6. El cumpleaños del lunático

Tuve que faltar dos días al colegio por el intenso dolor de mis rodillas; era difícil mantener en pie.

Mis padres muy poco les interesó en saber cómo me encontraba aún así me preguntaron del porqué no fui a la universidad así que les mentí que se trataba de un simple resfriado.

Revisaba mi celular a cada hora para ver las novedades pero Lance ya no había vuelto a mandar mensaje ya que no le respondí.

Fue patético apensar que él estuviera preocupado por mí.

¡Ni siquiera éramos amigos!

Él ya lo había dejado en claro.

Pasé los dos días encerrada en mi habitación y comiendo muy poco.

Sin importar en lo más mínimo de la vida.

Al día siguiente ya era jueves y me alisté para irme a clases.

No tenía los mejores ánimos para ir pero me motivé para no morir en el intento.

Ese día me levanté muy temprano y decidí caminar hasta la universidad, por supuesto antes tome el metro para no tardarme una eternidad.

Llevaba auriculares escuchando música con el volumen alto y cantando… ignorando como los transeúntes me volteaban a ver con rareza.

Bueno el dolor de mis rodillas había disminuido pero tenia pequeñas marcas por los días siguientes.

Me límite a usar ropa corta.

Por otro lado, me sentía tan ávida por sentirme bien dejando las penas a un lado pero Lance…él seguía dando vueltas en mi cabeza.

Era absurdo en mantener la distancia cuando estábamos en las mismas clases.

El peligro allí era Jonas quien no dudaría en lastimarlo por placer.

(¿En qué segundo me lo eché como enemigo?)

Pensar en lo mismo no solucionaba nada.

Llegué a la universidad y todo parecía igual con el mismo aire estudiantil.

Mis amigas claramente me ignoraron al saber que Jonas había regresado por temor a represalias.

(Qué hipócritas.)

En el aula observé furtivamente a Lance, por desgracia la chica nueva ya estaba a su lado.

(¿Por qué están muy pegados?), me pregunté malhumorada.

Ni bien tomé asiento y me di un respiro cuando, Jonas apareció frente a mí.

Su sonrisa fue una pesadilla.

—¿Ya te recuperaste de tu “fiebre”? —preguntó en tono sarcástico.

—Si. —simplemente respondí.

Él ágilmente se acercó y su mano derecha se recargó en mi rodilla.

Lo había hecho adrede.

Apreté mis dientes para no rechistar de dolor.

—Que bueno que estés de vuelta.

Era el inicio de una tortura sin fin.

De igual manera no iba a ser tal fácil caer en sus garras.

Solo debía aguantar tres meses para soportar sus fechorías.

No sabía todavía con exactitud lo que me esperaría.

Igual se preguntarán por qué no hice nada o por qué no lo denuncie por acoso y es que la respuesta y la realidad era más claro que el agua.

Su padre compraba el silencio de la autoridad.

Quizás no era la única que estaba pasando por una situación de injusticia.

Ya no éramos niños sino personas adultas por lo que pensé patéticamente nuevamente que Jonas entraría en razón.

Durante el receso busqué un espacio para hablar con él.

Lo llamé discretamente a una aula abandonada.

(Espero que nadie nos vea.)

Ya habían pasado como diez minutos y él ni sus luces.

(Lo más seguro esta jugando conmigo.)

—¿Te desesperaste?

—Para nada.

—¿Por qué me citaste aquí?

Suspiré.

—Jonas, esto es patético. Lo que pasó ese día en tu casa puedo dejarlo pasar y aceptarlo por haberme metido en tus asuntos pero no es correcto que tres meses sea tu esclava.

Él se carcajeó.

—No me vengas con la tontería que es abuso de poder. Solo estoy tomando venganza. —dijo descaradamente.

Se acercó y jaló con ímpetu mi pelo.

—Scarlett no intentes utilizar psicología inversa que eso no sirve en mí.

(¿Qué hago?)

Sentí que mi esfuerzo era en vano.

—Ya no somos niños para jugar a esto sin sentido. ¿Qué ganas con haciéndome pagar por tus actos delictivos?

Estaba jugando con fuego al provocarlo.

—Por está actitud de mierd* me gustas más. —espetó.

Acercó mi cara a la suya.

—Si te resistes entonces Lance pagará las consecuencias. Voy hacerle la vida miserable, voy arruinar su imagen de chico tímido, todo de él voy a devorarlo hasta que no quede nada.

Era una amenaza directa.

Él hablaba en serio y eso me puso los pelos de punta.

—Por tu expresión él debe ser muy importante para ti aunque para él solo eres un cero a la izquierda.

Si, tal vez para Lance no era nada.

—Como dije él no tiene nada que ver en esto.

—Entonces no te pongas a la defensiva y solo obedece en lo que te diga.—ordenó contundentemente.

No tuve más opción que bajar la cabeza y aceptar la maldita realidad.

—Buena chica. De ahora en adelante tú te encargarás de las tareas, notas y apuntes y no tienes derecho a negarte, ¿comprendes?

—Si…

La impotencia de ser sobajada era un sabor amargo y asqueroso en mi boca.

¿Qué más podía hacer?

¿Salirme de la universidad y dejar mi carrera a medias por él?

Negué con la cabeza.

Mientras me mantuviera alejada de Lance, Jonas no sería capaz de volver a ponerlo en contra.

Mis días de paz y felicidad cambiaron rotundamente.

En los siguientes días trabajé al doble cuando se trataba de tareas ya que tenía que hacer la de Jonas.

A la hora de salida él siempre esperaba por mi.

Era más bien como una bestia acechando a su presa.

No me dejaba respirar con tranquilidad.

Las orejas en mi rostro empeoraban con los días.

Además hubo rumores que se esparcieron rápidamente por toda la universidad como una plaga pero no porque era la esclava de Jonas sino porque yo era su novia.

¡¿Su novia?!

¡¿En qué cabeza cabía que sería algo de ese lunático?!

Pero no hice nada para desmentir tal cosa.

La semana fue una eternidad y eso que aún no terminaba el mes.

¿Qué sería de mi en los siguientes días, semanas, meses?

La verdad era que desee que me atropellara un auto.

No sé que dolía más si el sufrimiento y cansancio por trabajar mucho o porque Lance ni si quiera me volteaba a ver.

(Quizás cree que si soy novia de Jonas pero no puedo ir y decirle que es mentira.)

Para Lance era cualquier persona y si dolía en lo más profundo de mi alma.

Ya no había duda que Lance me gustaba más de la cuenta.

Yo…estaba enamorada.

Volvió a empezar otra semana y se anunció un festival para la segunda semana de Marzo en donde todos expondrían trabajos y demás cosas.

En la noche se llevaría acabo una fiesta de la clase en casa de una compañera.

Por supuesto todos estábamos invitados.

Nuestra clase le tocó hacer un teatro relacionado al Marketing, afortunadamente a mí no me tocó ningún papel pero si fueron seleccionado Lance y Jonas (para mí mala suerte él ya me tenía en la mira para ayudarlo en su guíon y traje.)

Pero fue bueno saber que Lance actuaría y todos nosotros estábamos a las expectativas.

Los que no participaron incluida yo, teníamos que ayudar en el escenario.

... ***...

La cuenta regresiva para el festival era de 10 días y todos se preparaban para un examen sorpresa.

—¿Terminaste?

—¿Puedes esperar? No he descansado como se debe. —gruñí contra Jonas.

Él como siempre detrás mío presionando para las notas y tareas de la semana.

Baje dos kilos por el estrés.

—Envías todo a mi correo.

—Lo sé.

(Por favor, dame un respiro ya.)

En la salida ya esperaba él y de reojo atisbe que Lance esperaba a alguien y si, era Jenni.

¿Por qué últimamente él la espera?

No me gustó para nada, sin embargo tuve que disimular que no me importaba.

Jonas era demasiado perspicaz.

—Vamos. —dijo él.

—Si.

Ese día tuve que ir con él para ayudarlo en su guíon.

Tuve que negarme pero eso no era opción así que solo fui a su casa.

—¿Quieres que me aprenda el guión por ti? —le pregunté sarcásticamente.

Él aventó su mochila al piso.

—Que chistosa pero no te traje para eso.

Puse una expresión en blanco.

(¿A caso quiere volverme a torturar?)

Jonas sonrío de manera burlona.

—Solo sígueme. —me pidió.

Sin responderle lo seguí llevándome hasta un enorme comedor que tenía una mesa para diez o sino que más personas.

Me asombró el acabo de la decoración pero bueno, a mi siempre me asombraba algo que tuviera que ver con el diseño de interiores.

Él me pidió que se sentará donde gustará que la comida se iba a servir.

Fruncí el ceño preguntándome si el pensaba invitarme a comer; era más que obvio que si.

Sea como sea, cada uno se sentó en un respectivo lugar y extrañamente quedamos frente a frente pero como la mesa era larga, no tuve ningún problema.

Miraba los cubiertos que se encontraban acomodados a un lado y las personas que también estaban en una esquina del gran comedor.

(No hacen ningún movimiento.)

Primero nos sirvieron un té que para mi gusto estaba delicioso.

Debo decir que tranquilizó mis nervios.

Después de terminar el té, nos sirvieron una sopa cremosa que también estaba muy bueno y por consiguiente, el plato fuerte (chuletas con verduras al vapor.)

Fue como un verdadero festín.

Todo estuvo muy exquisito y quedé satisfecha y llena, tanto que olvide que me encontraba en la casa del lunático.

Por su parte, Jonas no decía nada y yo me seguía preguntando a qué se debía todo eso.

Él hecho que estuviéramos comiendo en la misma mesa debía significar algo muy grande.

Entonces me animé para preguntarle la razón del gran festín.

Él sin ningún titubeo respondió: —Hoy es mi cumpleaños.

Mi reacción fue de perplejidad y me quedé muda por unos segundos.

(Él me trajo aquí porque estar con alguien en su cumpleaños pero, ¿por qué no me lo dijo directamente?)

No obstante, empecé a divagar como el porqué sus padres y hermanos no estaban con él para festejarlo; pero entendí lo que sentía estar sola en algo muy importante en tu vida.

No me imaginé que Jonas fuera el tipo de persona que sintiera aflicción o tristeza.

(Creo que me está dejando ver una faceta completamente diferente de él.)

Aun así, no era capaz de sentir pena por él.

Digo, me estaba haciendo pasar por un martirio.

Limpiaron la mesa y repentinamente aparece una mucama con un pastel…

Lo colocó al frente de él.

—¿Te gusta lo dulce? —cuestionó.

Solo le contesté con un “si.”

Y simplemente pude decirle “felicidades” pero de una manera agria.

Él no dijo nada al respecto, sin embargo observé su melancólico al ver el pastel fijamente.

(¿Qué estará pensando?)

Es un chico que golpeó a otro sin remordimientos, siempre fue él que intimidada a los demás y es el mismo que formó mis días en un martirio… pero yo veía a otra persona que sufría en silencio.

No es justificación pero pensé en la probabilidad que solo desquitaba su enojo, tristeza y demás emociones con las personas que se cruzaban en su camino.

De igual manera, no tenía ningún derecho de humillar y golpear.

No hubo cantó de mañanitas ni foto de recuerdos, solo fue un momento sublime.

Ya tenía al frente un gran trozo de pastel, el cual me lo tuve que terminar pero estaba muy dulce y delicioso.

Sentí que el tiempo era una eternidad así que le pregunté amablemente si ya podía retirarme pero él con una sonrisa amargada respondió que no.

No refute ni nada y solo lo dejé pasar ya que era su cumpleaños.

Pero tuve una increíble, brillante y magnífica idea (hablando sarcásticamente), de preguntarle: —¿No te gustaría salir de compras para divertirte en este día?

Él me miró con los ojos desorbitados.

—¿Qué dijiste? —preguntó incrédulo.

—Si te gustaría ir de compras, digo cuando es mi cumpleaños siempre tengo la costumbre de salir al centro comercial o al parque… Ah es así como una manera de distraerte y divertirte.

(La verdad es que no quería quedarme allí con él toda la tarde.)

Y no mentía sobre mi cumpleaños; era como un ritual ya que siempre me la pasaba sola.

—¿Me lo estás diciendo por lástima?

Su tono de voz cambió y abruptamente se puso de pie y golpeó la mesa con las manos cerradas.

*Crash*

—¿Me estás viendo con lástima? ¿Crees que me siento solo o que? ¿Crees que te traje aquí porque quería estar con alguien?

Preferí escucharlo y mejor no decir nada para no empeorar la situación.

Él estaba rabioso.

—Jonas, discúlpame pero no te veo con lástima y menos te dije eso por lo mismo.

Él resopló y volvió a sentarse.

—Carajos. —gruñó.

(Mejor no le hubiera dicho nada.)

—Mi padre trabaja todo el día, mis hermanos tienen su vida propia y soy el último… como ves tengo todo en mis manos y no necesito de nadie.

Y si, pude escuchar su tono de soberbia y arrogancia

—Bien, bien ya entendí. Si no quieres pues no importa. —pronuncié sin la menor preocupación.

Suspiré.

Al siguiente segundo, él cambió de opinión y llamó de inmediato a uno de sus chóferes para que preparará el automóvil y nos llevarán al centro comercial más lujoso y con vanidad de la gran ciudad.

Solo me preguntaba si había hecho bien en darle tal consejo.

(No sé porqué pero presiento que Jonas se comportará como un presumido.)

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Comments

Iani Mellado

Iani Mellado

pata cuando más capítulos??

2023-11-11

1

Marta Bedetti

Marta Bedetti

por favor cambia...

2023-10-14

0

carmín

carmín

hola hermosa!! cuando actualizaras??

2023-09-14

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