2. Una cosa llevo a la otra

Fue imposible conciliar el sueño en toda la noche; me la pasé dando vueltas en la cama sin dejar de mirar el reloj.

TIC TAC

Las manecillas continuaban su curso.

Lo único que pensé: “él me mintió.”

Me había engañado para no hacer el proyecto conmigo.

Claro que me sentí un poco afligida y también molesta.

Lance era del tipo serio y frío.

El marcaba a las ocho en punto.

El sol salió y “amanecí” con unas ojeras bastante visibles.

—Parezco un mapache. -me dije al mirarme al espejo.

Me lavé la cara ya malhumorada.

No dejaba de revisar mi celular por si me llegaba un mensaje de él; así que me dirigí a la cocina.

Mi madre ya estaba despierta preparando sus tostadas francesas.

Jalé la silla y me senté.

—Buenos días niña.

—Si.

—¿Amaneciste de mal humor?

Rara veces me enojaba por algo así que para mi madre fue “extraño” verme molesta.

—No pude dormir. —le dije secamente.

Mi vista seguía concentrada en la pantalla del celular.

—¿Esperas un mensaje importante? —inquirió ella.

(Qué perspicaz.)

—Ayer te comenté sobre un proyecto y ese compañero de la universidad quedó en mandarme la dirección para ir a su casa y trabajar allí. —le hice saber.

Aunque mis padres fueran puntuales en mi colegiatura y todo lo que respetaba en mí, ellos nunca estaban al tanto de mis calificaciones y mucho menos en lo que hacía en mis días libres.

Su trabajo ocupaba la mayor parte de su tiempo.

Era sábado por la mañana y mi padre era el primero en irse a trabajar y por consiguiente mi madre…

—Bueno come algo antes de irte.

Supuse que Lance no me enviaría su dirección e incluso lo maldije en silencio.

—Claro.

Le di el primer bocado al pan acompañándolo con té.

Al siguiente segundo, mi celular vibró; rápidamente lo tomé con las manos temblorosas y tenía un mensaje nuevo sin leer rápidamente desbloqueé mi celular y provenía de un número desconocido.

(¡Debe ser! ¡Es Lance!), grité por dentro muy emocionada y nerviosa.

Entonces leí dicho mensaje y era la dirección pero rápidamente deduje que no quedaba cerca por lo que le pregunté a mi madre y ella respondió qué era un tipo de residencia y se ubicaba en el centro de la ciudad me sorprendí bastante porque era 8:15 de la mañana y habíamos acordado a las 9 en punto.

Mi madre también añadió que me tomaría casi una hora y media para llegar allí; primero tomar el bus hacia la estación del metro y después tomar un taxi para llegar al complejo de la residencia sí es que no quería caminar.

No perdí más tiempo y me levanté sin antes que mi madre me gritará preguntando si no comería algo más, le respondí que “no.”

Me había olvidado de responderle el mensaje a Lance así que brevemente le escribí: [En 1 hora nos vemos.]

No sé cómo explicarlo pero por primera vez en la vida había sentido tanta adrenalina mezclado con la emoción y nervios por ir a la casa del chico que me interesaba.

Aún no tenía en claro sí él me gustaba sentimentalmente.

Por otro lado, no observé muy bien mi atuendo casi formal ya que quería dar una buena apariencia y con una media coleta casi chueca por lo apresurada que estaba.

Afortunadamente conseguí un taxi que me llevó directamente al metro llegando a las 8:40 a.m.

Aún me mantuve optimista por no llegar tarde.

Pero se me borró la sonrisa al escuchar que el siguiente metro tardaría diez minutos en llegar.

No me quedó de otra que esperar a regañadientes.

Los minutos fueron una eternidad para mí.

Bueno, ya eran 9:20 de la mañana y finalmente llegué; sudando, agitada y con las mejillas casi coloradas me encontraba en dicha residencia pero una residencia de departamentos.

Además, él no me había proporcionado cuál era el número de su departamento por lo que le mandé un mensaje avisándole estoy que ya estaba allí esperando en la entrada junto al portero.

Ni bien pasó un segundo y él respondió: [Ya voy por ti.]

En ese instante mi corazón latió como loco, era una sensación tan bonita que me apresuré a buscar un espejo, retocarme el maquillaje y verme linda aunque por dentro me decía: “él ni si quiera lo va a notar.”

Pasaron como 3 minutos y el portero se acercó para preguntarme que buscaba pero le respondí que esperaba a alguien.

Enseguida el portón se abrió y salió Lance con la misma ropa desalineada y oscura pero él llevaba una mascarilla que le daba un toque misterioso.

—Buenos días. —le saludé amablemente.

Él solo dijo: —Sígueme.

No me podía sentir más tonta por mi emocionante actitud y nervios.

(Hay que seguirlo.)

Debo decir que ya había estado en una residencia de departamentos lujosos pero donde vivía Lance superaba a los demás.

(Muy elegante y sotisficado.), pensé admirando todo el lugar.

Seguí a Lance quedándome con las ganas de preguntarle “cómo estaba.”

Después de caminar unos metros llegamos a la entrada del departamento.

Quería preguntar si vivía solo pero sentí que no era lo correcto. Probablemente se haría una mala imagen de mí.

Él abrió la puerta.

—Entra. —dijo monótono.

Entré con pasos cortos y lentos al mismo tiempo que lanzaba una mirada inquisitiva por todo el lugar.

(¡Wooow! Es un lugar grande y bastante elegante.), pensé deslumbrantemente.

—Por aquí.

Nuevamente en silencio lo seguí por unos de los pasillos hasta llegar a otra puerta.

Él giro del picaporte.

Entré primero.

Era una habitación tipo oficina a mí parecer.

Lance se sentó en una de las sillas.

—Siéntate. —él me pidió.

La monotonía de sus palabras era perceptible.

Me senté al frente de él.

No dejaba de mover mis piernas en señal de inquietud.

Él estaba muy concentrado mirando en su laptop.

Sin más preámbulos, él me indico lo que haría mientras que él se encargaría de investigar; no replique y obedecí a la orden.

Y… pasaron las horas y él seguí allí sin hacer ningún tipo de ruido.

Honestamente estaba cansada del silencio abrumador que existía entre los dos.

Eran a las 5 de la tarde y sentí que el tiempo pasó volando aún así no dejaba de observarlo.

Había muchas preguntas rondando en mi cabeza:

¿Era rico?

¿Vivía con sus padres?

¿Tenía hermanos?

¡¿Cuál era su comida favorita?!

Mientras él miraba la pantalla de su laptop, yo estaba absorta en él.

(¿Por qué lleva una mascarilla? ¿Estará enfermo?)

“Esos ojos me tienen cautivada”

Solté un profundo suspiro.

—¿Por qué no dejas de mirarme?

Su pregunta me tomó por sorpresa haciéndome respingar.

¡¿Cómo sabía que lo estaba mirando?!

—Ejem. Tengo una duda. —le mentí.

—¿En serio?

Él ni si quiera despejaba sus ojos de esa pantalla.

¿Qué era lo que miraba?

En verdad si tenía una gran duda.

(¿Tiene novia y está viendo su red social?)

—Déjame echar a un vistazo sobre lo que llevas investigando. —le dije.

Al siguiente segundo, me levanté y me coloque a su lado.

Claro que pude notar como sus dedos se movieron rápidamente.

Una vez ví la pantalla constaté que él estaba investigando sobre el proyecto.

(Estoy cerca de él. Creo que es el momento indicado para llevar a una conversación más amena.)

No me pasaba por la cabeza que para él ya era un fastidio.

—Oye Lance, ¿vives solo?

Hubo un silencio incómodo.

(Lo sabía, no debí preguntar así de rápido.)

—Si.

—Hm. ¿No te aburres?

Pero qué rayos le estaba preguntando.

No tuve el valor para verlo directamente porqué temía de su expresión.

(Qué incertidumbre.)

Él suspiró como si estuviera fastidiado.

—Dasha, concéntrate en el trabajo.

Su voz fue dura pero no estaba preparada para lo siguiente.

—No me gustan las personas que pierden el tiempo.

Apreté mis labios con fuerza.

(Intentó ser amigable pero él, simplemente me sigue tratando como cualquier persona. Y no estoy perdiendo el tiempo.)

—¿A tus ojos parezco alguien que pierde el tiempo? Sabes algo, yo solo trato de ser tu amiga pero estás siendo grosero conmigo

—¿A caso pedí que fueras mi amiga? No tengo la mínima intención de relacionarme contigo. Odio quienes se acercan a mí por lástima al pensar que debo sentirme mal por estar solo. —lo escuché sin interrumpir.

—¿Crees que eres buena persona por acércate a mí? ¿Me veo miserable a tus ojos? Ciertamente las personas como tú son un fastidio. —él terminó por decir contundentemente.

Si alguien más me lo hubiera dicho como Lance, no me hubiera importado pero cuando lo escuché sentí un hueco en mi corazón.

Y eso era porque él me importaba y claro, no me acerqué por lástima pero, ¿Eso era cierto?

¿Estaba siendo sincera conmigo mismo?

Quise salir corriendo en ese preciso instante pero no podía dejarlo pasar y mucho menos que él tuviera ese tipo de pensamiento.

Quería convencerlo que yo no era ese tipo de persona.

Respiré profundamente

—Lance, estás equivocado. —le dije firmemente.

—Y tú estás siendo grosero conmigo.

Moví la silla para poder confrontarlo.

—Yo…no soy ese tipo de persona. En verdad quiero ser tu amiga sin malas intenciones.

Lance no parpadeó.

Estábamos frente a frente.

De mi parte, todo mi cuerpo temblaba mientras que él mostraba todo lo contrario; rígido y serio.

(Debo tener una expresión patética.)

—Si pudieras darme la oportunidad de demostrarte que yo no soy así…

La tensión era palpable.

Inconscientemente me acercaba más a su rostro, mirando directamente sus labios y con ganas de besarlo.

*Ding Dong*

El timbre resonó por toda la habitación.

Él se levantó abruptamente y salió de la habitación sin decir nada más.

¡Agh!

Me reprendí profundamente por mis acciones.

¡¿En qué estaba pensando?!

(Estoy segura que ahora voy a caerle peor.)

Suspiré resignada.

(¿Quién será, una visita?)

Tenía mucha curiosidad pero decidí esperar por él mientras tanto me tomé la tarea de avanzar y olvidar otro momento bochornoso.

Tuvieron que pasar como diez minutos para que entrara en desesperación en espera de Lance.

(¿Por qué tarda tanto?)

—¿Qué hago?

Lo medité por unos segundos y había decidido salir de la habitación para buscarlo.

Así que un poco más tranquila salí de allí hasta llegar a la sala.

Una escena me dejó estupefacta.

Había una chica encima de Lance y ella lo estaba besando.

(¡Una chica estaba besando a Lance!)

Fue una gran conmoción para mí que salí del departamento de él, caminando a grandes zancadas y sin rumbo…

(Me siento mal; no puede ser verdad. ¿Por qué duele el pecho?)

Fue una escena que me bloqueó sin pensar en nada más.

Había llegado a un lugar solitario pero no me importaba en lo más mínimo; busqué donde sentarme y me tumbe en el suelo.

—Olvide la mochila.

¿Qué podría ser peor?

¡¿Por qué huí de allí?!

¿Qué habrán pensado de mí?

Desee que me tragara la tierra por mi patético actuar.

—Debería volver… —musité.

No conocía esa zona en particular por lo que rápidamente entendí que podría ser peligroso.

Bueno, ya estaba por anochecer.

Me levanté y sacudí mi pantalón.

Miré por doquier.

Me asusté cuando no sabía por cuál dirección ir.

¡No puede ser!

¡ME PERDÍ!

Si que estaba asustada y entré en pánico.

(Voy a calmarme y pensar fríamente.)

Había olvidado mi mochila y obviamente mi celular había quedado en la mesa.

Era un lugar solitario y sombrío.

—Tsk. No hay ningún teléfono público.

No tuve más remedio que caminar buscando quizás la ayuda de alguien pero fue inútil.

¿Por qué tengo que ser tan tonta?

Para mi mala suerte en el camino se encontraban un par de chicos, sin embargo percibí que no eran confiables.

Continúe caminando sin ni siquiera dirigirles la mirada.

Pensé que pasaría desapercibida pero no.

Estaba muy equivocada.

—Lindura, pareces perdida.

(Ignóralos, no los mires.), me dije por dentro.

Inconscientemente escondí el anillo que llevaba puesto y ese fue mi error.

Ambos chicos se postraron frente de mí con una aura amenazante.

—¿Adónde vas?

—Por ese camino todo está baldío.

—Por tu vestimenta no eres de este rumbo.

Maldije por dentro.

Era claro que eran un par de delincuentes.

Mi corazón no dejaba de latir desenfrenadamente.

(Bien, no puedo mostrar que estoy nerviosa. Hay que ser inteligente.)

En ese momento tuve la brillante idea de darme la media vuelta y correr con todas mis fuerzas.

Otro error de mi parte.

Me di la media vuelta lista para salir corriendo pero esos tipos fueron astutos; uno me agarró fuertemente de la muñeca.

—Tranquila pequeña.

—S-Suéltame. —y empecé a forcejear.

—Voy a gritar así que déjenme en paz.

—¿Gritar?

—Aquí nadie te escuchará.

No dejaba de temblar de pies a cabeza temiendo lo peor para mí.

—Este anillo parece muy costoso.

Los miré con molestia.

—Ni lo piensen.

(Si intentan quitármelo voy a luchar sin importar que.)

Qué ingenua fui al pensar de esa manera, pretendiendo tener la fuerza suficiente contra dos chicos.

Aquella situación me dejaría atemorizada hasta el día de hoy.

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Marta Bedetti

Marta Bedetti

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2023-10-14

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