CAP 14

Dos días sin verla... solo podía mirar el teléfono sin concentrarse en su trabajo y pensar en ella... Diógenes entró a su despacho

- ¿Edwin me mandaste a llamar?

- Sí - señaló uno de los sillones frente a su mesa de trabajo - siéntate por favor

Una vez que su amigo estuvo sentado frente a él, debió esperar varios minutos para que este le hablara.

- No sé por dónde empezar... estoy avergonzado de lo que estoy sintiendo, estoy tan confundido

- Sabes que estoy aquí para lo que necesites

- Lo sé amigo mío y lo agradezco mucho... ahora mismo necesito alguien que me aconseje y ese eres tú

- Te escucho entonces

- ¿Cómo puedo demostrarle a Adele que ella me importa? ¡Cómo mujer digo!

- Edwin, las mujeres son de detalles, de amor y sobre todo le gustan los hombres con carácter aunque digan que no - sonrió - ¿Ya olvidaste como era conquistar a una mujer?

- Pues la verdad es que sí... con Isabella todo salía natural, se iban dando las cosas... pero Adele es diferente - se puso de pie y miró por la amplia ventana de cristal tras su puesto de trabajo - ella no necesita de un príncipe azul - sonrió - ella no es una damisela en peligro, ella sabe salvarse sola...

- ¿Entonces que aportarías tú en su vida? - la pregunta lo hizo girar y clavar la vista en Diógenes.

- No lo había pensado, pero sé que puedo hacerla feliz.

- Entonces ve por ella amigo mío, gánala día a día... demuéstrale que la amas

-¡Eso haré! - dijo un poco emocionado y luego de abrazar a su amigo salió del despacho a buscarla

****************

- Estás hermosa Adele...

- ¿Qué haces aquí? - le miró con desprecio mientras caía un macetero al suelo y se rompía.

- ¿Te pongo nerviosa? - aquella sonrisa de medio lado como quien trama una maldad mientras se acercaba a ella

- Por favor - hizo un gesto con la mano - no te acerques más a mí.

- ¿Porqué? ¿Tan pronto me has olvidado?

Él seguía sonriendo con ese aire de maldad.

- ¿Por qué has vuelto?

El hombre miró toda la floristería y abrió los brazos en cruz

- Pues por mi tajada...

- ¿De qué hablas? - le miró extrañada

- ¿Lo has olvidado? - le miró burlón - Sé que compraste esto con aquel dinerito que robamos juntos y además te casaste con un milloneta... ¿Sabe él tu pasado?

Un frío comenzó a recorrer el cuerpo de Adele... y su rostro comenzó a palidecer

- Era adolescente y estaba drogada por ti... eres un ser repugnante.

El acompañante soltó Entonces una risa escandalosa.

- ¡Me divierte mucho tu cara en este momento! - la aló de una mano con una velocidad increíble y la tomó por la cintura apretándola contra sí - Sigues siendo mía

Y sin que Adele lo pudiera evitar él mordió sus labios hasta lastimarlo y aunque ella intentó escapar, prácticamente le era imposible.

Lamentablemente, Edwin vio una escena que no debía haber visto nunca, ¡simplemente no estaba listo para ello! Adele le acababa de romper el corazón... ¡Claro! Era una cazafortunas como muchas otras ¡Y él la creyó diferente!

Iluso.

Al fin aquel hombre la soltó... aunque un poco tarde...

- ¡Me das asco! - se limpió con el dorso de la mano los labios mientras las lágrimas asomaban a sus ojos. - ¡Aléjate de mí!

Chasqueo la lengua varias veces mientras la hacía retroceder

- No mi reina... quiero mi dinero

- ¡Trabajé muy duro para tener lo que tengo! ¡Construí muchas cosas luego de que te alejaras de mi vida! ¡No soy la misma!

- ¿Ah no? - se burlaba - sigues temblando ante mi presencia Adele, sigues siendo mía

La pared le detuvo, su respiración era agitada... él tenía razón... ella siguió siento débil ante él.

- Por favor déjame en paz - su voz temblaba - ¿lo que quieres es dinero? ¡Di cuánto y veré como lo consigo! ¡Pero luego vete!

- Está bien mi reina - le intentó acariciar el rostro, pero ella lo evadió - Un millón de dólares

- ¡Estás loco! ¡No tengo ese dinero! ¡Ni puedo conseguirlo! - lo empujó

- ¡Si puedes! - ella lo miró estupefacta - ¿Olvidas que tu esposo es millonario? ¡Tiene más que un millón! ¿Quieres que me aleje? Tienes cinco días para darme ese dinero, si no le contaré tu pasado - la agarro del cabello con fuerza - ¿Entendiste?

Aunque Adele no respondió la soltó y desde la puerta le repitió el plazo que le daba.

Cuando se fue, Adele se dejó caer al suelo y comenzó a llorar arrodillada ¿Cómo conseguiría ese dinero? ¡No podía pedirle a Edwin! ¡Y con Carmen no podía contar!

Ella se había gastado hasta el último centavo en su negocio y aunque llevaba unos años ya funcionando no tenía ahorrado más que doscientos mil dólares. En ese momento, solo podía vender su floristería amada y así apartarse de su pasado... ¿Pero estaría huyendo por siempre?

...****************...

Eran pasadas las dos de la mañana cuando abría la puerta principal de la mansión y entraba. Todo estaba a oscuras, solo había una luz tenue, muy tenue en una de la esquina del salón

- ¿Porqué tan tarde? - una voz masculina la hizo dar un brinco del susto y de repente vio una silueta salir desde donde venía la luz. - ¿Porqué llegas ahora? ¿Mucho trabajo?

Aún con una mano en el pecho para calmar su agitado corazón trató de que su voz se escuchará firme.

- Estuve ocupada, luego fui a visitar a Carmen.

- ¿En serio? - él dudaba

- Estoy cansada, solo quiero darme una ducha y acostarme.

- Claro, ve.

Y sin decirle lo que vió la dejó subir quedando con la duda y un corazón roto

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