Capitulo 3

Leila:

Miré a las demás competidoras que estaban esperando su turno… Me di cuenta que allí estaba Rosmery, con esa sonrisa tan angelical tratando de agradar como siempre a las demás, sus pequeñas sonrisas se podían escuchar, miré a Henry que estaba del otro lado con los demás entrenadores.

Pasé de ellas mirando a la competidora que hacía muy buena rutina, la prensa estaba igual televisando nuestras rutinas.

Hice un pequeño gesto de aplauso al ver la rutina de la chica que en este momento estaba en la pista, era tan lindo verla y la confianza que lo hacía. Terminé de atar las agujeta de mis patines. Revisé el protector que estaba bien puesto, me puse de pie caminando hacia los barandales, reposé mi cuerpo disfrutando de ella. Hasta la música era perfecta me transportaba a otro mundo imaginando los juegos y diversiones que siempre tuve con Laila.

Abrí mis ojos sintiendo una presencia a mi lado, giré un poco viendo la sonrisa de Rosmery… solté un gran respiro pasando de nuevo mi mirada hacia al frente.

Rosmery: Me enteré que sigue tu hermana en estado de coma.

Asentí con la cabeza, lo que menos quería en este momento era entablar una plática con ella que siempre decía cosas para tratar de distraerme o peor aun, palabras hirientes.

Rosmery: Lastima, ella si que era buena en el hielo.

Respiré profundamente, la miré sonriéndole.

Leila: Creo que estás muy perdida en tu mundo.

Rosmery: ¿disculpa?

Leila: Laila nunca fue patinadora.

Rosmery: ahh, claro, es que no las tengo nunca en cuenta. Con eso que aun está en coma ni quien la desee con vida.

Me aparté del barandal mirándola mientras negaba con la cabeza, su tonta sonrisa que tenía cubriéndola con su mano.

Rosmery: Esperemos que se mejore, bueno… si es que sobrevive.

Leila: Púdrete infeliz.

Rosmery: ¿DISCULPA?

Leila: te regocijas de la enfermedad de una persona, cuando solo demuestras lo enferma que estás por dentro.

Dio un paso hacia mi, no me aparté por si quería soltar el primer golpe, tenía para ella y la que quisiera.

Voz: PRESENTAMOS A LA PATINADORA DE EUA… ROSMERY GRAHAN…

Levanté una ceja haciendo seña que la estaba llamando, ella empezó a dar pasos hacia atrás sin apartar la mirada, solté un gran respiro cuando ella se quitó los protectores de los filos de los patines entrando a la pista. Negué con la cabeza, como podía decir eso. ¿acaso no tenía corazón? ¿Qué demonios tenía en sus venas?

La música empezó la miraba en cada movimiento que lo hacía con una limpieza marcando bien sus pasos, cada giro perfecto. No es que no lo hiciera bien, pero le faltaba estirar un poco los brazos para tener esa línea perfecta. Sonreí negando con la cabeza. No podía que hasta jurado ya me estaba volviendo.

Crucé mis piernas viendo toda su rutina, en verdad es muy buena, de eso no había derecho de negarlo, abarcaba toda la pista.

Los aplausos y los gritos eufóricos de sus fans era una locura, dio sus tres giros perfectos cayendo en pie… solté un gran respiro, sabía que tenía ganada esta competencia, tanto que podía notar la manera monótona que repetía sus movimientos, pasó hacia mi lado sonriéndome con una sonrisa tan hipócrita que detestaba verla.

Entreabrí mis labios poniéndome de pie al ver que se estaba preparando para el salto Axel, negué con la cabeza, ese salto estaba patentado por mi misma, no quería aceptar eso, miré hacia Henry que estaba discutiendo con el entrenador de ella, mientras que ella ya lo había realizado cayendo al piso donde los aplausos fueron masivos…

VOZ: UNA MARAVILLA DE SALTO, TOTALMENTE PERFECTO.

Negaba con la cabeza una y otra vez, ella no lo podía realizar sin nuestro permiso o un acuerdo. Su entrenador se puso de pie apartándose de Henry que él no estaba para nada contento al igual que yo. Esto si no se lo iba a dejar pasar.

Su rutina finalizó, ella empezaba a saludar a todos sus fans de un lado y del otro con esa sonrisa que tanto detestaba, me quité los protectores de mis patines. Mi móvil empezó a sonar. Estaba tan molesta que ni quería contestar…

Revisaba mi bolsa mientras le terminaban de aventar sus obsequios de rosas, peluches y hasta cartas de algún loco enamorado. Los pequeños se encargaban de levantar todo lo que sus fans le dejaban sobre el hielo.

Rosmery salió de la pista, llegando a mi lado. Su entrenador caminó hacia ella.

Leila: Sabes que eso que hiciste fue ilegal.

Rosmery: solo fue un salto. Ahora no sé si sabes, pero cualquiera lo puede usar. Así que deja de hacer drama.

Extendí mi mano sujetándola con fuerza.

Rosmery: Oyee… Oyee. Te puedo reportar por agresión.

Entrenador: Leila… Tranquila, sabemos que patentaste con registro tu giro, pero se puede usar, con suerte alguien más lo usará esta noche.

Leila: como sea, no debió usarlo ella.

Entrenador: entonces manda a tus abogados y lo solucionamos. Vamos a las calificaciones.

Negué con la cabeza, dándome cuenta que mi móvil había dejado de sonar, los seguí con la mirada viendo que ellos se sentaron en el pódium para calificar a Rosmery. Jamás me lo hubiera imaginado y menos de otra compañera que también se dedica a esto. Mi móvil empezó a sonar nuevamente. Me senté en la banca siguiendo buscando mi móvil. Ya lo había encontrado.

Tomé mi móvil viendo la llamada del hospital. Rápido tomé la llamada.

Llamada:

- Hola.

- Hola Leila, sé que estas en tu competencia pero…

- ¿Qué sucede? ¿Laila está bien?

- No sé como decirte eso.

- ¿Qué cosa? ¡¡Dígame Doctor!!

- Laila falleció pero…

Bajé lentamente mi móvil de oído. Miré a todos que aplaudían, las risas que estaban alrededor de todo mundo entre abrazos y apapachos.

Solté mi móvil poniéndome de pie. Mis ojos se llenaron de lagrimas…

Voz: PRESENTEMOS A LA CAMPEONA INTERNACIONAL DE RUMANIA… LEILA NOVACHEK.

Mi corazón empezó a latir tan fuerte, negué con la cabeza… Mis fans empezaron a gritar.

- ¡¡LEILA NOVACHEK!!

- ¡¡LEILA NOVACHEK!!

- ¡¡LEILA NOVACHEK!!

- ¡¡LEILA NOVACHEK!!

- ¡¡LEILA NOVACHEK!!

Solo podía percibirlos como personas lejos de mí. Se acercó hacía mi una de las entrenadoras tocándome del hombro.

Entrenadora: Aayyy… Leila ¿estas bien?

Miré a la entrenadora que se sobaba su mano, la miré fijamente, Henry venía hacia mi, pasé mi mirada hacia Rosmery que me lanzó un beso volado de burla.

Henry: Leila… Nena.

Henry miró a la entrenadora, estaba apretando su mano…

Henry: ¿Qué sucedió?

Entrenadora: No lo sé, me quemó al tocarla.

Henry: ¿Leila?

Bajé mi mirada, di un paso poniendo un pie en el hielo. Avancé lentamente hacía el centro donde se apagaron todas las luces.

(Escuchen- May it Be, Enya)

Mi música empezó a sonar, las luces empezaron a encenderse, moví mis pies empezando a dar mi coreografía, todo el lugar estaba en pleno silencio, como si entendieran el dolor que estaba llevando por dentro, sintiendo como mi corazón me dolía tanto.

Empecé a deslizarme por la pista, mi cuerpo lo movía de un lado y del otro… me deslizaba hacia atrás, saltando en mi primer requerimiento… caí de pie, los aplausos empezaron a formarse… Mis lagrimas empezaron a caer por mis mejillas, Moví mi cuerpo suavemente empezando a girar sin detenerme, levantaba mis manos sintiendo un calor que me inundaba todo mi ser. Abrí mis ojos pero era como si viera un lugar con llamas levantándose por los arboles secos. Me detuve. Abrí y cerré mis ojos, continué con mi rutina, mi corazón estaba destruido y es normal que me imagine todo esto mientras mi hermana yace sin vida en un hospital.

Me deslicé nuevamente haciendo mi segundo salta doble con tres vueltas cada uno… los aplausos y los gritos de las personas retumbaban dentro de mi cabeza… Avancé de nuevo saltando abriendo mis piernas, cayendo al piso, cruzando mis piernas mi cuerpo lo hice girar a una velocidad bajando estirando mi pie, salté al otro pie elevando mi pie subiendo mis manos agarrando la cuchilla de mi patín.

Mis lagrimas me estaban ganando dejando que se escuchara mis sollozos. Cerré mis ojos donde abrí mis ojos viendo a un hombre extendiendo su mano con unas alas… Me detuve deslizando de nuevo hacia los laterales de la pista hacia atrás, venía mi giro que había marcado mi carrera, hasta el momento solo yo podía lograrlo.

Me deslizaba, agarrando velocidad, extendí mis brazos, impulsando mi cuerpo hacia arriba, dando 4 giros en el aire, cayendo al piso volviendo a impulsar mi cuerpo dando 3 giros, volviendo a caer de pie, dando otro salto impulsando con todas mis fuerzas mi cuerpo dando haciendo 3 giros en mi tercer salto cayendo de pie, deslizando mi cuerpo.

Voz: IMPRESIONANTE NUESTRA CAMPEONA LO VUELVE HACER ROMPIENDO SU PROPIO GIRO 1 GIRO 5 VUELTAS, 2 SALTO 3 GIROS, 3ER SALTO 3 GIROS CUANDO SOLO ERAN 2… COMO LEILA NOVACHEK NINGUNA… LO SIENTO A LAS DEMÁS PATINADORAS PERO NO HAY OTRA COMO ELLA.

Mi dolor estaba profundizando al grado de sentir como el calor que estaba teniendo en mi cuerpo me iba recorriendo de un lado al otro. Me deslicé nuevamente hacia al frente… saltando sobre un pie girando…. Cerré mis ojos donde mis lagrimas recorrían por mis mejillas quemando mi rostro. Salté pasando a mi otro pie girando… me detuve impulsando mi cuerpo, patinando en forma de zigzag suavemente, mi cuerpo seguía mi sincronía… giré frenando mi andar… Levanté mis manos terminando mi rutina.

Los espectadores gritaban aplaudiendo.

¡¡LEILA NOVACHEK!!

¡¡LEILA NOVACHEK!!

¡¡LEILA NOVACHEK!!

¡¡LEILA NOVACHEK!!

Mi nombre lo mencionaban una y otra vez. Caí de rodillas en el hielo viendo como la pista se había llenado de rosas y de peluches de muchos regalos que ellos mismos querían que tuviera. Llegó hasta mí una rosa color negro…

Leila: NOOOOOOOOO…..

Mi voz retumbaba por todos lados escuchando los cristales cuartearse, sin saber lo que ocurría.

Leila: NOOOOO…. NOOOO… LAILAAAAA… LAIIILAAA…

Personas: AAAAHHHH…

Las personas se apartaban de la parte de adelante al estallar los cristales que rodeaba todo el lugar.

Voz: SANTOS CIELOS… ¿Qué ES LO QUE ESTA SUCEDIENDO? ¿Qué LE HA SUCEDIDO A NUESTRA LEILA?

Nadie se movía en este momento, solo corrían hacia la parte de arriba… me llevé mis manos hacia mi rostro cubriendo, dejando salir mis lagrimas… Me había quebrado emocionalmente. Lo había dado todo en este momento, lo había dado en el momento que me dedicaba a Laila en cuerpo y alma. No podía estar sin vida, tenía que haberme esperado en llegar. Solo eso tenía que hacer.

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Leila

Henry

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