Capitulo 8

Leila:

Removí mi cuerpo, sintiendo un terrible dolor en una de mis piernas. Abrí mis ojos viendo como un tipo selva. Me fui levantando poco a poco quedando sentada sobre el piso, a un lado estaban mis patines. Levanté una de mis piernas resintiendo el dolor… Me sobé un poco la pierna empezando a ponerme de pie.

Di una vuelta completa, lentamente, no entendía donde me encontraba. Caminé en una dirección viendo que había muchas plantas y arboles que me rodeaban.

Leila: ¿Dónde estoy?

Tragué saliva escuchando varios ruidos… Me llevé mi mano a mi corazón sintiendo una fuerte punzaba, mis dedos rosaron mi dije sintiendo que estaba caliente, bajé mi mirada viendo que estaba iluminado como emitiendo luces. Lo apreté con fuerza.

- Por allí…

- Señor Allen… tenga cuidado.

- No se distraigan. Corran… Corran.

Di varios pasos hacia atrás, escuchando voces de hombres que estaban de un lado y del otro. Llevé mi mano hacia mi boca ocultando todo tipo de sonido, hasta mi respiración que la podía escuchar claramente.

Sentí un jalón en mi brazo, giré viendo a un hombre bajito con lentes.

Hombre: ¿Quién ERES?

Mi cuerpo empezó a temblar tanto que no podía mantenerme mucho de pie… Negué con la cabeza soltando golpes a puño cerrado hacia el hombre.

Leila: SUELTEME… SUELTEME…

Hombre: Niña… tranquilízate.

Leila: NOO, QUIERO IRME A CASA… SUELTEME…

Empujaba al hombre desesperada, pero el hombre me sujetó de mi otra mano, no podía quitármelo de encima… Mi corazón latía tan fuerte sin lograr saber ni entender donde estaba. Mis lagrimas empezaron a caer por mis mejillas.

Trataba de removerme de un lado y del otro mientras que el hombre sin consideración empezaba a jalarme con fuerza.

Leila: NO SEÑOR… DEJEME IR.

Hombre: Te voy a entregar al señor Allen… Eres una chica muy extraña.

Leila: QUEE NOOOOOOOOO….

Hombre: aaaaaaahhhhhh…

Sentí como mi cuerpo emitía una energía extraña ocasionando que el hombre me soltara, que al soltarme caía al piso ensuciándome con la tierra. Me llevé tremendo sentón.

Hombre: SEÑOR ALLEN… AQUÍ HAY UNA BRUJA…

Negué con la cabeza… Me puse de pie, empecé a correr desesperadamente, giraba por momentos al ver si ese hombre venía detrás de mi, pasaba por tantos arboles tratando de esconderme, los pasos de alguien corriendo estaban cada vez más cerca.

Leila: ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?

- ATRAPENLA… NO DEJEN QUE SE ESCAPE.

Estaba completamente desesperada, no sabía ni que camino ir… sentía como los espinos y las ramas me lastimaban mis pies ya que solo estaba con mis calcetas sin mis patines.

Mi mundo estaba en completa confusión. No estaba en ningún lugar como estaba, recordaba que estaba en el recinto de la pista. Todo esto estaba mal.

Me detuve llevando mi mano hacia mi pecho… Me sentía cansada, el aliento me faltaba, tenía sed, demasiada sed… Humedecí mis labios, me quedé quieta detrás de un árbol. Mi pecho subía y bajaba por la falta de aire. Estaba super cansada.

Cerré mis ojos apretando mi dije con todas las fuerzas… Tragué saliva, abriendo los ojos. Miré como un hombre levantó un arco con una flecha, soltando la flecha donde estaba parada…

Rápidamente me agaché evitando la flecha en mi cabeza. Levanté mi mirada hacia arriba viendo la flecha que había quedado frente al árbol. Trague saliva…

La luz que me iluminaba se había desaparecido, giré lentamente mi cabeza dirigiéndome hacia esa mirada que me miraba como una completa desconocida.

El hombre entreabrió sus labios mirándome… Levantó una ceja extrañada de verme. Negué con la cabeza sintiendo que me ya estaba en sus manos.

Hombre: ¿QUIIIEEENNN DEEMONIOOOOS EREEEES?

Pegué tremendo brinco al susto que me había dado al gritarme. Lo miraba sin tener voluntad propia para hablar. Extendió su mano sujetando mi brazo con tanta fuerza.. Levantó mi cuerpo empujándome hacia el árbol donde mi cuerpo golpeó.

Me miraba de arriba hacia abajo, viéndome que también para ellos estaba vestida de diferente manera.

Hombre: HAAABLAAAA.

Cerré mis ojos con demasiado medio. Levantó su mano donde también levanté mis manos tratando de evitar que me golpeara.

Abrí mis ojos lentamente mientras mis lagrimas caían por mis mejillas. Tragué saliva al ver la mirada de este hombre que estaba hecha una furia, eso sí nada que ver con el hombre de los ojos rojos.

Leila: Me llamooo…

- APARTATEEEE…..

Miré por todos lados viendo aquel hombre que había visto en la pista de patinaje pero sin alas… Sacó una espada dirigiéndose al hombre. El otro hombre también sacó su espada… Los dos estaban mirándose fijamente.

Bann: NO PERMITERÉ QUE TE QUEDES CON LA VID.

Allen: SEÑOR BANN… HASTA QUE TE VOLVEMOS A VER DESPUES DE HABER PERDIDO EL REINO DE SCAFLOW (Scaflow, una ciudad)

Bann: USTEDES COMO CABALLEROS DEBIERON TENER PROTEGIDO MI CIUDAD…

Miré a los dos aprovechando esta plática tan amistosa que tenían, sinceramente ni sabía de la vida, ni escaleras, ni de caballeros, ni ciudades… estos si que estaban demasiado locos. Me movilicé lentamente tratando de no ser escuchada.

Allen: A ESO VENISTE… PUES QUE ASI SEA.

El hombre que me había lanzado la flecha corrió hacia el hombre de las alas blancas el tal Bann. Ambos empezaron a golpear sus espadas, estaba que en verdad no me lo podía creer, estos si que estaban locos de remate buscando excusas para pelear. Las espadas se golpeaban tan fuerte viendo chispas salir al rose…

Me di la media vuelta empezando a correr sin mirar hacia atrás, no quería que ni uno ni el otro loco me tuvieran cerca. No sé si esto era una festividad que todos vestían de una manera extraña, pero para nada era como mi vestimenta…

Corrí tanto llegando a una colina junto a unas ramas… Me detuve extendiendo mis manos, si tan solo daba un paso más me hubiera caído.

Entreabrí mis labios al ver el lugar… Negué con la cabeza…

Leila: ESTO NO PUEDE SER CIERTO… ESTOY QUEDANDO DEMENTE… ESTOY QUEDANDO LOCA.

En verdad que mi mente estaba en otra parte, negaba con la cabeza al ver la vista de esta colina dejando verse el planeta tierra frente de mi demasiado lejos. No podía creerlo, ¿de que se trataba esto? ¿Cómo el planeta tierra estaba de un lado y yo del otro?

Tragué saliva cuando sentí algo deslizarse sobre mis piernas, bajé mi mirada viendo como unas ramas empezaban a enredarse en mis piernas subiendo por ellas.

Leila: NOOO… NOOO …

La planta empezaba a levantar mis piernas mientras con mis manos manoteaba al aire para no caerme, ya que la altura era creo que sin fin… Me negaba a creer lo que estaba ante mis ojos.

Leila: Estúpida rama, suéltame… suéltame.

Mis manos se fueron a esa rama tipo enredadera que empezaba a presionar con fuerza.

Leila: AYUDA… AYUDAA…

No tenía fuerzas, la enredadera estaba por mis manos apartándola de mis piernas… Mi desesperación de nuevo estaba en mi cuerpo…

Leila: AAAAAAHHHHHHHHH….

La enredadera empezó a subirse dejándome al aire del precipicio, si me soltaba esto si iba a ser una muerte segura.

Leila: AYUUUUUDAAAAAAAA…

La punta de la enredadera, pasó fuertemente en mi cuello sintiendo como me había hecho una herida. Se pegó a mí cuello… Podía sentir como si me estuviera succionando mi sangre.

Bann: LAILAAAAAA….

Allen: ¿Lailaaa? ¿Laila Novachek?

Escuchaba las voces de esos hombres no sé que se traían pero estaban en la colina.

Allen: Espera Bann.

Bann: La Mandrágora la tiene, no se podrá liberar.

Removía mi cuerpo de un lado y del otro, giré mi cabeza donde el tal Bann, venía corriendo sobre las ramas, levantó su espada empezando a cortar las ramas, el otro hombre también estaba cortando pero él desde donde estaba la raíz.

Llegó un poco cerca de mí, donde levantó su espada soltando el corte de la rama que me tenía en mi cuello.

La ramas empezaron a soltarse, sintiendo como mi cuerpo estaba liberado empezando a caer hacia el precipicio…

Leila: aaaaahhhh…

Estaba desesperada, movía mis manos como si eso evitara que me cayera…

Bann: Lailaaaaaaaaaa…..

Negué con la cabeza.

Leila: QUE NO SOY LAILAAAAAA…. SOY LEILAAAA….

No sé si me haya escuchado pero Bann miraba como estaba cayendo y no hacia nada. Él también empezaba a caer tras de mí. Negó con la cabeza moviéndose quedando de cabeza hacia abajo.

Me iba a morir con esta caída, esto estaba más que seguro… cuando…

Bann, abrió sus hermosas alas como si de un ángel se tratara…. Extendió su mano extendí la mía… Entreabrí mis labios al ver que sujetó mi mano con fuerza evitando que tocara tierra… Esta imagen se me vino a la mente recordando a un hombre con alas blancas que la extendía de esta misma manera sujetando la mía.

Bann: Lailaa… No te dejaré morir, no tan fácilmente.

Abrí y cerré mis ojos tan rápido que sus palabras me dieron entender que para nada eran amistosas. Me impulsó rodeando con una mano mi cintura, me atrajo a su cuerpo apretando, en cambio yo como una changa me colgué en su cuello… No me iba a soltar por nada del mundo aunque no entendía absolutamente nada de lo que ellos hablaban ni como se dirigía hacia mi.

Sus alas se impulsaban con un poco de dificultad al ver que aun estaban con sangre, claro de la vez que el otro loco le clavó esos huesos de sus alas al pobrecito.

Bann: Sujétate… Vamos de caída.

Leila: Mueve tus alas, muévelas más…

Lo miré que él solo estaba viendo que íbamos de bajada, pero con una velocidad donde sus alas no podían mantener tanto el vuelo… Cerró los ojos donde él también estaba sintiendo dolor.

Negué con la cabeza, donde sus manos se fueron directo a mi cabeza cubriéndome de que no me lastimara… sus alas cerraron cubriendo mi cuerpo… Lo abracé con tanta fuerza que me estaba muriendo de miedo.

- Señor Bannn…. Señor Bann.

- Señor Baan.

Perdíamos velocidad. Sus manos apretaron más mi cuerpo cuando empezamos a caer entre los altos arboles. Enrollé mis piernas en su cintura mientras que él presionaba mi cuerpo.

Leila: aaayyyyy….

Bann: NO TE SULETES.

Abrió sus alas… viendo como nuestros cuerpos empezaron a rodar por toda la tierra.

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