detalle para Lance sin importar su ignorancia hacia mí.
Sería como agradecimiento por lo que hizo por mi aquel día y así soltarlo de mis pensamientos.
También con ello sería capaz de resolver el torbellino de mis sentimientos.
(Descubrir si era enamoramiento; mi primer amor.)
Suspiré.
El profesor nos había dado una noticia alguien más se integraría a la clase de manera imprevista.
A nadie le agrado pero bueno.
Esta vez fue una chica linda para algunos, lo que no me esperaba que está chica llamada Jenni se hiciera amiga de Lance.
¡Si, amiga de Lance!
Su acercamiento a él fue de inmediato y lo más curioso de todo es que él lo aceptó, parecía no desagradarle que Jenni anduviera detrás de él y hacían las tareas juntos.
Fue totalmente increíble
(¿Qué tiene ella que yo no?)
Sentí un dolor muy punzante en mi corazón.
Jenni tenía más o menos mi estatura y la misma edad; su cabello era largo y lacio en tono rojizo y con unos ojos ámbar.
Realmente sí era bonita.
Ella sonreía alegremente casi como yo y la pregunta del millón era por qué Lance conversaba con ella sin ningún problema.
Aclaró que él seguía manteniendo esa mirada inexpresiva.
No podía quitarle la vista de encima, tomando nota en lo que hacían y adónde iban (todo dentro de la universidad).
Ya era una loca obsesiva por observar cada uno de sus movimientos.
Y finalmente llegó el día más especial de todos.
El día de San Valentín.
Tenía el pupitre lleno de chocolates por admiradores en anonimato pero no me importaba en lo absoluto.
Yo me había tomado el atrevimiento de comprar algo para Lance y también por primera vez en mi vida hornear algo que fue hecho con amor y más amor.
Claro que no fue fácil estar en la cocina y preparar galletas caseras ya que me quemé las llemas de los dedos pero todo esfuerzo tenía un costo.
Estaba muy orgullosa y dispuesta a todo.
Le escribí en una pequeña nota lo agradecida que estaba con él.
Mis emociones estaban por las nubes.
(Se los daría personalmente.)
Iba por el pasillo buscando a Lance cuando escuché el nombre de tal persona.
—¿Lo viste? Él volvió.
—Si, Jonas ha vuelto.
—Tiene una mirada peor que antes.
(¿Jonas Mackenzie? ¿él volvió?)
Un escalofrío subió por todo mi cuerpo.
Sabía muy bien quien era ese matón.
Lo habían suspendido por seis meses por hacer atacado a otro estudiante.
Jonas Mackenzie era el tipo que gritaba a los cuatro vientos que le gustaba.
Tragué saliva.
Por nada del mundo quería toparme con ese tipo.
(Le entregaré esto a Lance y me iré de inmediato a casa.)
Caminé rápidamente en señal de él hasta que lo encontré con Jenni sentados en el patio de la cafetería.
Mis manos temblaban pero no quise echarme para atrás.
Me dirigi hasta ellos.
Se lo entregaría frente de ella, ya que no era ese tipo de persona tímida.
(Celos…si muchos celos y rabia tenía de verlos hablando tan a gusto.)
—Lance. —lo llamé muy segura.
Él subió la mirada.
—Toma. —les entregue los chocolates junto a las galletas.
Jenni borró la sonrisa de su rostro.
Entonces, ella se dirigió a mí.
—¿Son para él? —inquirió en un tono arrogante.
La ví a los ojos.
—Si. —le respondí sin titubeos.
—El odia el chocolate, mejor dicho todo lo relacionado a lo dulce.—respondió ella como si supiera todo de Lance.
No me agradó para nada su actitud altanera.
El problema fue que Lance parecía no importarle mi presencia.
—Ah. No lo sabía. —mascullé.
¡¿Y cómo iba a saberlo?!
Lo mire de soslayo pero él ni se tomó la molestia de verme.
Apreté el regalo con fuerzas.
—Disculpa, no los interrumpo. —dije con la voz entrecortada.
La vergüenza era total.
Tenías esas miradas de los demás susurrando detrás de mío.
Y Jenni parecía disfrutarlo.
Busque un bote de basura y arrojé el regalo sin ningún resentimiento; botando mis sentimientos por él a la basura.
(Esto me merezco por tonta.)
(No llores, no llores.), me repetí por dentro.
—Dasha.
Levanté la mirada estupefacta por esa voz.
Era Jonas.
¡Él estaba detrás de mí!
Tragué saliva con dificultad.
Con el cuerpo rígido lo volteé a ver.
—Te estaba buscando. —dijo con una sonrisa malévola.
Me quedé congelada.
—Tu y yo tenemos un asunto que tratar.
(Quería evitarlo y ahora está aquí.)
Su mano palmo mi hombro avisándome que no tenía que huir y hacer un escándalo.
—Vamos, hay un auto esperando. —susurró en mi oído.
La mano de Jonas se aferró a mi antebrazo y sin poder reolicar, caminamos juntos hasta la salida.
(Estoy pérdida y no puedo huir.)
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 30 Episodes
Comments
Marta Bedetti
porque. qué pasó
2023-10-14
0